Combate de Meriño (1958)

Combate del Meriño
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La vanguardia enemiga chocó con la emboscada tendida por el pelotón del Comandante Lalo Sardiñas.
Fecha:8 de julio de 1958
Lugar:Meriño
Consecuencias:
Victoria del Ejército Rebelde en este sector, que contendría por un tiempo los planes de la ofensiva enemiga
País(es) involucrado(s)
Bandera de Cuba Cuba
Líderes:
Comandante Eduardo Sardiñas labrada (Lalo)
Ejecutores o responsables del hecho:
Ejército Rebelde

Combate del Meriño.El 8 de julio de 1958 dirigido por el Comandante Eduardo Sardiñas Labrada (Lalo). A las 8:45 a.m , la vanguardia enemiga chocó con la emboscada tendida por el pelotón de Lalo Sardiñas y se inició el combate.

El ataque

Minutos después, los 12 hombres de la escuadra al mando de Néstor Labrada, situada en un firme del otro lado del camino, comenzaron a disparar sobre el flanco izquierdo del enemigo. Ante el nutrido fuego cruzado que recibieron, los soldados solo atinaron a protegerse en los cangilones que la erosión había formado en el propio terreno. Pese al apoyo de la aviación, que desde las 9:30 a.m ametralló los alrededores, la tropa enemiga se vio obligada a retroceder hacia las trincheras abiertas alrededor del caserío de Meriño.

Al mediodía, Coroneaux, desde la posición que ocupaba en la falda de la loma de La Magdalena, pidió instrucciones. En ese momento todavía no se le pudo dar órdenes precisas, sin conocer a ciencia cierta el rumbo que seguía el enemigo ni el plan del Camandante Ernesto Che Guevara con sus hombres.

Ante su incapacidad para superar las posiciones rebeldes, el capitán Martínez Torres pidió un nuevo apoyo de la aviación para intentar una vez más el avance en dirección al camino de San Lorenzo.

Cerca de las 12:20 p.m, dos B-26 y un caza F-47 comenzaron a ametrallar los alrededores por espacio de dos horas y media. Tras el ataque aéreo, las compañías enemigas intentaron un nuevo avance sobre las posiciones rebeldes, pero fueron nuevamente rechazadas por los hombres de Lalo Sardiña y de Néstor Labrada. La escuadra de Ciro del Río, apoyada por la ametralladora 50 de Coroneaux, comenzó a avanzar para colocarse en posición de hostilizar a los guardias desde su flanco derecho.

El dato aportado por Lalo acerca de que su emboscada “es muy corta” resultó clave en lo que ocurrió en definitiva. Ya en este momento, se había tomado algunas disposiciones urgentes para reforzar la posición de Lalo y frustrar el propósito de los guardias de salir hacia San Lorenzo.

Mientras tanto, el pelotón de Andrés Cuevas, reforzado con los hombres de Jaime Vega, y el Che con parte de su tropa, avanzaban para atacar por la retaguardia a las compañías enemigas.

Los guardias de Meriño intentaron esa tarde forzar por tercera vez la salida por el camino de San Lorenzo y fueron rechazados nuevamente. Una vez más se vieron obligados a retroceder bajo el hostigamiento continuo desde la retaguardia por fuerzas del Che, Cuevas y Jaime Vega, apoyados por la ametralladora 50 de Coroneaux. En este último repliegue, los soldados abandonaron algunos de sus mulos.

Así las cosas, cabía prever tres posibilidades: la primera, que siguieran insistiendo una vez más en forzar el camino hacia San Lorenzo; otra, que trataran de hacerlo por el camino de El Tabaco; y la tercera, que el enemigo enviara un refuerzo desde San Lorenzo.

La orientación era que el ex teniente del Ejército de la tiranía Evelio Laferté  quien permaneció con nosotros tras su captura en febrero, en el segundo Combate de Pino del Agua, y que ahora estaba a cargo de la escuela de reclutas en Minas de Frío  enviara un grupo de ellos a cavar las trincheras para extender la línea de Lalo.

Los guardias intentaron por cuarta ocasión forzar el camino de San Lorenzo, y fueron rechazados una vez más por las fuerzas rebeldes. El combate se prolongó hasta las 6:30 p.m, y el enemigo se vio obligado a retroceder nuevamente.

En realidad, la escuadra de 12 hombres que cuidaba el camino de Limones, al mando de Néstor Labrada, se había retirado por la loma de Caracas, y unido a los siete hombres de la columna de Camilo Cienfuego. El refuerzo esperado de la tropa enemiga estacionada en San Lorenzo no salió en ningún momento en auxilio de sus compañeros cercados.

En vista de la difícil situación en que se encontraban las compañías enemigas cercadas en Meriño, el guía de esa tropa, un campesino de la zona, nombrado Armando Rabí, le planteó al capitán Martínez Torres, como única salida para romper el cerco, descolgarse hacia el valle de El Tabaco por los farallones, del otro lado de la parte más meridional del firme. Aprovechando la oscuridad de la noche y el hecho de que la línea rebelde de Lalo no llegaba hasta esa parte del firme, la tropa enemiga emprendió sigilosamente la fuga en esa dirección, dejando atrás el resto del arría de mulos.

Resultado

A pesar de que el Combate de Meriño no representó un aporte importante desde el punto de vista material en armas, municiones y pertrechos, significó, no obstante, otra victoria de nuestras fuerzas en este sector, que contendría por un tiempo los planes de la ofensiva enemiga.

Consecuencia

Los varios intentos de los guardias de forzar las líneas de Ejercito Rebeldes fueron todos rechazados. Al enemigo se le ocasionaron no menos de ocho muertos y un número indeterminado de heridos.

Las tropas rebeldes no sufrieron ni una sola baja. Aunque el grueso de las dos compañías del Batallón 19 logró escapar del cerco tendido, perdieron toda su impedimenta y quedaron en condiciones tan difíciles que apenas pudieron ser nuevamente utilizadas con efectividad durante el resto de la campaña.

Pero lo más importante fue que el intento de penetración del enemigo en la profundidad de nuestro territorio había sido rechazado. Los guardias fueron desalojados de Meriño, y se les impidió, por el momento, su plan de enlazar esta tropa con la del Batallón 18 que avanzaba desde el Sur.

Fuente

La victoria estratégica”: El Combate de Meriño (Capítulo 13)
Museo Municipal Bartolomé Masó