Anemia

¿Qué es la anemia?
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Concepto:La anemia es una enfermedad en la que la sangre tiene menos glóbulos rojos de lo normal..

Anemia. Se considera anemia cuando disminuye la concentración de hemoglobina en sangre, aunque la de eritrocitos sea normal o incluso elevada. Los límites de referencia de la concentración de hemoglobina en sangre pueden variar según la población analizada, ya que depende de factores diversos como la edad, el sexo, las condiciones ambientales y los hábitos alimentarios. La anemia constituye una de las causas más frecuentes de consulta por tres motivos principales: Elevada incidencia en niños, mujeres, jóvenes o sujetos adultos con carencias en su alimentación (déficit de hierro y ácido fólico, especialmente).

Suele estar asociada a muchas otras patologías, en las que constituye un síntoma del trastorno subyacente. Elevada frecuencia en ciertos grupos étnicos (relacionada con la malnutrición y muy extendida, por lo tanto, en aquellos países en vías de desarrollo, cuya población carece de recursos para mantener una alimentación adecuada).

En España, la causa más habitual es la falta de hierro (anemia ferropénica) cuya incidencia es especialmente elevada en mujeres jóvenes y niños en edad de crecimiento. Las manifestaciones clínicas de la anemia (síndrome anémico) son consecuencia de la puesta en funcionamiento de diversos mecanismos de adaptación para hacer frente al descenso de la oxigenación de los tejidos (hipoxia) y depende, principalmente, de la edad del paciente, la rapidez de su instauración y el estado del sistema cardiovascular.

Revisión general

La sangre tiene muchos componentes, entre ellos los glóbulos rojos, los glóbulos blancos, las plaquetas y el plasma (la parte líquida de la sangre).

Los glóbulos rojos tienen forma de disco y se ven como una rosquilla sin agujero en el centro. Transportan oxígeno y retiran del cuerpo el dióxido de carbono, que es un producto de desecho. Estas células se producen en la médula ósea, que es un tejido esponjoso que se encuentra en el interior de los huesos.

Los glóbulos blancos y las plaquetas también se producen en la médula ósea. Los glóbulos blancos ayudan a combatir las infecciones. Las plaquetas se unen unas a otras para sellar cortaduras pequeñas o rupturas de las paredes de los vasos sanguíneos y detener el sangrado. En algunas clases de anemia los tres tipos de células de la sangre pueden estar disminuidos.

Existen tres causas principales de la anemia: pérdida de sangre, falta de producción de glóbulos rojos o mayor velocidad de destrucción de los glóbulos rojos. Estas causas pueden ser consecuencia de varias enfermedades, problemas de salud o factores de otro tipo.

Otros nombres de la anemia

Hay muchos tipos de anemia que tienen causas y características específicas. Algunos son:

  • Anemia aplásica
  • Anemia por hemorragia
  • Anemia de Diamond-Blackfan
  • Anemia de Fanconi
  • Anemia por carencia de ácido fólico (folato)
  • Anemia hemolítica
  • Anemia por deficiencia de hierro
  • Anemia perniciosa
  • Anemia de células falciformes
  • Talasemias (la anemia de Cooley se conoce también como talasemia mayor)

Valores orientativos de hemoglobina

Normalidad (g/L Límite inferior

Recién nacidos (a término)


160 ± 30 140

Niños 3 meses


150 ± 20 95

Niños de 1 año


120 ± 10 110

Niños entre 1 y 12 años


130 ± 10 120

Mujeres (no embarazadas)


140 ± 20 120

Varones


150 ± 20 130

Diagnóstico de la anemia

Manifestaciones clínicas

La realización de la historia clínica y la exploración física, constituyen siempre el primer paso en el estudio de una anemia. Descartada una hemorragia o enfermedad subyacente que justifique la anemia, su estudio debe iniciarse con la consideración del sexo, la edad y el origen étnico del paciente, así como su forma de presentación (aguda o crónica, tiempo de evolución y existencia de antecedentes).

Pruebas de laboratorio

Para confirmar el diagnóstico de anemia es preciso demostrar primero el descenso de la concentración de hemoglobina en sangre. Para ello se realiza un análisis de sangre, llamado hemograma, que determina los niveles de hemoglobina en la sangre junto con otros parámetros que indican la morfología y tamaño de los hematíes. Además, el hemograma nos informa de posibles alteraciones en otras células sanguíneas como son los glóbulos blancos y las plaquetas.

Además del hemograma, se suele solicitar un frotis sanguíneo en el que se ve la sangre directametne al microscopio. Esta prueba puede dar mucha información sobre la causa de la anemia. Según la sospecha diagnóstica se pueden solicitar otras muchas pruebas, como los niveles de hierro y ferritina (depósitos de hierro del organismo), niveles de vitamina B12 y ácido fólico, niveles de reticulocitos (células precursoras de los hematíes), distintos autoanticuerpos, etcétera.

En anemias arregenerativas, en las que la causa de la anemia está dentro de la médula ósea, muchas veces es necesario solicitar un estudio de la médula ósea por medio de un aspirado o de una biopsia de médula ósea. El aspirado es una punción en la que se toman células de la médula ósea, y que se suele realizar en el esternón. La biopsia es una punción con una aguja más gruesa, en la que se toma un cilindro de hueso, lo que permite un estudio más exhaustivo de la médula ósea. Se suele realizar en la cresta iliaca, que es el reborde de hueso que tenemos por encima de la cadera.

Causas de la anemia

La anemia tiene tres causas principales:

  • Pérdida de sangre.
  • Falta de producción de glóbulos rojos.
  • Aumento en la velocidad de destrucción de los glóbulos rojos.

En algunas personas la enfermedad se debe a más de uno de estos factores.

Pérdida de sangre

La pérdida de sangre es la causa más frecuente de la anemia, especialmente en el caso de la anemia por deficiencia de hierro. La pérdida de sangre puede ser de corta duración o persistir durante un tiempo.

Los períodos menstruales abundantes y el sangrado de los aparatos digestivo o urinario pueden causar pérdida de sangre. La cirugía, los traumatismos y el cáncer también pueden causar pérdida de sangre. Si se pierde mucha sangre, el cuerpo puede perder suficientes glóbulos rojos como para producir anemia.

Falta de producción de glóbulos rojos

Existen situaciones de salud y factores adquiridos y hereditarios que pueden impedirle al cuerpo producir suficientes glóbulos rojos. Un problema de salud "adquirido" no se presenta desde el nacimiento, sino más adelante. Un problema "hereditario" se presenta porque los padres le transmiten al hijo el gen o material genético asociado con el problema o situación de salud.

Entre las situaciones de salud adquiridas y los factores que pueden causar anemia se cuentan la mala alimentación, las concentraciones anormales de ciertas hormonas, algunas enfermedades crónicas (constantes) y el embarazo. La anemia aplásica también le puede impedir al cuerpo producir suficientes glóbulos rojos. Esta enfermedad puede ser hereditaria o adquirirse después del nacimiento.

Alimentación

Una alimentación deficiente en hierro, ácido fólico (folato) o vitamina B12 puede impedirle al cuerpo producir suficientes glóbulos rojos. El cuerpo también necesita cantidades pequeñas de vitamina C, riboflavina y cobre para producir glóbulos rojos.

Las enfermedades que dificultan la absorción de nutrientes también pueden impedirle al cuerpo que produzca suficientes glóbulos rojos.

Hormonas

El cuerpo necesita una hormona llamada eritropoyetina para producir glóbulos rojos. Esta hormona estimula la médula ósea para que produzca estas células. Las concentraciones bajas de eritropoyetina pueden causar anemia.

Enfermedades y tratamientos

Las enfermedades crónicas, como las enfermedades de los riñones y el cáncer, le pueden dificultar al cuerpo la tarea de producir glóbulos rojos. Algunos tratamientos contra el cáncer pueden lesionar la médula ósea o alterar la capacidad de los glóbulos rojos para transportar oxígeno. Si la médula ósea está lesionada, no puede producir glóbulos rojos con la rapidez suficiente para reemplazar a los que mueren o se destruyen. Las personas que tienen infección por el VIH o sida pueden presentar anemia debido a infecciones o a las medicinas que se usan para tratar la enfermedad.

Embarazo

Durante el embarazo puede presentarse anemia debido a concentraciones bajas de hierro y de ácido fólico, y a ciertos cambios de la sangre. Durante los primeros 6 meses de embarazo, la porción líquida (plasma) de la sangre de la mujer aumenta con más rapidez que la cantidad de glóbulos rojos. Esto hace que la sangre se diluya y se puede producir anemia.

Anemia aplásica

Algunos niños nacen sin la capacidad de producir suficientes glóbulos rojos. Esta enfermedad se llama anemia aplásica. Los bebés y niños que tienen anemia aplásica a menudo necesitan transfusiones de sangre para aumentar la cifra de glóbulos rojos. (En los Temas de salud hay un artículo en inglés sobre transfusiones de sangre, titulado "What Is a Blood Transfusion?")

Los factores o problemas de salud adquiridos, como ciertas medicinas, toxinas y enfermedades infecciosas, también pueden causar anemia aplásica. Aumento en la velocidad de destrucción de los glóbulos rojos Una serie de situaciones de salud y factores adquiridos y hereditarios pueden hacer que el cuerpo destruya demasiados glóbulos rojos.

Un ejemplo de situación adquirida de salud que puede provocar la destrucción de demasiados glóbulos rojos es el aumento de tamaño del bazo o las enfermedades de este órgano. El bazo es un órgano que retira del cuerpo los glóbulos rojos viejos. Si el bazo está enfermo o agrandado, retira más glóbulos rojos de lo normal y produce anemia.

Entre los ejemplos de enfermedades hereditarias que hacen que el cuerpo destruya demasiados glóbulos rojos están la anemia de células falciformes, las talasemias y la deficiencia de ciertas enzimas. Estas enfermedades producen defectos en los glóbulos rojos que los hacen morir más rápidamente que los glóbulos rojos sanos.

La anemia hemolítica es otro ejemplo de enfermedad en la que el cuerpo destruye demasiados glóbulos rojos. Algunas enfermedades hereditarias o adquiridas, así como otros factores, pueden causar anemia hemolítica. Algunos ejemplos son: trastornos inmunitarios, infecciones, ciertas medicinas o reacciones frente a transfusiones de sangre.

Tratamiento de la anemia

El tratamiento de la anemia depende de la causa que la provoca. Sea cual sea, el objetivo será incrementar el nivel de oxígeno que la sangre es capaz de transportar, ya sea mediante el aumento de glóbulos rojos o la concentración de hemoglobina. Por supuesto, habrá que tratar también la causa o enfermedad que pueda haber provocado la anemia.

En general bastará con la reposición de hierro por vía oral en casos de anemia ferropénica; o de vitamina B12 y ácido fólico en casos de anemia megaloblástica.

Cuando se deba a pérdidas importantes de sangre se realizará una transfusión de sangre. Y en casos más específicos (como síndromes hereditarios) puede plantearse el trasplante de médula ósea. En todo caso es necesario consultar con el médico especialista para que te indique el tratamiento de la anemia más adecuado para tu caso.

Factores de riesgo

La anemia es una enfermedad frecuente. Se presenta a cualquier edad y en todos los grupos raciales y étnicos. Tanto los hombres como las mujeres pueden tener anemia. Sin embargo, las mujeres en edad de procrear corren más riesgo de sufrirla debido a que pierden sangre en la menstruación.

Durante el embarazo puede presentarse anemia debido a concentraciones bajas de hierro y de ácido fólico (folato), y a ciertos cambios de la sangre. Durante los primeros seis meses de embarazo, la porción líquida (plasma) de la sangre de la mujer aumenta con más rapidez que la cantidad de glóbulos rojos. Entonces la sangre se diluye y se puede producir anemia.

Durante el primer año de vida, algunos bebés corren el riesgo de tener anemia por deficiencia de hierro. Entre ellos se cuentan los que nacen antes de tiempo y los bebés que reciben solo leche materna o leche artificial que no está enriquecida con hierro. Estos bebés pueden presentar deficiencia de hierro hacia los 6 meses de edad.

Los niños entre 1 y 2 años también corren el riesgo de sufrir anemia. Es posible que no reciban suficiente hierro en la alimentación, especialmente si toman mucha leche de vaca. La leche de vaca no contiene todo el hierro que se necesita para el crecimiento.

Si un bebé o un niño pequeño toma leche de vaca en exceso, tal vez no coma suficientes alimentos ricos en hierro o no absorba suficiente hierro de los alimentos.

Los adultos de edad avanzada también corren más riesgo de sufrir anemia. Los investigadores siguen estudiando las formas en que la enfermedad afecta a estas personas. Muchas de ellas también tienen otros problemas de salud.

Nutrición y anemia

Nutrición y anemia

El hierro es un mineral ampliamente distribuido por el organismo y de vital importancia, ya que forma parte esencial de proteínas como la hemoglobina o la mioglobina, responsables del transporte y almacenamiento del oxígeno.

Este mineral lo incorporamos a nuestras células a través de los alimentos, de forma que una baja ingesta de alimentos ricos en hierro puede dar lugar a una de las deficiencias nutricionales de mayor prevalencia en el mundo: la anemia ferropénica.

El hierro en los alimentos

Este mineral se encuentra distribuido en numerosos alimentos, sin embargo, no todo el hierro presente en los alimentos es igualmente biodisponible, es decir, no todo el hierro se absorbe de igual manera. De hecho, se estima que sólo un 10-15% del hierro presente en la dieta es absorbido por el intestino.

Existe dos tipos de hierro: Hierro hemo: es el presente en los alimentos de origen animal, ya que es el que se encuentra en la hemoglobina y mioglobina principalmente. Tiene una alta biodisponibilidad, representando más de un tercio del hierro absorbido.

Se encuentra en los alimentos de origen vegetal y en los alimentos enriquecidos con hierro, y representa la mayor parte del hierro de la dieta. Sin embargo, su biodisponibilidad es muy baja, ya que se encuentra en una forma que hace que pueda interactuar con otros componentes de los alimentos afectando a su absorción.

Por otro lado, los alimentos contienen componentes que pueden activar o inhibir la absorción del hierro, influyendo así en los niveles de este mineral en el organismo. De hecho, la presencia de estos activadores o inhibidores puede afectar hasta 10 veces a la absorción del hierro no hemo.

Algunos de ellos son: Activadores de la absorción de hierro: ácidos de las frutas, como el cítrico, ascórbico o málico y la proteína de los tejidos animales (carne, pescado, aves). Inhibidores de la absorción del hierro: algunos minerales como el calcio, manganeso, algunas proteínas del huevo, fitatos (presentes en legumbres, cereales integrales), oxalatos (en espinacas) y taninos del café, té, cacao y algunos vegetales.

Alimentos ricos en hierro

El mito de la espinaca. Desde siempre hemos oído decir que las espinacas son muy ricas en hierro. No en vano, Popeye fomentaba el consumo de esta versátil verdura de hoja verde entre los niños. Sin embargo, la fama de la espinaca se debe a un error de cálculo, que ha hecho que durante años este vegetal gozase de una fama desmesurada que, sin ánimo de menospreciarlo, no se merecía. Lo cierto es que existen otros alimentos con mucha mayor cantidad de hierro que la espinaca, por ello es mejor incorporarlos en la alimentación cuando sea necesario incrementar su aporte.

Estos son los principales alimentos ricos en hierro:

  • Carnes rojas magras: ternera, buey.
  • Mariscos de concha: sobretodo berberechos, almejas y mejillones.
  • Hígado.
  • Frutos secos: nueces, pistachos, almendra tostada.
  • Sésamo.
  • Verduras de hoja verde: berros, acelgas, espinacas...
  • Legumbres: lentejas, garbanzos, guisantes, germinado de lenteja.
  • Productos integrales: trigo, pan, arroz, pan de avena…

Alimentos a evitar. Durante el consumo de alimentos ricos en hierro es preferible que te abstengas de tomar los siguientes productos:

  • Café.
  • Té.
  • Yema de huevo.
  • Leche.
  • Fibra (suplementos).
  • Proteína de soja.

Otros factores de riesgo

Entre los factores que aumentan el riesgo de presentar anemia están:

  • Una dieta pobre en hierro, vitaminas o minerales
  • Pérdida de sangre por una cirugía o lesión
  • Enfermedades prolongadas o graves, como enfermedad renal, cáncer, diabetes, artritis reumatoide, infección por el VIH, sida, enfermedades intestinales inflamatorias (incluso la enfermedad de Crohn), enfermedad hepática, insuficiencia cardíaca y enfermedades de la tiroides

Infecciones prolongadas

  • Antecedentes familiares de anemia hereditaria, como la anemia de células falciformes o las talasemias

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