Caballero sin espada (Película)

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Caballero sin espada
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Drama | Bandera de los Estados Unidos de América Estados Unidos
129  min
Otro(s) nombre(s)Mr. Smith Goes to Washington
Estreno1939
GuiónSidney Buchman
DirectorFrank Capra
Dirección de FotografíaJoseph Walker (B&W)
ProductoraColumbia Pictures
PaisBandera de los Estados Unidos de América Estados Unidos

Caballero sin espada (Filme). Drama de 1939 dirigido por Frank Capra. Nominada para 11 Oscars, solo ganó la de mejor guión. Protagonizada por Jean Arthur, James Stewart y Claude Rains.

Sinopsis

Jefferson Smith (James Stewart), un joven ingenuo e idealista, que parece fácilmente manipulable, es nombrado senador. Ignora que en Washington tendrá que vérselas con políticos y empresarios sin escrúpulos que le harán perder la fe. Sin embargo, gracias a su secretaria, una joven que conoce muy bien los entresijos de la política, protagoniza en el Senado una espectacular y maratoniana intervención en la que, además de defender apasionadamente la democracia, pone en evidencia una importante trama de corrupción.

Reparto

James Stewart

Jean Arthur

Claude Rains

Edward Arnold

Guy Kibbee

Thomas Mitchell

Eugene Pallette

Beulah Bondi

H.B. Warner

Harry Carey

William Demarest

Premios

1939: Oscar: Mejor historia. 11 nominaciones

1939: Círculo de Críticos de Nueva York: Mejor actor (James Stewart)

Críticas

Las causas perdidas son las únicas por las que merece la pena luchar

Las causas perdidas son las únicas por las que merece la pena luchar, ése es el auténtico mensaje de la película. Ni es contraproducente que sea "patriotera" –en realidad yo no la considero como tal, pues el senado y los periódicos no salen precisamente bien parados de la crítica–, ni que tenga algunos detalles ingenuos, pues se trata de una fábula moral con mayúsculas. Lo que sí idealiza es la constitución estadounidense, pero es que es ella la que reúne los principios de igualdad y honestidad que todos nosotros sabemos que son los que deberíamos tener presentes a diario, vivamos en Cuba, en Francia o en España y apartemos o no la mirada de ellos; otra cosa muy diferente es que la mayoría de los humanos nos los pasemos por la piedra o que reneguemos de ellos por envidias, rencores, miedos o ideas políticas de esas que nunca satisfacen a todos y que son la "paja" que deberíamos saber separar de los principios, que deberían ser comunes para todas ellas.

El protagonista es tan ingenuo y queda tan indefenso ante el corrupto senado que da angustia. Es asombroso ver cómo Stewart es capaz de representarlo con la misma facilidad que a otros personajes más rudos y resabiados. Es uno de los actores más versátiles de la historia; uno de los mejores, sin lugar a dudas. Casi se merienda él solito la película.

El sentido del humor es mucho más ácido de lo que podría parecer a simple vista. ¿Se acuerdan de los camiones de los poderosos periódicos embistiendo a las pequeñas furgonetas en las que los scouts tratan de defender la imagen pública de Jefferson Smith? ¿Y del gobernador siendo aconsejado –casi asediado– por sus propios hijos sobre el candidato perfecto para el cargo de senador?

Impresionante cine de temática política, tan real como la política misma

"No te pierdas las maravillas que te rodean", comenta el protagonista principal de este film, recordando un consejo de su venerado padre. Así es, y por ese mismo lema NO HAY QUE PERDERSE ESTA PELÍCULA que está entre los mejores exponentes de cine crítico-político de los que enarbolan el espíritu maravilloso, utópico y valiente del débil David frente al fortísimo Goliat o del frágil Don Quijote de la Mancha frente a los grandes y asentados molinos de viento.

Es cine representante de la mejor bravura humana, del idealismo convertido en praxis, del valor de la honestidad y la valentía frente a los poderosos y bestiales obstáculos o contrariedades de la vida, ante los cuales no hay que rendirse sino luchar, presentar batalla con la fuerza de la moralidad y del sentido del Bien para oponerse a los abusadores.

Es cine de todos los tiempos. Cuando se ve a este "caballero sin espada", Jefferson Smith (James Stewart) luchando en inferioridad de condiciones contra el poderosísimo magnate Jim Taylor (Edward Arnold), quien compra medios de comunicación, a senadores, a testigos falsos, que corrompe a doquier en pro de sostener sus intereses creados, de inmediato se pueden hacer las traslaciones oportunas a nuestro país o comunidad autonóma, a cualquier país o región de mundo, identificando a cada uno de estos personajes con individuos de carne y hueso que suelen hallarse casi idénticos en cualquier realidad.

Magnífica película de hacer pensar, de las que causan molestias en las conciencias adormiladas o degeneradas, de las que muestran como es "la sal echada sobre una herida abierta". Cine de excelencia para toda época y sociedad. Con mención especial para el actor que hace el papel de senador Joseph Paine (Claude Rains), que además de representar el papel más dual y difícil, el rol del hombre venerable y ejemplar a los ojos de todos, que sin embargo es un "sepulcro blanqueado por fuera y por dentro todo un nicho corrompido de gusanos" (y aún así, en tal nivel degenerativo aún conserva a la vez un cierto grado para la siempre posible resurrección, el cambio, el milagro y la esperanza), lo supo hacer con una admirable capacidad de convencimiento y realismo.

Las causas perdidas son las únicas por las que merece la pena luchar

Ahora que Estados Unidos se encuentra en una renovación política, con una lucha bipartidista entre Obama y McCain para poder gobernar desde el Despacho Oval a la Primera Potencia Mundial, examiné una de mis cintas favoritas sobre dicha materia y encima protagonizada por (a mi gusto) el mejor actor de la historia, James Stewart, la obra “Caballero sin Espada” de Frank Capra.

Parece increíble que un director capaz de rodar comedias románticas que son todo un clásico como “Sucedió una noche” o películas que son obras de arte por su capacidad empática, y el canto a la vida que transmiten como la de “Que bello es vivir!” pueda bajarle los pantalones al mundo de la política, y hacer una denuncia a la corrupción que por desgracia, a veces esta presente en esa camarilla.

La historia comienza con la muerte de un senador, a la que se le intenta ocupar ese puesto vacante con un personaje que se supedite al deshonesto Jim Taylor (Edward Arnold) y si tiene alguna dosis de patriotismo mejor. Ese será Jefferson Smith (Stewart), un humilde y joven idealista, inocente, pero enérgico y valeroso.

La trama transcurre con la llegada del Sr. Smith a la Capital (la escena en la que ve por primera vez el Capitolio es hermosa, compendia perfectamente lo que puede sentir un ciudadano del mundo rural, al llegar a la ciudad que es el centro burocrático de todo un país, donde se ha forjado los cimientos del comienzo de la democracia y la libertad), y sus iniciaciones de las funciones laborales que se les encomienda en el Senado, hasta que se da cuenta, gracias en parte a su secretaria (genial y guapísima Jean Arthur), de que se va a aprobar una ley que esta podrida de corrupción que intenta beneficiar económicamente a unos cuantos peces gordos, entre ellos el experimentado y astuto senador Joseph Harrison (Claude Rains).

A partir de esta premisa, un inexperto Smith, se va a tener que enfrentar él solito a todo una Cámara para convencerles de que el afamado y querido Harrison (el cual fue amigo de su padre y consejero de Jefferson en sus primeros periplos en Washington) esta envuelto en una confabulación ilícita, ante por supuesto, la resistencia que le presentara éste ante sus difamaciones.

Hay varias escenas a destacar: la de los camiones arremetiendo a los furgones de los scouts que intentan amparar a Jefferson Smith, el plano del sombrero cuando se muestra nervioso ante la hija del senador corrupto cuando ésta le seduce, o la de un Jefferson abatido frente al monumento Lincoln (espectacular el ángulo picado).

En definitiva, una obra maestra, premiada por un Oscar a la Mejor historia original.

Mr. Labordeta goes to Madrid

Es inverosímil, ñoña y a veces ridícula. Y sin embargo, por uno de esos misterios insondables del cine, se sostiene. Setenta años de polvo sedimentado no la han convertido en uno de esos supuestos clásicos que ya son infumables, se pongan como se pongan los plastas de lo antiguo. CABALLERO SIN ESPADA no: habla de cosas muy actuales, muy candentes. Cambiando cuatro cosillas de nada se podría hacer un remake plenamente actual del asunto: todos conocemos a un James Stewart o a un Claude Rains de nuestros tiempos. Son personajes atemporales, eternos. De todos modos, aquellos eran sin duda diferentes. Un senador como el tal Mr. Smith en manos de la última administración Bush, con su Condoleeza, su Cheney y demás jarfia, no habría durado ni medio minuto en Washington. ¡Pobrecillo! Lo hubieran destrozado.

Labordeta: ése ha sido nuestro Mr. Smith patrio. Un fulano que no tenía nada que ver con la política, que llega al congreso con toda la buena voluntad del mundo para defender cuatro cosas de su terruño, y que un día, cansado ya de los burgueses maleducados que no le escuchan y sólo piensan en sus recalificaciones y sus putas de lujo, les dedica un: ¡A la mierda! que ya está en los anales de nuestra historia. Olé sus huevos.

Yo quiero ser como Jefferson Smith

Lo que más choca de esta película es lo actual de su argumento siendo que es una película de 1939.

Volvemos a ver a un idealista Frank Capra defendiendo los valores, la honestidad, la generosidad y lo dificil que es ser buena persona en un mundo corrupto y manipulado por los poderosos.

Muchas veces en nuestra vida se nos plantea el eterno dilema: Venderse o luchar contra corriente.

Muchísima gente decide venderse y muchas veces lo ven como algo normal, puesto que asocian normal a lo que la mayor parte del mundo hace y lo que menos problemas puede ocasionar. Pero que lo haga mucha gente no significa que sea lo correcto. En estos tiempos que vivimos llenos de falta de valores, corrupción, interés...Merece la pena ver películas como ésta, aunque sólo sea para remover nuestro lado más honesto y recordarnos que aunque parezcamos los más tontos por ser honrados, tonto es realmente el que se mueve por el miedo y vende su alma al "diablo".

Fuentes

  • Artículo Caballero sin espada. Disponible en: www.filmaffinity.com, visitado el 26 de febrero del 2013.
  • Artículo Caballero sin espada. Disponible en: www.fotogramas.es, visitado el 26 de febrero del 2013.
  • Artículo Caballero sin espada. Disponible en: cine.mysofa.es, visitado el 26 de febrero del 2013.