Cuidado del aspecto personal

 

Cuidado del aspecto personal. Se ha dicho que el aspecto personal es parte del respeto que nos debemos a nosotros mismos y del que debemos a los demás. Y no se trata de hablar especialmente del atuendo apropiado para cada caso, sino de las cualidades de pulcritud y buen gusto que proporcionan una buena base a la conducta social.

Importancia del aseo en el cuidado del aspecto personal

No hay mayor grado de belleza y elegancia que toda manifestación de aseo y limpieza. En primer lugar, el aseo es un factor esencial para la conservación de la salud, y en segundo lugar, la limpieza de nuestro cuerpo, de nuestros vestidos, de nuestra habitación, de nuestro centro de estudio o trabajo, de la calle y lugares públicos, contribuyendo poderosamente a crear un ambiente agradable para nosotros mismos y para los que nos rodean, y ellos será siempre una forma de expresar la estimación, el cariño y la solidaridad a los compañeros y amigos que comparten todas las actividades familiares y sociales.

Elementos del aspecto personal son las formas de vestir, el corte de pelo, el peinado. Complementarios del aseo y la limpieza, pero que en la práctica social tiene una sólida correspondencia. Y sin lugar a dudas, la moda tiene una gran relación con todo esto.

La moda

Nuestras modas deben ser a las características económicas, ambientales e ideológicas de nuestro pueblo. De ningún modo ciertas expresiones decadentes, que se dan en otras sociedades, deben de servir de ejemplo a nuestros jóvenes, ya que estos en todo momento tienen la posibilidad de su realización individual mediante su participación en la construcción socialista y comunista de nuestra sociedad.

Vestir de modo incorrecto pondrá de manifiesto una conducta negligente, ajena al buen gusto. Vestir con sencillez y naturalidad dentro de lo más estricta pulcritud, será la regla más acertadamente recomendable.

Debemos recordar las palabras de nuestro Apóstol José Martí A los niños que lean la ¨Edad de Oro¨

¨El niño ha de trabajar, de andar, de estudiar, de ser fuerte, de ser hermoso: el niño puede hacerse hermoso aunque sea feo; un niño bueno, inteligente y aseado es siempre hermoso¨.

El 3 de abril de 1976, el Comandante en Jefe Fidel Castro se refirió a la conducta negligente en el uso de la corbata.
¨Cloro, por lo menos los pioneros tiene un buen hábito, porque todos los pioneros andan con su pañoleta. Al menos lo que yo veo en la calle. Tal vez hay algunos que no se lo ponga y yo me crea que no es pionero, pero me parece que los pioneros tienen el hábito de ponerse su pañoleta.

Los mejores hábitos en cuanto al aspecto e higiene personal

El aseo es indispensable para la conservación de la salud. Es una regla elemental de higiene para nuestro cuerpo y una manifestación de respecto y consideración para los demás.
Debemos asear nuestro cuerpo diariamente. Nuestro clima exige la mayor atención a la higiene personal y social. Nunca debemos ir a la cama sin habernos aseado correctamente.
Inmediatamente después de levantarnos debemos lavarnos la cara, la boca y limpiar escrupulosamente nuestra dentadura interior y exterior. Los dientes deben cepillarse después de cada comida.
Como las manos son las partes de nuestro cuerpo más espuestas a perder su limpieza, las lavaremos cada vez que sea necesario.
Las uñas se mantendrán recortadas y limpias. No tan recortadas que vayamos a lastimar la parte adherida a los dedos. De ningún modo usaremos los dientes para recortar las uñas.
El pelo debe estar correctamente peinado.
Es incorrecto umedecerse la punta de los dedos con la lengua para facilitar la vuelta de las páginas de un libro.
De igual modo denota poca educación y falta de higiene mojar el pañuelo en la boca con el propósito de eliminar alguna suciedad en el calzado, ropa o cualquier objeto.
La joven no puede abusar de los cosméticos. Un cutis fresco atendido con sobriedad denota buen gusto.
En el momento de extornudar o tocer, debemos llevar el pañuelo a la nariz o a la boca.
No es correcto escupir sobre el piso, y mucho menos impulsar la saliva con los labios.
No es correcto eructar ni limpiarce los labios con las manos después de haber escupido.
Bostezar con estridencia denota mala educación.
Jamás emplearemos los dedos para limpiar los ojos, los oidos, los dientes ni la nariz.
El rascarse delante de otras personas no denota educación.
La limpieza de la ropa es una construmbre inmutable. No es correcto usar una prenda de vestir rota o descosida. Esto siempre denotará negligencia y abandono.
Con el baño diario en lo posible debemos cambiar la ropa interior, cambiaremos la camisa tan pronto notemos los efectos del sudor y del roce en el cuello y puños.
El uso del desodorante para evitar los olores de la transpiración es de imprescindible necesidad. Nuestra constumbres no son de ningún modo indulgentes con los que olvidan el precepto higiénico del uso de cualquier tipo de desodorante.
El calzado debe estar limpio y en lo posible lustrado.
Si bien la ropa de trabajo en el campo o en el taller, no puede reunir las mismas exigencias de la ropa del aula o de la calle, si debemos preocurar que reúnan las condiciones mínimas de limpieza y corrección.
Constituye una falta de respecto y de educación permanecer en el portal o en la calle con el tórax cubierto. El rigor de nuestro clima no autoriza a tales “libertades”.
La limpieza de las habitaciones de la escuela, laboratorios, etc, debe ser ocupación sistemática de todos.
Arrojar papeles, residuos de lápices u otra suciedades al suelo denota falta de los más elementales hábitos de higiéne personal y social. Nuestras ordenanzas sanitarias poseen un articulado rico en deberes y prohibiciones. Aquello de “no ensuciar es mejor que limpiar es válido para todos los momentos.
El aseo de la habitación debe ser integral: piso, muebles, paredes, techo, puertas y ventanas.
Procuremos que las habitaciones estén ventiladas. Esto es una prescripción de higiene muy especialmente en el momento de trabajar o dormir.
Evitemos que otra persona perciba nuestro aliento. Cuidemos de no toser o estornudar de frente o junto a las personas que nos rodean sin la precausión del pañuelo en la boca. Si percibimos que vamos a estornudar o toser, apartémonos discretamente del grupo, o al menos procuraremos volvernos hacia un lado.
Siempre que la sudar demos la mano, cercionarémonos de que ésta esté perfectamente aseada. En caso contrario, nos excusaremos cortésmente.

Fuente

Libro Educación. !Viva el 60 Aniversario del GRAN OCTUBRE.