Úlcera del abomaso

Ulceras del abomaso.
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Úlceras en el abomaso de un ternero.
Clasificación:Trastornos del abomaso.

Úlcera del abomaso. Las úlceras del abomaso afectan al vacuno adulto y a los terneros y se manifiestan clínicamente de forma diversa.

Etiología y patogenia

A excepción del linfosarcoma del abomaso y las erosiones de su mucosa,que aparecen en enfermedades virales, como la diarrea vírica bovina, la pestebovina y la fiebre catarral maligna, las causas de la ulceración del abomaso no son bien conocidas.

Se han sugerido muchas causas diferentes. Aunque lasúlceras abomasales pueden aparecer en cualquier momento de la !actación,son comunes en vacas lecheras adultas de alta producción, en las primeras 6 sem después del parto. Esto ha llevado a especular que la causa sea una combinación del estrés del parto, el inicio de la lactación y la sobrealimentación con grano.

La enfermedad aguda ocurre en el ganado vacuno adulto, lechero y de carne, después de cualquier estrés prolongado, como el producido durante el transporte o una enfermedad y en el ganado vacuno de los cebaderos que consume un dieta rica en concentrado. Las úlceras del abomaso pueden surgir en asociación con trastornos del abomaso (desplazamientos, torsión o impactación), linfoma, indigestión vagal o procesos sépticos; también pueden presentarse sin relación con ninguna otra enfermedad. Las úlceras del abomaso son comunes en los terneros alimentados manualmente, después de que han sido destetados y han abandonado la leche o los sustitutivos lácteos y comienzan a comer forraje.

La mayoría de estas úlceras son subclínicas y no hemorrágicas. Las úlceras pueden deberse al consumo de alimentos secos. A veces, los terneros de 2 sem de vida, alimentados con leche, se ven afectados por úlceras abomasales agudas, hemorrágicas y que pueden perforarse y causar la muerte rápidamente. Los terneros de carne lactantes, bien nutridos, de 2 a 4 meses de edad, pueden verse afectados por úlceras agudas del abomaso cuando se encuentran en los pastos de verano.

Estos terneros frecuentemente tienen tricobezoares en el abomaso, aunque se desconoce si estas bolas de pelo inician la ulceración o se forman después de ésta. También se observan en terneros úlceras y erosiones en el abomaso asociadas con enfermedades sépticas, como la enteritis.

Hallazgos clínicos

El síndrome varía dependiendo de si la ulceración se complica con hemorragia o perforación y de la gravedad de esta hemorragia o de la peritonitis subsiguiente. Existe un sistema de clasificación basado en la profundidad de la penetración o en el grado de hemorragia o peritonitis causado por la úlcera: el tipo I es una erosión o úlcera sin hemorragia, el tipo II es una úlcera hemorrágica, el tipo III es una úlcera perforada con peritonitis local aguda y el tipo IV es una úlcera perforada con peritonitis aguda difusa. Puede haber solamente una úlcera o muchas, agudas y crónicas.

El ganado vacuno con úlceras hemorrágicas del abomaso puede estar asintomático, excepto por la presencia intermitente de sangre oculta en las heces, pero también puede morir agudamente por una hemorragia masiva.

Los signos clínicos]habituales son el dolor abdomínal leve, la anorexia de aparición , la taquicardia (90-100 latidos/m in) y la sangre oculta en heces o las melenas, que pueden ser intermitentes. Los signos de pérdida de sangre se observan en casos de hemorragia importante y son: taquicardia ClOO-140 latidos/min), palidez de mucosas, pulso débil, extremidades frías, respiración superficial, taquipnea y melenas.

Son signos más graves la estasis aguda, el dolor abdominal generalizado, con el animal mostrándose reacio a moverse y emitiendo un gruñido o estertor audible con cada respiración, la debilidad y la deshidratación. A medida que la afección progresa, la temperatura corporal desciende y e! animal se acuesta y muere en 6-8 horas.

En general, las úlceras hemorrágicas no se perforan y las úlceras perforantes no sangran ]entro del tracto gastrointestinal lo suficiente para producir melenas; sin embargo, a veces se puede observar hemorragia junto con perforación, normalmente en casos crónicos o asociados con desplazamientos del abomaso. Los terneros con úlceras y tricobezoares pueden presentar un abomaso distendido con gas y líquido, palpable detrás del arco costal derecho. La palpación profunda puede revelar dolor abdominal asociado con peritonitis local debida a una úlcera perforada. En los terneros, las úlceras perforantes son más comunes que las hemorrágicas.

Lesiones

La ulceración es más común a lo largo de la curvatura mayor del abomaso. La mayoría de las úlceras se forma en la parte ventral de la región fúndica, mientras que sólo algunas veces lo hacen en el borde de separación de las regiones fúndica y pilórica. Las úlceras, ya sean únicas o múltiples, miden desde unos pocos milímetros a 5 cm de diámetro. La arteri afectada normalmente es visible una vez que la ingesta y el tejido necrótico se han retirado del área ulcerada.

En la mayoría de los casos de perforación, el epiplón recubre la úlcera, formando una cavidad de 12 a 15 cm de diámetro que contiene sangre degradada y desechos necróticos. El material de esta cavidad puede infiltrarse ampliamente a través de la grasa. Pueden formarse adherencia s entre la úlcera y los órganos circundantes o la pared abdominal. Los tricobezoares múltiples son frecuentes en el abomaso de terneros de carne con úlceras abomasales.

Diagnóstico

En casos con sólo una ligera hemorragia y signos clínicos leves, e! diagnóstico puede necesitar análisis coprológicos repetidos para detectar la sangre oculta.Otras afecciones que puedan causar anorexia parcial y reducción de la producción láctea deben ser descartadas mediante exploración clínica y pruebas de laboratorio, incluyendo la abdominocentesis. En los casos con melenas, el diagnóstico puede basarse exclusivamente en e! examen clínico.

El hematócrito puede ayudar a determinar el grado de hemorragia. Una prueba de detección de sangre oculta en heces puede confirmar la presencia de melenas. Se deben descartar otras afecciones que produzcan la aparición de sangre en las heces. La sangre procedente del tracto gastrointestinal distal al abomaso, también se detecta en las pruebas de sangre oculta en heces; normalmente es rojo brillante si procede del intestino grueso o de color frambuesa si lo hace del intestino delgado.

Los animales conlinfosarcoma del abomaso pueden presentar un síndrome hemorrágico similar al asociado con las úlceras del abomaso, pero no responden al tratamiento. Ocasionalmente, las lesiones orales, faríngeas y laríngeas sangran, el animal deglute la sangre y ésta aparece en las heces. De modo similar, los abscesos pulmonares que se forman como secuela de la rumenitis, por embolia pulmonar y hepática, pueden erosionar los vasos sanguíneos y causar hemoptisis; si se deglute la sangre, también pueden aparecer melenas. La sangre oculta en heces también puede ser debida a torsión abomasal o a vermes hematófagos.

El diagnóstico de las úlceras perforantes del abomaso está basado en la exploración clínica y en descartar otras causas de peritonitis. La ulceración del abomaso con perforación y peritonitis local puede ser imposible de distinguir de la reticuloperitonitis traumática crónica. Un imán en el retículo (confirmado por el uso de una brújula) o el antecendente fiable de la administración de un imán a la vaca antes de iniciarse los signos, hace menos probable una reticuloperitonitis traumática.

Las radiografías reticulares pueden confirmar o descartar la presencia de cuerpos extraños radiopacos]en el retículo. En algunos casos hay neutrofilia, posiblemente con desviación a la izquierda. La evaluación del líquido peritoneal confirmará la peritonitis si las proteínas totales y el recuento de células nucleadas se hallan elevados.

Rara vez.se observan bacterias intracelulares o neutrófilos degradados porque, en la mayoría de los casos, la infección es rápidamente encapsulada. El diagnóstico de peritonitis difusa debida a perforación se basa en la exploración clínica y en descartar otras causas. La rotura de una víscera distendida, como en el caso de la torsión de abomaso o cecal, produce signos similares. No importa cuál sea la causa de la peritonitis difusa, el pronóstico es grave debido a la infección masiva y al deterioro cardiovascular

Hay neutrofilia con una marcada desviación a la izquierda y hemoconcentración. El líquido abdominal se suele obtener fácilmente en grandes cantidades; presenta una concentración proteica elevada; el recuento de células nucleadas puede estar elevado o puede ser normal por su dilución o utilización.

Tratamiento

La mayoría de las úlceras del abomaso se tratan médicamente. Esto incluye un tratamiento dietético, que consiste principalmente en retirar los concentrados (por ejemplo, maíz de alta humedad, ensilado y concentrados finamente molidos) y en proporcionar forraje de buena calidad, así como el confinamiento en establos y la eliminación de otras fuentes de estrés. El tratamiento antibiótico de amplio espectro (mantenido durante 1-2 sem o hasta que la temperatura rectal se mantenga normal durante 48 h) está indicado en el caso de las úlceras perforantes.

El uso de antiácidos es un tema controvertido, pero parece ser eficaz en algunos casos. Como los fármacos antiinflamatorios no esteroides pueden contribuir a la ulceración, su uso está contraindicado. El pronóstico para la peritonitis localizada asociada con úlceras perforantes del abomaso, es bueno con el tratamiento médico y la modificación de la dieta. La recuperación generalmente se lleva a cabo en 1-2 sem y los animales que se recuperan totalmente y se mantienen así durante 1-2 sem, generalmente no presentan recidivas.

Las hembras en las últimas etapas de gestación tienden a presentar un curso más crónico, con ulceraciónrepetida y reducción de la capacidad para encapsular la perforación. Por 10 general, la cirugía para las úlceras perforantes del abomaso solamente está indicada si éste está desplazado; sin embargo, puede ocurrir contaminación abdominal significativa en el proceso de romper las adherencias y resecar o cubrir la úlcera. Los animales en los que se reseca o se cubre el área ulcerada normalmente se recuperan. Los animales con peritonitis difusa después de la perforación de una úlcera del abomaso, rara vez responden al tratamiento, por 10 que el pronóstico es grave.

El tratamiento consiste en la administración rápida y continuada de sueros intravenosos (según el estado metabólico existente) y de antibióticos de amplio espectro, también por vía intravenosa. A veces se usan corticosteroides en animales no gestantes, para combatir el shock inicialmente; luego su uso debe. Ser interrumpido. Los pocos animales que se recuperan de la peritonitis difusa normalmente presentan adherencias abdominales masivas.

En el caso de las úlceras hemorrágicas, pueden ser necesarias las transfusiones sanguíneas y la fluido terapia, además de una dieta adecuada, el confinamiento en establos y la administración de antiácidos orales.

Si la hemorragia es aguda, el hematócrito puede no reflejar su gravedad, debido a que se necesitan -24 h para lograr un equilibrio entre el líquido intra y extravascular, después de la pérdida de sangre. Además, la deshidratación concomitante da lugar a un hematócrito más alto. Generalmente, se necesita una transfusión si el hematócrito llega a <14 %. Normalmente no es necesario buscar compatibilidad entre los hemotipos; una sola transfusión de 4-6 1 de sangre suele ser eficaz.

Algunos animales necesitarán más de una transfusión en el transcurso de varios días. Para la recuperación completa generalmente se necesitan 1-2 sem. El pronóstico es bueno si no existe una anemia grave antes de iniciado el tratamiento, aunque si éste es agresivo, muchos animales que estaban fuertemente anémicos se recuperan. Si además existe desplazamiento del abomaso, éste debe corregirse tan pronto como se haya inmovilizado al animal, ya que esto normalmente hace que cese la hemorragia.

Prevención

La incidencia se reduce si se minimiza el estrés mediante buenas prácticas de manejo (espacio adecuado, ventilación, acceso a agua, etc.) y se administra una dieta con suficiente fibra y el tamaño de los pellets del concentrado es grande.

Fuente

  • El Manual Merck de Veterinaria Quinta Edición, 2000