Justo Legón Padilla
Justo Legón Padilla
Justo nació el 6 de agosto de 1930, hijo de Antonio Legón y de Modesta Padilla, en la Ciudad de Artemisa, pero muy niño aún vino a residir a Pinar del Río, debido al traslado de su padre, empleado ferrocarrilero, al ser destacado éste en la capital provincial, su hogar se encontraba en la Calzada de la Coloma, al inicio de la Calle Virtudes, hoy nombrada Ceferino Fernández, mártir como él de la misma lucha. La casa donde más tiempo habitaron, es la que se encuentra al lado de las instalaciones de la Dirección Provincial de Transportes, por la Calzada de la Coloma (hoy Avenida Rafael Ferro Macías).
Sumario
Vida y obra
Infancia
Cursó sus estudios primarios en las escuelas Antonio Maceo ( número 2) y Gabriela Mistral (número 10) y también concluyó la enseñanza secundaria en esta ciudad.
Adolescencia
Matriculó en la Universidad de La Habana, donde ingresó en 1949, con 19 años de edad, en la facultad de medicina, la cual fue clausurada por la dictadura batistiana y ello impidió que concluyera sus estudios médicos, aunque por el testimonio de su hermana mayor hemos sabido que "sólo le quedaron unas asignaturas por examinar".
No obstante llevó adelante su voluntad matriculando como alumno externo en los cursos que se impartían para practicantes en el Hospital de Emergencias, demostrando su tesón y vocación hacia la Medicina y la Cirugía en particular, en la cual se destacaba, logrando una práctica y destreza digna de encomio por varios galenos que contaron con su ayuda en numerosas operaciones.
Al cerrarse también los cursos universitarios que allí se brindaban regresó a Pinar del Río donde continuó practicando la cirugía y la medicina en general cada vez que era convocado por cuanto médico del centro hospitalario provincial solicitaba su ayuda.
Actividades revolucionarias
Trabajó en el Centro Médico y prestó varios servicios además a heridos que no podían asistir a las instituciones médicas debido a sus actividades contrarias al régimen batistiano, contra el cual Justo Legón, desde su actividad médica y por su conducta civil también combatía. Fue precisamente prestando sus servicios al combatiente de la clandestinidad Lázaro Acosta, quien se encontraba herido de bala y junto a Carlos Hidalgo se ocultaba en una casa del reparto Mijares, donde fueron sorprendidos por esbirros y cruelmente asesinados allí.
El 24 de octubre de 1958, pasó a la posteridad este mártir de la Revolución engrosando el martirologio cubano en compañía de Carlos Hidalgo y de Lázaro Acosta Paulín.

