Arte Militar en Cuba

Plantilla:HechosNacido en las luchas contra el colonialismo español por la independencia nacional durante el Siglo XIX, desarrollado en correspondencia con las nuevas condiciones durante la Guerra de Liberación Nacional, ha sido aplicado de manera creadora por los jefes militares que durante más de cien años han luchado contra la injusticia frente a fuerzas enemigas muy superiores en número y armamento.

La Historia Militar

Sistema de conocimientos sobre la actividad bélica de la humanidad en el pasado. Incluye el surgimiento, desarrollo y desenlace de las guerras; la evolución de los medios, las formas y métodos de preparación y conducción de la lucha armada y su dependencia de las condiciones político-sociales, económicas y técnico-militares de cada época histórica, y trata sobre la experiencia de la sociedad en la esfera militar.

La Historia Militar surgió en una etapa temprana de los conflictos armados, en forma de historia de las guerras. Hace más de treinta siglos, en la época del esclavismo, aparecieron las primeras crónicas en las que se describían las guerras, campañas y batallas, así como la actividad de los grandes caudillos militares y estrategas.

Esto no significa que sus autores se limitaran a la descripción pura de los acontecimientos; muchos de ellos trataron de interpretar y asimilar las causas de las victorias y reveses. De hecho, y aunque empíricamente, en no pocos casos llegaron a conclusiones correctas y cuando no sucedía así, la práctica de nuevas guerras se encargaba de enmendarles la plana. Quizás pueda considerarse a Homero como el primer historiador militar por su descripción de la guerra entre griegos y troyanos, y entre los que dejaron su obra escrita, Jenofonte, Tucídides y Julio César fueron los pioneros.

Es la rama de la Historia Militar la que investiga el surgimiento y evolución de las formas y métodos de preparación y realización de la lucha armada. Muestra el proceso de aparición y evolución de la estrategia, el arte operativo y la táctica; revela sus regularidades y crea las bases para el desarrollo del Arte Militar contemporáneo.

Su misión principal consiste en poner de manifiesto la esencia objetiva de la evolución del Arte Militar; es decir, hacer evidente la dependencia histórica del surgimiento de nuevos conceptos, formas, métodos y principios para preparar y realizar la lucha armada, con respecto al desarrollo de la economía, la ciencia y la tecnología militar y al carácter del régimen social a que corresponden, así como la influencia que sobre ellos ejercieron las particularidades del desarrollo histórico de las naciones que libraron la guerra, las condiciones del teatro, el papel de la actividad de las masas y el de los jefes militares.

A tal efecto, se interesa fundamentalmente en el aspecto técnico-militar de las guerras, en especial de las más recientes y de aquellas en las que se emplearon nuevos sistemas de armamento y técnica militar, así como procedimientos novedosos para llevar a cabo las acciones combativas.

Ante cada guerra concreta, la historia del arte militar debe descubrir por qué triunfaron unos y fueron derrotados otros, en qué medida cada parte supo transformar oportunamente y aprovechar sus potenciales económico, científico-técnico, político-moral y militar para lograr la victoria; cómo adecuaron las formas y métodos de preparar y realizar la lucha armada a la aparición del nuevo material técnico y humano; qué nuevo empleo se les dio a medios ya existentes; cómo la práctica confirmó, modificó o negó doctrinas y principios existentes.

Arte Militar

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Militares cubanos

El Arte Militar es una de las dos ramas básicas de la Ciencia Militar, consiste en un sistema de conocimientos sobre las formas y los métodos de preparación y realización de la lucha armada, cualquiera que sea su envergadura y el teatro donde se lleve a cabo y surge como consecuencia de la práctica de la lucha armada, a lo largo de la cual, los caudillos y jefes militares se afanaron por descubrir y generalizar las leyes que regían ese fenómeno, así como los principios y procedimientos que conducían a la victoria con cierta regularidad.

Como en otras áreas del conocimiento humano, en el Arte Militar, la práctica antecede a la teoría y le sirve de base, pero una vez formulada esta última, orienta la práctica ulterior que, a su vez, despoja la teoría de todo lo subjetivo y obsoleto y la adecua a las nuevas condiciones materiales.

Las condiciones materiales, los cambios en los hombres y en los medios, son los que crean las premisas para que el talento de los jefes militares aprovechen las nuevas posibilidades y elaboren formas y métodos más eficaces de preparar y conducir la lucha armada.

Otros elementos tales como las particularidades del desarrollo histórico de cada sociedad, las características del teatro de operaciones militares y del enemigo a que debe enfrentarse, las tradiciones nacionales de cada pueblo y la actividad de jefes destacados influyen considerablemente, muchas veces, en la conformación del Arte Militar de cada época y país.

La práctica militar organizada se remonta a la etapa en que, con la aparición de la propiedad privada sobre los principales medios de producción y la división de la sociedad en clases antagónicas, surgieron el Estado y las guerras. Con ellas, las armas destinadas a la caza se transformaron en medios para el combate, el hombre aprendió a trabajar los metales e hizo más eficaces sus armas, aparecieron las primeras formas del lenguaje escrito y emergieron el guerrero y el ejército, como organización específicamente creada para realizar la lucha armada. Así se crearon las condiciones para el advenimiento de la teoría del Arte Militar. Estos fenómenos, nacidos en el seno de las grandes civilizaciones esclavistas, como las de Mesopotamia y Egipto, se remontan al 3500-3000 a.n.e., cuando empezó a usarse el cobre, tanto en las armas contundentes como en las arrojadizas. Pasarían algunos siglos antes de que el hombre aprendiera a endurecer el cobre mezclándolo con estaño. 

La Edad de Bronce, que marca el alborear de la Edad Antigua, se inició en el valle del Indo algo antes del 2500 a.n.e. y poco después en el Valle del río Amarillo, en China. La metalurgia del hierro comenzó a desplazar al bronce en el Cercano Oriente un poco antes del 1000 a.n.e., en Europa algo después y varios siglos más tarde en China. Aunque la historia antigua, como manifestación escrita del desarrollo de la sociedad, comienza con el esclavismo y la Edad de Bronce está repleta de acontecimientos militares, no fue sino hasta el 1500 a.n.e. que podemos reconstruir el desarrollo aproximado de algunas de las incesantes guerras que sostenían entre sí los primitivos estados del Cercano Oriente y descubrir sus métodos de combate y de organización militar.

En otras palabras, aunque la lucha armada organizada con objetivos políticos —las guerras— podemos rastrearla hasta tres milenios a.n.e., las primeras manifestaciones de la teoría del Arte Militar de las que tenemos referencia aparecieron 1.500 años después. Asimismo, durante la larga etapa del predominio del arma blanca como medio principal de combate, el procedimiento fundamental para derrotar al enemigo era el golpe con esta arma, lo que condicionó la batalla campal como forma esencial de las acciones combativas para decidir la campaña o la guerra, y las formaciones compactas (la falange macedónica y más tarde la legión romana) como órdenes combativos más ventajosos para asestar sus golpes.

A lo largo de ese dilatado período, la relativa endeble económica de la mayoría de los estados no les permitía mantener ejércitos ni flotas permanentes, por lo que todos los ciudadanos estaban sujetos a la prestación del servicio militar desde la adolescencia hasta la vejez. La continua práctica militar de los diferentes estados fue produciendo las primeras manifestaciones escritas al respecto; en Europa, Herodoto y Tucídides y, paralelamente, en China, Sun Tzu, nos legaron testimonios y máximas en torno al arte militar, que fueron enriquecidos más tarde por otros, tales como Onosandro, Vegecio. Cabe señalar que en la mayor parte de esas obras hay una estrecha vinculación entre la historia y el arte militare, pues a un tiempo exponían la descripción de las guerras y las observaciones, comentarios y enseñanzas de aquellas cuestiones que, a juicio de los autores, condujeron a la victoria o a la derrota en cada caso.

La Edad Media sumió a la humanidad en diez siglos de oscurantismo y el Arte Militar no escapó a ello. Durante esa etapa, el genio, la estratagema, la maniobra y, en fin, la habilidad, fueron sustituidos por la fuerza, representada por el caballero feudal cubierto de metal y protegido por su castillo. Pobre es el aporte de esos mil años al arte militar —salvo el empleo de la caballería ligera por los árabes—y sería necesario el Renacimiento, fruto de la burguesía como clase social, para que unido al despertar de la ciencia y la tecnología en general, el hombre abordara nuevamente la lucha armada con el mismo espíritu inquisitivo y creador con que enfrentó la ciencia, el arte, la literatura y la vida en general, de lo cual fue Maquiavelo un magnífico exponente.

La aparición de las armas de fuego portátiles y de la artillería, marcó una revolución en el modo de hacer la lucha armada, tan trascendente, que devolvió el papel principal a la infantería; signó el inicio de la decadencia de la caballería pesada y confinó la ligera a misiones auxiliares; transformó la ingeniería militar y modificó la táctica terrestre y naval.

Raíces del Arte Militar en Cuba

Aunque la historia del arte militar examina todas las guerras, la historiografía militar cubana presta especial atención a aquellas libradas en nuestro teatro o en teatros análogos, entre grandes potencias militares y Estados militarmente débiles que las enfrentaron, de donde se puedan derivar experiencias válidas para enriquecer nuestro actual Arte Militar.

Cuando Cristóbal Colón descubrió América para el mundo europeo trajo al nuevo continente una ciencia militar muy superior a la de sus pobladores, que serviría para derrotarlos y esclavizarlos, cuando no para exterminarlos, como ocurrió en el caso de Cuba. Las guerras en Cuba fueron objeto de numerosísimos trabajos por parte de militares españoles, tales como Pirala, Justo Zaragoza, Llufriú, Acosta Albear, Jiménez Castellanos y Barrios Carrión, entre otros muchos. Cuba tuvo una amplia producción histórico-militar, exponente de la cual son las obras de Collazo, Varona Guerrero, Máximo Gómez, Figueredo Socarrás, Miró Argenter, Bernabé Boza, Piedra Martell, Reyna Cossío, Casasús y otros, algunos de los cuales fueron sus actores.

Tanto el Ejército Libertador el pasado siglo como el Ejército Rebelde en la guerra de liberación desarrollada desde el 2 de diciembre de 1956 hasta el 1 de enero de 1959, adaptaron sus métodos de lucha a la topografía del terreno y aprovecharon hábilmente las condiciones climáticas.

El hostigamiento constante, las emboscadas y la sorpresa fueron formas de la lucha armada popular puestas en práctica para lograr, en el orden estratégico, el desgaste y desconcierto del enemigo.

Arrebatar las armas al adversario mediante acciones sorpresivas, constituyó la más importante fuente de abastecimiento de material de guerra en ambos períodos de lucha armada.

El apoyo de la población fue decisivo para el aseguramiento logístico y la permanente información sobre los movimientos y propósitos de las fuerzas enemigas. La decisión de lucha de los cubanos quedó demostrada tras el sabotaje al buque La Coubre en Marzo de 1960, cuando en el entierro de las víctimas de ese criminal acto terrorista, se pronunció por vez primera la consigna de Patria o Muerte.

La victoria sobre la invasión mercenaria por Playa Girón (Bahía de Cochinos) en Abril de 1961, la decisión y efectividad demostrada durante la Crisis de Octubre en 1962, la derrota de los numerosos alzamientos contrarrevolucionarios y el enfrentamiento efectivo a las acciones piratas en la década de los sesenta y el cumplimiento de las misiones internacionalistas en apoyo a pueblos agredidos por fuerzas militares extranjeras, demostraron la validez de los principales postulados del arte militar cubano contemporáneo.

El pensamiento de los legítimos líderes militares y políticos de la nación cubana durante cerca de 150 años ha seguido fielmente el axioma de que solo con la fuerza del pueblo se pueden librar y ganar las batallas a favor de una causa justa; pero para vencer, toda la población necesita prepararse, instruirse y entrenarse en aras de combatir eficientemente.

La práctica militar desarrollada en Cuba, primero por los conquistadores españoles y con el decursar del tiempo, por sus sucesores, los criollos y cubanos, es sin dudas una de las principales fuentes del Arte Militar cubano, que surgiría a partir de 1868, en el fragor de la Guerra de los Diez Años, junto con la consolidación de nuestra nacionalidad. A esa práctica militar casi ininterrumpida durante 300 años, habría que añadir el estado del Arte Militar occidental en la primera mitad del siglo XIX, llegado a nuestros patricios a través de distintas fuentes, así como la experiencia combativa de los extranjeros y cubanos que se sumaron al Ejército Libertador, todo lo cual conforma las raíces de nuestro Arte Militar, que surgió vacilante en los primeros días de un conflicto terrible —la Guerra de los Diez Años—, librado en condiciones de absoluta desventaja técnico-militar por nuestros patriotas y que, sin embargo, supo resistir, desarrollarse y oponerse ventajosamente al decantado arte militar de una potencia de la época, de larga tradición colonial, que empleó contra Cuba a sus mejores generales y tropas en una épica contienda en la que si no vencimos, no fue por haber sido despojados de la espada, sino por haberla dejado caer, como dijera Martí.

A partir del Triunfo de la Revolución Cubana se produjo un nuevo empeño por darle su justa dimensión a nuestra Historia Militar, en la cual la objetividad y el partidismo se dieran la mano, a lo que han contribuido, tanto historiadores como protagonistas de la guerra de Liberación.

Con el decursar de la práctica militar aumentó y se enriqueció su contenido, lo que dio lugar no solo a la acumulación de conocimientos histórico-militares, sino también a su inevitable especialización, proceso que continúa aún en nuestros días.

Primeras manifestaciones

Las primeras manifestaciones de Arte Militar que recoge la historia de Cuba tuvieron lugar durante la llamada colisión de dos culturas, cuando los conquistadores llevaron a cabo su operación de invasión, ocupación y conquista, contra la resistencia de los aborígenes, manifestada esta última de múltiples formas, incluyendo la lucha armada, que duró más de treinta años y que no cesó sino con el exterminio casi total de nuestros nativos.

No se trató de que con el descubrimiento los europeos trajeran su cultura al Nuevo Mundo sino: de la imposición de una cultura sobre otra, del aplastamiento de unos pueblos por otros, poseedores de una tecnología militar más avanzada, de la intrusión violenta de Europa en América. A pesar de la abismal diferencia entre los estadios de desarrollo de unos y otros — 4.500 años — y contra lo que por tradición se ha dicho y escrito, nuestros nativos no aceptaron mansamente la dominación española, no se resignaron a una esclavitud o una servidumbre que no conocían ni comprendían, las rechazaron con todas sus escasas fuerzas y prefirieron el aniquilamiento a vivir bajo relaciones de producción y normas sociales que no eran las suyas. Establecieron de este modo un precedente que, sin dudas, llega hasta nuestros días.

La valoración técnico-militar de la agresión perpetrada por los conquistadores españoles contra los primitivos pobladores de Cuba demuestra que tuvo un carácter de rapiña y fue totalmente injusta por parte de los conquistadores, como justa fue la resistencia de todo tipo que les opusieron los nativos.

Las enormes diferencias entre los estadios de desarrollo de la civilización hispana y la indocubana expresadas, entre otros, en la aplastante superioridad técnico-militar de los primeros, condujeron no solo a la derrota militar y al sojuzgamiento de los indocubanos, sino a su exterminio: al genocidio.

El empleo de métodos irregulares de lucha armada; el ataque a la base de sustentación económica de los colonizadores; el hábil aprovechamiento de las propiedades del terreno; el uso del fuego como medio de destrucción; la utilización de las emboscadas, los ataques sorpresivos y la noche; la lucha por conservar la iniciativa; el abastecimiento con armamento, víveres y personal a costa del enemigo; el empleo de estratagemas y la actividad de jefes enérgicos e irreductibles como Hatuey, Guamá y otros, permitió mantener encendida la resistencia durante más de treinta años.

Quedan demostrados la importancia del empleo de nativos conocedores de la topografía y costumbres de cada región en apoyo a las fuerzas principales, en calidad de tropas auxiliares, tanto por parte de los rebeldes como por las cuadrillas organizadas por los colonizadores para su búsqueda y aniquilamiento; que el desconocimiento de los nativos sobre los puntos fuertes y débiles del armamento, la táctica y la organización de los españoles añadió a las posibilidades combativas reales de los invasores un efecto psicológico, en ocasiones mayor que el físico; que la influencia de la actividad ideológica y psicológica de los conquistadores sobre los aborígenes, a través de las prédicas de resignación y mansedumbre, desempeñó un papel esencial en el apaciguamiento de la resistencia nativa; y por último, la validez del empleo de las montañas y otras regiones de difícil acceso para establecer en ellas bases de apoyo para la lucha, antecedente de los palenques cimarrones y de las prefecturas mambisas.

La falta de unidad y cooperación de los naturales de Cuba entre sí y con los quisqueyanos emigrados, facilitó la tarea a los invasores. Aunque el nivel de desarrollo social de las comunidades indígenas asentadas en la Isla no favorecía la necesaria unidad para enfrentar a los conquistadores, es un ejemplo que ha estado presente, como denominador común, en la mayor parte de nuestras derrotas político-militares a lo largo de la historia y no solo en las nuestras, sino también en las de otras civilizaciones americanas.

Las raíces más profundas y auténticas de nuestro Arte Militar actual se remontan a las primeras manifestaciones de rebeldía de los indocubanos, quienes enfrentaron decididamente a un invasor técnica y tácticamente muy superior y encontraron, en esa desigual contienda, los procedimientos que les permitieron prolongar la resistencia durante casi medio siglo.

Fuentes

Enciclopedia Digital: Historia Militar de Cuba (1510-1868). Centro de Información para la Defensa MINFAR.

Sitio del gobierno de la República de Cuba