Antonio Perdomo Estrella

Antonio “Ñico” Perdomo Estrella
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Nacimiento13 de junio de 1943
Cotorro, La Habana
Fallecimiento9 de noviembre de 2009
Causa de la muerteParo respiratorio
NacionalidadCubana
CiudadaníaCubana
OcupaciónEntrenador deportivo

Antonio “Ñico” Perdomo Estrella. Destacada gloria deportiva cubana del voleibol que aportó como entrenador grandes resultados a Cuba en ese deporte en su rama femenina.

Trayectoria

Antonio Perdomo nació el 13 de junio de 1943 y se dedicó durante más de cuatro décadas de forma sistemática a educar generaciones de voleibolistas. Su labor se caracterizó en el entrenamiento, en cada análisis, en su disposición constante por trasmitir sus vastos conocimientos y la preocupación permanente por la formación del deportista con la mira puesta en su futuro.
Supo conjugar esa seriedad como padre, esposo y en el trabajo cotidiano con su fino y oportuno humor, con la sonrisa a flor de labios dispuesto a recibir o tributar la más cubanísima broma.
Deportista nato, amante y competidor en ciclismo y béisbol en su niñez y juventud, lo arrastró al voleibol el ambiente que existía en su natal municipio de Cotorro.
El profesor Ñico acumuló un envidiable currículum al lado de ese otro grande que es Eugenio George, con quien comenzó como su auxiliar en 1966 en el equipo nacional masculino; en 1969 trabajó con la escuadra juvenil femenina. En 1973 confirmó el dúo con George en el conjunto para muchachas, en el cual compartió la alegría del triunfo en los Juegos Olímpicos de Barcelona 92 y Atlanta 96; en los mundiales de 1978 y 1994, y las Copas del Mundo de 1989, 1991 y 1993, corona que mantuvo en 1999. Perdomo sumó el oro en el campeonato del orbe de 1998, en tres torneos Los Cuatro Grandes y de siete Juegos Panamericanos, otros tantos Centroamericanos y del Caribe.
De igual modo conformó el cuerpo técnico de la selección de lujo masculina que participó en las Ligas Mundiales del 2004 al 2006, y en el Mundial de Japón 2006.
Previo a su fallecimiento fungía como asesor de la Federación Cubana de Voleibol y se preparaba para viajar a Guatemala a impartir un curso en su condición de Instructor de la Federación Internacional de Voleibol.
Ñico, como cariñosamente se le conoció dentro y fuera de Cuba, falleció repentinamente víctima de un paro respiratorio a la edad de 66 años, cuando aún abrazaba con fervor todas las tareas que conllevaran a mantener los éxitos alcanzados por la Isla.

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