Diferencia entre revisiones de «Conceptualismo»

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==Etimología==
 
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(del latín: «Conceptus», concepto).  Orientación –representada por Abelardo  y Occam– de la filosofía escolástica. En la discusión en torno a  los universales, los conceptualistas, como los nominalistas (Nominalismo),  negaban la existencia real de lo general independientemente de las  cosas singulares, pero, a diferencia de los segundos, admitían la  existencia de conceptos generales en la mente anteriores a la  experiencia, conceptos, que constituían una forma especial del  conocimiento de la realidad. En la Época Moderna, Locke mantuvo  una posición afín al conceptualismo.  
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(del latín: «Conceptus», concepto).  Orientación –representada por Abelardo  y Occam– de la filosofía escolástica. En la discusión en torno a  los universales, los conceptualistas, como los nominalistas (Nominalismo),  negaban la existencia real de lo general independientemente de las  cosas singulares, pero, a diferencia de los segundos, admitían la  existencia de conceptos generales en la mente anteriores a la  experiencia, conceptos, que constituían una forma especial del  conocimiento de la realidad. En la Época Moderna, Locke mantuvo  una posición afín al conceptualismo.
  
 
==Historia==
 
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Surgen dos significados, el análisis de lo entendido y catalogado con el  concepto de arte y el propio concepto de arte, modelos intelectuales separados de cualquier interés por la concreción.  
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En el período comprendido entre los  siglos XI y XIII d.C., el mundo cristiano fue escenario de una  importante controversia filosófica entre los teólogos de mas renombre de  la época, conocida como discusión o disputa sobre los Universales. Por Universales, en el contexto del debate en cuestión, se entienden los  conceptos generales que convienen a los conjuntos que abarcan una misma especie de entes, algo así como como las Ideas o Arquetipos de Platón. Los agrupados en uno de los bandos contendientes sostenían que los Universales poseían una realidad semejante a la que los platonistas atribuían a las Ideas. O sea que eran entes reales, eternos, perfectos, de los cuales los objetos de la naturaleza constuían una copia y que solo existían por participación  de la correspondiente Idea. Así que por ejemplo, un hombre era  según Platón y seguidores, una copia del la Idea Hombre, que existía  por participación en la Idea o Arquetipo Hombre. De forma análoga los partidarios del Realismo Medieval, aducían la realidad del Universal Hombre, del cual el hombre como individuo era sólo una copiaSi bien se analiza, la mayor parte de los conceptos matemáticos como el de línea recta, y algunos de la física como los de cuerpo rígido y péndulo simple, tienen caracteríticas similares a las atribuidas a los  arquetipos platónicos.  
El arte conceptual se desarrolló a finales de la década de los sesenta e inicios de los ochenta del siglo XX. Los orígenes se encuentran en la obra de  Marcel Duchamp, artista francés que afirmaba que el concepto era más importante que el objeto artístico.
 
La característica principal de esta corriente es el predominio de los elementos conceptuales sobre los  puramente formales. Así pues, el arte conceptual es una forma de expresión que intenta evitar el estímulo óptico a favor de los procesos  intelectuales que el público es invitado a compartir con el artistaPara ello, esta disciplina artística se fija en los ambientes cromáticos, en los luminosos, y en las variaciones sobre la naturaleza.
 
¿Cuál es la ideología de este tipo de arte? El arte conceptual se define  claramente opuesto a la burguesía y contrario al consumo, ya que se  considera que la obra no es dueña de nadie. Los artistas del arte conceptual se valen de métodos inusuales y diversos para presentar la  idea de su obra.  
 
  
Eligen fotografías, vídeos, documentales escritos, grabaciones, presentaciones de actos en público y muchos otros materiales efímeros que les sirven para documentar sus ideas o explicar eventos que ocurren fuera de los museos. Uno de los ejemplos tempranos  del arte conceptual es “Una y tres sillas”, una creación de Joseph Kosuth, artista estadounidense que en 1965 crea una obra con una silla como protagonista central. La obra en cuestión consiste en una silla  plegable de madera, una fotografía de una silla y una ampliación fotográfica de la definición de silla extraída del diccionario. Con ello este artista conceptual busca que el público conteste en cuál de los tres elementos se encuentra la identidad del objeto: ¿en la cosa misma, en la representación o en la descripción verbal? ¿Puede descubrirse la identidad de la silla en uno, en algunos, en todos, o en ninguno de ellos?
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Las líneas rectas con una sola diménsión y los hilos rígidos e ingrávidos de los péndulos son abstracciones que solo existen como conceptos, como recursos instrumentales para el razonamiento científico. A más de cuatro siglos de la  controversia de los Universales, el análisis sobre la correspondencia entre lo que se entiende por realidad en la ciencia con los conceptos y teorías que en el ámbito científico se manejan, es tema de debate tanto en el plano netamente científico como en de la filosofía de la cienciaEl debate en cuestión de cierta manera se asemeja a la discusión  medieval. Los contendientes del moderno debate representan por una parte  a los que alegan que las teorías establecidas  y aceptadas por la  comunidad científica reflejan la realidad tal como es, situándose en el  otro bando quienes sostienen que las teorías solo son hipótesis de trabajo utilizadas como instrumentos investigativos para continuar con  el quehacer científico, mientras no presenten contradicciones o  ineficacia, dando paso a otras hipótesis y teorías. El físico inglés  Stephen Hawwking llama a los primeros Platonistas y a los segundos  Positivistas; él se declara positivista. En un famoso debate sostenido  con su colega y colaborador Roger Penrose, relatado en el libro The  Nature of Space and Time, expresa Hawking: «Roger es Platonista mientras yo soy Positivista».
  
A finales de la década de 1980, el arte conceptual experimenta un fuerte resurgimiento, justo cuando la atención del mundo del arte de vanguardia se orienta hacia la obra basada en el tema y el contenido. No obstante, por su carácter efímero, el arte conceptual dejó pocas obras en los museos. Sólo quedaron las fotografías y las declaraciones impresas  (libros, catálogos y folletos) sobre los proyectos. En consecuencia, la respuesta es menos precisa, pero la dirección indicada es clara, hubo un cambio de la atención desde la concreción física hacia la idea del arte. A menudo se ha supuesto que la propia concreción ya no tiene gran importancia, unas pocas declaraciones en un pedazo de papel servirán del mismo modo que una obra producida por los métodos tradicionales y en  materiales tradicionalmente aceptados. Aún aquellos artistas que continúan haciendo escultura o pintura sobre tela han sido afectados por la nueva manera de pensar, ya que la obra de arte puede ser vista esencialmente como el plano de un proceso de pensamiento, una reseña  visible de todos los pasos que han sido necesarios para lograr un determinado resultado final.
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La polémica en cuestión se suscita acerca  del famoso experimento teórico conocido como «El Gato de Schroedinger», en el cual hay un gato encerrado en una caja tapada en la cual hay a su vez un dispositivo que emitirá un gas letal en un tiempo impredecible, de modo que durante un tiempo arbitrario antes de abrir la caja no se  puede saber si ya funcionó o no. La Teoría de la Mecánica Cuántica dice que mientras no se abra la caja el gato estará mitad vivo y mitad  muerto, y es el caso que, no obstante esa desconcertante afirmación, todas las predicciones de futuras mediciones serán confirmadas. El Platonista (según Hawking) Penrose dirá que lo del experimento «no es real», a lo cual contestará el Positivista Hawking: «Yo no requiero que la teoría corresponda a la realidad porque yo no se lo que es
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eso». Y continúa: «Todo lo que me interesa de la teoría es que pueda predecir resultados, y en eso la Mecánica Cuántica ha sido exitosa». Entre los mas destacados adherentes al Realismo Medieval se cuentan personalidades  cuyas ideas aún se citan y se analizan. Tales como San Anselmo de Canterbury, Escoto Eriúgena, y otros representantes de la etapa en que los teóricos eclesiásticos conjugan la fe con la razón, dándole diferentes grados de influencia a ésta última, preparando de cierto modo al todavía lejano entonces Renacimiento.
  
El arte conceptual "puro", arte sólo de declaraciones, o arte donde se pide al público que encuentre su satisfacción siguiendo al creador paso a paso en su proceso de pensamiento, sin pedir a éste que tome una forma más concreta que palabras o diagramas en papel, parece también sufrir de esta forma de  impropiedad en un grado aun más fuerte. Evidentemente, la naturaleza pública de una exhibición artística muy a menudo parece inadecuada para lo que está siendo hecho por el artista conceptual.
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Como tendencia contraria al Realismo, surgió la que agrupó a quienes  alegaban que los Universales sólo eran  nombres que tomaban los conceptos generales, sin que constituyeran nada real, Nominalismo se le llamó a esa corriente de pensamiento que tuvo como principales exponentes a Duns Escoto y Guillermo de Occam. A finales del pasado siglo XX, el hasta  entonces solamente conocido como prestigioso semiólogo italiano Umberto  Eco, publicó su primera novela El Nombre de la Rosa, de inmediato éxito de venta y acogida por público y crítica, dentro de cuya  interesante trama de estilo detectivesco, van surgiendo diálogos entre la figura principal, un sacerdote dominico y su asistente, diálogos de  profundo significado filosófico y teológico sobre el Nominalismo y los  Universales, apareciendo numerosas referencias a Guillermo de Occam. Muchos de los que disfrutaron de la lectura de la novela (y de su  versión cinematográfica) no se preguntaron sobre el eigmático título, no les preocupó por qué el Nombre y por qué la Rosa. Algo se trasluce al final de la obra en el que aparece un críptico hexámetro que habla de  que el nombre de la prístina rosa tan sólo nombre es, trasluciendo así de cierta forma lo que de nominalismo se ha estado tratando a lo largo de la narración. El hexámetro en cuestión dice: «STAT ROSA PRISTINA NOMINE, NOMINA NUDA TENEMUS», cuya traducción pudiera ser: «De la rosa permanece el nombre, nombres desnudos mantenemos».  
Partiendo del uso deliberado de materiales y técnicas inapropiadas, como en el caso de  Dubuffet, el arte del siglo XX ha progresado hasta un deliberado desajuste con los medios de expresión y con el marco dentro del cual existe. En parte, por lo menos, esto parece una inevitable consecuencia de las transferencias de interés desde el objeto artístico hacia el  artista. El artista moderno desea estacarse cada vez más como su mejor y más auténtica creación.
 
  
El ingenio que brilla en Soy un verdadero  artista, por el conceptualista británico Keith Arnatt, parece ejercido a  expensas de la profesión que ha elegido. Mientras propone la cuestión de una definición válida de la realidad, como se pretende que haga, propone más peligrosamente la cuestión de una válida definición del  arte. Si todos los valores residen en la personalidad del artista, que logra un momento de autorreconocimiento, y entonces le está permitido hacer cualquier demanda que desee al público, entonces no podemos  protegernos de la charlatanería. Éste es un temor que ha sido expresado  miles de veces desde el comienzo del movimiento moderno, pero nunca ha parecido tan válido como ahora.
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El propio Eco ha dejado entrever que esa cita  en latín pudieran haberla sugerido lecturas como la de una obra de la norteamericana Gertrude Stein en la cual aparece uno de los peculiares  litismos de la escritora: «Rose is a rose is a rose». Defendiendo una posición intermedia  entre Realismo y Nominalismo, surgió en el siglo XII, la tesis del  teólogo Pedro Abelardo (conocido por el público llano por sus  tempestuosos amores con una joven llamada Eloísa), según la cual los Universales  no deben considerarse como no existentes pues existen como conceptos  y permanecen en la mente de quienes los piensan aunque no formen parte de la realidad objetiva. En esto último nos parece advertir, de cierta manera, un elemento de diferenciación entre existencia y realidad. Con justeza se le ha dado a la tesis de Abelardo el título de Conceptualismo. El Conceptualismo de Abelardo nos parece que se ajusta  más como denominación a la tesis sustentada por Stephen Hawking a la que  hicimos referencia y que éste identificó como positivista. Lo postulado por la Mecánica Cuántica en cuanto al estado mitad vivo-mitad muerto  del famoso gato, podrá  no ser real como objetó Penrose, pero no hay duda de que existe como postulado y permite servir como instrumento de una teoría para predecir resultados que es lo único que  le pide Hawking.
Lo que ahora está en conflicto es la nueva visión que el artista tiene de sí mismo y la visión que el público tiene de él, y la lucha se hace más aguda por el hecho de que el arte de la extrema avant-garde, ahora se destaca por su casi total dependencia de la subvención gubernamental. Se ha escapado del mercado para lanzarse sobre la misericordia de la burocracia cultural.
 
 
   
 
   
El  atractivo público que tiene es el atractivo de la curiosidad. Puede ser  radical en política, pero es profundamente elitista en sus actitudes  para con el público.
 
Pero, aceptados estos defectos, uno debe  reconocer que el artista moderno continúa explorando su propia humanidad  y las posibilidades de la imaginación humana con admirable y aun  heroica persistencia. Algunos artistas se inclinan a proponer un  veredicto completamente negativo sobre el futuro del hombre, pero la  mayoría todavía parece ver al arte como expresión de fe en lo que le  pueda suceder a la humanidad.
 
El arte actual, gracias a Marcel  Duchamp, atañe principalmente a la inteligencia y a las ideas por encima  de la manualidad. El debate sigue abierto y su formalización responde  en gran medida, a una época y contexto particulares. Lo que conduce al  corazón de esta actividad que llamamos arte es la interacción práctica,  no la teoría académica.
 
 
El maestro Fernando Botero se alinea al lado de  quienes atacan el arte conceptual: “El arte ha ido despojándose de  expresión, de formas. De arte. Lo que ve uno es un proceso de pérdida  que acaba con la pintura. Si Poussin dijo que Caravaggio vino al mundo a  destrozar la pintura porque llevó a los lienzos a los campesinos de  manos sucias y las vírgenes eran mujeres del pueblo, yo digo que Marcel  Duchamp, cuando llevó un orinal a una exposición, hizo lo mismo. Con ese  gesto inventó el ready made y la pereza en el arte. Acabó con todo”  Estamos convencidos de que buena parte del arte contemporáneo es un  engaño. Las obras que responden a problemáticas actuales no se van a  acabar, como tampoco se van acabar la pintura y la escultura  academicistas. Se trata de una discusión menor. Al arte no hay que  buscarle significados, el arte es arte sin importar la etiqueta.  Como  es posible que no haya acuerdo sobre si el arte conceptual tiene o no la  misma validez que la pintura y la escultura que todos reconocen como  arte, lo que es evidente es que el divorcio entre los dos tipos de  manifestaciones ha hecho, los museos y los festivales sean el espacio  para las formas tradicionales, mientras que las galerías y las bienales  lo son para las de vanguardia.
 
 
Las pugnas entre tradición y vanguardia  son de siempre y no será esta la primera vez que se resuelva.
 
Nosotros  como estudiantes de una institución académica, cursando una carrera  artística, nos hemos dado cuenta de las tendencias a este movimiento,  por parte de nuestros mentores, estructurando el plan de estudios y  aplicando esta manera de hacer pensar al estudiante, en conceptos, en  argumentos, temas profundamente estudiados. Excusas que avalen la  decadencia o la falta de capacidad de aplicación y manejo de las  técnicas, de una persona que se está dedicando al estudio de las artes  visuales.
 
En el peor de los casos, observo la falta de compromiso del  estudiante ante tal situación, el arte es una buena factura de trabajo,  una buena aplicación de técnica, debe de causar impacto, experiencias  estéticas, asombro ante el espectador, y de tras de ella ese concepto  que es de igual peso, por eso la idea la que orilla al artista a  realizar la obra, la reflexión o cuestionamientos que se hace el  artista, son los motores que hacen a un creador comprometido, realizar  sus trabajos de calidad y hacer de oficio un arte.
 
Trabajar esos  conceptos y cuestionamientos que se hace el creador, en las diferentes  técnicas visuales, en busca de respuestas, físicamente planteadas en  forma de series de trabajo, ejercicios de taller, bocetos, esculturas,  etc.
 
 
Si tu idea la tienes bien planteada, escudriñada,  periféricamente explorada, tu imaginación se va por esos caminos de  creación que los artistas logran conectar, lo que llamamos proceso  creativo. Te abre el panorama de la diversidad de maneras de plantear  esa idea, ese concepto. Sin caer en el abismo de la pieza pobre, pero  bien sustentada. La argumentación no es el telón que debe cubrir un  trabajo dedicado de oficio, pero parece ser satisfacer las banalidades  de los monopolios del arte posmoderno y de los líderes de los monopolios  del arte, pero es en las entrañas de las academias y los talleres donde  los mentores y directivos, conscientes del fenómeno conceptualista,  deben abordarlo de manera equilibrada e inteligente para que la  formación logre el cambio buscado y no se estanque en esta idea,  tanto  por los estudiantes futuros creadores como los ideales de búsqueda de  todos los artistas ya formados, maestros y autónomos y quizás se logre  el fenómeno de ruptura y nazca una tendencia innovadora.
 
 
 
==Fuentes==
 
==Fuentes==
 
*[http://www.colarte.com/clasificacion/Textos/Conceptualismo.htm/ Conceptualismo]
 
*[http://www.colarte.com/clasificacion/Textos/Conceptualismo.htm/ Conceptualismo]

Revisión del 14:17 27 sep 2011

Conceptualismo
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Concepto:Sistema filosófico que defiende la realidad de las nociones universales y abstractas en tanto que son conceptos de la mente, sin concederles existencia positiva y separada fuera de ella.

Conceptualismo. Movimiento artístico surgido a finales de los años sesenta directamente derivado de los planteamientos de Marcel Duchamp, y en particular de las aplicaciones de sus "ready-mades"- cuyos adherentes rechazan el arte como artículo de lujo, permanente, portátil y vendible, proponiendo en cambio un tipo de arte en el que cuenta primordialmente la idea o el concepto que respalda sus realizaciones. Para los artistas conceptuales prima el sentido de las obras sobre su forma plástica y el pensamiento implícito en ellas sobre la experiencia sensual.

Etimología

(del latín: «Conceptus», concepto). Orientación –representada por Abelardo y Occam– de la filosofía escolástica. En la discusión en torno a los universales, los conceptualistas, como los nominalistas (Nominalismo), negaban la existencia real de lo general independientemente de las cosas singulares, pero, a diferencia de los segundos, admitían la existencia de conceptos generales en la mente anteriores a la experiencia, conceptos, que constituían una forma especial del conocimiento de la realidad. En la Época Moderna, Locke mantuvo una posición afín al conceptualismo.

Historia

En el período comprendido entre los siglos XI y XIII d.C., el mundo cristiano fue escenario de una importante controversia filosófica entre los teólogos de mas renombre de la época, conocida como discusión o disputa sobre los Universales. Por Universales, en el contexto del debate en cuestión, se entienden los conceptos generales que convienen a los conjuntos que abarcan una misma especie de entes, algo así como como las Ideas o Arquetipos de Platón. Los agrupados en uno de los bandos contendientes sostenían que los Universales poseían una realidad semejante a la que los platonistas atribuían a las Ideas. O sea que eran entes reales, eternos, perfectos, de los cuales los objetos de la naturaleza constuían una copia y que solo existían por participación de la correspondiente Idea. Así que por ejemplo, un hombre era según Platón y seguidores, una copia del la Idea Hombre, que existía por participación en la Idea o Arquetipo Hombre. De forma análoga los partidarios del Realismo Medieval, aducían la realidad del Universal Hombre, del cual el hombre como individuo era sólo una copia. Si bien se analiza, la mayor parte de los conceptos matemáticos como el de línea recta, y algunos de la física como los de cuerpo rígido y péndulo simple, tienen caracteríticas similares a las atribuidas a los arquetipos platónicos.

Las líneas rectas con una sola diménsión y los hilos rígidos e ingrávidos de los péndulos son abstracciones que solo existen como conceptos, como recursos instrumentales para el razonamiento científico. A más de cuatro siglos de la controversia de los Universales, el análisis sobre la correspondencia entre lo que se entiende por realidad en la ciencia con los conceptos y teorías que en el ámbito científico se manejan, es tema de debate tanto en el plano netamente científico como en de la filosofía de la ciencia. El debate en cuestión de cierta manera se asemeja a la discusión medieval. Los contendientes del moderno debate representan por una parte a los que alegan que las teorías establecidas y aceptadas por la comunidad científica reflejan la realidad tal como es, situándose en el otro bando quienes sostienen que las teorías solo son hipótesis de trabajo utilizadas como instrumentos investigativos para continuar con el quehacer científico, mientras no presenten contradicciones o ineficacia, dando paso a otras hipótesis y teorías. El físico inglés Stephen Hawwking llama a los primeros Platonistas y a los segundos Positivistas; él se declara positivista. En un famoso debate sostenido con su colega y colaborador Roger Penrose, relatado en el libro The Nature of Space and Time, expresa Hawking: «Roger es Platonista mientras yo soy Positivista».

La polémica en cuestión se suscita acerca del famoso experimento teórico conocido como «El Gato de Schroedinger», en el cual hay un gato encerrado en una caja tapada en la cual hay a su vez un dispositivo que emitirá un gas letal en un tiempo impredecible, de modo que durante un tiempo arbitrario antes de abrir la caja no se puede saber si ya funcionó o no. La Teoría de la Mecánica Cuántica dice que mientras no se abra la caja el gato estará mitad vivo y mitad muerto, y es el caso que, no obstante esa desconcertante afirmación, todas las predicciones de futuras mediciones serán confirmadas. El Platonista (según Hawking) Penrose dirá que lo del experimento «no es real», a lo cual contestará el Positivista Hawking: «Yo no requiero que la teoría corresponda a la realidad porque yo no se lo que es eso». Y continúa: «Todo lo que me interesa de la teoría es que pueda predecir resultados, y en eso la Mecánica Cuántica ha sido exitosa». Entre los mas destacados adherentes al Realismo Medieval se cuentan personalidades cuyas ideas aún se citan y se analizan. Tales como San Anselmo de Canterbury, Escoto Eriúgena, y otros representantes de la etapa en que los teóricos eclesiásticos conjugan la fe con la razón, dándole diferentes grados de influencia a ésta última, preparando de cierto modo al todavía lejano entonces Renacimiento.

Como tendencia contraria al Realismo, surgió la que agrupó a quienes alegaban que los Universales sólo eran nombres que tomaban los conceptos generales, sin que constituyeran nada real, Nominalismo se le llamó a esa corriente de pensamiento que tuvo como principales exponentes a Duns Escoto y Guillermo de Occam. A finales del pasado siglo XX, el hasta entonces solamente conocido como prestigioso semiólogo italiano Umberto Eco, publicó su primera novela El Nombre de la Rosa, de inmediato éxito de venta y acogida por público y crítica, dentro de cuya interesante trama de estilo detectivesco, van surgiendo diálogos entre la figura principal, un sacerdote dominico y su asistente, diálogos de profundo significado filosófico y teológico sobre el Nominalismo y los Universales, apareciendo numerosas referencias a Guillermo de Occam. Muchos de los que disfrutaron de la lectura de la novela (y de su versión cinematográfica) no se preguntaron sobre el eigmático título, no les preocupó por qué el Nombre y por qué la Rosa. Algo se trasluce al final de la obra en el que aparece un críptico hexámetro que habla de que el nombre de la prístina rosa tan sólo nombre es, trasluciendo así de cierta forma lo que de nominalismo se ha estado tratando a lo largo de la narración. El hexámetro en cuestión dice: «STAT ROSA PRISTINA NOMINE, NOMINA NUDA TENEMUS», cuya traducción pudiera ser: «De la rosa permanece el nombre, nombres desnudos mantenemos».

El propio Eco ha dejado entrever que esa cita en latín pudieran haberla sugerido lecturas como la de una obra de la norteamericana Gertrude Stein en la cual aparece uno de los peculiares litismos de la escritora: «Rose is a rose is a rose». Defendiendo una posición intermedia entre Realismo y Nominalismo, surgió en el siglo XII, la tesis del teólogo Pedro Abelardo (conocido por el público llano por sus tempestuosos amores con una joven llamada Eloísa), según la cual los Universales no deben considerarse como no existentes pues existen como conceptos y permanecen en la mente de quienes los piensan aunque no formen parte de la realidad objetiva. En esto último nos parece advertir, de cierta manera, un elemento de diferenciación entre existencia y realidad. Con justeza se le ha dado a la tesis de Abelardo el título de Conceptualismo. El Conceptualismo de Abelardo nos parece que se ajusta más como denominación a la tesis sustentada por Stephen Hawking a la que hicimos referencia y que éste identificó como positivista. Lo postulado por la Mecánica Cuántica en cuanto al estado mitad vivo-mitad muerto del famoso gato, podrá no ser real como objetó Penrose, pero no hay duda de que existe como postulado y permite servir como instrumento de una teoría para predecir resultados que es lo único que le pide Hawking.

Fuentes