Comunicación familiar

Comunicación familiar
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Concepto:Proceso de interacción de personalidades, intercambio activo, transacción de ideas y sentimientos.
Comunicación familiar. Proceso de interacción de personalidades, intercambio activo, transacción de ideas y sentimientos, elementos que permiten comprender su esencia.

La comunicación familiar tiene una estructura compleja en donde figuran en todo momento no sólo mensajes interpersonales directos, sino un sistema de señales muy valiosas para que la persona que recibe el mensaje se percate de la categoría correcta a la que debe encuadrarse la secuencia de los mensajes transmitidos. Este sistema de señales constituye algo serio en forma literal o de metáforas. Tal serie de señales suele ser extraverbal y se modula mediante el tono de voz, la mímica y los gestos.

Comunicación

Artículo principal: Comunicación
La comunicación es una forma de interacción en la cual las personas intercambian información con otras personas, siempre y cuando haya entre ellas un conjunto de precondiciones, conocimientos y reglas que hacen posible la comunicación.

Una característica importante de la comunicación, es que en ella existe un matiz afectivo, lo cual en determinadas situaciones complica los procesos de comunicación.

La comunicación como proceso interactivo que es, alcanza niveles elevados de complejidad, tanto como es capaz de hacerlo la naturaleza humana; no basta con decir “te toca esta tarea” y se responda “está bien” o “entendí”, pues tras las palabras se esconden sentidos e intenciones cuantiosas. Tampoco se trata de cubrirla de un velo misterioso, imposible descubrir, pues si se tienen en cuenta algunos aspectos, se convierte en favorecedora del crecimiento personal y familiar.

A través de la comunicación ocurre la socialización y por ende la educación. Si se sitúa a la familia en el lugar que le corresponde por ser el primer y principal agente socializador (principal por incluir al sujeto toda su vida), se reconocerá la responsabilidad que representa para ella la formación de la personalidad y por ende lo definitorio o al menos muy influyente de los procesos comunicativos familiares. A través de ellos no sólo llegan los mensajes educativos sino que se toman los modelos de comunicación y se desarrollan habilidades comunicativas, de las que depende la solución de muchos de los conflictos familiares y las pautas que se establecen en la relación afectiva.

Comunicación familiar

La comunicación familiar tiene una estructura compleja en donde figuran en todo momento no sólo mensajes interpersonales directos, sino un sistema de señales muy valiosas para que la persona que recibe el mensaje se percate de la categoría correcta a la que debe encuadrarse la secuencia de los mensajes transmitidos. Este sistema de señales constituye algo serio en forma literal o de metáforas. Tal serie de señales suele ser extraverbal y se modula mediante el tono de voz, la mímica y los gestos.

Con relación a las señales extraverbales, existe una especie de comunicación contradictoria, llamada de doble vínculo, esta se observa sobre todo en el proceso educacional y consiste en la asociación de un mensaje de cariño con un metamensaje de hostilidad. A este tipo de comunicación se le conoce como “disfuncional”, ya que se envían mensajes indirectos, enmascarados y desplazados.

La comunicación “negativa” o “disfuncional”, implica la falta de responsabilidad por el autocontrol de las emociones negativas. Cuando no se controlan dichas emociones se cae en conductas agresivas, lo cual se ve reflejado cotidianamente en las familias; por ejemplo, cuando un niño comete algún error, los padres lo castigan de forma impulsiva, sin ser escuchado.

Para que la comunicación sea funcional debe ser clara, directa, congruente, conformada y retroalimentada.

Existen códigos particulares de comunicación en las familias. La influencia entre las personas que las integran adquiere una mayor complejidad cuando se considera que en cada interacción no solo participan los actores principales, sino también, de algún modo los demás miembros de la familia.

En las familias existen cadenas de interacción que se repiten, siendo esto un reflejo de su organización. Si las respuestas que la familia da ante determinadas problemáticas son positivas, seguramente ante un evento similar sepa como actuar.

Muchas veces las dificultades comunicacionales tienen como causa relaciones conyugales distorsionadas, y puede ocurrir por ejemplo que los padres abdiquen de sus funciones, actúen como hermanos de sus hijos para así obtener atención del otro cónyuge, los hijos den cuidados parentales a sus padres, actúen como cónyuges sustitutos y desafíen con éxito la autoridad parental; ocurren aquí transgresiones e inadecuación en el ejercicio de los roles que impide establecer un orden adecuado donde límites y jerarquías se respeten, y se establezcan por tanto relaciones comunicativas satisfactorias.

Tipos

Las personas comunican mensajes verbales y no verbales. En un mensaje existe quien emite el mensaje y otro que lo recibe (emisor-receptor). Se llama comunicación directa cuando ocurre de un sujeto a otro, sin utilizar un intermediario. Es comunicación indirecta cuando se requiere de otro individuo para que el mensaje lo reciba un tercero.

Comunicación verbal

La comunicación verbal se centra en “lo que se dice”. Se realiza continuamente y consiste básicamente en hablar. Proporciona al otro un conocimiento exacto de lo que se quiere decir, aunque tal conocimiento es puramente intelectual, y muchas veces le falta “algo” para establecer una verdadera relación interpersonal.

Comunicación no verbal

La comunicación no verbal es más variada: (tono de voz, gestos, postura, el mismo silencio cuando se decide no comunicarse, la enfermedad, el lenguaje sintomático, la agresividad…). En definitiva se centra en lo que se dice con gestos o lenguaje corporal. Su base está en lo aprendido en las etapas preverbales de la maduración (antes de aprender a hablar), cuando se aprende de los padres inflexiones de voz, tono, ritmo, contacto de las manos, movimientos del rostro, expresión, ruidos, etc.

Es una comunicación un poco más confusa que la verbal, por lo que necesita una traducción según el contexto en que se dé. Con este tipo de comunicación hay que tener cuidado ya que puede provocar conflictos. Muchos “malentendidos” a nivel de pareja o en las relaciones familiares se deben a una mala traducción del lenguaje no-verbal.

Niveles en que puede establecerse

  • Comunicación informativa: es cuando sólo se dice “lo que ha pasado”. Simplemente se informa de lo que se ha visto, oído, hecho. Es una comunicación “tipo telediario”, con la que nunca se sabe lo que la información supone para quien habla.
  • Comunicación racional: es cuando se da la información y al mismo tiempo se dan especulaciones, reflexiones personales, etc. sobre la noticia dada. Es una comunicación formativa o manipulativa, porque junto al hecho que se transmite se pretende actuar sobre el otro. En la familia se usa como vehículo transmisor de pautas, valores o normas.
  • Comunicación emotiva (profunda): se da cuando mientras se transmite la información o los hechos, se transmiten también sentimientos, afectos, emociones, estados de ánimo. Es una comunicación más íntima, con la que se expresan sentimientos, se gratifica, el otro conoce los valores personales sobre lo que se expresa, se transmite qué hace sentir en un momento dado algo, etc. En una familia este último nivel supone una verdadera comunicación. La falta de niveles profundos de comunicación familiar tiene efectos como: no saber qué quiere el otro, qué necesita, qué busca, de qué es capaz, se produce pobreza emocional en el comportamiento, falta de ternura expresada y sentida, búsqueda de tales gratificaciones en otro lugar, y todo ello de manera compulsiva (arrebatos, impulsos, etc.).

Estilos comunicativos empleados en las familias

  • Estilo inculpador o agresivo: tienden a actuar de manera exigente con los demás, actúan con aire de superioridad y se les describe como autoritarios, sólo buscan ganar, dominar, forzando a la otra persona a perder.
  • Estilo aplacador o no asertivo: tratan siempre de complacer, a costa de sus propios derechos, necesidades y sentimientos, por lo que ni ellos mismos, ni los otros los respetan; evitan a toda costa el conflicto, tratando siempre de apaciguar.
  • Estilo calculador o intelectual: las relaciones interpersonales las manejan con intelectualizaciones, ocultan las emociones y son muy desconfiadas.
  • Estilo distractivo o manipulador: las situaciones no son tratadas directamente y se despliegan numerosas estrategias para salir de situaciones desagradables.
  • Estilo nivelador o no asertivo: defienden sus derechos, respetando los ajenos y expresan sus sentimientos, pensamientos o necesidades de forma directa y honesta; siendo sus mensajes congruentes.

La posibilidad del empleo de la asertividad es una ganancia para cualquier relación, pues aporta gran productividad; no obstante prácticamente cualquier estilo puede ser efectivo si se emplea oportunamente. De nada valdría ante un comportamiento iracundo, tratar de convencer con argumentos lógicos y razonables; aplacar en ese momento y esperar mejor ocasión para la discusión será lo mejor. Se tiene derecho a ponerse bravo, sólo que sin herir al otro miembro de la familia.

Adolescencia

La comunicación familiar adquiere tonos peculiares con hijos adolescentes, pues de una relación protectora al niño dependiente, un día, sin saber cómo, la familia se enfrenta a un “niño grande”, que pide su libertad a padres que generalmente no están preparados a entregarla.

Muchas veces el adulto se resiste a algunos tópicos por diversos prejuicios y sobre todo porque no sabe cómo abordar el tema, la sexualidad es un ejemplo de ello, aprenden sobre esto fuera del marco familiar porque allí es tabú. Prácticamente no hay intimidad, se evidencian pocos intereses comunes entre padre e hijo que permita abordar con profundidad un tema entre todos, generalmente conversan los adultos y el adolescente se deja a un lado, por tanto la confianza es también mínima; hay distanciamiento, no se da importancia a los asuntos que trae el adolescente o no se comprenden, esta situación lo obliga a llevar sus preocupaciones e inquietudes, a otros grupos, por lo que el autodescubrimiento tiene pocas posibilidades de ocurrir en la familia.

Si el sujeto no encuentra la atmósfera adecuada para expresarse difícilmente se le dé oportunidad y participación en la solución de los problemas. Con frecuencia se escuchan imposiciones, muestra de métodos autoritarios o por otra parte no se considera al muchacho con la madurez suficiente para aportar en una decisión. Resulta contradictorio recordar continuamente “ya eres un hombre”, “no te portes como un niño”, por un lado, mientras que por otro no se le da ese lugar en la vida familiar, se le exigen deberes como adulto y se otorgan los derechos de un niño.

La atmósfera familiar puede ser percibida como segura o peligrosa para tratar “ciertos temas”, en dependencia de cómo esto ocurra habrá o no apertura. Se puede hablar de tópicos superficiales, sin expresar sentimientos y temores para que no se descubran los puntos débiles y se utilicen estrategias evasivas para evitar la intimidad, generalmente por miedo a la incomprensión.

Elementos para una adecuada comunicación en la familia

Promover una comunicación más efectiva y satisfactoria en la familia implica:

  • El respeto hacia todos los integrantes de la familia;
  • Tomar en cuenta lo que se dice y se escucha, considerando el momento en que se da la comunicación;
  • Tener firmeza en la transmisión del mensaje;
  • Considerar el papel que juegan los demás (padre, madre, hijo, etc.) y la forma de aproximación;
  • No repetir mensajes insistentemente;
  • Saber qué decir;
  • Saber escuchar;
  • Reconocer a los otros mediante una actitud positiva;
  • Congruencia en los mensajes verbales y no verbales.

Ejercicios que facilitan la comunicación familiar

Para iniciar y mantener una conversación con los hijos se deben tener en cuenta los siguientes elementos:

  • Elegir el lugar y el momento adecuado;
  • Preguntarles ¿cómo están?, ¿cómo te fue?, etc;
  • Es importante que se hable de temas de interés para ellos;
  • Observar su lenguaje corporal;
  • En caso de que ellos no estén interesados en la conversación, es recomendable dejar ésta para otro momento.
  • Transmitir la información directa;
  • Preguntarle qué piensa de lo que se está hablando;
  • Escuchar atentamente sus opiniones;
  • Emitir una o varias opiniones sobre lo que se está hablando;
  • Concluir la conversación con acuerdos.

Beneficios de la comunicación en familia

Cuando existe la comunicación en una familia, seguramente se puede afirmar que existe un compañerismo, una complicidad, y un ambiente de unión y afecto en el hogar. Pero, sobre todo y lo más importante, es que hay un respeto mutuo y unos valores bien asentados que enraizan con el origen de unas buenas relaciones. Sin embargo, crear este clima de comunicación en la família, no es una tarea tan facil. Hay que ayudar a los hijos con prácticas sobre el terreno, con consejos educativos y, sobre todo, con el ejemplo para crear el clima adecuado que facilite esa comunicación. Es fundamental, que los padres introduzcan en el seno familiar, los mecanismos necesarios que faciliten una buena comunicación entre los miembros de su familia. Saber escuchar, hablar con el corazón, mantener una actitud asertiva y mostrar empatía son algunas de las actitudes para promover un buen clima de diálogo en casa con los tuyos.

Recomendaciones

En la medida que se ubiquen las dificultades que limitan la comunicación en la familia, se contará con mayores posibilidades para reaprender formas viables y/o adecuadas para transmitir los mensajes deseados. De esta manera se pueden evitar muchos problemas con los hijos, con la pareja, con los padres, y con otros miembros de la familia.

Fuentes