Anfibios de Cuba

Anfibios de Cuba
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Clasificación Científica
Reino:Animalia
Filo:Chordata
Clase:Amphibia
Orden:Anura

Anfibios de Cuba. Los anfibios constituyen el grupo de vertebrados con mayor endemismo en la isla (95%).

Poblaciones en el Caribe

La fauna cubana de anfibios está integrada por cuatro familias: Bufonidae, con 8 especies endèmicas; Eleutherodactylidae, con 52 especies de las cuales 51, son endémicas; Hylidae, con una especie, y Ranidae, con 2 especies.

Dentro del contexto del Caribe, Cuba es una de las islas con mayor diversidad de anfibios, posición solo superada por La Española, que tiene 64 especies.

En los bosques húmedos de las islas caribeñas, las ranas alcanzan densidades sorprendentes -miles de individuos por Hectárea- y sirven como consumidores primarios de una enorme Biomasa de invertebrados, así como alimento de otros animales.

Las larvas o renacuajos influyen notablemente en el control;las algas y en la remoción de sedimentos en los ecosistemas marinos, y constituyen un eslabón importante del equilibrio natural del ecosistema.

Origen

Las Antillas Mayores constituyen una región controvertida, desde el punto de vista biogeográfico. La fauna antillana es notablemente pobre, comparada con la continental. Se originó por dispersión a través del mar, por conexiones terrestres efímeras, o atravesando cadenas de islas que sirvieron como puente, incluida la hipótesis de Gaarlandia, como corredor continúo o cadena de islas.

En el caso de los anfibios, muchos autores sugieren la presencia de los mismos, antes de la existencia de Gaarlandia.

El linaje antillano de sapos del género Bufo, tiene una edad aproximada de 51 millones de años, y se originó por dispersión desde Suramérica. Es posible que este grupo haya sobrevivido de alguna manera, al impacto del meteorito del Cretácico-Terciario; ocurrido en la zona que hoy ocupa la costa de Yucatán. Este evento provocó hace 65 millones de años la extinción de varias formas de vida en la Tierra.

Las ranas del género Eleutherodactylus probablemente se originaron desde Suramérica en un solo evento de dispersión, hace 29-47 millones de años.

Según especialistas, las ranas del género Osteopilus tienen un probable origen suramericano a principios del Cenozoico (promedio de 48 millones de años), aunque no se descarta un arribo más reciente.

Registro fósil

En Cuba el registro fósil de los anfibios es extremadamente imperfecto. La mayoría de los anfibios son muy pequeños y tienen esqueletos frágiles, por lo que su potencialidad para dejar fósiles lo suficientemente antiguos, es baja comparada con otros grupos de vertebrados.

Los fósiles más viejos que se han encontrado provienen de la Cueva del Abrón, en la Sierra de la Güira (provincia Pinar del Río); y datan del Pleistoceno, aproximadamente 20 mil años.

En ese yacimiento fosilífero, originado por deposición de restos alimentarios de lechuzas, aparecen representados los tres géneros de anfibios cubanos que se conocen en la actualidad.

Anfibios en el folklor

Los primeros pobladores de Cuba vieron a los anfibios desde muchas perspectivas. Representaban muy frecuentemente a ranas y sapos en Burenes, figuras de cerámica, pictografías y diferentes utensilios.

Muchas divinidades de los indios cubanos eran identificadas con estos animales cuyos “ cantos” anunciaban las lluvias y la prosperidad de las cosechas.

Hay muchas versiones de un mito, que asocia a la rana con el casabe, e incluso con el fuego.

Ya en el siglo XIX, Juan Gundlach, narraba cómo los campesinos creían que los sapos servían para curar la erisipela o linfangitis, creencia que aún hoy se mantiene en la región oriental.

Ciertos cultos y hechicerías utilizan a los sapos para hacer el mal. Se dice que el llamado “ polvo de sapo”, que no es otra cosa que la piel seca del anfibio, es utilizado como veneno en bebidas fuertes y amargas como el café.

Distribución en Cuba

En Cuba, la mayor diversidad de anfibios se encuentra en las regiones montañosas cubiertas de bosques, que constituyen importantes centros de especiación. Se destacan, en este sentido, la Sierra Maestra y el complejo orográfico Nipe-Sagua-Baracoa, en la región oriental.

Las zonas con mayor acumulado anual de precipitaciones y estabilidad del régimen de humedad, coinciden también con las que albergan más riqueza de anfibios. Las zonas costeras y gran parte de las llanuras tienen menos diversidad de especies.

Más de la mitad de las especies cubanas son endémicas de una localidad o de región determinada.

Sólo 19% de as especies vive a lo largo de toda la Isla, aunque no sea de manera contínua.

Los dos macizos montañosos más importantes del oriente cubano comparten aproximadamente 30% de sus especies; las restantes son mayormente endémicas de cada uno. A su vez, sólo 24% de las ranas y sapos que habitan en estas montañas, aparecen en otras partes del país.

Hábitat

Los lugares donde viven los anfibios pueden identificarse primero desde una perspectiva paisajista (por ejemplo, montañas o llanuras, que soportan una o varias comunidades de anfibios), y luego teniendo en cuenta los hábitat o microhábitat específicos, donde existen las especies.

Dentro de las comunidades de anfibios, cada especie posee una estrategia ecológica diferente. Según el uso de hábitat, las especies cubanas pueden clasificarse en:

  • Habitantes del suelo; con algunas especies en las que los machos incursionan en la vegetación para vocalizar;
  • Semiarborícolas
  • Arborícolas, con algunas especies que se refugian y reproducen en Bromelias ribereñas y semiacuáticas,
  • Petrícolas-cavernícolas, y
  • Generalistas.

Grupos de especies

La familia Bufonidae comprende a los sapos. Este es un grupo casi cosmopolita de anuros, con alrededor de 514 especies repartidas por todas las regiones tropicales, subtropicales y templadas del mundo; con la excepción de Australia y algunos territorios insulares adyacentes, Madagascar, Sahara, y varias islas de origen oceánico.

Sapo Bufo

Cuba posee la mayor diversidad de sapos de las Antillas, existiendo 8 especies. Esta Isla se considera el centro de irradiación evolutiva de un linaje: Bufo peltocephalus. Las otras islas antillanas que tienen bufónidos autóctonos son: La Española (3 especies), Puerto Rico e Islas Vírgenes (1 especie). Todas estas especies son endémicas de sus respectivos territorios insulares.

Las especies de este género tienen el cuerpo robusto y la piel relativamente áspera al tacto. El dorso está profusamente cubierto por tubérculos redondeados o espinosos. La piel ventral es granulosa. Los dedos carecen de discos adhesivos, y presentan la punta redondeada.

Los pies presentan membranas interdigitales, cuyo grado de desarrollo varía según la especie.

La reproducción de los sapos ocurre en el agua, tanto en ríos y arroyos, como en charcos y lagunas.

Según la especie, los huevos son puestos en masas, en rosarios, o en cordones gelatinosos. Las larvas viven sobre el fondo de los cuerpos de agua.

La familia Eleutherodactylidae contiene 4 géneros. El género Eleutherodactylus tiene alrededor de 185 especies que se distribuyen desde la península de la Florida, hasta Guatemala. Dicha clasificación es la que está presente en Cuba.

Ranita Eleutherodactylus

De las 52 especies de cubanas de Eleutherodactylus, 51 son endémicas, y forman 84% de la fauna de anfibios de la Isla. Estos anuros se conocen popularmente como ventorrillas, colines, campanitas, o simplemente ranitas.

En general, las ranas que conforman este género en Cuba, carecen de membranas interdigitales o las presentan reducidas a la base de los dedos. Los discos digitales son pequeños o están ausentes en las especies que habitan en el suelo, pero son desarrollados en las arborícolas, y parte de las petrícolas.

La textura de la piel es muy variable. Algunas especies tienen el dorso liso y otras presentan tubérculos y gránulos.

Casi todas las especies vocalizan, a pesar de que muchas fueron consideradas “ mudas”. Las vocalizaciones son emitidas típicamente por los machos, pero se conocen especies en las cuales las hembras también producen llamadas.

La reproducción ocurre en situaciones terrestres. Los machos suelen ser menores que las hembras, incluso menos de la mitad del tamaño de estas.

Algunas especies son difíciles de diferenciar externamente, hasta el extremo de que a veces son separables solamente a partir de las vocalizaciones.

Véase también

Fuentes

  • Díaz, Luis M; Cádiz, Antonio.(2008). Guía taxonómica de los anfibios de Cuba. Disponible en: ABC Taxa
  • MNHNC