Berserker

Berserker
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Guerrero Berserker
Características
Hábitat:Campos de Batalla
Dios asociado:Odín

Berserker. Raza de licántropos nórdicos, menos míticos que concretos, y extremadamente feroces. Los Berserker eran guerreros vikingos que combatían en un estado de trance, semidesnudos, cubiertos con la piel de lobos, osos o venados. De hecho, la palabra Berserker está compuesta por Serkr (un tipo de camisa vikinga) y Berr ("Oso", también "desnudo").

Los berserker se lanzan a sí mismos a un frenesí de batalla, mordiendo sus escudos y aullando como animales, convirtiéndose en enemigos formidables, ya que estos feroces guerreros parecen insensibles al dolor mientras les dura su locura. En su locura se les ha visto atacar a las rocas y árboles y no es extraño que ataquen a su propia gente.

Origen

El origen etimológico de esta palabra es incierto, una teoría dice que deriva de berr ('desnudo') y serkr (prenda de vestir similar a una camisa). Otra teoría afirma que deriva del germánico berr ('oso') ya que solían usar pieles de animales (osos, lobos y venados).

Cuentan las leyendas vikingas que en todo "ejército" nórdico existía un grupo de doce soldados llamados berserkers, que tenían la capacidad de no sufrir heridas y seguir luchando durante días con el mismo ímpetu que al empezar la batalla. No existen grandes precisiones sobre el origen de los berserkers. Algunos los creen integrantes de una secta seguidora de Odín, adoradores de osos o lobos, otros creen que eran simples elegidos.

Lo único seguro es que su resistencia al cansancio y al dolor provenía de la ingesta de un hongo que los sumía en un estado de paroxismo en el que prácticamente no distinguían entre amigos y enemigos. Cuando morían, tenían un lugar privilegiado en el Valhalla, el paraíso de los vikingos, a la derecha de su amado Odín.

Tras la batalla el frenesí se esfumaba y su agotamiento se hacía palpable. Ese era el único momento en que se les podía vencer.

El Berserker en la guerra

Eran muy solicitados en tiempo de guerra, aunque los vikingos en general no les consideraban compañeros de armas, ya que su tipo de actuación poco tenía que ver con la ética del guerrero, donde primaban los conceptos de lealtad y fidelidad, astucia e inteligencia.

No es de extrañar que debido a su apariencia (envueltos en pieles de animales) y su fiero modo de actuar en la batalla se les considerara mitad hombre mitad bestia y fueran uno de los pilares a la hora de crear la leyenda de los hombres lobo.

Costumbres

  • Los vikingos consumían cerveza con beleño negro, planta alucinógena de la familia de las solanáceas. Es posible que consumieran dichas cervezas para entrar en combate. El beleño produce una sensación de gran ligereza, parece que uno pierde peso y se siente tan ingrávido que acaba creyendo que se eleva por los aires. Como la belladona, causa furia y violencia, no raramente acompañadas de carcajadas delirantes; los alcaloides de esta planta son altamente tóxicos y pueden ocasionar el coma o la muerte.

El Poder de la Bestia

Con el tiempo, los berserker acabarían convirtiéndose en guerreros feroces ansiosos de sangre capaces de llevar a cabo todo tipo de crímenes y desmanes, pero en un principio fueron castas de guerreros magos consagrados a Odín, cuyo nombre procede de un vocablo, ódr, que viene a significar furia, éxtasis, sabiduría mágica e inspirada.

Los rasgos chamánicos de Odín son muy intensos. Entre sus poderes se haya el cambiar de forma y viajar por todos los mundos. Sus compañeros, o quizá deberíamos decir sus espíritus ayudantes, son dos cuervos y dos lobos, Gere y Freke, literalmente "glotón" y "voraz". En el mito odínico, se mezclan la guerra, la caza y el poder chamánico, sobre todo en la figura de la "Cacería salvaje", una imagen nórdica de la tormenta como una tremenda y estruendosa partida de caza contra las fuerzas del mal encabezada por Odín, montado sobre Sleipnir, su caballo de ocho patas, y seguido por las doncellas guerreras, las valkyrjur; los muertos caídos en combate, los einherjar; y una multitud de lobos y seres sobrenaturales.

Todavía en una fecha tan tardía como 1691, en la Europa del nordeste quedaban restos de los antiguos cultos y creencias en hombres-lobo asociados a los poderes odínicos de la luz. Se detectan incluso sociedades secretas de hombres-lobo dedicados a combatir brujas y demonios.

Así se desprende de las declaraciones del anciano Thiess, un hombre-lobo lituano, efectuadas durante el juicio celebrado contra él en Jürgensburg en 1691. Thiess confesó que él y sus compañeros, se transformaban en lobos tres noches al año para combatir al diablo hasta "el fin del mar", es decir, el infierno. Según él, su nariz rota se debía a un golpe recibido en un combate que, en una de esas ocasiones en las que perseguían a los agentes del infierno, había tenido con cierto mago negro llamado Skeistan.

Fuentes