Alexéi Nikoláyevich Románov

Alexei Nikoláyevna Románov
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Nacimiento 12 de agosto de 1904
Palacio Peterhof, San Petersburgo, Bandera del Imperio Ruso

Imperio de Rusia.

Fallecimiento 17 de julio de 1918.
Casa Ipátiev, Ekaterimburgo,Perm, Bandera del Imperio Ruso

Imperio de Rusia.

Entierro Catedral de San Pedro y San Pablo de San Petersburgo Bandera de Rusia

Federación de Rusia.

Padre Nicolás II.
Madre Alejandra Fiódorovna Románova.

Alekséi Nikoláyevich Románov fue un zarévich ruso, quinto hijo del zar Nicolás II y Alejandra Fiódorovna Románova

Biografía

Cuando Alejandra Fiódorovna Románova, esposa de Nicolás II y emperatriz de Rusia, dio a luz a un hijo el 30 de julio de 1904, este fue recibido con mucha alegría y celebraciones. Tras el nacimiento de cuatro niñas, entre 1895 y 1901, Nicolás y Alejandra tenían un hijo, que se convertía en heredero del trono.

“¡No hay palabras suficientes para darle gracias al Señor por el alivio que nos ha enviado en estos tiempos difíciles!” escribió su padre alegremente en su diario. Poco sabía él que el niño tendría una vida muy difícil y que acabaría teniendo un sombrío destino. La fiesta fue en grande en la corte de la Rusia zarista. Para el bautizo del zarevich (terminó otorgado al heredero a la corona rusa), se hizo gala de todo el lujo y la ostentación de una de los monarquías más pomposas. El recién nacido lucía sobre una manta bordada en oro y recibió el nombre de Alexei Nikolayevich Romanov, con los títulos de zarevich, gran duque de Rusia y alteza imperial.

Para el nacimiento de Alexei fueron nombrados padrinos honorarios todos los soldados del imperio, pues estaba en desarrollo la guerra ruso-japonesa, que a la postre significaría una dura derrota para el zar en 1905. “Era demasiado pronto para celebrar y dar gracias a Dios”, escribió el historiador y médico Borís Najapétov en su libro, Secretos médicos de la casa Romanov. “Pronto, los médicos descubrieron que el niño sufría de la horrible enfermedad que portaban las mujeres de la familia de la emperatriz, la hemofilia.

Esta enfermedad congénita se caracteriza por producir una coagulación lenta de la sangre, por lo que el más pequeño hematoma suele convertirse en una hemorragia interna prolongada. Las mujeres transmiten el gen de la hemofilia, pero los hombres desarrollan la enfermedad. Alejandra heredó el gen de su abuela, la reina Victoria de Gran Bretaña.

Los síntomas en Alexéi aparecieron por primera vez a los pocos meses de edad, afectándole anímicamente durante toda su vida. Anna Vírubova, la dama de honor de la Emperatriz, recordó los momentos en que la enfermedad empeoró: “Fue una tortura interminable para el niño y para cada uno de nosotros… gritaba de dolor todo el tiempo, y teníamos que taparnos los oídos mientras lo cuidábamos”. Los momentos más insoportables para el niño fueron cuando la sangre se filtró en sus articulaciones. “La sangre destruyó huesos y tendones; no podía doblar o extender sus brazos o piernas”, dijo Najapétov.La única manera de remediar la situación era a través del masaje y el ejercicio, pero esto también acarreaba el peligro de causar más lesiones y hemorragias. Así que, de vez en cuando, Alexéi no podía caminar en absoluto, y los sirvientes tenían que transportarlo a los eventos oficiales.

En todo el imperio, una de las pocas personas que podía aliviar el sufrimiento de Alexéi era Grigori Rasputin, un místico siberiano y autoproclamado santo que apareció por la corte. Cuando en 1905 Rasputin conoció a Nicolás y Alejandra, les convenció de que podía ayudarles, y lo hizo. “Existen muchas afirmaciones sobre que Rasputin logró varias veces que el heredero se sintiera mejor”, admite Najapétov. “Pero no tenemos datos sólidos y documentados”. Najapétov cree que Rasputin utilizó la hipnosis para calmar a Alexéi, lo que mejoró su estado. Una cosa está clara: Alejandra y Nicolás II creían en Rasputín, por lo que este adquirió una influencia política increíble. “El zarévich vivirá mientras yo viva”, alardeó Rasputin. Y no estuvo muy lejos de la realidad: el 30 de diciembre de 1916, Rasputín fue asesinado por un grupo de aristócratas preocupados por su enorme influencia en la corte imperial. Luego, 18 meses después, en julio de 1918, Alexéi fue ejecutado junto al resto de su familia.

Cuando Alexéi no estaba enfermo, llevaba la vida normal de un heredero real: estudiaba, participaba en eventos oficiales y a veces jugaba. Y el chico podía ser travieso. Gueorgui Shavelski, un sacerdote cercano a la corte, recordó: “Mientras estaba en la mesa, el chico a menudo tiraba bolas de pan a los generales... sólo una mirada severa del emperador podía hacerle parar”.

Al mismo tiempo, la gente que lo conoció recordaría al zarévich como una persona amable. “Era rápido en establecer vínculos con la gente, tomaba aprecio a algunas personas e intentaba hacer todo lo que podía por ellas”, escribió Anatoli Mordvínov, ayudante de Nicolás II. Por otra parte, también se señaló que Alexéi podía ser testarudo, y Nicolás II solía decir a sus sirvientes y consejeros con orgullo: “Él te lo hará pasar mucho peor que yo”. Alexéi tenía muy buenas relaciones con sus padres y cuatro hermanas, y entre sus amigos más cercanos se encontraba Andréi Derevenko, su sirviente personal y exmarinero. Derevenko acompañó a Alexéi durante los peores momentos de su enfermedad. Por otro lado, el zarévich amaba a los animales, y llevaba a su gato (Kótik) y a su perro (Joy) con él a clase.

El zarévich tenía 13 años cuando su vida se puso patas arriba. Las convulsiones de 1917 destruyeron la monarquía rusa; su padre renunció al trono, haciendo lo mismo en nombre de su hijo. Junto con el resto de su familia, Alexéi fue exiliado a los Urales y mantenido allí bajo arresto domiciliario. La enfermedad y la muerte lo acorralaban.“De repente, Alexéi no pudo volver a caminar”, escribió en sus memorias Tatiana Bótkina, una médica que ayudó a los Romanov en Tobolsk (2.300 kilómetros al este de Moscú. “Sufrió mucho de una hemorragia interna…”. Después de desarrollar otro hematoma, Alexéi luchó con su enfermedad y no tuvo tiempo de recuperarse. La noche del 17 de julio, fue ejecutado en los brazos de su padre, cuando tenía 13 años, junto a la zarina y a sus cuatro hermanas.

Bibliografía