Anaximandro de Mileto

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Anaximandro de Mileto
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Anaximandro.jpg
Fue un filósofo Jonio. El primero en dibujar un mapa de la Tierra y crear una especia de esfera celeste
NombreAnaximandro de Mileto
Nacimiento610 a.n.e.
Mileto, Asia Menor
Fallecimiento545 a.n.e.
OcupaciónFilósofo
Obras destacadas«Sobre la naturaleza»

Anaximandro de Mileto. Filósofo griego, materialista, espontáneamente dialéctico, discípulo de Tales. Es el autor de «Sobre la naturaleza», la primera obra filosófica griega, que no ha llegado hasta nosotros. Anaximandro introdujo el concepto de principio de todo lo existente: el άρχή («principio») y consideraba que tal fundamento es el άπερου (ápeiron.) Según la teoría cosmológica de Anaximandro, en el centro del universo se encuentra la Tierra, que tiene la forma de cilindro achatado. Alrededor de la Tierra giran tres círculos celestes: el del Sol, el de la Luna y el de las estrellas. Anaximandro fue el primero en la historia que expuso la idea de evolución: el hombre, al igual que los otros seres vivos, procede de un pez.[1]

Síntesis biográfica

Nació aproximadamente en el 610 a.n.e, y murió en el 545 a.n. e. Teofrasto describe a Anaximandro como discípulo y compañero de Tales, siendo unos catorce años más joven que él.

Se ocupó, al igual que Tales, de cuestiones prácticas relacionadas con la ciencia y se le atribuye la elaboración de un mapa del Mar Negro, probablemente para uso de los navegantes milesios que viajaban por él.

Al igual que otros filósofos griegos participó activamente en la vida política de su ciudad, y se le atribuye la dirección de una expedición colonizadora a Apolonia.

Respecto a su actividad filosófica se le atribuye la composición de una obra en prosa, "Sobre la naturaleza", de la que subsisten sólo algunas palabras y ninguna oración completa, en la que expone sus teorías.

Cosmología

Aspecto probable del perdido primer mapa del Mundo, ideado por Anaximandro.

Como Tales, no solo fue un pensador que reunió datos y los reelaboró y ordenó en una representación integral del Universo, sino que aplicó los conocimientos a las necesidades prácticas. Fue el primero en dibujar un mapa de la Tierra y crear una especia de esfera celeste.

Para el filósofo, la Tierra, las aguas que lo rodean todo, ya no es el disco de Tales, sino la sección de un cilindro o una columna. El cielo es una esfera que envuelve la Tierra.

Ni el Sol, ni la Luna, ni las estrellas se sumergen en el mar cuando llega la noche, sino que prosiguen su movimiento circular. La Tierra sin necesidad de punto de apoyo, permanece fija en el centro del Universo y equidistante de todos los puntos de la esfera celeste; para ella (La Tierra) no existe una causa por la que pudiera ponerse en movimiento.

Comprendía al parecer que el espacio estaba lleno de substancia desde toda la eternidad, pero esta substancia no podía ser ninguna de las conocidas, ni agua, ni ninguna otra de las conocidas hasta entonces. Indiferenciada esta substancia primordial insertaba en sí todas las demás, que posteriormente se segregaron de los cálido y lo frío, y, dominadas por la rotación diaria de la esfera universal, se situaron el espacio en dependencia de su peso y cantidad.

Esta substancia indeterminada, sin límites, es el infinito (el apeirón). Anaximandro no explica cómo de los contrarios se segregaron las substancias. Según el filósofo, el el proceso de formación del Universo, el agua y el aire envolvieron la Tierra; el aire a su vez, fue recubierto por el fuego “como la corteza envuelve al árbol”. Pero el mar no se ha conservado como la envoltura continúa que en tiempos pasados rodeara la Tierra, sino sólo en partes: el calor solar fue secando el mar y, en algunas partes, dejó al descubierto el fondo.

Toda formación disociada de la substancia primordial “infinita” debe retornar a ella, y ello será el cumplimiento de una justicia contra la injusticia de pretender ser subsistente por si misma. Por auténtica causa surgen y perecen los mundos.

Queda oscuro si Anaximandro entendía que en cada período existe un mundo solo para reemplazarlo más tarde por otro o si pensaba en la existencia simultánea de una multitud de mundos que nacían y estaban sentenciado a morir. Su pensamiento se centra en que el principio de todas las cosas es (ápeiron: sin límites, sin definición), es decir, lo indefinido, lo indeterminado.

Este ápeiron es inmortal e indestructible, inengendrado e imperecedero, pero que de él se engendran todas las cosas. Todo sale y todo vuelve al ápeiron según un ciclo necesario. De él se separan las sustancias opuestas entre sí en el mundo y, cuando prevalece la una sobre la otra, se produce una reacción que restablece el equilibrio según la necesidad, pues se pagan mutua pena y retribución por su injusticia según la disposición del tiempo.

La cosmología de Anaximandro está dominada por la idea de la pluralidad de mundos existentes, generados a partir de un movimiento eterno mediante el que son separadas unas cosas de las otras, en un juego de oposición de contrarios tan común en la época y que volveremos a encontrar en otros filósofos; en ese movimiento cósmico el predominio de un elemento significaría una injusticia que tiene que ser necesariamente reparada, como el predominio del verano va seguido del invierno, y viceversa.

Origen de los animales y del hombre

Los primeros seres vivientes nacieron en lo húmedo, rodeados por cortezas espinosas, pero al avanzar en edad, se trasladaron a lo más seco, y al romperse la corteza, vivieron, durante un poco tiempo, una vida distinta. El hombre, originariamente, surgió de animales de otras especies, porque las demás especies se alimentan pronto por sí mismas, y sólo el hombre necesita de un largo período de crianza.

Por ello, si originariamente hubiera sido como es, no hubiera podido sobrevivir. Anaximandro de Mileto opinaba que del agua y la tierra calientes se originaron unos peces o animales similares a peces: en éstos los hombres crecieron retenidos en su interior, como si fueran fetos, hasta la pubertad; sólo entonces se rompieron aquéllos y surgieron hombres y mujeres que ya podían alimentarse.

Posteridad

La contribución más relevante de Anaximandro fue elaborar la más temprana obra en prosa en relación al cosmos y los orígenes de la vida, por lo que también es mencionado como fundador de la cosmología. Concebía el Universo como un número de cilindros concéntricos, de los cuales el más exterior es el Sol, el del medio la Luna y el más interno contiene las estrellas. Dentro de estos cilindros está la Tierra, sin base firme y en forma de bombo. Anaximandro postulaba una teoría del origen del Universo que defendía que éste era el resultado de la separación de opuestos desde la materia primaria. Así, el calor se movió hacia fuera, separándose de lo frío y, después, lo hizo lo seco de lo húmedo. Además, Anaximandro sostenía que todas las cosas vuelven con el tiempo al elemento que las originó.

Definitivamente, Anaximandro afirma como primera causa de la realidad una causa material: lo indefinido, lo indeterminado, lo infinito, a partir de la que evoluciona todo lo real. En la medida en que se niega a identificar esta primera causa con un elemento material particular su pensamiento supondrá un avance con respecto a Tales, en cuanto significa un considerable esfuerzo de abstracción y coherencia racional.

Pensamiento

"“El principio (arjé) de todas las cosas es lo indeterminado ápeiron. Ahora bien, allí mismo donde hay generación para las cosas, allí se produce también la destrucción, según la necesidad; en efecto, pagan las culpas unas a otras y la reparación de la injusticia, según el orden del tiempo.”
Anaximandr

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Ápeiron

(del griego apeiron, ilimitado). Concepto introducido por Anaximandro para designar la materia infinita, indeterminada, exenta de cualidad y que se halla en eterno movimiento. Toda la multiplicidad sin fin de las cosas, todos los mundos han surgido por desprendimiento de contradicciones (calor y frío, húmedo y seco), que arrancan del ápeiron y por la lucha de tales contradicciones.

El concepto de «ápeiron» constituye un importante logro del antiguo materialismo griego en comparación con las representaciones acerca de la identidad entre la materia y determinada sustancia concreta (agua, aire). En el pitagorismo, el ápeiron es un principio sin forma, sin límite y junto con su contrario -el «límite»- constituye la base de todo lo existente.

Enlaces externos

Referencias

  1. Rosental M. y P. Iudin. Diccionario Filosófico. Ediciones Universo, Argentina, 1973, p. 14.

Fuentes

  • Historia de la Filosofía. Tomo I. Historia de la Filosofía Premarxista. Segunda edición. Ed Progreso. Moscú 1983. Pag 52.
  • Heidegger, Martin: «La sentencia de Anaximandro», en Sendas perdidas o Caminos de bosque 1950. Buenos Aires: Losada, 1960.
  • Rosental, M.; y Iudin, P. (1973): Diccionario filosófico. La Habana: Editora Política, 1973.