Cafetales de Oriente

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Cafetales del Oriente de Cuba.
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Ubicación Geográfica:Santiago de Cuba y Guantánamo

Cafetales del Oriente de Cuba. Paisaje arqueológico. Las ruinas de los cafetales franceses situados al sudeste de Cuba, en las estribaciones de la Sierra Maestra, al este y oeste de Santiago de Cuba y Guantánamo, levantados en los comienzos del Siglo XIX y hasta principios del Siglo XX, son testimonio de la lucha del hombre frente a la naturaleza, de su quehacer agroindustrial y de las genuinas expresiones culturales que allí nacieron.

Al incuestionable valor histórico, arquitectónico y arqueológico se incorpora el paisaje, la adecuada y perfecta interpretación con la que el colono hizo sabio uso de ríos, arroyos y manantiales, de la accidentada topografía, de bosques y frutales, para satisfacer las necesidades industriales y enriquecer su espiritualidad.

Cada asentamiento cafetalero clasifica en la categoría de “grupos de edificios separados o conectados que por su arquitectura, su homogeneidad y su lugar en el paisaje son de valor prominente y universal desde el punto de vista histórico, artístico y científico¨. Más de 180 testimonios materiales conforman el conjunto de plantaciones cafetaleras.

Es sin dudas la interrelación de la mano del hombre y el medio natural, lo que ha permitido catalogar a este sitio como un Paisaje Arqueológico, donde los restos de sus construcciones, obras hidráulicas, caminos, todavía conservan vivencias de épocas pasadas cuyas huellas han desaparecido en el mundo.


Valores culturales

La inmigración de miles de colonos franceses y creoles con sus esclavos africanos procedentes de Santo Domingo a inicios del siglo XIX, generó una exuberante interrelación cultural con la población criolla e hispana de la región suroriental de la Isla de Cuba en la que se desarrollaron nuevas manifestaciones culturales. Ejemplo de esta transculturación es el empleo del sistema húmedo en el beneficio del café, el cual se originó en Santo Domingo, pero alcanzó su plenitud en la región oriental de Cuba, constituyendo un antecedente directo del sistema moderno para el procesamiento del grano, cuyo objetivo es el logro de la excelencia y calidad en el café que se produce.

La afluencia de colonos franceses y también de criollos, catalanes, alemanes, norteamericanos, italianos, ingleses, animó el desarrollo de la caficultura y otros cultivos industriales. De este proceso socio histórico quedaron el conjunto de edificaciones agroindustriales del siglo XIX y principios del XX, levantados con el concurso de maestros de albañilería y carpintería, singulares por sus características tipológicas. A pesar de formar parte de un conjunto que funcionó como todo un sistema, cada cafetal presenta individualidades que lo distingue, mostrando elementos excepcionales en diferentes estados de conservación.

En variadas dimensiones, la unidad típica agroindustrial cafetalera quedó estructurada por la vivienda doméstica, el almacén, los jardines, la zona industrial, la zona agrícola y la red de caminos. Es la industrial la zona más elaborada desde el punto de vista arquitectónico y técnico–constructivo. Por esta razón, han sobrevivido, en mayor medida, a la depredación humana y al efecto del tiempo. También se destacan las terrazas para el emplazamiento de los tendales o secaderos, el sistema de arcadas, ideado para sustentar el acueducto industrial, las represas y albercas que conservaban almacenada el agua indispensable para el proceso industrial, el empleo de ruedas y fuertes muros con contrafuertes que contrarrestaban el empuje del terreno y el emplazamiento de otras partes importantes del proceso de beneficio en la hacienda cafetalera.

Las huellas arquitectónicas son monumentos de la ingeniería hidráulica, vial, arquitectónica doméstica, funeral, productiva, que revelan la maestría de los ingenieros, alarifes, carpinteros y mano de obra esclava; artífices del aprovechamiento de los espacios y topografía de montañas, de los materiales y técnicas constructivas propias del territorio. Situadas en valles intramontanos y en terrenos de abruptas pendientes, la topografía de la región demandó de los ingenieros soluciones inteligentes para desarrollar una red de caminos capaces de favorecer el proceso productivo, ¨camino de las colinas¨ que ha llegado hasta nuestro días.


Cafetal La Isabelica

En la Sierra de La Gran Piedra ubicada al este de la Ciudad de Santiago de Cuba, a sólo 24 km., se erigen los restos del cafetal La Isabelica. En un plano topográfico de tenencias de tierras de 1838, perteneciente al comerciante Prudencio Casamayor, aparecen registradas las de dicha hacienda a nombre de Constantín, apellido de su propietario, Víctor Constantin, de quien cuenta una leyenda, trajo consigo a una esclava haitiana llamada Isabel María con la que vivió en La Isabelica un romance que les duró la vida.

La famosa hacienda agroindustrial poseía a inicios del siglo XIX una extensión de 12 caballerías de tierra que fueron empleadas por Constantín para el cultivo de café, producción de tubérculos, vegetales y cría de animales. Su conjunto estaba integrado por todo un sistema formado por la casa almacén, secaderos, casas de esclavos, establo, calabozo - enfermería, moulín o tahona, horno de cal, letrina, cisterna de agua, cantera de cal y arena, sentrú y toda una red de calzadas, caminos y rampas. Actualmente allí se encuentra el Museo La Isabelica, destinado a preservar los vestigios de esta cultura cafetalera.


Declaratoria de Patrimonio de la Humanidad

El 29 de noviembre, quedó inscrito en la Lista del Patrimonio Mundial el Sitio Cultural Paisaje Arqueológico de la Primeras Plantaciones Cafetaleras del Sudeste de Cuba, durante la XXIV reunión del Comité de Patrimonio Mundial de la UNESCO, celebrada en Cairns, Australia. En su selección se tuvieron en cuenta los criterios culturales III y IV de la Convención para la Protección del Patrimonio Mundial Cultural y Natural:

III “el cual debe constituir un testimonio único o al menos excepcional de una tradición cultural o de una civilización actual o desaparecida”; o

IV “representar un ejemplo extraordinario de un tipo de edificación, conjunto arquitectónico o tecnológico o paisaje, que ilustre (una) etapa(s)de trascendencia de la historia del hombre”

Este bien cultural fue inscrito sobre la base de los criterios:

III. Las ruinas de los cafetales de los siglos XIX y principios del XX en el sudeste de Cuba son un testimonio único y elocuente de una forma de explotación agrícola en un monte virgen, las huellas de estos han desaparecido en el mundo.

IV. La producción de café en el sudeste de Cuba durante el siglo XIX y comienzos del XX tuvo como resultado la creación de un paisaje cultural único, ejemplificando una etapa significativa en el desarrollo de este sistema de agricultura.


Fuente

  • Expediente de declaratoria Patrimonio de la Humanidad