Antiguo Egipto

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Antiguo Egipto
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Egipto.jpg
Gentilicio Egipcio (a)
Subdivisiones Alto Egipto, Bajo Egipto
Idioma Egipcio antiguo

El Antiguo Egipto fue una de las civilizaciones cuna de la humanidad, que se desarrolló a lo largo del cauce medio y bajo del río Nilo entre c. 5500 a.n.e – 640 d.n.e. El territorio abarcado alcanzó desde el delta del Nilo en el norte hasta la cuarta catarata en el sur durante la época de máxima expansión, en la que además dominó amplios territorios del desierto occidental y oriental hasta el Mar Rojo, así como la península del Sinaí. Con un desarrollo histórico milenario y una civilización avanzada que alcanzó tres épocas de esplendor (Reino Antiguo, Reino Medio, Imperio Nuevo) que se extendieron por casi 3000 años, el pueblo egipcio legó innumerables aportes en las más disímiles áreas del conocimiento a la historia de la humanidad.

Nombres del Antiguo Egipto

A lo largo de su historia, el Antiguo Egipto recibió diferentes nombres, tanto por sus habitantes como por las civilizaciones foráneas vecinas. El nombre más difundido en la antigüedad fue el de kmt (Kemet), que en la lengua egipcia significa “tierra negra”, en alusión al color del limo rico en minerales y otros nutrientes traídos por la inundación anual del río. Otros nombres de origen egipcio son: tȝwj (Taui) “las Dos Tierras” (en referencia al Alto y el Bajo Egipto); bȝqt (Baqet) “ojo deslumbrante” y tȝ-mrt (Ta-mert) “la tierra amada”. El denominativo Egipto proviene del nombre del templo del dios Ptah de Menfis ḥwt-kȝ-ptḥ (hut-ka-Ptah), convertido por los babilonios en Hikuptah y por los griegos en Αἴγυπτος (Aigyptos), el que sufrió modificaciones hasta asumir su forma actual en la mayoría de las lenguas modernas.

Geografía

La división territorial del país en Alto y Bajo Egipto data del Período Predinástico y hace referencia a la zona del valle en el sur y del delta en el norte, respectivamente. Este concepto de dualidad es una constante característica recurrente de la civilización egipcia. Alto y Bajo se refiere a que el Nilo fluye desde las tierras altas de África Oriental (río arriba) hasta el Mar Mediterráneo (río abajo).

Alto Egipto

Se extendía desde la primera catarata del Nilo (en la actual Asuán) hasta Menfis, justo antes de abrirse los brazos del delta. El nombre egipcio de esta región era tȝ-šmˁw (Ta-shemau), que significa "tierra del norte" (lit.: "tierra de la cebada o el junco"). Se asoció además con la flor de loto y el junco, sus plantas heráldicas. El rey del sur en el Período Predinástico llevaba la corona blanca ḥḏt (hedyet) para mostrar su dominio sobre el Alto Egipto. La diosa protectora del faraón y símbolo de este territorio fue la diosa madre Nejbet, aunque también se asoció al dios Seth en los Textos de las Pirámides.

Bajo Egipto

Conocido como tȝ-mw (Ta-mehu), o lo que es lo mismo "tierra del norte", el Bajo Egipto comprendía exclusivamente la región del delta. Su planta heráldica es el papiro, pero también estuvo representado por una abeja (véase el título real del faraón o nisut-biti). La diosa patrona del Bajo Egipto es Uadyet, pero igualmente asociado a Horus en los Textos de las Pirámides.

Historia

La inexistencia de un sistema de datación estandarizado en el Antiguo Egipto, así como la falta de referencias completas o coherentes de diverso origen desde la antigüedad, constituye un problema acuciante en el campo de los estudios cronológicos de la Egiptología moderna. Por esta razón algunas publicaciones académicas difieren en cuanto a la cronología de los distintos períodos históricos, adheridas a los criterios particulares de datación establecidas por diferentes escuelas y egiptólogos.

Período Predinástico

Artículo principal: Período Predinástico

Las evidencias arqueológicas indican que la civilización kemética (egipcia antigua) comenzó alrededor del sexto milenio a.n,e., durante el Neolítico, momento en el que se asentaron los primeros pobladores de las culturas de El Fayum, tasiense y merimde, todas ellas basadas en la agricultura. Sin dudas el río Nilo constituye la línea de referencia para esta cultura desde que los nómadas cazadores-recolectores comenzaron a vivir en sus márgenes ya durante el Pleistoceno, período del que se han encontrado objetos y símbolos grabados en las rocas a lo largo del valle nilótico y los oasis. Posterior a estas culturas se establecen la badariense, la amratiense (Naqada I) y la gerzeense (Naqada II), siendo la última de ellas la que logra la unificación cultural de los diferentes clanes durante largos períodos de luchas y alianzas, hasta la formación de dos reinos: el del Alto y el del Bajo Egipto.

Período Protodinástico

Artículo principal: Período Protodinástico

También conocido como predinástico tardío, dinastía 0 o Naqada III, el Período Protodinástico constituye la etapa final del Período Predinástico. En este momento surgen las primeras ciudades como Tinis, Pe y Nején, siendo la primera de ellas la residencia de los reyes del Alto Egipto, conocidos como los “seguidores de Horus”, y que gobernaron en el Alto Egipto. A finales de este período, Egipto se encontraba dividido en pequeños reinos, entre ellos el de Hieracómpolis (Nejen) en el Alto Egipto y el de Buto (Pe) en el Bajo Egipto lucharon por la supremacía. El proceso de unificación fue llevado a cabo por los reyes de Hieracómpolis, siendo Menes el fundador de la Dinastía I.

Período Arcaico

Artículo principal: Período Arcaico

Conocido igualmente como época tinita o dinastías tinitas, el Período Arcaico comprende las primeras dos dinastías del Egipto unificado con capital en Tinis, de ahí su nombre. Las listas reales del período atribuyen la unificación a Menes, personaje que, según Gardiner , es el propio rey Narmer.

Reino Antiguo

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Período que comprende entre las dinastías III y VI. El primer gran florecimiento de la cultura egipcia se alcanzó durante este período. Este fue el momento de la construcción de las grandes pirámides, así como la aparición de los primeros textos jeroglíficos completos. Al final de este período se produce el debilitamiento del poder central y Egipto entra en la fase de su historia conocida como Primer Período Intermedio.

Primer Período Intermedio

Artículo principal: Primer Período Intermedio

Comprende las dinastías VIIXI. La dinastía VII señalada por Manetón, no se corresponde con ninguno de los reyes históricos conocidos. Hacia finales de este período, Egipto fue gobernado por dos dinastías locales paralelas y antagónicas: la dinastía X, con capital en Heracleópolis, al norte; y la dinastía XI, con centro en Tebas, al sur. Hacia el año 2040 a.n.e., el rey Mentuhotep II de la dinastía XI, logra el control de todo el país, inaugurando el Reino Medio

Reino Medio

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Período que comprende las dinastías XIXII, c. 2040-1780 a.n.e. La dinastía XII inauguró la segunda etapa de florecimiento de la cultura egipcia. Durante su reinado se escribieron las primeras grandes obras de la literatura egipcia, en el estadio de desarrollo de la lengua conocida como egipcio medio. Posterior a la dinastía XII, la autoridad centralizada sobre todo el país volvió a debilitarse, entrando así en el Segundo Período Intermedio.

Segundo Período Intermedio

Artículo principal: Segundo Período Intermedio

Comprende las dinastías XIIIXVII, c. 1780-1550 a.n.e. Durante esta etapa una serie de gobernantes locales toma el control del delta (dinastía XIV). Hacia 1650 a.n.e. los gobernantes de un asentamiento asiático en el delta lograron el control de la mayor parte del país. Los egipcios llamaron a estos reyes hicsos, lo que significa "gobernantes extranjeros", de la dinastía XV. Paralelamente, en el área tebana, al sur del país, se sucedieron las dinastías nativas XVI y XVII. Luego de una serie de luchas que duraron unas dos décadas, el último rey de la dinastía XVII logró expulsar a los hicsos y restablecer el gobierno unificado del país. El éxito sobre los hicsos inauguró la dinastía XVIII y el período de la historia egipcia conocido como Imperio Nuevo.

Imperio Nuevo

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Este período comprende las dinastías XVIIIXX, c. 1550-1070 a.n.e., momento en que florece nuevamente la cultura del país del Nilo con la expansión territorial, la influencia lograda por los faraones de la dinastía XVIII en gran parte del Oriente Próximo y la inauguración de grandes proyectos arquitectónicos. Hacia finales de la dinastía XVIII se produjo el reinado del faraón hereje Ajenatón (quien intentó establecer el culto a un dios único) y de sus sucesores, incluyendo a Tutanjamón, época que tuvo grandes implicaciones sociales y que se conoce como el período de Amarna (c. 1350-1323 a.n.e.).

El último faraón de la dinastía XVIII, Horemheb (c. 1323-1295 a.n.e.), se las agenció para restablecer las rencillas internas generadas del experimento de Ajenatón, y sus sucesores nuevamente reinaron en un ambiente estable como antaño. La mayoría de los reyes de las dos dinastías siguientes llevaron el nombre Ramsés, y sus reinados son conocidos como el Período Ramésida (dinastías XIXXX, c. 1295-1070 a.n.e.). El reinado de Ramsés II (c. 1279-1213 a.n.e.) significó el punto culminante de este período, marcado por un tratado de paz con los hititas (la segunda gran potencia en el Oriente Próximo), importantes avances filosóficos y teológicos, así como la construcción de los más grandes proyectos arquitectónicos desarrollados desde la época de las pirámides, 1300 años antes. Aunque la mayoría de estos reyes llevaron el mismo nombre, los sucesores de Ramsés II tuvieron que esforzarse para llegar a la altura de su legado. Tras la muerte del último ramésida, Ramsés XI, Egipto cae nuevamente en la descentralización.

Tercer Período Intermedio

Artículo principal: Tercer Período Intermedio

Período de 400 años siguientes al final del reinado ramésida (c. 1070-650 a.n.e.), en el que el país se disputó entre dinastías nativas (XXI y XXIV) y reyes originarios de Libia (XXII y XXIII) y Nubia (XXV). No es hasta el año 650 a.n.e. que Egipto logra prosperar nuevamente en una época de estabilidad, unificado por una única dinastía de reyes nativos. Los gobernantes de esta dinastía (XXVI, 672-525 a.n.e.), gobernaron desde Sais, ciudad norteña, y sus reinados se conocen como Período Saíta, marcado por una reemergencia de las artes, tomando como base las formas clásicas de los reinos antiguo y medio. El Periodo Saíta terminó brutalmente con la conquista de Egipto por un ejército persa en 525 a.n.e. Por vez primera en su historia dinástica, Egipto es gobernado no como un país independiente, sino como provincia de un imperio extranjero.

Período Tardío

Artículo principal: Período Tardío

Período de 200 años que comprende las dinastías XXVIIXXX, c. 525-332 a.n.e.), en el que Egipto se tambaleó entre el gobierno persa (dinastía XXVII) y cortos períodos en los que faraones nativos lograron nuevamente el control (dinastías XXVIII – XXX). En el año 343 a.n.e. los persas conquistan Egipto por útima vez, finalizando el reinado de Nectanebo II, el último egipcio nativo en gobernar su país hasta la revolución de 1952 d.n.e.

Período Helenístico

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Cuando Alejandro Magno destruye el Imperio Persa en 332 a.n.e., gana el control de Egipto. Luego de su muerte en 323 a.n.e., el reinado de Egipto pasa a uno de sus generales, llamado Tolomeo. Aunque de origen macedonio, Tolomeo y sus descendientes gobernaron Egipto como faraones. El país prosperó durante los 300 años de reinado tolemaico (323-30 a.n.e.), con un potente gobierno centralizado y un programa de reconstrucción y renovación de antiguos monumentos.

El reinado tolemaico termina en el año 30 a.n.e., cuando la coalición entre Marco Antonio y Cleopatra VII es derrocado por Octavio, el posteriormente nombrado César Augusto. Egipto se convierte en una provincia del Imperio Romano. Aunque las antiguas costumbres continuaron bajo el gobierno romano, que duró los siguientes 400 años, Egipto fue perdiendo gradualmente su antigua identidad, primero con la conversión al cristianismo y luego al Islam en 641 d.n.e. La conquista romana en el año 30 a.n.e. es generalmente considerada como el punto final de la civilización del Antiguo Egipto.

Arte

La mayor parte del arte egipcio que ha perdurado hasta la contemporaneidad es básicamente religioso: templos y tumbas, así como las esculturas y las pinturas que encierran son casi siempre un complemento de la arquitectura.

Arquitectura

Los monumentos más antiguos conocidos son tumbas. Durante el período histórico, en las primeras dinastías menfitas, estos son: la pirámide, o tumba real; y la mastaba, o sepultura de los cortesanos y los adinerados en general. Subsisten un centenar de pirámides: las tres más grandes son las de Guiza, construidas por los faraones Jufu, Kafra y Menkaura de la dinastía IV. La mastaba, de dimensiones menores, era un edificio en forma de tronco piramidal de planta rectangular. Construido en piedra o ladrillo, contaba en su interior con una capilla funeraria, un recinto tapiado que guardaba todas las estatuas ka del muerto, y un foso lleno de arena que finalizaba en la cueva donde reposaba la momia. Templos de este período no quedan más que restos de capillas funerarias de las pirámides. Por el contrario, los de la época tebana posterior han dejado ruinas grandiosas en Karnak y en Luxor, la antigua Tebas.

Si bien no está completamente esclarecida la naturaleza del simbolismo que se encuentra las construcciones funerarias (pirámides, mastabas y tumbas cavadas en la roca), en los templos el tema es relativamente claro. Es probable, que los principios fueran similares en ambos casos. Ese cosmos presentaba unas características ideales, purificado y separado del mundo cotidiano, siendo sus relaciones con el mundo terrenal de mero antagonismo, no de una representación directa. Lo que se pretendía era que el morador del templo (o de la tumba) participase simbólicamente en el proceso mismo de la creación o en los ciclos cósmicos, muy especialmente los del sol.

Ese símbolo se expresaba en la planta y diseño de templos, así como en la decoración de muros y techos. Donde más fácilmente puede observase todo esto es en los templos del Período Helenístico, que probablemente diferían muy poco de su significado de sus predecesores del Imperio Nuevo.

Escultura

[Respecto al arte son notables también la escultura (carente de expresividad) y la pintura (carente de perspectiva).]

Al igual que en la arquitectura, en la estatuaria egipcia se observa la misma unidad de estilo y de técnica. Aún en las estatuas más antiguas, la cabeza, en general, es cuidada y posee un vivo realismo; en cambio, el cuerpo es rígido, la expresión estática; los brazos están unidos al cuerpo, las rodillas juntas; la musculatura se indica apenas. Sin embargo, ya desde la época menfita, la estatua toma la apariencia de vida, desaparece la rigidez, los miembros se separan del cuerpo, y el escultor varía la actitud de sus personajes. Algunas de estas antiguas estatuas son obras maestras de realismo, como el admirable escriba sentado que se halla en el Museo del Louvre.

Las estatuas de origen tebano tienen más suavidad y son más convencionales. A partir del Reino Medio se expande el gusto por lo colosal, pero persiste el estilo de la época precedente, con cierta búsqueda de la elegancia, en tanto que se acusa gradualmente el convencionalismo. El advenimiento del Período Tardío señala un renacimiento artístico; pero se nota cada vez más en la escultura el debilitamiento de la sinceridad y del realismo: es un arte de imitación.

Pintura, relieve y artes decorativas

La pintura egipcia presenta los mismos defectos y las mismas cualidades que la escultura. En general, solo complementa el efecto del modelo de los bajorrelieves; pero es testimonio de una maravillosa interpretación de la armonía de los colores. Procedimiento con tonalidades uniformes, ignora por completo la perspectiva y el claroscuro; los matices son casi siempre convencionales, como lo es casi siempre el dibujo. De todas formas, el trazo es de notable habilidad, y la pintura egipcia, por las escenas que representa, es una mina inagotable de preciosos documentos.

El relieve logra su efecto mediante el modelado, la luz y las sombras, mientras que la pintura lo consigue con la línea y el color; pero las técnicas de la representación son básicamente las mismas en una y otra, ambos se sirvieron también del color. El relieve puede ser alzado o en hueco. En el relieve alzado se excava la superficie que rodea a las figuras hasta una profundidad que puede alcanzar los cinco milímetros, de modo que los personajes y figuras destacan sobre el fondo. En el relieve en hueco, hundido o inciso, los perfiles de las figuras se graban en la superficie, que permanece, quedando las figuras modeladas dentro de la misma. El relieve alzado se empleaba, por lo general en los interiores, dejando para los exteriores el relieve en hueco, que destaca más al sol. Hubo, sin embargo, variaciones de estilo en los distintos periodos; el relieve en hueco resultaba también mas barato.

Las principales construcciones religiosas y las mejores tumbas privadas estaban decoradas con relieves. La pintura se empleó en las tumbas privadas, cuando la roca de baja calidad hacía imposible el relieve, o bien para economizar o cuando la obra no era permanente y la superficie que había que cubrirse no era la adecuada para la labor de relieve, como en las casas privadas y en los palacios reales, construidos con adobes. Pero, aunque la pintura ocupase un lugar secundario, existen numerosas y magníficas obras pictóricas, cuyas técnicas estimularon a los artistas a trabajar con mayor libertad en el relieve.

Fuentes

  • Allen, James P. Egyptian Grammar. An introduction to the language of the hieroglyphics. Cambridge : Cambridge University Press, 2001.
  • Domínguez Velasco, Luis Enrique y Sotelo Mora, Ricardo. Arte. Egiptomanía. [En línea] [Citado el: 18 de Abril de 2011.] http://www.egiptomania.com/jeroglificos/articulo/culegip3.htm.
  • Pirenne, J. Historia del Antiguo Egipto. Editorial Océano, Barcelona, 2002.