Cerro

Plantilla:Ciudad

 El Cerro. Uno de los municipios de la Ciudad de La Habana, Cuba. Antiguamente fue barrio extramural de la capital. Su fundación data del año 1803. Comenzó siendo una estancia, luego un ingenio hidráulico azucarero, y más tarde una capitanía de partido que devino barrio de la ciudad.

Historia

Tres calles apenas tenían en 1863. La calzada que lleva el nombre de la localidad y las calles de "Buenos Aires" y "Tulipán".

Los primeros moradores fueron José María Rodríguez y Francisco Betancourt. Muy pronto fueron imitados por otras familias hasta que, ya en 1807, adquirió categoría de poblado.

En este año se construyó en la localidad una iglesia de madera. La edificación se hizo inservible y en 1843 fue sustituida por otra de mampostería, dedicada a San Salvador, por haberla patrocinado don Salvador de Muro, marqués de Someruelos, entonces gobernador de la Isla.

Arquitectura

Las primeras casas de la barriada fueron construidas, por los habitantes más acaudalados de la capital. Estas por lo general eran de una sola planta. Constituyeron una derivación de la casona criolla. Con pisos de mármol y altos puntales. Rodeadas de amplios jardines.

Tenían un gran portal que las rodeaba por los costados. Se entraba a la sala espaciosa. Y a la sala seguía la saleta que daba directamente al gran patio central. Las habitaciones se hallaban a ambos lados del patio. Se comunicaban entre sí y todas se abrían a la galería que lo rodeaba.

Al fondo estaban el comedor, la cocina y las habitaciones de la servidumbre que daban a su vez sobre otro patio más pequeño que el anterior. El cuarto de baño y los servicios sanitarios estaban también al fondo, aunque en algunas de estas casas había en el jardín un pequeño pabellón, de forma redonda u octagonal, con persianas, y ocupada casi toda su área por una piscina que se utilizaba para los baños habituales.

Quinta de los condes de Santovenia

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Asilo Santovenia
Edificada en "calzada del Cerro" y "Patria", entre 1832 y 1841; edificio verdaderamente señorial, de estilo neoclásico, italianizante. Un verdadero Trianón no solo por su estilo, sino por su exquisito refinamiento. Su fachada frontal mide 40 metros de largo, y su sala de recepciones tiene 16 metros de frente por seis de fondo.

En esa casa se hospedó el archiduque Alejo, hijo de Alejandro II, zar de Rusia, y también dos príncipes de la casa de Orleans que luego serían reyes de Francia con los nombres de Luis Felipe y Carlos X.

Los condes de "Santovenia", luego de vivir la casa durante años, la pusieron en venta y fue adquirida por los albaceas testamentarios de otra acaudalada señora, con objeto de instalar allí un asilo de ancianos. Ese asilo, atendido por hermanas de la caridad, se llama en verdad Susana Benítez, que era el nombre de la benefactora. Pero todos los habaneros lo conocen como Santovenia.

Quinta del conde de Fernandina

Ocupa el número 1257 de la calzada. Más reducida, pero tan lujosa como la anterior. Menos solemne, pero más graciosa.

La construyó, en 1819, el primer conde y su sucesor se empeñó en engrandecerla. El tercer conde contrajo matrimonio con la habanera Serafina Montalvo. Se fue a París el matrimonio y allí a Serafina le entró el loco y desmedido afán de competir, en joyas y vestidos, caballos y carruajes, nada menos que con la emperatriz Eugenia de Montijo, esposa de Napoleón III, sin más consecuencia que la de llevar a la ruina a los Fernandina, que perdieron su fortuna y con ella el palacio del Cerro.

Residencia de Leopoldo González Carvajal

Leopoldo González Carvajal. Dueño de vegas de tabaco en la más occidental de las provincias cubanas y de la marca Cabañas y Carvajal. Tenía don Leopoldo muchísimo dinero e intentaba codearse con lo más exclusivo de la sociedad. Pero la aristocracia lo rechazaba. Le llamaba, con desprecio, el tabaquero. Fue Carvajal a España, facilitó no poco dinero al odiado rey Fernando VII y el monarca lo premió con un título nobiliario, marqués de Pinar del Río. Regresó Carvajal a La Habana.

Pensó que la nobleza habanera lo aceptaría entonces, pero los nobles siguieron llamándolo por su apelativo de siempre. La nobleza cubana solía colocar ante las fachadas de sus residencias dos leones de piedra que indicaban su condición. Carvajal mandó a hacérselos de mármol. Y, cuenta la leyenda, que el conde de Fernandina, que era además grande de España, ordenó retiraran sus leones de piedra a fin de que no sufrieran la afrenta de aquellos otros leones espurios.

Quinta "Las Delicias"

Nombrada actualmente como "Finca de los monos", perteneciente a Rosalía Abreu. Esta es una gran residencia rodeada de muchos árboles y jardines delimitada por una cerca de ladrillos, en la que la señora Abreu había hecho construir instalaciones especiales para un grupo numeroso de antropoides, a los que daba esmerada atención. A varios de los chimpancés les dio un entrenamiento especial que les permitía vivir en la casa libremente y hasta sentarse a la mesa para recibir sus alimentos, pues los simios que allí habitaban eran tratados casi como personas.

Allí se reprodujeron orangutanes. Nunca antes en el mundo esa especie se había reproducido en cautiverio. Se lograron establecer tres generaciones de simios que, por su importancia, fueron visitados por especialistas de Cuba y del extranjero.

Finca de los monos

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Finca de los monos
Rosalía Abreu adoraba a los animales y mucho le interesaba el estudio de su comportamiento. Afirman que en su vasta propiedad había también colecciones de guacamayos, papagayos, canarios, pavos reales, gallos japoneses, ciervos, osos, conejos, caballos, perros, gatos y un pequeño elefante llamado Yumbito.

Su interés por los monos comenzó a fines del Siglo XIX, cuando en un viaje al sur de Francia, adquirió una macaca, la que junto a un orangután, oriundo de Filadelfia, constituyeron los primeros ejemplares de lo que sería su asombrosa colección, que incluyó a más de doscientos monos, gorilas, orangutanes, chimpancés y otras muchas especies.

Rosalía Abreu murió y la llamada "Finca de los monos" fue desactivada rápidamente. Sus herederos vendieron parte del terreno y los antropoides fueron a parar a zoológicos norteamericanos.

Años más tarde, el doctor Moreno Bonilla tuvo la satisfacción de comprobar en el zoológico de Filadelfia, a donde se trasladaron ejemplares de aquella colección, que los orangutanes de Rosalía seguían reproduciéndose. Descendiente de ese grupo fue la pareja que Moreno adquirió para el jardín zoológico de La Habana. Se llamaban, para perpetuar el nombre de sus progenitores, Guas II y Guarina II.

El Cerro, aquella barriada aristocrática, tenía, sin embargo, un gran inconveniente. Por allí pasaba la "Zanja Real", un foco contaminante. Casi todas las familias más ricas lo abandonaron y las fabulosas mansiones fueron ocupadas por instituciones benéficas, industrias, establecimientos comerciales o se convirtieron en casas de vecindad.

La casa de los condes de Fernandina (actual sede de la Asamblea Municipal del Poder Popular) albergó a la asociación cubana, clínica de cierto renombre en su tiempo. La casa del marqués de Pinar del Río pertenece al asilo "Santovenia".

La quinta de Leonor Herrera fue, con el nombre de "Covadonga", la casa de salud del centro asturiano. Y la finca de recreo del conde de O’Reilly, la de la [[Asociación de Dependientes del Comercio de La Habana]], con lo que la casa de vivienda del predio se convirtió en el primer pabellón de esa instalación fundada el 11 de abril de 1880.

Se trató entonces de una inversión de 6 984,25 pesos. Disponía de un capital de 847 pesos y contaba con 677 socios. En 1955, el capital ascendía a 4 652 106,00 pesos; había ingresos por 2 865 262,00 pesos, egresos por 2 808 958,00 pesos y contaba con 74 468 asociados.

Zanja real

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Construcción de la Zanja Real
El Cerro es una de las barriadas más antiguas y emblemáticas de La Habana. La popular frase "El Cerro tiene la llave", que lo identifica hasta nuestros días, obedece a que en su territorio se encontraba la entrada de agua a la ciudad, la llamada "Zanja real", en 1566 se dio comienzo a esta zanja con 11,1 kms de largo, primera obra hidráulica de envergadura emprendida por los españoles en el "Nuevo mundo", mediante la cual se hacían llegar las aguas del río "Almendares" hasta el desagüe de la bahía.

Este acueducto, el cual abastecía a fortalezas, conventos, cuarteles, hospitales y vecindario en general, inició sus obras bajo la dirección de Francisco de Calona, primer arquitecto municipal de La Habana. Fue concluido en 1592 por el renombrado ingeniero italiano Juan Bautista Antonelli, quien diseñó también el sistema defensivo de la ciudad.

Durante 243 años la "Zanja real" fue el único abastecedor de agua potable para la Ciudad de La Habana y funcionó como el único abastecedor de agua potable para la Ciudad de la Habana.

Economía

El hecho de tributar el vital líquido al resto de la ciudad estimuló las labores industriales, pues en las márgenes del acueducto surgieron las primeras fábricas de azúcar del territorio habanero.

De ese modo, proliferaron las haciendas y sitios de trabajo relacionados con la producción agro-azucarera y agropecuaria, lo cual conllevó al aumento de la relación mercantil. La Zanja, por su parte, cedió sus aguas a fábricas de velas, tenerías y otras producciones, que enriquecieron el territorio.

Acueducto Fernando VII

Debido a los inconvenientes técnicos que para el abastecimiento de agua potable presentaba la Zanja, el capitán general don Dionisio Vives y el Conde de Villanueva propusieron a la metrópoli, en 1827, la conveniencia de crear un nuevo acueducto.

La construcción del mismo se inició en 1831, y cuatro años más tarde se le inauguró con el nombre del fallecido rey don Fernando VII. El nuevo acueducto fue el primero en llevar el agua mediante tuberías a la ciudad.

Acueducto albear

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Acueducto de Albear
Debido a insuficiencias en el abasto de agua, se hizo necesario inaugurar una tercera obra hidráulica, la cual descollaría dentro de nuestras creaciones ingenieras, tanto por su excelente concepción técnica como por su elevado valor estético.

La ejecución de la misma fue confiada al general habanero don Francisco de Albear, Brigadier del real cuerpo de ingenieros, vicepresidente de la [[Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana, y miembro reconocido de varias importantes instituciones científicas en Europa y América.

Su proyecto de acueducto obtuvo la medalla de oro en la exposición universal de París en 1878, donde fue considerado obra maestra de la ingeniería universal del Siglo XIX. Inaugurado en 1893, el acueducto de albear ha sufrido ampliaciones entre 1908-1914, 1925-1931 y 1947-1948.

Vigencia del acueducto albear

En el año 2000 comenzó su rehabilitación, gracias al financiamiento recibido de la Agencia Española de Cooperación Internacional, con lo que pudo reinaugurar sus servicios el 22 de julio de 2002.

Hoy, con más de 100 años de explotación, esta maravilla de la ingeniería cubana sigue en uso y suministra el 12% del agua que consume la población en Ciudad de La Habana.

El acueducto albear es considerado una de las siete maravillas de la ingeniería civil cubana y esta declarado como monumento nacional al sistema de acueductos históricos de La Habana

Estadio del Cerro

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Estadio Latino Americano del Cerro
Otro célebre lugar de El Cerro es el estadio de béisbol homónimo, donde se efectúan importantes juegos y campeonatos del deporte nacional, conocido por el estadio del Cerro fue inaugurado en 1946, y fue, durante la dictadura de Fulgencio Batista (1953-1959), escenario de protestas obreras y estudiantiles.

El 6 de agosto de 1960 se celebra en el estadio del Cerro la clausura del primer congreso latinoamericano de estudiantes, donde el comandante Fidel Castro, plantea la nacionalización de propiedades norteamericanas.

Desde entonces pasa a llamarse, "Estadio Latinoamericano", famoso por la cantidad de eventos deportivos nacionales e internacionales celebrados en el mismo. . El estadio latinoamericano esta localizado en la ciudad de la Habana, Cuba. El estadio es conocido por los cubanos como el Coloso del Cerro y es un establecimiento de béisbol que goza de gran popularidad en la isla. En sus inicios, el establecimiento fue conocido como Gran Stadium de la Habana, dejo de llamarse así cuando deja de existir la pelota profesional cubana en el 1961. El estadio fue inaugurado luego de su construcción en el año 1946. Desde ese momento se convirtió en el estadio de pelota más importante de Cuba, desplazando de ese puesto al estadio Pedro Marreno, muy conocido como la Tropical. En muchas ocasiones el establecimiento ha sido el escenario de importantes eventos deportivos tanto nacionales como internacionales.

Hechos médicos relevantes

Fue en dependientes (hoy, hospital Diez de Octubre) donde, en 1907, se realizó por primera vez en Cuba y por segunda vez en América una sutura de corazón.

El doctor Bernardo Moas, primer cirujano de la clínica, se la practicó a un paciente que sobrevivió 18 días tras la operación, lo que se consideró todo un éxito dado el estado de la medicina y los recursos de que disponía el centro.

El proceder de Moas fue muy elogiado por los doctores Carlos J. Finlay y Joaquín Albarrán. Fue también en Dependientes donde funcionó, en 1958, el primer servicio de parto sin dolor que existió en Cuba. Lo introdujo el doctor José Ramón Fernández, ginecólogo y cirujano partero, luego de un viaje de estudios que lo llevó a EE.UU. y las principales capitales europeas.

Por el área de terreno donde se asentaba, "Covadonga" (Hospital Salvador Allende) era el mayor centro de salud de Cuba, superado solo por el Hospital Calixto García. Dependientes, sin embargo, aventajaba a "Covadonga" por el número de sus pabellones (25) y, por tanto, su capacidad de ingreso.

No todos los centros hospitalarios de la barriada eran de esas dimensiones. Los había pequeños, como la clínica "La Bondad", se ubicaba en el número 1263 de la Calzada y se le tenía como la decana de las casas de salud del país. Carecía de elevador convencional y se valían de un artefacto rudimentario para transportar a personas en estado grave, fracturados, operados y recién paridas desde el primer piso hasta el segundo y viceversa. Un cajón donde colocaban al enfermo y que era manipulado por un hombre gracias a una gruesa soga

Figuras representativas del Cerro

En el Cerro nació Gustavo Sánchez Galarraga, su poeta más relevante, y promotor junto a Ernesto Lecuona del teatro lírico cubano.

En la escuela pública número 37 estudió Rubén Martínez Villena. Regía en esa escuela un curioso sistema de educación cívica con una especie de república escolar. Rubén fue elegido presidente de esa república y hasta aquel colegio situado en "Tulipán" y "La Rosa" se fue el general Gerardo Machado, entonces secretario de gobernación en el gabinete de José Miguel Gómez, a fin de entregar personalmente a Rubén un diploma de reconocimiento.

Fue la primera de las dos veces en que se vieron cara a cara y conversaron aquellos dos seres que terminarían siendo enemigos irreconciliables.

En el Cerro nació el célebre pintor cubano Rene Portocarrero, aunque después vivió en otras áreas de ciudad, siempre se sintió hijo de esta barriada, a la que dedicó una de sus más hermosas obras, reflejo de la belleza arquitectónica, el colorido y el abigarramiento de sus calles y construcciones.

Vivió Alfredo González Suazo, que heredó de su padre, famoso árbitro de béisbol, el sobrenombre de Sirique. Era propietario de un taller de tornería, en "Santa Rosa" entre "Cruz del Padre" e "Infanta", y allí, todos los domingos, a partir de la una de la tarde, congregó durante años a los más famosos trovadores cubanos. Fue la Peña de Sirique, a la que se dedicaron no pocos reportajes y artículos e incluso un documental cinematográfico de José Massip.

En 1848, don José de la Luz y Caballero funda en el Cerro el colegio del "Salvador", de singular importancia por sus proyecciones en la formación de la intelectualidad cubana, y donde expirara su promotor el 22 de junio de 1863.

Huella cultural del Cerro

La huella cultural del Cerro cobra hondo significado con las tertulias artístico-literarias de distintas familias durante la segunda mitad del Siglo XIX y las primeras décadas del Siglo XX.

Se destacan las de los pianistas Fernando y Cecilia Arizti, y en la casa de Gustavo Sánchez Galarraga, su poeta más relevante, y promotor junto a Ernesto Lecuona del teatro lírico cubano.

El doctor Carlos J. Finlay tuvo su laboratorio científico en la calle "Tulipán" y fue en la "Zanja r" y sus ramales, donde realizó los experimentos sobre el cólera y la fiebre amarilla, demostrando que estas enfermedades se transmitían por agentes en aguas infectadas.

Las Sociedad de La Caridad del Cerro fue entre las entidades culturales la más distinguida del país de 1875 a 1895. Radicó en "Calzada del Cerro" Nro. 1969 entre "Zaragoza" y "Santa Teresa", sus salones fueron escenario de afamados bailes y conciertos con la participación de figuras como Hubert de Blank e Ignacio Cervantes, Enrique José Varona y Manuel Sanguily, impartieron conferencias allí y Martí fue miembro de su sección de literatura. La instalación fue luego el cine Cerro Garden, uno de los mejores de la ciudad y finalmente fue sede de combativos sindicatos unitarios.

Citas

  1. ↑ Multimedia del Proyecto Identidad, CD3. PCC, Ciudad de la Habana. 2003.
  2. ↑ Multimedia del Proyecto Identidad, CD3. PCC, Ciudad de la Habana. 2003.

Fuentes