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Estas dos ramas montañosas se identifican con dos grandes bloques elevados y delimitados por fallas, constituidos por materiales en los que predominan cuarcitas y pizarras. La erosión selectiva, a que han sido sometidas durante el terciario superior y cuaternario, explican su caracteres geomorfológicos, en los que destacan las potentes crestas cuarcíticas. En el interior del gran bloque paleozoico septentrional, unas líneas de fractura de dirección [[noroeste]]-sureste individualizan la depresión [[Morés]]-[[El Frasno]], donde se conservan restos de la cobertera mesozoica del Trías, que aparece modelada en cuestas con cornisas calcáreas. El contacto con la Depresión del Ebro se realiza, bien de forma directa y brusca, como ocurre en el sector de Cariñena, bien a través de una serie de pliegues y relieves en cuesta mesozoicos, que son en definitiva una unidad transicional entre el zócalo antiguo y el [[terciario del Ebro.]]
 
Estas dos ramas montañosas se identifican con dos grandes bloques elevados y delimitados por fallas, constituidos por materiales en los que predominan cuarcitas y pizarras. La erosión selectiva, a que han sido sometidas durante el terciario superior y cuaternario, explican su caracteres geomorfológicos, en los que destacan las potentes crestas cuarcíticas. En el interior del gran bloque paleozoico septentrional, unas líneas de fractura de dirección [[noroeste]]-sureste individualizan la depresión [[Morés]]-[[El Frasno]], donde se conservan restos de la cobertera mesozoica del Trías, que aparece modelada en cuestas con cornisas calcáreas. El contacto con la Depresión del Ebro se realiza, bien de forma directa y brusca, como ocurre en el sector de Cariñena, bien a través de una serie de pliegues y relieves en cuesta mesozoicos, que son en definitiva una unidad transicional entre el zócalo antiguo y el [[terciario del Ebro.]]
  
La depresión longitudinal de Calatayud-Daroca, es, sin duda, la más importante de la Ibérica zaragozana por su interés geomorfológico y desarrollo espacial, ya que se prolonga hasta el sector turolense. Se trata de una fosa tectónica localizada entre los dos bloques antedichos, y colmatada por sedimentos miocenos postorogénicos, que se disponen en capas horizontales con cambio lateral de facies  entre los conglomerados y [[arcillas]], adosados a las sierras marginales, y las [[calizas]] margosas y yesos del centro de la cuenca. En los tránsitos del cambio de facies se han excavado depresiones longitudinales que subdividen a la depresión, y que están drenadas en buena parte por los ríos Jiloca  y Perejiles  , Manubles  y Ribota  , afluentes del Jalón por sus orillas derecha e izquierda, respectivamente. Pero las formas de relieve que más destacan son las plataformas estructurales del tipo de las muelas  , que se alinean en dirección noroeste-sureste, entre los valles de los [[ríos]] citados, quedando escindidas transversalmente por el Jalón: al [[norte]] de Calatayud la sierra de Armantes  , y al [[sur]] la plataforma divisoria entre el Perejiles y el Jiloca que culmina en Pedreguera a 972 m.
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La depresión longitudinal de Calatayud-Daroca, es, sin duda, la más importante de la Ibérica zaragozana por su interés geomorfológico y desarrollo espacial, ya que se prolonga hasta el sector turolense. Se trata de una fosa tectónica localizada entre los dos bloques antedichos, y colmatada por sedimentos miocenos postorogénicos, que se disponen en capas horizontales con cambio lateral de facies  entre los conglomerados y [[arcilla]]s, adosados a las sierras marginales, y las [[calizas]] margosas y yesos del centro de la cuenca. En los tránsitos del cambio de facies se han excavado depresiones longitudinales que subdividen a la depresión, y que están drenadas en buena parte por los ríos Jiloca  y Perejiles  , Manubles  y Ribota  , afluentes del Jalón por sus orillas derecha e izquierda, respectivamente. Pero las formas de relieve que más destacan son las plataformas estructurales del tipo de las muelas  , que se alinean en dirección noroeste-sureste, entre los valles de los [[ríos]] citados, quedando escindidas transversalmente por el Jalón: al [[norte]] de Calatayud la sierra de Armantes  , y al [[sur]] la plataforma divisoria entre el Perejiles y el Jiloca que culmina en Pedreguera a 972 m.
  
 
==Descripción de las zonas==
 
==Descripción de las zonas==

Revisión del 15:27 31 may 2019

Cordillera Ibérica
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Concepto:La Cordillera Ibérica es una barrera montañosa que, alineada en dirección noroeste-sureste, separa la depresión del Ebro de las del Tajo y Duero. Sólo una parte de esta cordillera, en su sector central y oriental, está en territorio aragonés.

Cordillera Ibérica

El conjunto de la Cordillera Ibérica zaragozana es una sucesión alternante de alineaciones serranas y depresiones, cuya evolución más reciente está dirigida por los valles del Río Jalón y sus afluentes. De Noroeste a Sureste son, en la rama más septentrional, la Sierra de la Virgen, la Sierra de Algairén, la Sierra de Vicort, la Sierra Modorra y la Sierra del Peco, y en la rama más meridional e interna, los Montes de Ateca, la Sierra de Pardos y la Sierra de Santa Cruz. En el sector zaragozano de la cordillera, dos ramas montañosas orientadas de Noreste a Sureste se disponen delimitando una depresión interior que, a lo largo de unos 70 kilómetros, se extiende en la línea Calatayud-Daroca-Calamocha. Estas dos ramas montañosas se identifican con dos grandes bloques elevados y delimitados por fallas, constituidos por materiales en los que predominan cuarcitasy pizarras. La erosión selectiva, a que han sido sometidas durante el terciario superior y cuaternario explican sus caracteres geomorfológicos, en los que destacan las potentes crestas cuarcíticas. El contacto con la depresión del Ebro se realiza, bien en forma directa o brusca, como ocurre en el sector de Cariñena, bien a través de una serie de pliegues y relieves en cuesta mesozoicos, que son en definitiva una unidad transicional entre el zócalo antiguo y el terciario del Ebro. La rama más septentrional de la la cordillera Ibérica zaragozana se prolonga hacia el noroeste por una serie de cuestas mesozoicas, que en Talamantes pasan a conectar con las estribaciones del Macizo del Moncayo, cumbre máxima de la Ibérica aragonesa, con 2.313 metros de altura, donde se localizan las únicas huellas del glaciarismo cuaternario ibérico.

Etimología

Estas dos ramas montañosas se identifican con dos grandes bloques elevados y delimitados por fallas, constituidos por materiales en los que predominan cuarcitas y pizarras. La erosión selectiva, a que han sido sometidas durante el terciario superior y cuaternario, explican su caracteres geomorfológicos, en los que destacan las potentes crestas cuarcíticas. En el interior del gran bloque paleozoico septentrional, unas líneas de fractura de dirección noroeste-sureste individualizan la depresión Morés-El Frasno, donde se conservan restos de la cobertera mesozoica del Trías, que aparece modelada en cuestas con cornisas calcáreas. El contacto con la Depresión del Ebro se realiza, bien de forma directa y brusca, como ocurre en el sector de Cariñena, bien a través de una serie de pliegues y relieves en cuesta mesozoicos, que son en definitiva una unidad transicional entre el zócalo antiguo y el terciario del Ebro.

La depresión longitudinal de Calatayud-Daroca, es, sin duda, la más importante de la Ibérica zaragozana por su interés geomorfológico y desarrollo espacial, ya que se prolonga hasta el sector turolense. Se trata de una fosa tectónica localizada entre los dos bloques antedichos, y colmatada por sedimentos miocenos postorogénicos, que se disponen en capas horizontales con cambio lateral de facies entre los conglomerados y arcillas, adosados a las sierras marginales, y las calizas margosas y yesos del centro de la cuenca. En los tránsitos del cambio de facies se han excavado depresiones longitudinales que subdividen a la depresión, y que están drenadas en buena parte por los ríos Jiloca y Perejiles , Manubles y Ribota , afluentes del Jalón por sus orillas derecha e izquierda, respectivamente. Pero las formas de relieve que más destacan son las plataformas estructurales del tipo de las muelas , que se alinean en dirección noroeste-sureste, entre los valles de los ríos citados, quedando escindidas transversalmente por el Jalón: al norte de Calatayud la sierra de Armantes , y al sur la plataforma divisoria entre el Perejiles y el Jiloca que culmina en Pedreguera a 972 m.

Descripción de las zonas

La Cordillera Ibérica comparte con toda área montañosa los obstáculos derivados de la altitud y de la ausencia de espacios favorables para una ocupación del suelo continua y permanente -que define una buena utilización agraria-, pero no comparte, sin embargo las ventajas de la montaña derivadas de una climatología que favorece la formación de espacios forestales y pastizales, recurso tradicional de la montaña: esta cordillera es fría y seca, maciza y compartimentada al mismo tiempo, y sobre todo constituye un área aislada, ya históricamente, con relación a los centros dinámicos de utilización del suelo. Por todo ello, el uso agrícola del suelo se caracteriza por su discontinuidad espacial y escasa proporción en el conjunto de los usos del suelo; mientras que los espacios no cultivados, de uso forestal y ganadero, aunque superiores en extensión, son cualitativamente pobres, con un índice de cubrimiento arbóreo muy bajo. En definitiva, un uso del suelo que revela claramente la hostilidad del medio natural y que es el soporte de una población poco densa y en constante decrecimiento.

Ahora bien, la Cordillera Ibérica es extensa y variada, cubre el suroeste de la provincia de Zaragoza y más de los dos tercios de la de Teruel; en consecuencia, esta visión de conjunto ha de matizarse y presenta una gran variedad de usos del suelo, que pasamos a describir a continuación. Los espacios cultivados se localizan en dos unidades de relieve, que ofrecen, por su topografía y sus suelos, ventajas relativamente favorables; estas unidades son: la gran depresión longitudinal ibérica, extendida desde el norte de Calatayud hasta Teruel, formando un largo corredor axial; y los llamados campos, que se identifican con grandes superficies aplanadas, herencia de una evolución geomorfológica compleja. Ambas unidades están ocupadas por espacios cultivados compactos. Fuera de estas áreas, los espacios cultivados se disgregan en pequeños enclaves alojados en valles y depresiones abiertas en las montañas, cuyas dimensiones varían en función del dispositivo del relieve y de la entidad de población que las trabaja. No ocurre lo mismo en el sector de Calamocha a Teruel, donde la depresión, orientada de norte a sur, se eleva por encima de los 800 m. y llega hasta los 1.100 m. en sus márgenes, adquiriendo todas las características de una alta paramera fría y semiárida, con suelos detríticos permeables. La ocupación agrícola se empobrece y se reparte el suelo en dos tipos de utilización: monocultivos cerealistas de secano, y regadíos que jalonan en curso del Jiloca, de dedicación preferentemente remolachera. El alumbramiento de aguas subterráneas, muy abundantes por la permeabilidad de los suelos, ha permitido la ampliación de estos regadíos entre Monreal y Singra. A partir de Teruel el espacio agrícola se reduce a las orillas del Turia y se disgrega en enclaves a causa de la disección del relieve. Los campos de Used, Bello, Visiedo, bordean, en un escalón topográfico superior, la depresión longitudinal, y, en cierta manera, repiten sus mismos usos del suelo. Son espacios compactos de tierras de labor cerealistas, que ocupan estos altos llanos situados entre los 900 y los 1.200 m., con ausencia de regadíos.

Los espacios en enclaves constituyen verdaderos islotes de utilización agrícola en medio de extensas áreas montañosas. Los factores topográficos condicionan dos tipos de ocupación: los espacios alojados en valles abrigados con disponibilidades de agua para el riego, con una agricultura de policultivo arbustivo y pequeñas vegas, como es el caso de los valles longitudinales del Isuela, Aranda, Grió y el propio Jalón entre Huérmeda y Ricla; y los cursos altos de los ríos Martín y Guadalope en la provincia de Teruel. Los espacios que ocupan afloramiento de rocas margo-arcillosas por encima de los 1.000-1.500 m., limitan el uso del suelo a los cereales, bien en parcelas abancaladas, bien en unidades compactadas de ocupación (sierras de Albarracín, Javalambre, Maestrazgo y Gúdar). Potencialmente, la vegetación de la Cordillera Ibérica entra dentro del área de bosques mediterráneos continentales formados por frondosas y coníferas. Las primeras están constituidas por carrascales (encinas), la asociación quejigo-encina, y, a partir de los 1.200 m., los robledales (rebollos). Por encima, o asociadas con las frondosas, están las coníferas supramediterráneas de pino silvestre y laricio, en las áreas más secas y frías los sabinares, y sobre suelos arenosos el pino rodeno. Ahora bien, estas formaciones forestales, que presumiblemente cubrieron la cordillera, han quedado en su mayor parte destruidas o intensamente degradadas, siendo sustituidas por un matorral abierto con árboles intercalados, sobre todo en las áreas donde afloran las calizas.

Sólo en las regiones de mayor altitud y aislamiento se han conservado buenos bosques, que constituyen un uso interesante del suelo. El Moncayo, en su vertiente noreste, posee robledales y hayedos que cubren el suelo desde los 1.000 m. a los 1.800 m. de alt. Pero es en la provincia de Teruel donde se encuentran las mayores extensiones arbóreas agrupadas en dos núcleos: la sierra de Albarracín y el Maestrazgo. En ambos la masa forestal está compuesta por el pino silvestre, que adquiere un desarrollo fustal magnífico en el famoso pinar de los Puertos de Orihuela (Albarracín). En las áreas más bajas, el pino silvestre se asocia con el laricio, indicador de una menor pluviometría, y con el pino rodeno, indicador de suelos arenosos. Fuera de estos núcleos forestales de aprovechamiento económico, se conservan bosques residuales, de interés económico nulo, pero de gran importancia ecológica como puntos de apoyo para la restauración vegetal; tales son los encinares de las sierras de la Virgen y Algairén, los robledales de la sierra de Retuerta, los pinares de Javalambre y los sabinares de la sierra de Camarena y llanos de Pozondón. El intento de reconstruir los espacios forestales se ha llevado con éxito, mediante repoblaciones de coníferas (pinos negro y pinaster) en las sierras de Vicort, Algairén y Paniza, y en los calveros de los núcleos forestales antes citados. Por encima de los 1.500 m. de alt., los suelos deforestados producen buenos pastos, que han sostenido una abundante cabaña lanar trashumante, principalmente en Albarracín, que hoy se encuentra en decadencia.

Fuentes

https://orilladeiberica.wordpress.com