Campana de La Demajagua

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Campana de La Demajagua
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La campana de la Demajagua.

Antecedentes

La joya insurrecta que representa de modo simbólico el final de la esclavitud aquí, por cuanto después que se escuchara por última vez aquí se acabó por siempre el sistema esclavista en Cuba, no es de echo cubana por naturaleza; es más bien francesa, pues según criterios de un hombre que quiso mucho a Cuba, Don Ginestad Puncet, un catalán que trabajó mucho en Cuba; pero si es cubana por derecho propio, por cuanto lo más trascendente de ella lo hizo en Cuba en 1868, el 10 de octubre.

Está fechada 1859, lo que indica que su fundición en bronce (Br) data de ese año.




Con una altura de 59 cm. y un ancho de 5cm., la Campana pesa 204.5 Lb., lo que la aproxima a los 93 Kg.
Fue traída a Cuba e instalada en el Ingenio Demajagua en 1860, cuando era dueño de la finca Francisco Javier de Céspedes (hermano de Carlos Manuel) quien la había obtenido por escritura pública Nº 26, otorgada ante el escribano Nicolás Lasso el 9 de octubre de 1857.

Instalación de la Campana

Desde que se instaló se hizo sobre un madero ubicado en el frente de la hacienda del propietario a fin de tocarse diariamente y señalar los cuartos de horas en que se podía medir la jornada laboral. Entre sus misiones también estaba la de llamar a la población campesina en auxilio ante cualquier situación de accidente, incendio de una plantación o fuga de algún esclavo.
Pero es que su tañer estaba previsto fuera de convocatoria absoluta y el 10 de octubre, como a las diez del día, según consta en el parte recibido por el Mayor General Bartolomé Masó Márquez fechado en Naguas, el 13 de octubre de 1868 al Capitán General del Ejército Libertador Carlos Manuel de Céspedes y del Castillo, cuando concentrados con las fuerzas que integraban como quinientos hombres conjurados para salir a la guerra contra el oprobioso gobierno colonial español, se dio el último toque a la Campana y esta vez de modo ininterrumpido. En esta ocasión Jesús Pavón, hombre de gran confianza de Carlos Manuel, golpeaba constantemente el badajo contra el bronce para convocar a blancos y negros a compartir el sacrificio heroico por la libertad e independencia total de Cuba.
Este último llamado de la Campana hacía posible que Céspedes arengara el contingente de hombres formados a su alrededor y les hiciera saber todo los males que padecía Cuba y para que se tomara conciencia del por qué era necesario iniciar esta contienda. Luego entonces Céspedes les dio la libertad a sus esclavos al decir:“Ciudadanos, hasta este momento habéis sido esclavos míos, desde ahora, sois tan libres como yo. Cuba necesita de todos sus hijos para conquistar la independencia. Los que me quieran seguir, que me sigan, los que se quieran quedar, que se queden, todos seguirán tan libres como los demás” (8).
Momentos más tarde y después de seleccionarse los escoltas que acompañaban a Céspedes y los de la Bandera, que sería llevada por el joven bayamés Emilio Tamayo, se escuchó a Céspedes decir:
“¿Juráis vengar los agravios de la Patria? – Juramos (…) ¿Juráis perecer en la contienda antes que retroceder en la demanda? – Juramos (…) Enhorabuena sois unos patriotas valientes y dignos. Yo por mi parte, juro que os acompañaré hasta el fin de mi vida, y que si tengo la gloria de sucumbir antes que vosotros, saldré de la tumba para recordaros vuestros deberes patrios y el odio que todos debemos al gobierno español, venganza, pues, y confiemos en que el cielo protegerá nuestra cusa” (9).
Luego entonces salió del reposo al que por ratos se entregaran. Las fuerzas salieron a combatir al enemigo en la manigua redentora y todos al partir vieron cómo se quedaba solo el Ingenio y la hacienda con la Campana delante del portal y el barracón.
Solo 7 días bastaron para que la represalia y el odio de los españoles cayeran contra la propiedad. El hecho de haber servido de escenario de parto del proceso fundacional de la nación, lugar donde se escuchara el primer ¡Viva Cuba Libre! Había sido suficiente para que las fuerzas españolas intentaran acabar con todo lo que aquí quedaba y le convirtieran en la primera propiedad destruida durante la Guerra de los 10 años.
Y junto a las ruinas de la Casa Hacienda destruida por el barco español “Neptuno”, el 17 de octubre de 1968, en su intento de acabar todo, había quedado la campana del Ingenio, sola y abandonada.
Al año siguiente al aplicarse el embargo judicial a la finca por parte de los que habían establecido hipoteca a Carlos Manuel de Céspedes, Venecia Rodríguez y Compañía, y venir acompañado del juez militar de Manzanillo, decidieron sacar algunos hierros del lugar para trasladarlos a una segunda propiedad que ellos tenían cerca de Manzanillo, “La Esperanza”, sita en El Caño Adentro. Acompañando los hierros también llevaron la campana, la que fue lanzada al entonces debajo del piso del segundo apartamento del barracón de esclavos del Ingenio La Esperanza, la que al parecer sería olvidada para siempre, sin embargo alguien había visto el acto de traslado y el momento en que fue tirada en aquel lugar.
Ese hombre era Fernando Palma y Forment, quien era apoderado de la finca Venecia Rodríguez y Compañía, y fue él quien le hiciera saber a Modesto Arquímedes Tirado Avilés, Comandante del Ejército Libertador y primer Alcalde por elección popular en Manzanillo el 8 de octubre de 1900 en acto solemne en sesión del Ayuntamiento de Manzanillo, fue colocada por el mayor General Bartolomé Masó Márquez, quien pronunció un sencillo y bello discurso, en el que también habló Manuel Estrada y el popular Alcalde Tirado Avilés, allí quedaría la campaña en un pedestal de mármol hasta 1947.
En 1918, ocupaba la campana el lugar superior al reloj del Ayuntamiento Municipal de Manzanillo, donde indicaba todos los días las horas a la población a través de los toques correspondientes a los horarios. Desde este lugar fue desmontada por cuatro mambises, entre los que estaban el general Francisco Estrada y el Sargento Tomás Barrero, quienes la bajaron y acompañaron en viaje hasta la capital del país, paseando en recordación de las efemérides del 10 de octubre de 1968 por la ciudad de La Habana. Luego fue retornada por ellos a Manzanillo y llevada de nuevo al Ayuntamiento.
En 1926 durante el gobierno de Gerardo machado, hubo intento de llevarla a la capital de la Isla para actos politiqueros, a lo que el pueblo de Manzanillo se opuso y sus veteranos, luego en 1929 hubo otro intento, pero sin resultado alguno.
Luego, en 1947, cuando gobernaba Cuba el Dr. Grau San Martín, hubo otro nuevo intento de ultraje toda vez que viniera a Manzanillo Alejo Cassio del Pino, Ministro de Gobernación a solicitar la campana, para con ella delante llamar a la reelección del Presidente de la República. Tampoco esta vez se permitiría tal ultraje. En esta ocasión, Fidel Castro, Vicepresidente de la FEU de la carrera de Derecho enterado de tal situación preparó viaje a Manzanillo.
En los primeros días de octubre de 1947 Fidel, acompañado de Leonel Sotto, se presentó frente al Presidente de la Delegación de Veteranos, soldado Manuel Berro Reyes y ante Modesto Tirado Avilés, Presidente de los Hijos y Nietos de Veteranos de Manzanillo.
Ya Berro había recibido un telegrama del presidente de la FEU anunciándole la visita de Fidel Castro. Se trataba de un préstamo solicitado a fin de realizar en cambio de aquel ultraje, un acto verdaderamente revolucionario.
El traslado fue realizado desde el Ayuntamiento para el ferrocarril utilizando un carro Pullman de bombero de Manzanillo. En la estación estaban por parte de los veteranos Manuel Berro Reyes, el Comandante Ramón Hernández, el soldado Blanes y Don Modesto Tirado Avilés. A Fidel lo acompañaba Leonel Sotto y dos veteranos de las luchas políticas de Manzanillo entre los que se encontraba Juvencio Guerrero. En La Habana fue ubicada la campana en la Galería de los Mártires del recinto Universitario, donde quedó bajo custodia estudiantil.
El 6 de noviembre de 1947 se ponía en acción un plan de actividades por José Manuel Alemán, Ministro de Educación y Jefe del BAGA, hombre totalmente inescrupuloso con el objetivo de robar la campana a fin de provocar un escándalo político. Para ello utilizó una banda gansteril dirigida por Eufemio Fernández Larrea. La campana fue robada y a la mañana siguiente ya Fidel lo sabía y también la ciudad de Manzanillo, esta última se declaró “ciudad muerta” ante tal pérdida.
Por su parte Fidel, haciéndose acompañar por un gran número de estudiantes, salieron a buscar la reliquia y acusar por ello ante la jefatura más cercana a la Universidad, lo cual hizo en el acto.
Por otro lado los pandilleros habían dejado el robo “la campana” en la casa de uno de los pandilleros “Tony Santiago”, de donde saliendo la incesante búsqueda y acusación sacaron y tiraron en el portal del Coronel del Ejército Libertador Enrique Loynáz del Castillo a fin de hacer creerlo el hombre que había robado la campana. Éste toda vez que se percató que la campana estaba en su portal la sacó y la entregó en el Palacio Presidencial, lo cual supo el compañero Fidel. De ahí que entonces obligó al régimen a su devolución urgente para la ciudad de Manzanillo. El día 12 de noviembre de 1947, salía desde el aeropuerto de Ciudad Libertad en una avioneta, en la que sería trasladada la campana para Manzanillo, venían también obligado a su custodia el general del Ejército del Gobierno Genoveva Pérez Darrea, quien la entregó y luego del recorrido en el Jeep descapotable desde el otrora aeropuerto de Manzanillo y por la arteria principal, Calle martí, hasta arribar al parque de Central donde fue entregada ante una enorme multitud de manzanilleros al Ayuntamiento de los veteranos.
El robo ejecutado por aquel gobierno a tan alto símbolo antiesclavista provocó que el escritor de la Revolución Manuel Navarro Luna, fundador el 4 de septiembre de 1921 del Grupo Literario de Manzanillo, le dedicara algunas estrofas:
¡Campana!
¡No se forjó tu bronce
Por las cosas sin importancia!
No para que llevasen en las exequias de tal o cual difunto,
Ni para ninguno de esos repiqueteos
De la fe provinciana
No se forjó tu bronce
Para las inútiles palabras.
¡De una aleación de angustias,
De una aleación de lágrimas,
Surgió tu espíritu para los truenos iracundos,
Para el arrebato de las cóleras sagradas,
Para afilar cuchillos
Sobre la puerta de la encendida madrugada!

En 1968 La Dirección De la Revolución cubana decidió hacer un Parque Nacional en La Demajagua, en el mismo sitio donde comenzó la única Revolución que ha habido en Cuba, escogiéndose el diseño del Proyectista Arquitecto santiaguero Fernando López, quien concibió como el mejor lugar para la campana el arco elipsoidal (Muro) arquitectura simbólica o monumentaria ubicada cercana a las ruinas del Ingenio
Esta obra como un conjunto monumentario en sentido general, se comenzó el 21 de junio de 1968 y ya el 30 de agosto de ese año estaba concluido quedando, en la última de las seis etapas que simbólicamente muestran la historia de la Revolución cubana en sus cien años de lucha, la campana del Ingenio como intentando convocar a la generación actual de los cubanos a mantener las luchas del pueblo a fin de evitar volver a ser esclavos de ningún gobierno nunca más.
Pero la historia de la campana no acabó cuando quedó soportada del muro, sino que continua escribiéndose porque siguió haciendo historia en el presente.

Traslado de la Campana

El 30 de marzo de 1987 fue desmontada y llevada por la delegación de la Provincia Granma al V Congreso de la UJC en la capital del país. Esta vez fue acompañada la campana por quien en 1947 acompañara a Fidel y a Leonel Sotto, Juvencio Guerrero, quienes hicieron el viaje también en tren desde Manzanillo hasta Ciudad de la Habana de ser despedida en acto que presidió Rafael Domínguez, primer Secretario del PCC en Manzanillo.
La máxima Dirección de la Revolución y personalmente Fidel la tendrían frente a él en ese gra encuentro juvenil desarrollado en la capital entre el 4 y el 7 de abril de 1987. Luego la campana retornó a Manzanillo en acto solemne y ubicada en su lugar.
El 8 de octubre de 1992 volvió a desmontarse por autorización del Partido Comunista de Cuba. Esta vez se trasladó en Jeep descapotado para el Salón de los Mártires de la Independencia, debajo de la sede del Gobierno de Manzanillo, donde quedó custodiada todo el día y noche por los jóvenes de la UJC de Manzanillo hasta el amanecer del día 9 de octubre en que salió de recorrido, de municipio en municipio hasta arribar a Santiago de Cuba, Ciudad Héroe de la República de Cuba, y dentro de esta en la Sala Principal del hoy Museo de la Ciudad Escolar 26 de Julio, otrora Cuartel Moncada, atacado por la generación del centenario comandada por Fidel el 26 de julio de 1953, lugar donde serían asesinado un grupo de valerosos jóvenes entre los que se encontraba el joven manzanillero José Luis Tassende.
Luego en la mañana del 10 de octubre sacada en brazos por un grupo de delegados al Congreso del Partido Comunista de Cuba y llevada para el Teatro Heredia, sede donde con la campana en la parte central del escenario estaría ubicada mientras se ejecutaba tan gran evento político entre el 10 y el 12 de octubre de 1992. Ya el 14 de octubre era recibida en La Demajagua y nuevamente ubicada en el lugar que a ella corresponde.
El 23 de febrero de 1995 se desmontó por última vez para, el día siguiente ser puesta en la parte central del acto extraordinario de la Asamblea General del Poder Popular, toda vez que el 24 de febrero se celebrara con todos los diputados una Asamblea solemne tendente a rendir homenaje al centenario del reinicio, el 24 de febrero de 1895, de nuestra lucha independentista.
Luego entonces devuelta y montada en su triángulo espadaño donde reposa en los momentos actuales y desde donde, de manera solemne, continúa convocando a todos los cubanos dignos a la continuidad de nuestras luchas por el mantenimiento de nuestra heroica Revolución cubana.

Fuentes

  • Enciclopedia Manzanillo 2007
  • Investigación del Joven Club de Manzanillo 3


Véase también