Caracazo

El Caracazo
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Fecha:27 y 28 de febrero de 1989
Lugar:Caracas
Descripción:
Protestas y disturbios generados en Venezuela a causa de medidas adoptadas por el gobierno de Carlos Andrés Pérez para enfrentar la grave crisis económica
Resultado:
Inestabilidad política, asesinatos de civiles por parte de la policia,
Consecuencias:
Golpe de Estado de febrero de 1992 en Venezuela
País(es) involucrado(s)
Venezuela


Caracazo. Serie de fuertes protestas y disturbios ocurridos durante el gobierno de Carlos Andrés Pérez, e iniciados el 27 de febrero de 1989 en Guarenas, ciudad ubicada a 15km al este de Caracas, capital de Venezuela que generó una masacre iniciada por las fuerzas de seguridad de la Policía Metropolitana (PM) y fuerzas armadas del Ejército y de la Guardia Nacional (GN) quienes salieron a las calles pretendiendo controlar la rebelión popular.

Antecedentes

El “boom” petrolero de los años 1970, generó en Venezuela un endeudamiento tal que provocó la caída de la economía del país y por consiguiente una caída paulatina a medida que el Estado venezolano aumentaba su recaudación y gastos. Esto trajo consigo una devaluación de la moneda en el año 1983. A partir de ese momento las políticas económicas de los gobiernos de entonces no fueron capaces de frenar las espirales inflacionarias, creando desconfianza en las inversiones y pérdida de credibilidad en la moneda nacional. Situaciones que incrementaron la desinversión privada, generando una escasez gradual.

Las medidas aplicadas por el entonces presidente Carlos Andrés Pérez condicionaron el "Caracazo"

El gobierno de Carlos Andrés Pérez trató de dar un cambio al liberar la economía, a través de un programa de ajustes macroeconómicos promovido por el Fondo Monetario Internacional (FMI), denominado "Paquete Económico", concebido para generar cambios sustanciales en la economía del país. Se anunciaron medidas de aplicación inmediata y otras de aplicación gradual en plazos breves.

El 16 de febrero de 1989, Carlos Andrés Pérez anunció al país estas medidas económicas, que comprendían decisiones sobre política cambiaria, deuda externa, comercio exterior, sistema financiero, política fiscal, servicios públicos y política social. No obstante, la liberación de precios y la eliminación del control de cambio, generó un reajuste demasiado violento para las personas de menores ingresos.

Saqueos producidos durante "El Caracazo"

El pueblo estaba azotado por la escasez de alimentos, el acaparamiento y los altos precios de productos básicos como la harina de maíz, la leche y el café. Sin embargo, sólo días antes habían sido testigos, no de forma presencial, pero si a través de los medios de comunicación de un acto que fue de todo menos austero, que en nada estaba en sintonía con la difícil situación económica que atravesaba la nación. Venezuela registraba para 1988, un déficit público cercano a los 60 mil millones de dólares, equivalente al 7% del PIB.

A pesar del alto endeudamiento el gabinete económico de Carlos Andrés Pérez dejo de cancelar tanto intereses como capital de esta deuda externa, con las reservas internacionales casi agotadas, la nación sufría un real debacle financiero.

La liberación de precios, el aumento de la gasolina, el desabastecimiento, la liberación de la tasa de cambio del bolívar, el incremento de las tarifas de servicios públicos como agua, luz, gas doméstico y telefonía fueron los ingredientes de una bomba popular que estallo con “la bajada de los cerros” y una rebelión popular que dejo cicatrices imborrables.

El 26 de febrero el ministerio de Energía y Minas anunció el alza en 30% de los precios de la gasolina, haciéndose efectiva ese mismo día, y con ello el incremento del pasaje del transporte público urbano e inter-urbano también en un 30% a partir del 27 de febrero, válido para los 3 meses siguientes, después de los cuales podrían aumentarse hasta el 100%.

El conjunto de medidas antipopulares impuestas por el gobierno del presidente venezolano, Carlos Andrés Pérez, y la creciente tasa de pobreza, provocan una rebelión popular espontánea, miles de personas saquean comercios e incendian vehículos en protesta por el alza de los precios. La Policía y el Ejército arremeten contra el pueblo y dan muerte a más de 5 000 personas, originándose así la ola de violencia y masacre conocida como el “Caracazo”.

Desarrollo de los hechos

Disturbios en las calles

Las protestas se iniciaron en Guarenas (una ciudad cercana a Caracas), la mañana del lunes 27 de febrero de 1989, cuando pasajeros molestos por el aumento en las tarifas de la ruta Guarenas-Caracas protestaron una medida que consideraron arbitraria e injusta. La mecha encendida se extendió a Caracas, de forma espontánea los pobres decidieron que era su momento. Comenzaron los saqueos, puertas de supermercados, abastos y carnicerías fueron arrancadas, los pobres tomaban lo que por mucho tiempo le fue negado.

Rápidamente se extendieron también a varios estados de Venezuela: Miranda, Valencia, Mérida, Bolívar, Vargas y otras ciudades más. Sin embargo, los saqueos, los muertos y la violencia fueron más graves en Caracas.

Catia, Antímano, El Valle, Coche, San Agustín y barrios cercanos a la ciudad: son sólo algunos de los sectores que vivieron días de violencia y represión. Por ser las zonas más pobres, los disturbios se hicieron sentir con más fuerza, hubo destrucción y quema de camionetas, saqueos, y tumultos en los que murieron muchos inocentes. Se suspendieron las garantías y era necesario tener un salvoconducto a partir de cierta hora, con peligro de muerte si no se tenía. El toque de queda comenzaba a las 6 de la tarde, a esa hora iniciaba el tiroteo de perdigones y armas de fuego y los gritos de las personas se oían en todas partes.

Soldado masacrando al pueblo

Las imágenes que transmitían las televisoras eran escenas de personas descontroladas tratando de hacerse de un paquete de harina pan, de arroz o de caraotas, hasta televisores, lavadoras y equipos de sonido, no había nada despreciable tonto era el que no aprovechara aquella valiosa oportunidad, que a muchos les costo la vida.

El pueblo de Guarenas manifestó así su descontento contra el sistema de dominación y explotación del neoliberalismo salvaje, reaccionando contra las medidas económicas que habían sido anunciadas por Carlos Andrés Pérez, al chocarse desde primeras horas de la mañana con aumentos indiscriminados de pasaje en el terminal de autobuses de Guarenas; haciendo suyas las calles, desbordando rápidamente la autoridad policial, y sin contar con ningún tipo de dirección política, de organización ni convocatoria alguna, irrumpiendo violentamente contra el orden burgués establecido y la propiedad privada que lo marginaban incluso de sus mínimos derechos de subsistencia.

Desbordado por los saqueos, el Gobierno declaró el estado de emergencia, implantó el toque de queda, militarizó la ciudad y aplastó las protestas con violencia desmesurada. Pelotones de jóvenes soldados nacidos del pueblo salieron a “restituir el orden”, durante el 27, 28 de febrero y 29 de febrero y hasta los primeros días del mes de marzo, las calles de Caracas fueron bañadas por la sangre de los más pobres, quienes estaban identificados con partidos de izquierda fueron perseguidos y apresados, sus casas allanadas y algunos familiares asesinados si no ofrecían información sobre el paradero de los buscados.

El pueblo auxilió a los heridos

En la ciudad de Caracas se activó el "Plan Ávila", el cual confería al Ejército la custodia de la ciudad, habilitándolos para el uso de armas de guerra al momento de contener las manifestaciones. Algunos utilizaron armas de fuego para defenderse o atacar a los militares, pero las muertes de policías y militares fueron incomparables con las muertes de civiles. En esos días, fue común escuchar en las escaleras o callejones de las barriadas que muchos salieron de sus casas y no regresaron. La represión fue especialmente dura en los barrios pobres de la capital (los cerros).

Durante varios días la ciudad de Caracas vivió sumida en el caos, las restricciones, la escasez de alimentos, la militarización, los allanamientos, la persecución y el asesinato de personas inocentes. Después de 6 días de matanza se decidió retirar a los militares, a la Policía Metropolitana (PM) y a la Guardia Nacional (GN) y se decretó levantar el toque de queda. El Estado se comprometió a indemnizar a las víctimas, promesa que no se cumplió.

Los muertos sin nombre fueron llevados a La Peste, un lugar apartado del Cementerio General del Sur, anónimos, sin rostro fueron tirados allí, tratando de ocultar la masacre. Tirados en una fosa común fueron encontrados los restos de algunos de los desaparecidos durante los sucesos.

Estas acciones, en las que la gente salió a la calle, no fueron dirigidas por organizaciones partidistas o de otro tipo, fue el accionar voluntario del pueblo por una vida digna y mejoras sociales.

Causas

Represión a civiles durante El Carachazo

La explotación, exclusión, corrupción y abandono fueron las causas fundamentales que sumergieron a Venezuela en una crisis económica, política y social que hizo detonar el 27 de febrero de 1989 la sorpresiva manifestación popular que históricamente se conoce como “El Caracazo”.

Los venezolanos reaccionaron ante un conjunto de políticas, accionadas durante el gobierno de Carlos Andrés Pérez, entre las que destacó la subida del precio de la gasolina, estas medidas estaban enmarcadas dentro del paquete de corte neoliberal coordinado por el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Las medidas impuesta por cúpulas económicas para hacer frente a la crisis que afectaba al país, principalmente el incremento de los precios del transporte público, generó estos hechos manifestados en intensa rebelión popular.

Consecuencias

Enfrentamiento entre soldados y civiles

Las fuerzas militares venezolanas reprimieron brutalmente a decenas de miles de hombres y mujeres que pasaron de la protesta en contra de los aumentos de pasajes del transporte públicos a saqueos indiscriminados.

Fue un dantesco crimen masivo, en el río Güaire flotaban cadáveres, la morgue de Bello Monte colapsó, fosas comunes y camiones con urnas por todas partes, los bloques del 23 de enero eran un colador, dispararon contra el pueblo con armamento pesado y armas de guerra, hubo niños muertos en sus casas por tan solo vivir en zonas humildes. Vino el toque de queda, y con él los asesinatos y desapariciones programadas, torturas y ajusticiamientos.

Civiles detenidos

Centenares de muertos y millares de heridos a bala, presos y torturados tuvieron como verdugos materiales a oficiales, suboficiales, soldados y agentes del Ejército, la Guardia Nacional, la Policía Metropolitana, y la Dirección de Inteligencia Militar.

Los calabozos de la Policía Militar, en Fuerte Tiuna, fueron un centro de violación de derechos humanos. Aunque tales crímenes sigan bañados de impunidad, la verdad histórica está allí, acusadora.

La magnitud del hecho, que generó un considerable número de heridos y pérdidas de hombres y mujeres, estremeció a la sociedad venezolana e impactó a la opinión pública internacional, es considerado un crimen de lesa humanidad, una gravísima violación de los derechos humanos del pueblo venezolano.

Pérdidas

Pérdidas generadas

El número de muertos, hombres y mujeres, fue impresionante. La cifra oficial osciló por las 5000 personas y los heridos fueron calculados por miles.

Las pérdidas materiales de los negocios asegurados en la capital se estimaron en Bs. 3.073.862.416,03, y los no asegurados en más de 3 mil millones de Bolívares.

Numerosos locales de Caracas fueron saqueados, entre ellos 900 bodegas, 131 abastos, 95 ferreterías, 62 papelerías, 850 negocios de mercancía general y se realizaron 154 incendios en la ciudad de Caracas.

Fuentes