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(Período de consolidación de la República (1899 – 1925))
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Comienza para Cuba, con la Intervención Militar Norteamericana, formalmente inaugurada el [[1 de enero]] de [[1899]], un nuevo período histórico de extraordinaria importancia en el devenir de la nación.
 
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Inserta en el deplorable panorama económico nacional, la otrora floreciente economía cardenense experimenta también, al igual que todo el país, un aletargamiento, aunque con matices particulares. Las principales fuentes de riqueza del territorio se hallan vinculadas con la producción de la amplia región agrícola que la circunda, la cual ha sufrido extraordinariamente las consecuencias de la guerra.
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Inserta en el deplorable panorama económico nacional, la otrora floreciente economía cardenense experimenta también, al igual que todo el país, un aletargamiento, aunque con matices particulares.  
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==La economía agrícola==  
 
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Revisión del 17:43 6 feb 2020

Cárdenas
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Escudo Cardenas.jpg
Cronología
Comunidades aborígenes
Cárdenas durante los siglos XVI y XVII (1510 – 1700).
Cárdenas durante el período de cambios de la estructura agraria primitiva (1700 – 1790).

Cárdenas: Ciudad que ocupa la parte septentrional de la provincia de Matanzas; limita al norte con Varadero y el Estrecho de la Florida, al sur con los municipios de Limonar y Jovellanos, al oeste con la cabecera provincial, Matanzas, y por el este con los municipios de Martí y Perico.

Comunidades aborígenes

Las primeras comunidades aborígenes, se asentaron en el actual territorio de Cárdenas, con una permanencia relativamente estable, desde la ribera nordeste del Río Canímar, incluyendo las áreas de Carboneras, Camarioca, Cantel, La Conchita, Guásimas, Virama y zonas cercanas a la ciudad de Cárdenas, hasta aquéllas más al oeste, hacia el río Siguagua, la Manui y la Ciénaga de Majaguillar. También se han encontrado evidencias arqueológicas de estas comunidades en los Cayo Galindo, Cruz del Padre y Cinco Leguas, situados en áreas de La Bahía y en las cuevas de Ambrosio y Musulmanes, ubicadas estas últimas en Varadero.

Las magníficas condiciones ecológicas existentes en esta área, dadas por la existencia de una extensa red cavernaria y una ancha faja de costa de emersión y sumersión, unidas a las características de una bahía abierta y poco profunda, flanqueada por una guirnalda de cayos y arrecifes, debieron constituir elementos importantes para la alimentación y asentamiento del hombre primitivo en la zona.

A ellos se suma la existencia de costas en donde aflora, por un lado, la caliza dura con áreas de lapiez o diente de perro y playas, y por otro, pequeños reductos de lo que fueron espesos montes de manglares ubicado en zonas pantanosas. El resto del territorio debió estar cubierto de tupidos montes y bosques de maderas preciosas y árboles frutales, que descansaban a su vez, sobre una gran llanura marina abrasiva carsificada y carso – erosiva acumulativa con pequeñas altitudes, entre 030 y 050 metros y con una vegetación muy variada, incluyendo la xerófila.

Todos estos elementos y otros, que no viene al caso apuntar, indican la existencia en el territorio de varios complejos naturales – ciénagas, costas, playas, bosques de galería, montaña y pre - montaña – de los cuales los aborígenes pudieron obtener ganancias sustanciales

Las actividades económicas más importantes a que se dedicaron estas comunidades fueron, en sentido general, la pesca, la caza y la recolección, favorecidas, en primer lugar, por la existencia de una extensa faja litoral de amplia plataforma, que debió tener una rica y abundante fauna marina, donde moluscos, quelonios y peces debieron adquirirse sin grandes esfuerzos; y, en segundo lugar, las áreas de montes y de fértiles valles que les proporcionaban frutos y diferentes especies de aves y mamíferos e incluso, a juzgar por la colectas realizadas en varios sitios arqueológicos, de perezosos y almiquíes, los cuales, al parecer, formaron parte de la dieta de los primitivos habitantes de la región. En cuanto a las técnicas empleadas en la elaboración de sus instrumentos y artefactos, la manufactura se presenta de manera muy variada y compleja.

En los hallazgos arqueológicos realizados en el municipio ha quedado evidenciado el uso del fuego por parte de los aborígenes, para la preparación de sus alimentos y para otros fines.Como medio de transporte, la canoa debió ser empleada en la zona litoral y los manglares para trasladarse a través de los canalizos y pequeñas lagunas hasta los ríos y afluentes que resultaron navegables.

Los factores que más motivaron al hombre en su constante movimiento pudieron ser, entre otros, el desove de los grandes quelonios en las costas, la búsqueda de moluscos y peces comestibles, las migraciones en invierno hacia el territorio de algunas aves, la llamada arribazón de los cangrejos, la entrada de los frentes fríos, el agotamiento relativo de varias especies en algunas áreas y la búsqueda de yacimientos para la construcción de herramientas, en fin, la natural necesidad de encontrar solución a sus requerimientos vitales.

En cuanto a las características religiosas y funerarias, hay que decir que los aborígenes radicados en el área habían rebasado ya plenamente la etapa de la horda, en la cual es imposible que el hombre establezca lazos conscientes con la naturaleza, y aun, con sus semejantes, dado el escasísimo nivel de desarrollo económico y social.

A partir de este hecho, el sentimiento religioso debió manifestarse de diversas maneras en los grupos primitivos asentados en la región y aunque se carezca de datos concretos acerca de sus creencias, es muy posible que debieron practicar algún tipo de religión natural. Asociadas con las creencias religiosas, han aparecido en nuestro en el territorio, evidencias de enterramientos que reflejan alguna que otra costumbre funeraria.

Siglos XVI y XVII (1510 – 1700)

El territorio que actualmente ocupa el municipio de Cárdenas no constituyó uno de los puntos de interés inmediato para los conquistadores europeos, llegados a Cuba en las primeras décadas del siglo XVI. No obstante, la costa cardenense fue recorrida y reconocida durante el bojeo realizado por Sebastián de Ocampo, en 1509, y como parte de la empresa colonizadora de la Isla, comprendida entre 1511 y 1513 por Diego Velásquez con la ayuda de Pánfilo de Narváez, cuyo objetivo fundamental era la exploración de la geografía y las potencialidades económicas del territorio insular.

Gracias a la labor de los científicos Leo Waibel, alemán, y Ricardo Herrera [1] , cubano, ha sido posible reconstruir el paisaje que ofrecía la zona de Cárdenas a la llegada de los conquistadores españoles, pues los estudios realizados por ambos acerca de la vegetación de la Isla, permiten agregar al cuadro costero cenagoso y a los bosques existentes en las inmediaciones de la bahía y en el interior del territorio, la presencia de una extensa sabana clasificada como un “… campo abierto, compuesto de hierbas y juncos, con pequeños arbustos, palmas, y en algunas áreas, pinos” [2]

La gran concentración de hatos, corrales y sitios en la región, durante la segunda mitad del siglo XVI y en el transcurso del siglo XVII, consignados con el nombre de sabana o sabanilla en los documentos, mapas y planos de la época, comprueban las afirmaciones de estos científicos.

Proceso de mercedación de la zona. Características.

El rasgo distintivo de la estructura agraria de este período, es la apropiación de la tierra mediante la obtención de mercedes otorgadas por los cabildos de la Isla, derecho que se abroga en 1536 el cabildo de Sancti Spíritus. En la segunda mitad del siglo XVI lo secunda el de la Habana, al cual pertenece la zona cardenense, conjuntamente con buena parte de la actual provincia de Matanzas, cuya costa norte, al finalizar la conquista de México en 1525, cobra importancia como punto de tránsito, por lo cual aparece con frecuencia en los mapas de la época.

En el transcurso de la segunda mitad del siglo XVI, se comienza el proceso de mercedación de la zona, al concederse a Antón Recio, el 12 de septiembre de 1569, el corral Camarioca, que comprendía el área donde actualmente está situado el poblado de igual nombre. A este sitio, el más antiguo de los mercedados en el territorio, seguirán en orden de antigüedad: el de Las Ciegas, ubicado junto a la sabana Las Guásimas, concedido el 4 de abril de 1576 a Ambrosio Hernández; el mencionado corral o sabana Las Guásimas otorgado a Antonio Ramírez el 18 de febrero de 1628; el Corral Nuevo, situado en un punto inmediato al actual emplazamiento de la ciudad de Cárdenas, adjudicado en 1635 a Baltasar Velásquez y Luis de Soto; y el hato Las Lagunillas, concedido, el 3 de septiembre de 1669, a Juan Morejón, a pesar de que habían sido admitidas las diligencias desde 1648 a varias personas, sin que se tengan noticias sobre mercedamientos anteriores.

Estas mercedes fueron otorgadas, al igual que las del resto de la isla en forma provisional y no representaban la propiedad, sino la posesión y disfrute de la tierra. La mayoría de los nombres citados como beneficiarios eran personalidades prominentes de la villa de La Habana y algunos de ellos, ocupaban en el momento de obtener el privilegio, los cargos de regidores, alcaldes y procuradores del Cabildo.

Apropiación feudal del territorio cardenense

La persistencia de diversos elementos característicos de la política agraria feudal española, distinguen los dos primeros siglos de la conquista y colonización de la Isla. Entre estos rasgos se destaca la formación de grandes latifundios por la naciente oligarquía criolla, representada por las familias Rojas, Velázquez de Cuellar, Recio y otras, de igual rango y posibilidades económicas.

Se destacaron por la ocupación en gran escala del territorio: Alonso Velázquez de Cuellar, quien en más de una ocasión fue Alcalde Ordinario de la villa de La Habana y Regidor Perpetuo de su cabildo y Antón Recio y Castaños, el cual se apropió de varios hatos y corrales ubicados en el territorio del actual municipio de Cárdenas.

El mayorazgo de Antón Recio

La familia Recio adquiere como primera merced, en 1566, la sabana de Bibanasí, ubicada en el actual municipio de Martí, con el objetivo de poblarla de vacas y puercos. A partir de este punto extiende sus propiedades por la costa norte y sur de la provincia de Matanzas, para luego adentrarse en el territorio habanero. Solicitan y obtienen de este modo, durante un período de varias décadas, numerosas propiedades en la zona escogida.

Los Recio obtienen, el 2 de septiembre de 1569, el corral Camarioca, situado a cuatro leguas barlovento de Matanzas y a tres del corral de su propiedad nombrado Guamacaro, para poblarlo de vacas y puercos con la única observación de “… que si lo poblase junto al mar, deje libre las monterías para los que fueran en barco a montear”[3] , es decir, a capturar ganado cimarrón.

El mayorazgo, surgido por el empeño de perpetuar la fortuna familiar mediante la herencia fue calificado por la investigadora Juana María V. del Sol como “… la primera institución civilísima en Derecho, la primera que existió en Cuba y hasta donde se sabe, también la primera de América Latina”. [4]

Actividades económicas fundamentales del período

Sólo tres actividades económicas: La extracción de sal en Punta de Hicacos, el corte y extracción de maderas en varias zonas del territorio y la ganadería dieronn movimiento comercial a la región de la costa norte comprendida entre Punta de Maya y Sagua la Grande, que incluye al actual municipio de Cárdenas.

Estos tres renglones, hicieron que la bahía de Siguagua o Siguapa, se convirtiera en un conocido lugar de embarque frecuentado por el tráfico de cabotaje que se dedicaba a recoger los productos salineros, forestales y ganaderos de la comarca, al no existir otro surgidero en varias leguas a la redonda.

Cambios de la estructura agraria primitiva (1700 – 1790)

Los años comprendidos entre 1700 y 1790 son, para la zona de Cárdenas, de vital importancia, puesto que, junto a la efectiva explotación de sus potencialidades económicas, se suceden un valioso grupo de transformaciones que generan un desarrollo continuo y acelerado. En las primeras décadas del siglo XIX, el auge alcanzado hará imprescindible la fundación de un poblado en la ensenada de Cárdenas que responda a los intereses de los hacendados comarcanos.

En los siglos anteriores se había producido la apropiación masiva del territorio por varias familias influyentes, pero ese sistema de explotación feudal del territorio no resolvía ya, en el siglo XVIII, las demandas de la burguesía agraria criolla. Lo anterior da lugar a un fenómeno, con rasgos singulares en la zona, que consiste en la renovación del interés por adquirir mercedes de tierra sin poblarse o realengas. Sin embargo, ante la escasez de las mismas, se procede a la demolición y compraventa de las haciendas mercedadas, solución puesta en práctica en casi toda la actual provincia de Matanzas, al igual que en el resto del occidente del país, durante el período.

Actividades económicas

El siglo XVIII es el período durante el cual se inicia la explotación intensiva de los recursos económicos del territorio, al quedar constituidas las primeras zonas de desarrollo agrícola, que se ubican fundamentalmente en las cercanías de la bahía, punto de salida natural de los productos cosechados.

A este elemento se suman la influencia de los sucesos derivados de la toma de La Habana por los ingleses que serán muy benéficos en el plano económico, pues la producción agrícola y su comercio buscaron la forma de abrirse paso hacia otros mercados, estimulando a los propietarios de las haciendas y fincas comarcanas, a intensificar la explotación y fomento de sus propiedades.

A la extracción de sal en Punta de Hicacos y los cortes de madera, se suma en este período; como actividad económica de interés; la cría de ganado mayor y menor, y el fomento de cultivos en los territorios concedidos a las antiguas familias habaneras en la zona.

La nueva oligarquía criolla que se consolida en el siglo XVIII, hace pasar de mano en mano, mediante el negocio de compra–venta, las mejores tierras de los terratenientes locales.

Los obsoletos hatos y corrales, que ya no responden a los nacientes intereses agrarios por sus características de concesión e incluso, de extensión, son subdivididos y fraccionados por los propietarios, autorizados por el Cabildo, con el objetivo de vender sus tierras al mejor postor.

En el caso del territorio del actual municipio de Cárdenas, los rasgos iniciales de este fenómeno se observan en los primeros años del siglo XVIII, cuando se establecen en la región 17 conucos dedicados a la siembra de viandas y hortalizas que, junto a los realengos y sitios mercedados, se dedican a la siembra de viandas y hortalizas, a la cría de ganado mayor y menor, y a la ceba de cerdos.

Un impulso notable brindó a la región el Capitán José Antonio Gómez, quien había sido administrador de las famosas salinas de Punta de Hicacos, compró a Pedro Hernández de Ugalde el sitio de San Juan de las Ciegas y Cárdenas el 14 de diciembre de 1726. Gómez no siguió la tradición ausentista de los antiguos propietarios de la hacienda sino que se trasladó a ella, explotando sus riquezas naturales y dando un impulso notable a la producción agrícola, sin descuidar la cría de ganado mayor y menor.

Para lograr sus propósitos, construyó casas en el Asiento del sitio, importó esclavos africanos para atender los cultivos y el ganado, y desmontó buena parte de las tierras comprendidas en su radio, para dedicarlas al cultivo. Imitando a José Antonio Gómez, varios propietarios de la región solicitaron al Cabildo de La Habana, el permiso necesario para poblar de ganado mayor y menor los sitios comarcanos. Otros se limitaron a cambiar de lugar el suyo, con el objetivo de utilizar nuevos pastos para el ganado, con el objetivo de mejorar su rendimiento.

Durante la etapa en que el sitio de Cárdenas fue propiedad de la familia Zequeira, se anota como suceso importante para el fomento posterior de la región el descubrimiento accidental, en 1755, por un esclavo cimarrón y prófugo, de la Cueva del Agua, que aún hoy surte a la ciudad de Cárdenas del preciado líquido.

Los años 1762 y 1763 marcan el comienzo de la prosperidad de la zona debido a la adquisición de varios sitios por el Teniente de Artillería Bernardo Carrillo de Albornoz , quien repitió e intensificó los esfuerzos emprendidos por José Antonio Gómez.

Carrillo de Albornoz inició su política agraria con la compra, el 30 de octubre de 1762, de San Cristóbal de las Guásimas, Canalete, Varadero, Punta de Hicacos y Camacho, colindantes entre sí, y con Siguapa, Cárdenas, Camarioca y Punta de Maya. Dichas propiedades habían pertenecido hasta entonces al Capitán de Dragones Antonio Gómez y Navarrete.

El cuadro económico es alentador, mientras la actividad ganadera - símbolo de los rubros económicos que han caducado en el occidente del país – disminuye; la agricultura cobra fuerzas y se lanza a conquistar el territorio cardenense, ayudada por el desmonte de los bosques y montes, cuyas maderas son utilizadas en el conjunto de sucesos que imprimen nueva vida a los abandonados astilleros habaneros, los cuales reanuda su producción en la segunda mitad del siglo XVIII.

El poblamiento de la región de Cárdenas

Los antecedentes de la organización de los caseríos en la comarca, se remonta a los años finales del siglo XVII, cuando el obispo Diego Avelino de Compostela creó las parroquias de San Hilarión de Guamutas y de San Cipriano de Guamacaro, que no sólo regentaban los territorios donde estaban situados, sino también buena parte del actual municipio de Cárdenas hasta mediados del siglo XIX. Este hecho indica además, que ya se organizaban núcleos de población en su jurisdicción eclesiástica.

Aunque si bien es cierto, que en el sitio de Cárdenas existía un grupo de construcciones, estas no constituían un poblado en sí, sino más bien la imprescindible concentración de instalaciones necesarias – establos, pozos y abrevaderos, corrales y casas para alojar el personal que trabajaba en la hacienda, etc. – para atender la economía de la misma, basada aún en la ganadería, la agricultura y los cortes de madera, elemento que justifica su inclusión en el plano de Fray Blas de la Barreda.

Uno de los más significativos avances de la administración colonial cubana es el primer censo de Cuba, realizado en 1774, y del cual se desprende que la región dependiente del Cabildo de La Habana, que incluye la zona de Cárdenas, tenía 294 habitantes, cifra significativa que revela el crecimiento demográfico experimentado por la comarca.

En 1790, la región estaba dividida en alrededor de 100 fincas y estancias, cercanas a la hacienda Cárdenas y a la bahía de igual nombre, las cuales mantenían vínculos económicos con los incipientes poblados existentes ya, por esta época, en Lagunillas, Soledad, Bemba, Cañongo, Cimarrones, Sabanilla, Altamisal, Guanajayabo, San Antón, Corral Nuevo, Siguagua y Arroyo Bermejo, sitios que cobrarán una virtual importancia en el transcurso del siglo XIX.

Período de la Esclavitud de Plantación (1790 – 1840)

A partir del año 1790 se observan en la región de Cárdenas profundas transformaciones. En este período el trinomio (puerto – azúcar - ferrocarril) generó un desarrollo económico que pasó por diferentes etapas.

Desarrollo económico

En las décadas iniciales del [[siglo XIX] aparecen los primeros ingenios y cafetales en la región. Con la promulgación por el gobierno colonial de los decretos del 30 de agosto de 1815 y del 16 de julio de 1819 se acelera aún más este proceso, pues se les otorgan facilidades a los poseedores de tierras realengas para disponer libremente de ellas.

Otro factor que favorece el despegue económico de la comarca es la llegada al territorio de numerosas familias francesas y de otras nacionalidades así como de colonos provenientes de La Habana, Güines y Matanzas, quienes trayendo consigo sus dotaciones de esclavos y atraídos por las tierras vírgenes existentes en la región, se dedicaron a explotarlas.

Industria Azucarera. El ferrocarril

En el territorio cardenense se van asentando ricos propietarios criollos y extranjeros, fundamentalmente franceses, desde finales del siglo XVIII y durante el primer cuarto del siglo XIX, lo cual determina la instalación, entre 1810 y 1837, de varios ingenios que, si bien eran trapiches, contribuyeron a que Cárdenas despuntara a partir de 1840 como una de las zonas azucareras más importantes de la isla.

En 1817 sólo Camarioca contaba con tres ingenios. Unos años más tarde, se van emplazando otros, como el “Industria” (1822), el “Triunfo" (1830), el "Merced " (1832), "Pura y Limpia", "Dos Rosas" y "La Esperanza". Este último, llegó a producir, en 1833, 3000 cajas de azúcar con trapiches de bueyes.

Si bien en las dos primeras décadas del siglo XIX, la industria azucarera carece de significación en el territorio matancero, ya hacia 1827 se producía el 25% del azúcar cubana, cifra en la cual se incluía la elaborada en Cárdenas, cuya producción se registraba por Matanzas, debido a que aún su puerto no estaba habilitado para el comercio exterior.

Hacia 1836 las plantaciones de caña aumentan en la región considerablemente. En ese mismo año existen ya, en toda la comarca que comprende Cárdenas, 56 Ingenios desde donde son exportados, según los asientos existentes en los almacenes de recibos, 11000 bocoyes de miel de pulga, 1220 de azúcar mascabado, 1050 pipas de aguardiente y 23609 cajas de azúcar. Los datos anteriores evidencian el desarrollo adquirido por la región en este renglón económico, lo cual hace que en 1837 se le considere ya una zona azucarera importante.

Las necesidades de desarrollo de la industria azucarera requería por entonces de medios de transporte más eficientes y baratos puesto que el azúcar, que se envasaba en cajas de 16@, constituía un producto voluminoso, difícil y costoso de transportar en carretas. Además, en la medida que se expande esta industria por el interior del país, con la instalación de nuevos ingenios, la mercancía tarda más en llegar a su destino.

Ante esta situación muy pronto los hacendados azucareros comprendieron la necesidad de establecer el ferrocarril en la Isla cuanto antes para resolver los problemas que le ocasionaba el transporte del dulce producto, desde el ingenio y hacia los puntos de embarque. Así, en 1837, se inaugura la primera línea férrea que existió en Cuba, la cual comunicaba a La Habana con Güines.

El éxito del ferrocarril habanero aceleró el entusiasmo de los propietarios cardenenses, quienes decidieron construir uno que facilitara el traslado del azúcar hacia la costa. El 30 de julio de 1836 un grupo de habaneros, casi todos con intereses en la zona, se reunieron en la casa de Juan Montalvo y O´Farrill para acordar solicitar al gobierno varias demandas, incluida la aprobación de un ferrocarril que enlazara al poblado de Cárdenas, fundado el 8 de marzo de 1828, con el de Soledad de Bemba.

Industria cafetalera

La región de Cárdenas constituyó un lugar con condiciones propicias para el desarrollo de la industria cafetalera. Por tal motivo, la zona de Camarioca, Lagunillas y el cuartón de Cárdenas se cubrieron en este período de hermosas fincas cafetaleras, que junto a las dedicadas a la producción de azúcar, le dieron una notable prosperidad económica al territorio.

Aspecto político

En 1772 se había dividido la Isla en tres departamentos. La región de Cárdenas fue incluida como parte de la región occidental, la cual comprendía 18 jurisdicciones. Por aquel entonces, el partido de Camarioca, que incluía la actual zona de Boca de Camarioca, la de Cantel y la que le daba nombre, formaba parte de la Jurisdicción de Matanzas, lo cual se mantiene hasta la segunda mitad del siglo XIX, en que pasa a formar parte de la de Cárdenas.

Cuando en 1825 se fundó el poblado de Lagunillas, se creó su Capitanía Pedánea y se le agregaron varios caseríos, entre ellos, los de Cantel y Guásimas, y las haciendas nombradas Canaleta, Varadero, Siguapa y Cárdenas.

El 30 de julio de 1836, un grupo de hacendados comarcanos se reúne con el propósito de solicitar el traslado del centro político y administrativo de la Capitanía Pedánea de Lagunillas al naciente poblado de Cárdenas, así como para trazar la estrategia a seguir ,con objeto de lograr la habilitación de su puerto para la exportación directa hacia el extranjero.

A partir del momento en que se traslada al nuevo poblado el centro administrativo, Cárdenas se convierte en un foco económico y político importante para el país, lo cual se puede apreciar con mayor claridad en años posteriores.

Período 1840–1868

En este período la región de Cárdenas alcanza un extraordinario desarrollo económico, debido a una serie de factores fundamentales, relacionados entre sí, que determinan el sostenido desarrollo en los años que corren entre 1840 y los primeros de la década del 60 del siglo XIX.

Industria azucarera

De los tres partidos existentes en el territorio, Cárdenas, Camarioca y Lagunillas, se destaca este último por el predominio cañero, lo cual se debía a la calidad de sus rojas y llanas tierras. No resulta casual entonces, que los mejores adelantos técnicos se introduzcan en el referido Partido. En 1860 Luis Coppin, propietario de un taller de calderería radicado en Cárdenas instala en el ingenio Progreso , tachos de cobres ideados por él, basados en el sistema Derosne. Un año después, en 1861, los instala también, en el ingenio Triunfo, propiedad de Pedro Reynaldo.

Industria cafetalera

En la región de Cárdenas se observa el inicio de un proceso de decadencia cafetalera a partir de 1840, principalmente en Lagunillas, proceso contrario al que sucede en Camarioca, donde su desarrollo persiste hasta. Entre 1844 y 1847 sucede un período de crisis económica que afecta notablemente a las exportaciones de café. A lo anterior, debe unírsele, además, los daños causados en los cultivos por los ciclones que azotaron la zona en 1844 y 1846. A mediados del siglo XIX, el café dejó de ser ya factor importante en la economía local y nacional, pues pierde su hegemonía en la agricultura comercial y abre paso al fomento de nuevos cultivos. En 1858, tras la nueva crisis que lleva a la quiebra a muchos propietarios, desaparecen los embarques del producto por la región mientras que, los cafetales que perduran, dedican sus producciones a satisfacer el consumo local.

Periodo 1868-1898

La economía cardenense

Cárdenas, que había experimentado en los años posteriores a su fundación un ascenso económico vertiginoso, con el inicio de la Guerra Grande y con las consecuencias derivadas de ella verá interrumpido – relativamente- su período de prosperidad.

Aunque existen algunos elementos que nos hacen pensar que la decadencia económica en la que se encuentra sumida Cárdenas en el período de 1868 a 1898, no es tan aguda, como plantean muchos autores, sí coincidimos con el hecho de que en este período se opaca toda una etapa de esplendor económico y social que venía gestándose desde la fundación del poblado, afirmación que sostienen estudiosos de la historia de Cárdenas.

La división política – administrativa del país, llevada a cabo una vez concluida la Guerra del 68, fue otra cuestión que afectó la economía cardenense, pues la Jurisdicción perdió gran parte de su territorio y con ello, grandes riquezas.

Período de consolidación de la República (1899 – 1925)

Comienza para Cuba, con la Intervención Militar Norteamericana, formalmente inaugurada el 1 de enero de 1899, un nuevo período histórico de extraordinaria importancia en el devenir de la nación.

Inserta en el deplorable panorama económico nacional, la otrora floreciente economía cardenense experimenta también, al igual que todo el país, un aletargamiento, aunque con matices particulares.

Las principales fuentes de riqueza del territorio se hallan vinculadas con la producción de la amplia región agrícola que la circunda, la cual ha sufrido extraordinariamente las consecuencias de la guerra.

La economía agrícola

En 1899, en Cárdenas existían 17 fincas, con un área de 202,46 caballerías, de las cuales sólo se cultivaron ese año 80,02. Méndez Capote, con 100 fincas que ocupaban un área de 726,50 caballerías, puso en producción 133,23 de ellas. Es ese el cuadro más o menos generalizado de la zona, muy castigada por la guerra en su estructura económica fundamental: la agricultura.

Referencias

Fuentes

  • Ramírez Estupiñán, Caridad. Características generales del municipio de Cárdenas. Version publicable de la historia de Cardenas. Archivo historico.
  • Ramírez Estupiñán, Caridad. Comunidades aborígenes que habitaron el territorio del actual municipio de Cárdenas.Versión publicable de la historia de Cardenas. Archivo historico.
  • Álvarez Blanco, Ernesto. Cárdenas durante los siglos XVI y XVII (1510 – 1700). Versión publicable de la historia de Cardenas. Archivo historico.
  • Lic. Ramos, Ada, Álvarez Blanco, Ernesto. Período de la Esclavitud de Plantación (1790 – 1840). Versión publicable de la historia de Cardenas. Archivo historico.
  • Clark Betancort, María Teresa. Pedalear en Cárdenas, 190 años después. Pedalear en Cárdenas, 190 años después. (Octubre, 2018). Periodico Granma.
  • Cárdenas, la Ciudad Bandera cumplió 190 años. redaccion Radio 26. Disponible en: http://www.radio26.cu/2018/03/12/cardenas-la-ciudad-bandera-cumplio-190-anos/
  • Álvarez Blanco, Ernesto. Cronología de la historia de Cárdenas.Disponible en: http://elcardenense.blogspot.com/
  • García Chávez, Leonardo: Historia de la Jurisdicción de Cárdenas, Imprenta Cultural S. A, La Habana, 1930, Tomo I, pág. 78.