Castillo de Arnóia

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Castillo de Arnóia
Información sobre la plantilla
Obra Arquitectónica  |  (Castillo)
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Descripción
Tipo:Castillo
Estilo:Arquitectura militar , medieval.
Localización:Arnóia, Braga, Celorico de Basto, Bandera de la República Portuguesa Portugal
Uso inicial:Fortaleza
Uso actual:Espacio cultural y turístico.
Datos de su construcción
Inicio:siglo X
Otros datos
Premios:Monumento Nacional (15 de marzo de 1946).

Castillo de Arnóia es considerado uno de los castillos más representativos de la arquitectura medieval de Arnóia, en los alrededores de la villa, es una de las joyas del patrimonio local.

Ubicación

Está enclavado en la cima un peñasco fragoso, cerca de Celorico de Basto de casi 250 metros de altura cuyo acceso es un tanto complicado. Posee una torre del homenaje cuadrangular y una cerca poligonal. A la izquierda tenemos un plano que n muestra la planta triangular, adaptada al terreno, y sus pequeñas dimensiones, de apenas 28 x 24 metros midiendo desde los extremos más alejados. En el mismo está, sombreada en azul, la posición de la cisterna en el patio de armas.

En rojo se encuentra la única torre del edificio y, en verde, los tres accesos con que contaba para subir al adarve. A la derecha tenemos la única puerta de acceso al castillo, un tanto peculiar por su moldura recta en lugar del habitual arco de medio punto. En el paño de muralla, toda la fábrica de la misma es a base de sillería de granito sacado de la zona, muy rocosa y rica en este tipo de piedra. La puerta, estaba defendida por la misma torre del homenaje, y carece de elementos de tiro vertical que hubiesen podido ser añadidos con posterioridad a su construcción A la izquierda también está el pequeño patio de armas.

Al fondo se destaca la torre del homenaje, con su puerta de acceso sobreelevada unos tres metros sobre el suelo. Ante la misma aparece el enrejado que cubre la cisterna y, adosada a la cortina de la derecha, una escalera y una pasarela metálicas de reciente instalación y el acceso no sea por las angostas escaleras de piedra, ya que sus peldaños, cubiertos de musgo, son verdaderamente peligrosos.

El edificio consta de tres plantas, siendo la que queda a nivel del suelo el sótano de la torre, usado en su época posiblemente como almacén. Las dos plantas restantes, separadas por entresuelos de madera, y con una cubierta a cuatro aguas cerrando su parte superior, dejando un estrecho adarve alrededor del mismo para circular por la azotea. Finalmente, también a la derecha existe un potente edificio de planta cuadrangular de 9 x 9 metros de lado, con unos muros de alrededor de 1,5 metros de espesor y unos 13 de altura, enteramente labrados con sillería de granito. En sus caras se abren aspilleras en ambas plantas, siendo la única entrada de luz disponible en el interior. Su superficie interna, de 36 m2, es completamente diáfana, careciendo de chimeneas o cualquier otro indicio de comodidades.

Historia

En la primera mitad del siglo IX, esta zona había sido reconquistada por Alfonso II de Asturias el cual, como era habitual, puso especial interés en repoblar las comarcas conquistadas para afianzar la presencia cristiana y asegurar su dominio. La Tierra de Bastos en concreto comprendía lo que hoy día son los concejos de Cabeceiras de Basto, Celorico de Basto y Mondim de Basto y, para defenderla, se construyó el castillo que nos ocupa en una fecha indeterminada entre finales del siglo X y la primera mitad del XI. Del primer alcaide que se tiene noticia es de Múnio Moniz o Muniz, cuyo enterramiento se encuentra en el cercano monasterio de São João do Ermo, constando en el mismo como fecha de su fallecimiento el año de 1072 de la Era Hispánica, o sea, 1034 de nuestro actual calendario. Ello corrobora pues la existencia de esta fortificación en tiempos tan remotos, cuando aún no existía siquiera Portugal como nación. Múnio Moniz, cercano al rey Fernando I de León, fue un personaje de ilustre abolengo, antepasado de Egas Moniz, ayo y consejero del que luego fue primer monarca portugués, don Alfonso Henriques.

El avance de la reconquista hacia el sur no supuso la decadencia de este enclave ya que, por su cercanía con las fronteras de la corona castellano-leonesa, siguió manteniendo su vigencia operativa como cabeza de las Tierras de Bastos, siendo encomendada la tenencia del mismo a familias de la nobleza, capaces de mantener tropas para su custodia. El más reconocido de todos fue Martim Vasques da Cunha y que fue un linajudo personaje que ostentó diversas alcaidías en tiempos de don Dinis. Siendo alcaide de Arnóia protagonizó un curioso suceso ya que, puesto de parte del infante don Alfonso contra el rey, no quiso faltar a su pleito de homenaje como alcaide, por lo que metió fuego al castillo para, de ese modo, impedir que cayera en manos del monarca pero sin permitir que el aspirante se hiciera con el mismo. Tras este suceso, en 1282, don Dinis alquiló tanto el castillo como las tierras comprendidas en el concejo de Celorico a Martim Joanes por un montante de 210 maravedises con la obligación de nombrar un alcaide a cargo suyo, siendo elegido para el cargo miembro de la casa de Barcelos llamado Pero Mendes. No duró mucho el cargo Mendes, ya que dos años más tarde don Dinis cambió de inquilino, trocando a Martim Joanes por los vecinos de Celorico.

Sin embargo, no tardó la comarca en retornar a manos de los Cunha. Tras la crisis sucesoria de 1383-1385, el nuevo monarca, don João I, devolvió la tenencia a un descendiente del controvertido alcaide anterior, dándosela a su nieto Gil Vasques da Cunha. Es evidente que el rey, deseando atraer a su partido a las más poderosas casas nobiliarias portuguesas, no estaba por la labor de enemistarse con los Cunha como su antecesor don Dinis. Solo con el advenimiento de Felipe II de España como monarca portugués, el castillo de Arnóia volvió a cambiar de manos, en este caso a los Castro, por ser firmes partidarios de los derechos del rey español al trono portugués. Al ocaso de esta comarca y su castillo llegó el 21 de abril de 1719 cuando, por orden de don João V, la sede del concejo fue trasladada de Celorico a Freixeiro, lo que supuso una progresiva decadencia en una zona que, debido a su aislamiento y lo dificultoso de sus accesos, ya desde años antes comenzó su declive. La ruina se apoderó del castillo, de forma que en 1726 ya constaba su estado de degradación, el cual se vio aumentado con el paso del tiempo debido, entre otras causas, a una leyenda que decía que en sus entrañas se hallaba escondido un tesoro de tiempos de los moros (una falsedad, ya que el castillo es de factura cristiana), lo que hizo que los daños y el expolio se vieran aumentados hasta épocas recientes.

Construcción

La construcción ha llegado hasta nuestros días cargada de simbología, historias y leyendas, pero también de incertidumbres respecto a su origen. A pesar de las leyendas rurales que le atribuyen su construcción a los moros, se desconoce por completo tal circunstancia ya que los datos históricos y elementos arqueológicos encontrados no lo pueden demostrar. No existen tampoco pruebas de que en periodo romano hubiera sido lugar de asentamiento, tesis atribuida al hallazgo, en 1935 en el interior del castillo, de monedas de la época de Constantino. Este descubrimiento se debería al hallazgo en época medieval de las monedas y abandonado allí, pero no se descarta la posibilidad de ser parte de un tesoro escondido en época romana, hecho suscitado por la inestabilidad vivida a principios del siglo V.

El castillo se plantea fue construido por Arnaldo Baião o Moninho Viegas. Las intervenciones arqueológicas realizadas en el interior del castillo en el 2002 datan del momento más antiguo correspondiente a la baja Edad Media, en un periodo seguramente anterior a la construcción de la torre del homenaje.

Poco después, aún en su primera fase de ocupación, en tiempo del rey Alfonso Henriques, se tienen referencia de don Gundar como su primer señor. Durante el siglo XIII se conoce la relación entre el pueblo y el castillo, a través de escritos de don Alfonso II y Alfonso III, con documentos que tratan sobre la preparación de su defensa, trabajos en las escaleras de servicio, trabajos de carpintería, transporte de cal o alimentación de los perros, etc. Durante este periodo se efectuaría la construcción de la torre del homenaje o torre norte (prácticamente desaparecida) llevándose a cabo una gran remodelación del edificio.

Premio

Monumento Nacional, por el Decreto 35 532, DG 55 de 15 de marzo de 1946.

Actualidad

Actualmente se encuentra bien mantenido todas sus dependencias, y está abierto al público como espacio cultural y turístico.

Enlaces externos

Fuente