Avutarda común

Avutarda Común.
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Es una especie de ave gruiforme de la familia Otidae, el único miembro del género Otis, que da nombre a la familia.
Clasificación Científica
Nombre científicoOtis tarda Linnaeus
Reino:Animalia
Filo:Chordata
Clase:Aves
Orden:Gruiformes
Familia:Otidae
Género:Otis
Especie(s):O. tarda
Hábitat:Europa (Península Ibérica y Europa central) y a través del centro de Asia hasta China.

Avutarda Común. Es el mayor pájaro de la Península Ibérica. Vive en zonas abiertas, lejos de arbolado y matorral, muestra desconfianza frente a los depredadores y en especial ante la presencia del hombre al que rara vez deja aproximar a menos de 200 metros.

Características

El macho es de considerable mayor tamaño que la hembra, alcanzando en marzo-abril su mayor peso que oscila entre 8,500 y 17 Kg. Su plumaje es diferente en parte. La cabeza, ancha y aplastada, el largo y delgado cuello es de color gris pálido con un tinte que parece a veces azulado. La parte superior del pecho es de color castaño vivo. Las superiores, base del cuello, espalda, dorso de las alas y cola son beige rojizas y amarillo ocráceas ondeadas profusamente de negro.

A cada lado de la base del pico tiene unas finas plumas blancas que forman un conspicuo bigote en los machos a partir de los 3 años de edad. Desde los 6 años en adelante estos bigotes son muy largos y poblados (120-150 mm). Por su tamaño y desarrollo así como por la mancha alargada de color oscuro que desde los carrillos baja a lo largo del cuello, puede conocerse la edad de los machos de las avutardas.

Las hembras adultas carecen de los mostachos y de la banda pectoral castaña, además de tener mucho menor tamaño. Ambos tienen patas largas y pies gruesos y fuertes; el pico es pardo amarillento con el extremo más oscuro. Los machos tienen muy desarrollado un saco en la garganta durante la época de la reproducción y que puede inflarse de modo extraordinario.

En vuelo, alcanzan velocidades de hasta 80 Km por hora. El vuelo tiende a ser torpe y lento, puesto que para ello tienen que disponer de amplio espacio en el suelo. Son reacias a volar y a no ser que se vean muy amenazadas, prefieren peonar, haciéndolo siempre con el cuello muy estirado y adoptando una postura de alerta característica.

Forma pequeños bandos que se unen entre sí en la época del celo, formando grupos más numerosos. Mientras las hembras incuban, los machos se reúnen también formando bandos que los cazadores llamaban «toradas».

Es un pájaro silencioso que de forma ocasional emite gruñidos sordos que pueden significar agresividad o temor. Durante la reproducción, los machos lanzan una especie de ladrido ronco y junto al nido y teniendo ya los pollos unos días, la hembra los guía con sonidos guturales.

Es un pájaro fiero y valiente que no duda en atacar si con la carrera o el vuelo no puede librarse de sus enemigos. Posee un sentido del oído muy fino y una vista muy aguda y su extraordinaria desconfianza le permiten huir antes que enfrentarse al enemigo. Pero si queda malherida lanza ataques fieros e inesperados cuando se la intenta coger acompañados de silbidos y resoplidos.

Alimentación

Se alimentan fundamentalmente de materia vegetal, en especial de gramíneas, hojas, granos de cereales, hortalizas, leguminosas, y un número incalculable de plantas y flores, sobre todo la vulgar margarita de los prados y el Diente de León Taraxacum officinale. Además de su preferencia por las leguminosas, cuando entra en las vides para comer las uvas maduras produce verdaderos estragos. La dieta incluye una considerable cantidad de materia animal, sobre todo en los pájaros jóvenes. Saltamontes, escarabajos, Lombriz de tierra, larvas, mariposas y multitud de pequeños y grandes insectos son capturados en primavera y verano por las hembras y los jóvenes, pero también por los adultos. Estos no dudan en comer huevos y pollos de especies que anidan en el suelo, ratones de campo, lebratos, ranas y lagartos.

Reproducción

Las hembras aprovechan el crecimiento de las plantas para anidar bien a cubierto de los depredadores. Esta ave no construye su nido sino que la puesta es efectuada en una depresión del terreno que suele tener el fondo cubierto por tallos de las plantas que la hembra aplasta con su cuerpo. Se ha discutido mucho (Bannerman, 1962) si la Avutarda es polígama. Naumann consideró siempre a este pájaro como monógamo, pero su costumbre de vivir asociados un corto número de machos con mayor número de hembras no puede asegurarnos una recatada vida sexual. Así, Lilford, Chapman y Verner consideran que la Avutarda Común es polígama.

El número de huevos puestos oscila en Iberia entre 2, 3 y 4. No obstante, ha habido considerables dudas ya que en zonas de Europa Central, (Alemania) la puesta normal es de 2 huevos. Jourdain estima para España como normal la puesta de 3 huevos y más rara la de 4. Los huevos son anchos y de forma ovalada o elíptica, a veces muy picudos en ambos extremos. Son brillantes y el color general de la cáscara es pardo o verde oliváceo marcados con manchas y puntos pardo amarillentos, pardo rosados y con manchitas violáceas muy claras y a veces difíciles de ver. Algunos tienen rayas y puntos pequeños marrones, casi siempre concentrados en el extremo más ancho. Su tamaño es parecido al que tienen los de un ganso para tan gigantesco pájaro como es la Avutarda Común. Las primera puestas son encontradas a finales de abril, aunque pueden ser en el mes de mayo. Solamente la hembra incuba y lo hace durante 25 a 29 días.

Los pollos al nacer son nidífugos y dejan el nido en cuanto están secos. Su plumón es corto y de color a partes iguales, formando como parche entre pardo arenoso y pardo oscuro con una raya oscura en el centro de la espalda que nace en el cuello y varios puntos y rayas negruzcas en la garganta y lados de la cabeza y el cuello. Las partes inferiores son beige muy claras, casi blancas en el vientre. La hembra los atiende sola mientras los machos se reúnen en bandos o «toradas», vagando por los campos sin ocuparse de las hembras. Estas buscan insectos en los primeros días se los dan a los pollos directamente en el pico. A las cuatro semanas ya efectúan cortos vuelos, pero la hembra los cuida hasta cumplir un mes y medio.

Ocupa en Europa zonas del norte de Alemania y Polonia, Hungría, Checoslovaquia y Austria y desde el Sudeste se extiende por el sur de Rusia, Asia Menor, el Cáucaso hasta Siberia occidental y Turkestán y más hacia el Este hasta Mongolia y Manchuria. En la Península Ibérica se conserva la población más floreciente de Europa. En Portugal vive en gran parte de la provincia del Alto Alemtejo, sobre todo en la zona sudoriental, alcanzando algunas aves a reproducirse en el norte de la provincia del Baixo Alemtejo. En España ocupa varias zonas, la provincia de Cáceres, sobre todo en las llanuras desprovistas de vegetación arbustiva tiene gran densidad, la Tierra de Campos de las provincias castellano-leonesas, otra zona importante es la extensa llanura de La Mancha, incluyendo la cuenca del río Guadiana, posiblemente ahora con Cáceres la mejor zona del País.

En el valle del Tajo habita en zonas de secano de Madrid, Cuenca, Toledo y Guadalajara. Se citan allí como reuniendo los mayores bandos la Tierra de Alcalá y La Sagra. En Badajoz ha disminuido mucho desde la puesta en marcha de los extensos regadíos del Plan Badajoz, lo mismo que sucede en las provincias andaluzas de Córdoba, Huelva y Sevilla. Todo el valle del Guadalquivir posee aún bandos numerosos de avutardas. En una proporción ínfima están el Valle del Ebro donde destacan los campos de las Bardenas Reales, Los Monegros y la Plana de Olite.

También se puede encontrar en otras zonas esteparias de Aragón y Navarra como en el Llano de la Violada. Ocasionalmente algún pequeño bando es visto tan al Norte como en las proximidades de la Sierra de Andia, cerca ya del límite de Navarra con Guipúzcoa. La población española se ha calculado como mucho en unas 10.000 aves, pero una cifra exacta es difícil de dar, porque aunque esta especie es muy sedentaria y rara vez se alejan de la zona donde han nacido a distancias superiores a 2-10 Km, el trasiego, de los bandos es continuo y muchos por la excesiva desconfianza de que hacen gala no pueden contarse con exactitud. Además, parece confirmada la existencia de un cierto movimiento invernal hacia el Oeste dentro de Iberia. La protección y prohibición de la caza ha contribuido a paliar un poco los daños que producen, por un lado los cazadores furtivos y por otro la destrucción de nidos y huevos por las avanzadas técnicas agrícolas, en especial el envenenamiento de cosechas con plaguicidas.

Otra causa de grandes pérdidas son los tendidos de líneas eléctricas de alta tensión que atraviesan cada día en mayor número, precisamente las grandes llanuras donde vive la Avutarda, que en vuelos crepusculares o nocturnos chocan con los hilos y mueren.

Prácticamente no tiene enemigos naturales y sólo el hombre con los medios que ahora tiene a su alcance rifles de precisión, vehículos rápidos y sobre todo los tractores con remolque a los que se han acostumbrado las avutardas y de los que no desconfían, pero en los que se ocultan los furtivos que disparan a bocajarro a corta distancia. Abundando en estas mismas consideraciones, Purroy (1974) ve negrísimo el porvenir de las avutardas. En Navarra, antes una zona avutardera muy importante en Iberia, ha sufrido un descenso drástico en su densidad. En un censo realizado en abril de 1971 había sólo 21 avutardas en las Bardenas, la Plana de Castejón y Olite. Iribarren vio un bando invernante de 22 aves en la llanada de Lerín.

Según el Atlas de las aves reproductoras de España (2004), la población española se estima en unos 23.000 ejemplares. Siendo Castilla y León la comunidad que alberga el mayor número, con un 46%, seguida de Extremadura con el 30%, Castilla La Mancha el 16% y Madrid el 5%. El resto de comunidades contienen poblaciones mucho menores, fragmentadas y, en general muy amenazadas.

La población sufrió un gran descenso hasta la década de 1980 que se estableció su veda.

Fuentes