Amado Hernández Sosa

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Amado Hernández Sosa
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NombreAmado Hernández Sosa
Nacimiento13 de marzo de 1912
Cruces,Cienfuegos Bandera de Cuba Cuba
Fallecimiento1 de agosto de 2000
Cruces,Cienfuegos Bandera de Cuba Cuba

Amado Hernández Sosa. El “Viejo”, como cariñosamente se le conocía en Cruces, donde vivió desde que era un adolescente y falleció a la avanzada edad de 86 años, es parte de la memoria histórica de la lucha del pueblo cubano contra la sanguinaria dictadura pronorteamericana del general Fulgencio Batista y Zaldívar, y posterior a la alborada revolucionaria, del enfrentamiento a las bandas contrarrevolucionarias, que a las órdenes del amo yanqui operaron en la Sierra del Escambray hasta su total erradicación en 1965.

Síntesis biográfica

Su vida como combatiente revolucionario y miembro de la Seguridad del Estado constituye una faceta más de la carismática personalidad del agente “Benito”, porque hay otras mucho más íntimas que Mena Velaz indaga, con olfato de experimentado investigador, a través de los valiosísimos testimonios de las personas que ideológica y afectivamente estuvieron muy cerca de ese “Viejo” único e irrepetible, cuya conversación amena y fluida devenía lección magistral de ética, humanismo, espiritualidad, patriotismo, porque no solo dominaba “al dedillo” los secretos de la Regla de Palo Monte Mayombe, que sus ancestros trajeron de África en tiempos de la colonia, y que nada más empleó para hacer el bien, sino que también conocía al ser humano, al que amaba y respetaba… como se debe amar y respetar al otro o no yo: con sus virtudes, defectos, debilidades, necesidades e inconsistencias.

Con apoyo en ese conocimiento natural de la psicología humana, y sin traicionar los principios ético-morales sobre los cuales sustentara su praxis religiosa, desprovista de todo interés material, Amado hacía uso de una inteligencia emocional innata, para poder penetrar tanto en el componente espiritual del inconsciente del otro, donde se halla lo que acerca al homo sapiens a la esencia divina de las deidades africanas (para ser fiel a sus creencias, que jamás olvidó ni relegó a un segundo plano), como en el componente instintivo, donde se oculta la “bestia salvaje” que todo hombre lleva dentro.

El “Viejo” sabía buscar el equilibrio exacto entre uno y otro componentes del inconsciente freudiano, para elaborar una “estrategia terapéutica” sui generis, y consecuentemente, lograr que la Madre Teresa de Calcuta (componente espiritual) prevaleciera sobre el Adolfo Hitler (componente instintivo), separados por una línea imaginaria, que él sabía franquear con “fino tacto diplomático”, para alcanzar el objetivo final de su actividad religioso-humanitaria: sanar el cuerpo, la mente y el alma de quien se acercaba a él en busca de ayuda o consejo; requisito indispensable en la consecución de un mundo mejor, presidido por el amor, la paz y la solidaridad entre hombres y mujeres.

Ese “pequeño gran libro”, como lo definiría el poeta y ensayista Cintio Vitier, se estructura sobre la base de tres capítulos, en los cuales Amado Hernández Sosa se presenta con modestia y sencillez (como en realidad era), y aparecen los testimonios de su esposa, hija, nieto y compañeros de lucha y de ideas, que alternan con los del agente “Benito”; un apéndice; y fuentes de información y documentación utilizadas por Gustavo Mena Velaz, exoficial operativo del Departamento de Seguridad del Estado de Cienfuegos, para homenajear dignamente a su ilustre subordinado, porque, al decir del Apóstol,
[…] es tan gran placer, y tan propio de gente de valía, honrar a quien lo merece.

Infancia y adolescencia

Nació en Cartagena, poblado perteneciente al municipio de Rodas (antigua provincia de Las Villas, hoy Cienfuegos), el 13 de septiembre de 1912, pero aparece registrado en Cruces como hijo natal de éste, el 13 de marzo de 1912, debido a que al sacar la inscripción de nacimiento no apareció y lo inscribieron por “expediente”, es así que equivocan la fecha del alumbramiento. Le pusieron por nombre Amado Hernández Sosa.

Hijo de Tomás y Eusebia, los dos ciudadanos cubanos, habían nacido en el poblado de Álvarez, lugar ya desaparecido, perteneciente al municipio de Santo Domingo (antigua provincia de Las Villas, hoy Villa Clara). Campesino, vio la luz donde su padre laboraba en unión de sus hermanos, un pedazo de tierra de sus abuelos a los que no conoció. Su familia estaba compuesta por diez hermanos, nueve de ellos fallecidos.

Comenzó sus estudios en la escuela José Martí hasta el tercer grado, en Cartagena. Su maestra fue Margarita Pino, quien fuera hija del veterano de la Guerra de Independencia, Mariano Pino; en sus clases les inculcaba el amor a nuestra patria. Quedó huérfano de madre a los siete años de edad, trasladándose a vivir con su tía Julia Sosa en la finca Maguaraya, en el barrio El Salto, municipio de Santa Isabel de Las Lajas; ella era obrera agrícola, por tal motivo, dada la situación económica de entonces, tuvo que trabajar en el campo hasta los doce años de edad. Regresó a Cartagena nuevamente, pero por poco tiempo.

En 1928 se trasladó a residir en Cruces, en la casa del doctor Martín Callejas, sito en Paseo de Gómez No. 609; esto fue posible porque su esposa, Julia Calcerrada, era tía del esposo de su sobrina y por aquel entonces comenzó a ganar tres pesos mensuales, además de la alimentación y la residencia.

Llevaba comida a los mulos y a las gallinas de Sanidad Municipal al barrio Isla de Pinos, puesto que el responsable de sanidad era el doctor para quien trabajaba, recuerda que todos los días tenía que traerle un pomo de agua de ese lugar, que le gustaba mucho; dentro de sus labores realizaba mandados, limpiaba y por último, llegó a cocinar...

Ya presumía y no le era fácil con lo que devengaba, pues la época era muy mala. En 1933 tuvo la pérdida de su padre, de entonces guardaba un recuerdo imborrable: el gesto que tuvo el comerciante Amado Morales Enríquez, quien al avisarle de la desgracia, le facilitó que lo llevaran a Cartagena, le obsequió un saco con víveres y sesenta pesos, por lo que pudo alcanzar el entierro.

Período revolucionario

Participación

Comenzó a vincularse con el ABC (organización revolucionaria contra el régimen de Gerardo Machado), y participó en acciones de quema de neumáticos y sabotajes al tendido eléctrico para provocar apagones de la luz, estas acciones las realizaba con Ramón Ledo, Pedro Rodríguez del Rey y Conrado la Osa.

En una ocasión, aprovechando que era de Cartagena y que mi hermano Carlos se encontraba alzado en esa zona junto al Dr. Ángel Luis Rodríguez y a Leopoldo Rodríguez (este último fungía como Jefe del Grupo y era dueño de la finca Carrasco) los visitó en el monte, en unión de Francisco Rodríguez Alzugaray y le propusieron que ellos querían quedarse, pero se opuso, es por eso que regresa a Cruces, donde consiguió un fusil Winchester con Ramón Ledo y dos revólveres calibre 38, según refirió, uno se lo entregó Pedro Rodríguez del Rey y el otro se lo sustrajo al doctor Callejas, los cuales entregó más tarde al grupo de alzados.

Posteriormente a la caída del dictador Gerardo Machado, en 1934, comenzó a trabajar en el ingenio San Francisco, actual Marta Abreu, actualmente demolido; el dueño de dicho ingenio era el señor Domínguez Fumero, el administrador era Ignacio Alonso Lorenzo y el maquinista, Agustín Piz. Permaneció dos años en la casa-vivienda del ingenio.

En 1936 pasó para el ingenio Santa Catalina (hoy Carlos Caraballo), que más tarde compró la familia Cárdenas–Marchena, allí laboró como pañolero y en la casa-vivienda hasta el año 1938.

En esta fecha se trasladó al ingenio Zorrilla, en la provincia de Matanzas, actualmente demolido,; sus dueños eran Joaquín y su hermano José Eleuterio Pedraza, en este lugar trabajó durante tres años en la casa-vivienda, hasta que por petición de Agustín Piz, me dieron permiso por tres meses.

Lucha clandestina

Participación

Cruces, municipio de la antigua provincia de Las Villas, perteneciente actualmente a la provincia de Cienfuegos, se ubica geográficamente a 27 km. de esta ciudad y a 30 km. de Santa Clara.

En Cruces se produjeron actividades revolucionarias de gran envergadura, durante el anterior gobierno operaba una capitanía de la Guardia Rural que controlaba el territorio, poseía tres tenencias: Cruces, Ranchuelo y Manicaragua, abarcaba grandes zonas rurales y otros poblados, entre los cuales se encontraban Santa Isabel de las Lajas, San Juan de los Yeras, San Fernando de Camarones, La moza, etc. También una estación de policía de la Tercera División, que en 1958 se convirtió en capitanía.

En los últimos años predominaban los sanguinarios “Vaqueros”, que exhibían un vasto historial de asesinatos cometidos en la provincia, eran matones a sueldo de los cuerpos represivos del ejército, que respondían al Jefe de la Guardia Rural, el capitán Ramón Mirabal. Existía una gran influencia politiquera, debido a que ministros, senadores, gobernadores, así como militares de alta graduación, eran naturales de Cruces.

Desarrollaban su labor los distintos partidos tradicionales: el Liberal, Auténtico, PAU, Unión Radical y otros como el Ortodoxo, que agrupaban a la juventud y a las personas más progresistas que combatieron al régimen desde sus inicios. También funcionaba el PSP y el Movimiento Nacional Revolucionario de García Bárcena, quien al fundarse el Movimiento 26 de Julio el 15 de agosto de 1955, se unió al mismo.

Económicamente dependía de la industria azucarera al tener en su territorio los centrales azucareros Andreíta (Maltiempo); San Francisco (Marta Abreu); Santa Catalina (Carlos Caraballo); San Agustín (Ramón Balboa), así como otros cercanos como el Caracas (Ciudad Caracas); Santa María (Efraín Alfonso) y y Hormiguero (Espartaco), la mayoría de los trabajadores residían en Cruces, también existían fábricas de calzado, tabacos y el auge del comercio.

Existió gran influencia de las luchas sindicales. Las fuerzas productivas eran cíclicas, vinculadas, generalmente, al sector azucarero, por lo que pasaban a engrosar las filas de los desocupados en el denominado “Tiempo Muerto”. Todo esto hacía del poblado un lugar estratégico de gran importancia política y que se ejerciera un control mayor por parte de las fuerzas represivas. Bajo estas condiciones se desarrolló la actividad conspirativa de Amado Hernández Sosa.

Bandidismo

Antecedentes

Con el triunfo de la Revolución y la aplicación de las primeras leyes a favor del pueblo trabajador comienza a organizarse la contrarrevolución interna con el apoyo del gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica.

Es así, que la primera banda que opera en la región No. 5, de la provincia de Cienfuegos, fue la de Carlos Ramón González Garnica, ex ministro del Ejército Rebelde, destacado en la ciudad de Colón, provincia de Matanzas, éste, en unión del contrarrevolucionario Esteban Morera Acosta, se lleva unas armas y las traslada a la finca El Corojo, barrio Medidas en el municipio de Rodas, donde vivía González Garnica, se une a esta banda Valeriano Montenegro Rodríguez (Vale), y Engelberto González Garnica, esto sucedió el 9 de abril de 1961, mientras operaban en Rodas, Cartagena y Abreus, posteriormente fue fragmentándose.

Entre los hechos más sangrientos realizados por la misma, se encuentran el asesinato del Jefe de Milicias, Norberto Morales Torres, en Santiago de Cartagena, municipio de Rodas, así como también el asesinato de Orestes Jiménez Fundora, quien como agente de seguridad, se alza el 17 de noviembre de 1961, con un grupo de diecisiete contrarrevolucionarios del poblado de Congojas y es asesinado el 21 de noviembre, por desconfiar del mismo.

En las zonas de estos poblados, también operaban las bandas de Valeriano Montenegro Rodríguez y Miner de la Torre Martínez, que asesinan a los milicianos Aurelio Castillo Arbelo y Salvador Herrera Sarmiento, hecho ocurrido en la finca Jabacoa a 7 km. de Rodas, el 22 de mayo de 1962.

La banda de Miner de la Torre Martínez, asesina a Julio Martínez Andrades, debido a que el hermano del primero, también bandido, decide hacerlo simplemente por sospechar que éste colabora con los Órganos de la Seguridad , cuestión que era incierta.

En la zona de Real Campiña y Guanito, del municipio de Aguada de Pasajeros, operaba la banda de Filiberto Gonzalo García (El Asturiano).

En el mes de noviembre de 1961, se alza Luis Molina Padrón (El Boticario), quien se queda como jefe de todas las bandas que operaban en los municipios del triángulo Rodas-Abreu-Aguada y autotitulado Jefe de Llano.

El jefe de la banda, Esteban Morera Acosta, vecino de Colón, provincia de Matanzas, conocedor de la Ciénaga, se queda en esta zona y allí comete varios abusos en la población campesina, entre los que se destacan, el ataque a la granja El Pesquero donde asesina, quemándolo vivo, al miliciano Jesús Sardiñas Álvarez, hecho que lo ejecuta directamente el bandido Belén Timoteo Vega Álvarez (Colmillo).

Se recrudecía la actividad de los bandidos, alentada y financiada por el gobierno norteamericano, se recrudece el enfrentamiento y repudio del pueblo ante los abusos y crímenes cometidos, unos hombres se enfrentan al enemigo desde las Milicias Nacionales Revolucionarias y otros lo hacían desde posiciones más difíciles, penetrando al enemigo.

Participación

Ingresó en el DIER (Departamento de Investigaciones del Ejército Rebelde), primer órgano de la seguridad al triunfar la Revolución-

Refiere Amado que su carné era del 18 de agosto de 1959, que siempre mantuvo un grupo de la clandestinidad que trabajaba con él, comenzaron recogiendo información de los movimientos contrarrevolucionarios de la zona; en este grupo estaban Félix Pérez (El Rubio), Luciano Menéndez, Emilio Pérez (Puro), Rigoberto Cruz Machado, Fidel Cruz, Julián Ferry y otros.

En Santa Clara, provincia de Las Villas se desarrollaba toda su actividad, recuerda que los jefes eran René de los Santos y Obdulio Morales Torres, recuerda que este último le planteó que como él era religioso, entendían que podía desarrollar un trabajo a favor de la Revolución al penetrar al enemigo, el cual se organizaba en esos momentos para derrotarla. Prosigu8ió su trabajo en Santa Clara con los compañeros Luis Felipe, Denis Díaz y Aníbal Velaz Suárez, principales jefes de la seguridad en la provincia de Las Villas y posteriormente en Cienfuegos con los compañeros Osvaldo Morejón Rodríguez y José Ortiz Delgado (Cheo), jefe del Buró Banda y Oficial respectivamente, del Departamento de Investigaciones del Estado de la Región No. 5.

El trabajo de penetración directo dentro de las filas contrarrevolucionarias lo comenzó con los contrarrevolucionarios Orlando y Luis Felipe Pérez, vecinos de Cartagena y un primo de éstos, Rolando Oropesa Pérez, vecino de Sagua la Grande. Estos elementos eran los principales colaboradores de las bandas de alzados que se movían en los llanos de Rodas-Abreu-Aguada, encabezados por los jefes de estos Vale y el Boticario. Según refiere Amado, su colaboración comienza con el avituallamiento a los bandidos. Al abandonar el país clandestinamente, los principales colaboradores que quedan al frente del trabajo de atención a las bandas, fueron Orlando Pérez y Félix Lazo y con éstos prosigue la colaboración, en la recogida de medicamentos, dinero y avituallamiento general.

En una ocasión, Orlando le planteó que el Jefe de los bandidos, Luis Molina, quería que lo visitara en su campamento para que le hiciera un trabajo de santería, psara darme instrucciones directas y agradecerme el trabajo en la colaboración. Todo lo que conseguía era dejado en la casa del colaborador de bandidos Guillermo López, que vivía en la carretera Abreu-Aguada; el contacto para visitar la banda lo realicé a través del hermano de Guillermo López, el enlace se hace en Rodas, el campamento de los alzados se encontraba cerca de la finca Carbonera, próxima a la casa de la familia Morejón que colaboraba con dichas bandas.

Sus inicios en la Santería

Al trasladarse a Cruces, según refiere el propio Amado, en unión de Arturo Bernal, de Ceiba Mocha, hijo de un militar destacado de San Pedro de Mayabón que estaba perturbado de sus facultades mentales, ellos, que ya conocían de sus dotes como santero, le propusieron que él lo curara mediante la santería; estaba ingresado en Mazorra muy maltratado, refiere que logró curarlo completamente con medicamentos y hierbas; esto hizo público su trabajo como santero, esa fue la razón por la cual se quedó definitivamente en la localidad para desarrollar dicha labor.

Sus inicios en esa práctica religiosa datan desde que siendo un niño (citando palabras suyas), se quedó sin poder caminar, lo llevaron a una señora que practicaba la santería, ésta expresó que él no tenía nada, sin embargo, todos los viernes yo perdía el conocimiento o soñaba cosas que estaban por suceder.

Ya en la época en que trabajaba en la casa del mencionado doctor, cada vez que le iba a dar un vaso con agua me desmayaba, más tarde me contaban que yo le decía cosas que sólo él las conocía, también perdía el sentido cuando se acercaba a lugares donde se realizaban prácticas espirituales.

Finalmente, refiere Amado que en su familia nunca han existido religiosos y que el tampoco se ha hecho santo ni ha ofrecido toques de bembé, solo una gran fiesta cuando triunfó la Revolución.

Según dicen, con los caracoles soy bueno. Argumenta que actualmente no practica la religión por su estado de salud, la cual se ha deteriorado por los años vividos, pero siempre que la ha practicado ha sido para hacer el bien y en contra de las fuerzas del mal.

Medallas Otorgadas

Producto de su intensa actividad revolucionaria, Amado Hernández Sosa, fue merecedor de las medallas otorgadas por el Consejo de Estado de la República de Cuba:

  • Combatiente de la Clandestinidad.
  • Lucha contra Bandidos.

El Gobierno de Cruces le otorgó la distinción de Hijo Ilustre Post Mortem, en Asamblea Solemne celebrada el día 29 de diciembre de 2000.

También posee los siguientes sellos del MININT

  • XX años de la Vigilancia Revolucionaria.
  • XX años de los Órganos de la Seguridad.
  • XXX años de los Órganos de la Seguridad.
  • Distinción 28 de Septiembre de los CDR.

Su muerte

Amado falleció el día 1 de agosto de 2000, a causa de un Infarto Agudo del Miocardio.

Fuentes