Aguarunas

Para otros usos de este término, véase Aguaruna (desambiguación).
Aguarunas
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Concepto:Etnia que habita parte de la Selva Amazónica peruana.

Aguaruna o awajún, son un pueblo indígena originario de la selva amazónica peruana. Es el segundo pueblo más numeroso, siendo su lengua la más hablada de las cuatro que pertenecen a la familia lingüística Jíbaro.

Descripción

El pueblo awajún, también conocido con el nombre de aguaruna, es el segundo pueblo más numeroso de la Amazonía peruana, descienden de los fieros jíbaros, guerreros formidables que defendieron incansablemente su libertad y que, por lo mismo, se mantuvieron durante mucho tiempo fuera del alcance y el dominio político e ideológico de la ambición occidental. Posiblemente, se enfrentaron a las incursiones incaicas, que no lograron incluirlos. Tampoco pudieron adoctrinarlos sacerdotes de la Contrarreforma, especialmente jesuítas y dominicos, muchos de los cuales murieron en el intento, sobre todo por desconocimiento del ecosistema.

Este pueblo tiene una fuerte presencia política y organizativa, la cual se evidencia desde fines de la década de 1970, con la creación de importantes organizaciones indígenas como el Consejo Aguaruna y Huambisa (CAH). El pueblo awajún vive principalmente el departamento de Amazonas, aunque también se encuentran comunidades de este pueblo en el norte de los departamentos de Loreto, Cajamarca y San Martín. Según datos obtenidos por el Ministerio de Cultura, la población de las comunidades del pueblo awajún se estima en 62, 765 personas.

Es posible que hayan sido captados en el tiempo de la explotación cauchera, fines de siglo XIX y comienzos del siglo XX, y expoliados por Fitzcarrald y Arana entre otros.

Historia

La historia de los awajún en la época preinca está vinculada a los moche, con quienes habrían estado en contacto desde hace aproximadamente 2000 años. Según Regan (1992), este contacto se evidenciaría por la similitud de mitos awajún y wampis con algunas expresiones de la iconografía mochica. Tiempo después, el contacto entre los awajún y los incas se habría dado durante los gobiernos de los incas Túpac Yupanqui y Huayna Cápac. La incursión de los incas en territorio awajún habría ocasionado fuertes enfrentamientos entre los awajún y los diferentes pueblos andinos (Chirif y Mora 1977).

Las primeras expediciones de la época colonial al territorio ocupado por los awajún fueron las de Benavente y Diego Palomino, ambas en 1549. Una década después, se fundaron las ciudades de Santiago de las Montañas y de Santa María de Nieva en la actual región Amazonas. La fundación ciudad de Loja que actualmente se ubica en Ecuador, y la de Borja en 1619, significó un punto estratégico de ingreso a las zonas donde vivían los awajún y otros pueblos. Es desde allí que en 1638 llegan los jesuitas para iniciar las misiones de Maynas, cuya influencia se hizo sentir por los próximos 130 años.

Los awajún se enfrentaron frecuentemente con los españoles que intentaron reducirlos en las misiones. Esta resistencia indígena ocasionó continuos fracasos de los misioneros hasta que, en 1704, los misioneros jesuitas recibieron la orden de abandonar la labor misional en la zona ocupada por los llamados pueblos jíbaro. A pesar de que en 1767 los jesuitas logran obtener un permiso para reiniciar las misiones, este intento duraría poco, ya que en 1769 fueron expulsados del Perú (Uriarte 2007).

En 1925 se establece la misión protestante Nazarena entre los awajún, y en 1949 una misión jesuita en Chiriaco, en el distrito de Imaza, provincia de Bagua, región Amazonas (Brown 1984). Por su parte, el Instituto Lingüístico de Verano (ILV) ingresa a territorio awajún en 1947. Un enfrentamiento entre soldados ecuatorianos y pueblos cuya lengua pertenecía a la familia lingüística Jíbaro cerca de la frontera entre Perú y Ecuador motivó que el Estado peruano estableciera, en 1946, diversas guarniciones militares a lo largo de los ríos que conforman la cuenca del Alto Marañón. Una de las consecuencias del establecimiento de guarniciones militares fue la llegada de colonos provenientes de Cajamarca y Piura. Más adelante, en la década de 1970, el Estado peruano promovió el establecimiento de asentamientos de colonos en la zona, como parte de la política de fronteras vivas. La finalidad de esta política fue garantizar la defensa de los límites territoriales en zonas supuestamente despobladas (Regan 2007). En las décadas de 1960 y 1970, tanto Perú como Ecuador relanzaron las campañas de exploración petrolera iniciadas hacia fines de la década de 1920, promoviendo también proyectos de “colonización” de la zona, estableciendo asentamientos de población no indígena, puestos y guarniciones militares (Uriarte 2007). El asentamiento de mestizos continuó con el hallazgo de petróleo en la zona del Alto Marañón y sus afluentes, además de la consiguiente migración de obreros, muchos de los cuales se quedaron en la zona como agricultores o comerciantes (Regan 2007).

Instituciones sociales, económicas y políticas

La familia (llamada patá en awajún) está conformada por todas las personas con las cuales exista un vínculo genealógico o consanguíneo. Antiguamente, el matrimonio awajún se realizaba preferentemente entre primos descendientes de una pareja de hermano y hermana. Al respecto, Regan sostiene que en la actualidad, el fundamento para el casamiento es, en muchos de los casos, la culminación de la educación primaria y el haber adquirido dinero para mantener a su futura familia (Regan 2007). Como en el pueblo wampis, existe la tradición de que algunos hombres awajún tengan más de una esposa, siendo preferente que la unión se dé con la hermana de la esposa, quien vive en la misma casa. Si las esposas no son hermanas, la práctica tradicional es que el hombre construya dos casas adyacentes para que cada una viva en ella con sus respectivos hijos (Regan 2007).

Tradicionalmente, los awajún practican una agricultura de roza y quema, en donde la mujer cumple un rol principal. Es ella la encargada de mantener la chacra y cosechar la yuca. La caza también es una actividad importante para los hombres awajún, quienes se encargan de la fabricación de armas y trampas, la caza y el tratamiento de las pieles de animales. Las mujeres se encargan del reparto de la carne (Regan 2007). Mora y Zarzar (1997) han sostenido que en la última década de 1990, los awajún ya comercializaban sus productos agrícolas, enviando su producción de arroz, cacao y plátano a la ciudad de Chiclayo en la región Lambayeque por la carretera marginal (Mora y Zarzar 1997).

Creencias y prácticas ancestrales

En la cosmovisión awajún, la naturaleza es personificada. Son muchos los espíritus que habitan el bosque y el agua, ellos protegen y ayudan a curar a las personas enfermas (Regan 2007). Los tres seres poderosos de la cosmovisión awajún son Nugkui (espíritu de la tierra), Etsa (espíritu del bosque) y Tsuqki (espíritu del agua). Estos espíritus proporcionan puntos de referencia que ordenan, organizan y guían el uso de espacio de acuerdo a género, habilidades, actividades productivas, etc (Brown 1976). Regan (2007) sostiene que según la creencia ancestral de los awajún, existe un ser supremo que creó el mundo pero que se mantuvo siempre distante de los “asuntos humanos”. De acuerdo con Regan, la cosmovisión awajún supone considerar que cada persona labra su propio destino a través de sus esfuerzos. Además de la importancia de los seres descritos, la cosmovisión indica la importancia de tres mundos: 1. Cielo: donde viven Apajuí (padre Dios), Etsa y los Ajútap (almas de los antiguos guerreros), y donde habitan almas iwaji, las estrellas y Vía Láctea (Íwanchijínti); 2. Tierra: donde viven los humanos, animales, plantas y algunos seres sobrenaturales; y 3. Mundo subterráneo: donde habitan las Núgkui (tierra) y Tsugki (en la profundidad de los ríos y lagunas).

Fuentes