Combate de La Jaima (1896)

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Combate de La Jaima
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Combate en este potrero de La Habana por fuerzas al mando de Juan Bruno Zayas, en cuya acción perdió la vida.
Fecha:30 de julio de 1896


Combate de La Jaima. El 30 de julio de 1896, fuerzas del Ejército Libertador, integradas por una Brigada Volante subordinada al 5 Cuerpo, en número de unos 160 hombres bajo el mando del brigadier Juan Bruno Zayas, sostuvieron un desigual combate en este potrero de la provincia de La Habana, contra una tropa española compuesta por la columna del teniente coronel José Perol, la guerrilla montada de esa columna y un escuadrón de caballería del Regimiento de Albuera, en total unos 730 efectivos. En esta acción perdió la vida el valeroso combatiente.

Localización

El potrero de La Jaima se encontraba en las cercanías de los poblados de Güiro del Boñigal y El Gabriel, en la entonces provincia de La Habana. El Gabriel pertenece actualmente al municipio de Güira de Melena, ubicado a 5 km al este-nordeste de la cabecera municipal, en la llanura Sur de La Habana-Matanzas, cuya zona está dedicada a los cultivos de la caña de azúcar y cítricos. Ya en esa época estaba unido al pueblo de Güira de Melena por carretera.

Contextos

El general de brigada Juan Bruno Zayas Alfonso (1867-1896), nació en La Habana. Se alzó el 25 de abril de 1895 al frente de un grupo en Vega Alta, Las Villas. Organizó la brigada Villaclara (1ra brigada 2da División 4to Cuerpo), de la cual asumió el mando, participando con Antonio Maceo en la invasión a Occidente y en las campañas posteriores en Pinar del Río, La Habana, Matanzas y Villa Clara.

Desarrollo

Todo indica que una delación hizo saber al mando español la situación exacta de las tropas de Juan Bruno Zayas, por lo que se decidieron a atacarlas con altas probabilidades de triunfo.

A las 03:00 horas del 30 de julio de 1896, el brigadier Zayas, que conocía de la presencia del enemigo en el poblado de El Gabriel, envió exploradores al lugar para que observaran e informaran los movimientos de las tropas coloniales. Estas comenzaron a organizar la columna a las 05:00 horas y a las 05:30 salieron hacia el campamento cubano, instalado en un lugar llamado Pepe Pérez, aproximadamente a un km de El Gabriel.

Todos los movimientos del adversario eran conocidos por Zayas, quien se mantuvo informado de su salida y aproximación. El jefe cubano ordenó preparar las tropas para el combate, a pesar de que el teniente coronel Cristóbal Pérez, natural de Quivicán y gran conocedor de la zona, le explicó que aquel lugar no tenía retirada y no convenía aceptar la lid.

Zayas inicialmente pareció estar de acuerdo con esta propuesta, e incluso ordenó organizar la retirada en dirección a un sitio de la costa llamado Jaiguán, donde había un depósito de municiones, pero poco después llegó al campamento el comandante Teodoro Perpiñán y le propuso esperar al enemigo, que parecía poco numeroso. Zayas decidió aceptar el combate, para lo cual dispuso la colocación de la primera línea de fuego.

El propio Perpiñán comenzó a hostilizar la columna, que avanzaba por el camino de la finca Arraigán; pero esta modificó su rumbo y al ver que los insurrectos eran unos pocos su caballería los cargó hasta el propio campamento cubano. Zayas ordenó una contracarga y la caballería cubana acometió a la española, obligándola a retroceder dejando ocho muertos en el campo.

La infantería enemiga, arrollada por sus propios jinetes, se puso detrás de una cerca de piedras y desde allí abrió fuego en descargas cerradas. El grueso de la tropa española llegó posteriormente flanqueando con su caballería la posición cubana. Los insurrectos abandonaron el lugar ante la inminencia de un cerco, y en la retirada colocaron líneas de contención, la última de ellas en la finca que da nombre al combate.

Serían alrededor de las 09:00 horas. En esos momentos, por el camino de La Jaima apareció una nueva fuerza de caballería. Zayas creyó que eran las tropas del coronel Juan Delgado, pero una descarga cerrada de los recién llegados le sacó de su error. Entonces ordenó colocar una nueva línea de fuego lateral para contener a la caballería española y ordenó la retirada.

Los jinetes enemigos alcanzaron a la retaguardia cubana y comenzaron a aniquilarla. Zayas ordenó a toda la tropa hacerles frente en un momento en que estaban ya en franca desventaja. Entonces se dirigieron al portillo de la cerca de piedras abierto por ellos la noche anterior y lo encontraron cerrado. La caballería española había invadido todo el potrero y atacaba desde ambos flancos, lo que impidió abrir una brecha en la alta cerca de piedras que no podía ser saltada por los caballos, lo que obligó a dejarlos.

Zayas, en unión de Cristóbal Pérez, saltó la cerca y se dirigió hacia unos matorrales cuando fueron rodeados por una veintena de jinetes enemigos. Zayas recibió una estocada en el pecho y fue rematado con un disparo en la sien. Pérez logró esconderse y salvar la vida. Esto ha dado lugar a versiones que ponen en duda la lealtad de este hombre, único cubano que estaba junto al brigadier Zayas en el momento de su caída en combate, y sobre lo cual se ha escrito mucho, tanto por los que afirman la supuesta traición de Cristóbal Pérez como por los que la niegan.

El combate fue una completa derrota de las armas cubanas, en la cual el Ejército Libertador perdió a su general más joven, quien era, además, un hombre de excepcionales cualidades. Las bajas cubanas fueron 18 muertos y un número no precisado de heridos, pues algunas fuentes señalan 17 mientras otras dicen que solo fueron cuatro. En esta acción también murió el comandante Perpiñán.

Las bajas españolas, según su parte oficial, fueron un muerto y 11 heridos, entre ellos dos oficiales. El enemigo logró apoderarse de la cartera de campaña del brigadier Zayas, con importantes documentos, así como de armas, municiones y caballos.

Fuentes

  • Arcadio Ríos. Hechos y personajes de la Historia de Cuba. Recopilación Bibliográfica. La Habana, 2015. 320 p.
  • José Luciano Franco. Antonio Maceo. Apuntes para una historia de su vida, 3 t., La Habana, 1973. Tomo III. Pág. 257.
  • Abelardo Padrón. El general más joven: Juan Bruno Zayas, La Habana, 1984. Págs. 65-66; 111-124.
  • Miguel Varona Guerrero. Guerra de independencia en Cuba, 3 t., La Habana, 1946. Tomo II. Pág. 1019.