Antonio Luaces

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Antonio Luaces
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Coronel del Ejército Libertador cubano.
NombreAntonio Luaces Iraola
Nacimiento11 de junio de 1842
Camagüey, Bandera de Cuba Cuba
Fallecimiento21 de abril de 1875
Camagüey,Bandera de Cuba Cuba
Causa de la muerteFusilamiento
NacionalidadCubana
CiudadaníaCubana
OcupaciónMédico y Militar

Antonio Luaces Iraola. Coronel del Ejército Libertador cubano, incorporado el 11 de mayo de 1869 al mando del mayor general Ignacio Agramonte y Loynaz.

Síntesis biográfica

Nació el 11 de junio de 1842 en la casa marcada con el número 8 de la calle de San Francisco, hoy Luaces No. 55 en la ciudad de Camagüey.

Estudios

Realizó sus primeros estudios en la ciudad natal y, con posterioridad, sus padres, que disfrutaban de una posición económica desahogada, lo enviaron a Estados Unidos, con el fin de que estudiara Medicina y Cirugía. En aquella nación se graduó de médico.

Trayectoria militar

Al estallar la Guerra de Secesión en Estados Unidos, se incorporó al ejército antiesclavista del Norte en cuyo Cuerpo de Sanidad prestó sus primeros servicios.

Al concluir la Guerra de Secesión Norteamericana, donde participó, ostentaba el grado de coronel; había adquirido experiencia militar y se había convertido en un defensor del Abolicionismo. Pasó a Francia en 1865, a perfeccionar sus conocimientos de Medicina en París.

El inicio de la revolución en Cuba, el 10 de octubre de 1868, le sorprendió en Cádiz, España, adonde había arribado con un grupo de amigos para cooperar con el movimiento que destronó a Isabel II. De dicha ciudad se dirigió a Gibraltar, y de allí a los Estados Unidos.

En Nueva York se alistó en la expedición que organizaba el Ingeniero Francisco Javier de Cisneros quien la condujo a bordo del vapor Perrit, mandada militarmente por el general Thomas Jordan, y desembarcó el 11 de mayo de 1869 en la [[península de Ram, situada en el interior de la Bahía de Nipe.

Poco después del desembarco pasó a territorio camagüeyano, donde se incorporó a las fuerzas al mando del mayor general Ignacio Agramonte y Loynaz y fue designado médico de la División de Camagüey. Posteriormente fue nombrado Jefe de Sanidad de Oriente, aunque sirvió también con las armas en las manos. el Mayor elogió su valor a toda prueba, lo que demostró en el rescate del entonces General de Brigada Julio Sanguily, audaz hecho militar en el que solo 35 jinetes cubanos lograron rescatarlo arrebatándoselo a una columna de 120 soldados españoles que lo conducían baldado y prisionero, quien anotó en la hoja de servicios de Luaces: Valor a toda prueba. En esta acción también participó su hermano Emilio Lorenzo-Luáces Iraola.

Participó además en la El Salado, Jacinto, Loma de Vapor, Buey Sabana, Sao de Lázaro, La Soledad de Pacheco, Cocal, Fiel Olimpo y Jimagüayú, donde cayó el mayor general Ignacio Agramonte.

Tras la muerte de Agramonte, el coronel Antonio Lorenzo pasó a las órdenes del Mayor General Máximo Gómez y combatió en La Sacra, Palo Seco y Las Guásimas, más tarde fue subordinado del General de Brigada Henry Reeve, El Inglesito, su último jefe, de nacionalidad estadounidense.

Luaces además de combatir, prestaba sus servicios como médico cuando las circunstancias lo requerían, y procuraba aliviar a heridos y enfermos con los escasos recursos con que contaba la Sanidad Militar del Ejército Libertador. A las órdenes del general Máximo Gómez continuó demostrando su valor en el combate.

Ver más: Un médico cubano en la guerra de Secesión norteamericana http://www.trabajadores.cu/20150903/un-medico-cubano-en-la-guerra-de-secesion-norteamericana/

Muerte

El 17 de abril del propio año; cuando se encontraban acampados en La Crimea, fueron asaltados por la tristemente célebre Guerrilla de los Doce Apóstoles que capturó a Luaces y a un soldado nombrado Manuel Carmenates.

En vano trataron de apartarlo de la lucha con promesas de respetarle la vida si se pasaba a las filas del enemigo. Su digna reacción fue decirle a quien intentaba doblegarlo que si hubiese tenido sus armas se hubiera quitado la vida antes que escuchar semejante insulto.

Ambos fueron conducidos a Puerto Príncipe donde fueron juzgados por un consejo de guerra que lo condenó a muerte, el 21 de abril se cumplió la sentencia. Poco antes de ser fusilado. Luaces exclamó: Nada es mejor ni más digno que morir por la patria.

Fuentes