Conrado II del Sacro Imperio Romano Germánico

Este artículo trata sobre Conrado II el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Para otros usos de este término, véase Conrado II (desambiguación).


Conrado II
Información sobre la plantilla
Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico
Conrado II, Emperador.jpg
Reinado 1027-1039
Nombre real Conrado II de Alemania
Nacimiento 990
Fallecimiento 4 de junio de 1039
Utrecht Bandera de Alemania Alemania
Predecesor Enrique II del Sacro Imperio Romano Germánico
Sucesor Enrique III del Sacro Imperio Romano Germánico
Dinastía Dinastía Salia
Padre Enrique
Madre Adelaida de Tigesheim

Conrado II. Emperador del Sacro Imperio (1027-1039); rey de Alemania (1024-1039) y duque de Franconia. Nacido hacia 990 y fallecido en Utrecht el 4 de junio de 1039. Conocido como el Salio, fue el fundador de la dinastía sálica (salia o franconiana) y bajo su enérgico gobierno se reforzó la autoridad imperial.

Apuntes biográficos

Hijo del conde Enrique y de Adelaida de Tigesheim, Conrado fue bisnieto de Conrado el Rojo y descendiente por línea femenina de Otón I. En 1016 aumentó enormemente su fortuna al casarse con Gisela, duquesa viuda de Suabia. A la muerte del emperador Enrique II se extinguió la dinastía de Sajonia y era necesario elegir un sucesor que perteneciese a la descendencia matrilineal de Enrique I el Pajarero. Los apoyos para la elección de Conrado provinieron de la alta nobleza y clero alemanes, mientras que el partido monástico, se opuso, ya que Conrado no se había mostrado comprometido con la reforma cluniacense. Conrado II fue elegido rey en la dieta reunida en Camba el 8 de septiembre de 1024 y poco después, coronado en Maguncia.

Sus primeros años de reinado los ocupó Conrado II en consolidar su posición y suprimir revueltas dirigidas por su hijastro, Ernesto de Suabia, y por los magnates de Italia y Lorena. Tras su coronación recorrió todas las provincias del reino, recogiendo en ellas pruebas de sumisión. Fueron sus consejeros los obispos de Augsburgo y Estrasburgo. En 1025 cedió Slesvig a Canuto I de Dinamarca y le hizo reconocer la supremacía del arzobispo de Bremen sobre toda la Escandinavia. Con esta nueva alianza se sellaban además las fronteras del norte y este del Imperio a los ataques polacos.

Coronación

En 1027 inició su expedición a Italia para recibir la corona imperial. Aquel año fue investido en Milán con la corona de hierro de los Lombardos y, después de vencer la oposición de las ciudades de Pavía y Rávena, fue coronado en Roma, de manos del papa Juan XIX, el 26 de marzo de 1027, estando presentes los reyes de Dinamarca y Borgoña.

Querellas en el Imperio

En mayo, el emperador debió regresar a Alemania, donde la coronación de su hijo (futuro Enrique III) como sucesor del emperador y su asociación a trono, habían provocado la revuelta de Conrado el Joven, de su hijastro Ernesto de Suabia, que después del tratado firmado en Basilea (1028) entre Conrado II y Rodolfo de Borgoña veía como se esfumaban sus aspiraciones al ducado de Borgoña, y de otros nobles, como los poderosos condes Güelfo II y Werner de Kyburgo. El emperador les sometió de forma definitiva en agosto de 1030 y sólo entonces pudo ocuparse de otro acuciante problema que debilitaba al Imperio: las invasiones del duque de Polonia y de Esteban de Hungría, que desde 1028 habían protagonizado incursiones en suelo alemán. En 1032 Conrado II venció a Miecislao I de Polonia y pudo restablecer las marcas orientales del Imperio.

Tras la muerte de Rodolfo de Borgoña en septiembre de 1032, su sobrino, el conde Otón de Champaña, reclamó sus derechos hereditarios a la corona Borgoñona. Conrado II lanzó contra él un poderoso ejército que venció y en 1034 se ciñó la corona de Borgoña, que anexionó definitivamente al imperio alemán. Con el fin de reforzar el poder real, Conrado II declaró la corona hereditaria y reconoció el derecho de sucesión en todos los feudos, logra esto mediante el Edicto de Pavía (Edictum de beneficiis) y con ello mejora las relaciones con los grandes señores mediante la enumeración de las obligaciones entre señor y vasallo.

Cedió a su hijo todos los ducados a excepción de Borgoña y Sajonia; Enrique recibió en 1038 el ducado de Suabia, tras la muerte de su hermano menor, Germán.

En Italia

En 1036 el emperador fue reclamado en Italia, cuando se produjo un levantamiento de la pequeña nobleza contra el arzobispo Ariberto de Milán. En un primer momento Conrado se puso del lado del prelado, pero en la dieta de Pavía (1037), después de conocer las expoliaciones llevadas a cabo por Ariberto, lanzó contra él una severa condena y puso sitio a Milán. Fue durante este asalto que el emperador promulgó el Edictum de beneficiis, que ordenaba que los feudos no otorgados por el soberano pasaran en herencia de padre a hijo o de hermano a hermano, lo cual beneficiaba a la pequeña nobleza.

Tomando muy en serio sus títulos de Emperador Romano y Rey de los Romanos, Conrado II consideró que Italia y Roma deberían ser partes integrales del Imperio. Esta política le puso en oposición con los grandes prelados y con las ciudades comerciales italianas, por lo que el emperador trató de apoyarse en la pequeña nobleza. Sin embargo estas directrices, que ya habían sido desarrolladas con anterioridad en Alemania, fueron abandonadas bajo el reinado de sus sucesores.

Pretensiones en Hungría

Conrado II enfrentó y expulsó al duque de Venecia Otón Orseolo y a su hijo Pedro Orseolo, quien estaba casado con una hermana del rey San Esteban I de Hungría. En 1030, Conrado II procedió a invadir Hungría y se libró la Batalla de Győr en territorio húngaro. La ofensiva de Conrado resultó un desastre, y San Esteban expulsó a sus tropas y las persiguió hasta Viena. En 1031 el emperador firmó un tratado de paz con el rey húngaro y así terminarían sus pretensiones sobre el territorio de ese país.

Muerte y sucesión

Al regresar de Italia sus ejércitos fueron diezmados por la peste y el emperador enfermó de gota. En 1038 entregó a su hijo el trono de Borgoña y murió un año después, siendo sucedido por Enrique III. Fue enterrado en la catedral de Spira.

Legado

Tuvo éxito Conrado en la reorganización de la administración, en cuyos puestos principales puso a miembros de su familia y personas de confianza. Esta política sí fue continuada por los emperadores sálicos, y proporcionó al Imperio una mayor independencia respecto a la Iglesia. A la muerte de Conrado el tesoro imperial quedó mejor que como estaba y el poder del emperador sólidamente establecido.

Fuente