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Desde tiempos remotos, la sociedad etrusca estuvo dominada por una aristocracia sólidamente aferrada que ejerció un estricto control político, militar, económico y religioso. Hacia el siglo VI a.C. varias ciudades-estado, incluidas Tarquinia y Veyes, dominaban sus regiones geográficas respectivas y enviaban sus colonos a las áreas adyacentes. Algunos de sus líderes, incluidos los semilegendarios reyes etruscos de Roma, como los Tarquinos (Lucio Tarquino Prisco y Lucio Tarquino el Soberbio), quizá alcanzaran su posición porque eran expertos guerreros. Continuamente aliaban sus ciudades independientes con cualquier otra para obtener ganancias económicas y políticas. Los reyes guerreros también fraguaban lazos económicos a través del matrimonio.
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Desde tiempos remotos, la sociedad etrusca estuvo dominada por una aristocracia sólidamente aferrada que ejerció un estricto control político, militar, económico y religioso. Hacia el siglo VI a.C. varias ciudades-estado, incluidas Tarquinia y Veyes, dominaban sus regiones geográficas respectivas y enviaban sus colonos a las áreas adyacentes. Algunos de sus líderes, incluidos los semilegendarios reyes etruscos de Roma, como los Tarquinos ([[Lucio Tarquino Prisco]] y Lucio Tarquino el Soberbio), quizá alcanzaran su posición porque eran expertos guerreros. Continuamente aliaban sus ciudades independientes con cualquier otra para obtener ganancias económicas y políticas. Los reyes guerreros también fraguaban lazos económicos a través del matrimonio.
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En respuesta a la amenaza que estas alianzas planteaban a sus propios intereses, es probable que los romanos, griegos y cartagineses también se unieran contra los etruscos. Hacia el siglo V a.C., el poder etrusco fue desafiado y severamente reducido. La armada de la ciudad de Siracusa derrotó a una flota aliada etrusca en una batalla naval a la altura de la costa de Cumas en el 474 a.C. En un esfuerzo por recuperar los mares, una federación etrusca se alió con Atenas en el desafortunado asalto de Siracusa en el 413 a.C. Tras estar sitiada durante diez años, la ciudad de Veyes fue derrotada en el 396 a.C. por Roma en su lucha por controlar las rutas terrestres del norte. Esta victoria marcó el comienzo de la conquista gradual de Etruria a cargo de Roma, la cual hasta el 283 a.C. no se completó.
 
En respuesta a la amenaza que estas alianzas planteaban a sus propios intereses, es probable que los romanos, griegos y cartagineses también se unieran contra los etruscos. Hacia el siglo V a.C., el poder etrusco fue desafiado y severamente reducido. La armada de la ciudad de Siracusa derrotó a una flota aliada etrusca en una batalla naval a la altura de la costa de Cumas en el 474 a.C. En un esfuerzo por recuperar los mares, una federación etrusca se alió con Atenas en el desafortunado asalto de Siracusa en el 413 a.C. Tras estar sitiada durante diez años, la ciudad de Veyes fue derrotada en el 396 a.C. por Roma en su lucha por controlar las rutas terrestres del norte. Esta victoria marcó el comienzo de la conquista gradual de Etruria a cargo de Roma, la cual hasta el 283 a.C. no se completó.
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El siglo III a.C. fue un periodo particularmente oscuro para los etruscos, ya que los romanos, tras someter la mayor parte del centro y sur de la península Itálica, dirigieron su atención hacia el norte. A su vez, las ciudades etruscas de Caere (Cerveteri), Tarquinia y Vulci se vieron obligadas a pagar tributo y a ceder parte de sus territorios a Roma. Apareció la discordia entre la aristocracia y las insurrecciones de las clases bajas, que condujo al derrumbamiento total de la estructura social de ciudades como Volsinii (Bolsena). Al darse cuenta de su situación, varias ciudades etruscas formaron una alianza con Roma.
 
El siglo III a.C. fue un periodo particularmente oscuro para los etruscos, ya que los romanos, tras someter la mayor parte del centro y sur de la península Itálica, dirigieron su atención hacia el norte. A su vez, las ciudades etruscas de Caere (Cerveteri), Tarquinia y Vulci se vieron obligadas a pagar tributo y a ceder parte de sus territorios a Roma. Apareció la discordia entre la aristocracia y las insurrecciones de las clases bajas, que condujo al derrumbamiento total de la estructura social de ciudades como Volsinii (Bolsena). Al darse cuenta de su situación, varias ciudades etruscas formaron una alianza con Roma.
 
Dichas alianzas vincularon a muchas ciudades etruscas con Roma, de tal manera que las leyes romanas solían tener repercusiones sobre el pueblo etrusco. Los intentos de rebelarse contra el poder romano, en un momento en que estaban aliados con los umbros y los galos, fracasaron. Los lazos entre Roma y Etruria se fortalecieron en el siglo I a.C., cuando los etruscos aceptaron la oferta de ciudadanía romana. Sin embargo, su nueva situación pronto se erosionó tras apoyar a la parte perdedora en las guerras civiles romanas (88-86 a.C.; 83 a.C.). El vencedor, Lucio Cornelio Sila, se vengó de forma extrema, arrasando ciudades, tomando posesión de tierras e imponiendo limitaciones sobre los derechos civiles etruscos.
 
Dichas alianzas vincularon a muchas ciudades etruscas con Roma, de tal manera que las leyes romanas solían tener repercusiones sobre el pueblo etrusco. Los intentos de rebelarse contra el poder romano, en un momento en que estaban aliados con los umbros y los galos, fracasaron. Los lazos entre Roma y Etruria se fortalecieron en el siglo I a.C., cuando los etruscos aceptaron la oferta de ciudadanía romana. Sin embargo, su nueva situación pronto se erosionó tras apoyar a la parte perdedora en las guerras civiles romanas (88-86 a.C.; 83 a.C.). El vencedor, Lucio Cornelio Sila, se vengó de forma extrema, arrasando ciudades, tomando posesión de tierras e imponiendo limitaciones sobre los derechos civiles etruscos.

Revisión del 11:31 27 jul 2011

Etruscos (etnia de Italia)
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Concepto:Civilización creada y desarrollada en la península Itálica por el pueblo etrusco durante el I milenio a.C., cuyo centro fundamental fue la antigua región de Etruria.

Civilización etrusca: Civilización creada y desarrollada en la península Itálica por el pueblo etrusco durante el I milenio a.C., cuyo centro fundamental fue la antigua región de Etruria

Características

En la época de su mayor poder, entre los siglos VII y V a.C., Etruria probablemente abarcaba toda Italia, desde los Alpes hasta el río Tíber. Su nombre es la versión latina del nombre griego Tirreno o Tyrsenia; los antiguos romanos llamaron a sus pobladores etrusci o tusci, de los cuales se deriva el nombre de la actual región italiana de Toscana, cuyos límites coincidieron aproximadamente con los de la original región de Etruria. Los intentos de identificar los orígenes de los etruscos han sido poco concluyentes. Existen muchas especulaciones sobre este asunto desde la antigüedad hasta nuestros días. El historiador griego Heródoto mantenía que los etruscos procedían de Lidia, una antigua región situada en el oeste de Asia Menor. El historiador romano Tito Livio y el historiador griego Polibio estaban de acuerdo con Heródoto, al igual que los poetas romanos Publio Papinio Estacio y Tiberio Catio Silio Itálico. Dionisio de Halicarnaso, antiguo historiador griego de la época del emperador Augusto, tenía una opinión diferente: mantenía que los etruscos eran una raza indígena itálica. Algunos descubrimientos arqueológicos han vertido mucha luz sobre los primeros tiempos de la historia etrusca. Ahora se está de acuerdo en que los primeros asentamientos de Etruria se hallaban a lo largo de las tierras bajas y pantanosas en la costa de Toscana. Los primeros asentamientos permanentes, Vetulonia y Tarquinii (Tarquinia), probablemente datan de finales del siglo IX a.C. En aquel nivel de las excavaciones, se encontraron nuevos tipos de sepulcros, muy diferentes de las primeras estructuras sepulcrales de la región, que contenían grandes cantidades de artículos de otras regiones (ámbar, plata, oro y trabajos egipcios de gemas) no encontrados en las tumbas más antiguas. El carácter de su arte y muchos rasgos distintivos de su religión aclaran que los primeros etruscos eran un pueblo oriental o de Oriente Próximo. Por tanto, la conclusión de la mayoría de los arqueólogos es que los etruscos emigraron desde una región de Asia Menor, aunque no precisamente de Lidia, como supuso Heródoto, sino probablemente de algún lugar entre Siria y Helesponto (Dardanelos).

Historia

Desde tiempos remotos, la sociedad etrusca estuvo dominada por una aristocracia sólidamente aferrada que ejerció un estricto control político, militar, económico y religioso. Hacia el siglo VI a.C. varias ciudades-estado, incluidas Tarquinia y Veyes, dominaban sus regiones geográficas respectivas y enviaban sus colonos a las áreas adyacentes. Algunos de sus líderes, incluidos los semilegendarios reyes etruscos de Roma, como los Tarquinos (Lucio Tarquino Prisco y Lucio Tarquino el Soberbio), quizá alcanzaran su posición porque eran expertos guerreros. Continuamente aliaban sus ciudades independientes con cualquier otra para obtener ganancias económicas y políticas. Los reyes guerreros también fraguaban lazos económicos a través del matrimonio.

En respuesta a la amenaza que estas alianzas planteaban a sus propios intereses, es probable que los romanos, griegos y cartagineses también se unieran contra los etruscos. Hacia el siglo V a.C., el poder etrusco fue desafiado y severamente reducido. La armada de la ciudad de Siracusa derrotó a una flota aliada etrusca en una batalla naval a la altura de la costa de Cumas en el 474 a.C. En un esfuerzo por recuperar los mares, una federación etrusca se alió con Atenas en el desafortunado asalto de Siracusa en el 413 a.C. Tras estar sitiada durante diez años, la ciudad de Veyes fue derrotada en el 396 a.C. por Roma en su lucha por controlar las rutas terrestres del norte. Esta victoria marcó el comienzo de la conquista gradual de Etruria a cargo de Roma, la cual hasta el 283 a.C. no se completó.

El siglo III a.C. fue un periodo particularmente oscuro para los etruscos, ya que los romanos, tras someter la mayor parte del centro y sur de la península Itálica, dirigieron su atención hacia el norte. A su vez, las ciudades etruscas de Caere (Cerveteri), Tarquinia y Vulci se vieron obligadas a pagar tributo y a ceder parte de sus territorios a Roma. Apareció la discordia entre la aristocracia y las insurrecciones de las clases bajas, que condujo al derrumbamiento total de la estructura social de ciudades como Volsinii (Bolsena). Al darse cuenta de su situación, varias ciudades etruscas formaron una alianza con Roma. Dichas alianzas vincularon a muchas ciudades etruscas con Roma, de tal manera que las leyes romanas solían tener repercusiones sobre el pueblo etrusco. Los intentos de rebelarse contra el poder romano, en un momento en que estaban aliados con los umbros y los galos, fracasaron. Los lazos entre Roma y Etruria se fortalecieron en el siglo I a.C., cuando los etruscos aceptaron la oferta de ciudadanía romana. Sin embargo, su nueva situación pronto se erosionó tras apoyar a la parte perdedora en las guerras civiles romanas (88-86 a.C.; 83 a.C.). El vencedor, Lucio Cornelio Sila, se vengó de forma extrema, arrasando ciudades, tomando posesión de tierras e imponiendo limitaciones sobre los derechos civiles etruscos. La brutalidad de Sila asoló de tal forma a los etruscos que sus posteriores intentos de sublevación fueron insignificantes. Un siglo después, el emperador Augusto envió nuevos colonos a Etruria. Éstos trabajaron con los etruscos y aceleraron la romanización de la región.

Estructura Política y Militar

Debido a que los orígenes de los etruscos son discutibles, tan sólo se puede sugerir que las cabezas guerreras de las familias aristocráticas conquistaron esas zonas que finalmente fueron ciudades etruscas independientes, cada una dirigida por su propio rey. Como resultado, los etruscos nunca lograron una verdadera unidad nacional, aunque ciudades individuales enviaron colonos a regiones vecinas y frecuentemente establecieron alianzas diplomáticas, no sólo entre ellas, sino también con estados extranjeros. Es obvio, según el curso de la historia de la región, que cada ciudad etrusca respondía a las crisis en términos que eran considerados beneficiosos para su propia supervivencia, sin tener en cuenta los intereses de sus vecinos. La forma característica de organización gubernamental en Etruria era la confederación de ciudades. En cierto momento, parece ser que hubo tres confederaciones etruscas distintas —la del norte, la del sur y la central—, cada una formada por doce ciudades. La única confederación de importancia histórica fue la confederación central, una organización política y religiosa que se reunía cada año en el santuario de la deidad Voltumna, dominando el lacus Volsiniensis (el actual lago Bolsena) en el Lacio. Sin embargo, su desarrollo fue mediocre, ya que probablemente les preocupaba más la religión que los asuntos políticos. No existe una lista cierta de doce ciudades miembros de la confederación central; sus nombres, deducidos de alusiones realizadas por Tito Livio, Dionisio de Halicarnaso y también por el historiador de origen griego Diodoro Sículo, eran: Arretium (Arezzo), Caere (Cerveteri), Clusium (Chiusi), Cortona, Perusia (Perugia), Populonia, Rusellae (Roselle), Tarquinii (Tarquinia), Veii (Veyes), Vetulonia, Volaterrae (Volterra) y Vulci. Magistrados nobles elegidos anualmente, al parecer llamados lucumones, gobernaban cada ciudad etrusca. Los etruscos, en el periodo de mayor poder, poseían una fuerza militar impresionante, aunque probablemente no existía coordinación entre las ciudades-estado. La infantería parece haber sido el pilar de su Ejército. Las armas principales eran la lanza y el hacha, que se usaba tanto para arrojarla como para golpear. El arco y la jabalina también eran usadas; frecuentemente se encuentran flechas y jabalinas en excavaciones de tumbas etruscas. Los cascos y escudos de varios estilos fueron adaptados de los griegos y de las tribus que habitaban la zona este de los Alpes. Las espadas parece que eran escasas y muy apreciadas. Se cree posible que la caballería formara una parte importante del Ejército etrusco; se han descubierto carros en cada gran sepulcro. Su flota era extraordinariamente poderosa y prácticamente dominó el Mediterráneo durante casi dos siglos.

Economía

Los etruscos fueron influidos por los comerciantes del este del Mediterráneo que se dirigían hacia la península Itálica. Hay pruebas de que los fenicios fueron los primeros en llegar, posiblemente en el siglo VIII a.C. Buscaban materias primas, tales como metales no refinados y quizá madera y cuero, los cuales intercambiaban por productos elaborados de Oriente Próximo. Con el tiempo, los comerciantes griegos, establecidos en Pithekoussai, comenzaron a desafiar la supremacía mercantil fenicia. Hacia el 625 a.C. vasijas fabricadas en Corinto llenaron los mercados etruscos. A finales de los siglos VI y V a.C. las vasijas áticas eclipsaron los artículos de Corinto, lo que incluye obras maestras reconocidas de vasijas pintadas griegas, posiblemente intercambiadas por utensilios etruscos de bronce que los atenienses creían valiosos. En el siglo VI a.C., la red mercantil etrusca incluía intercambios con la Galia, así como con la región de Tartessos y con Ampurias, en la península Ibérica. Muchas de las guerras y alianzas llevadas a cabo por las ciudades etruscas después del siglo V a.C. se realizaron por razones económicas.

Religión

La falta de documentos hace que el estudio de la religión etrusca sea muy difícil. Las leyes religiosas del pueblo, según Tito Livio y Cicerón, parecen haber sido codificadas en tres grupos de libros que tienen el título genérico de Disciplina etrusca. El primero, Libri Haruspicini, trata de la adivinación a través de las entrañas de un animal sacrificado. Los etruscos eran conocidos no sólo por su habilidad para distinguir los deseos divinos mediante el examen de entrañas, sino también por interpretar presagios de todo tipo, en particular los basados en el vuelo de los pájaros. El segundo grupo de libros, Libri Fulgurales, explica el arte de la adivinación por los relámpagos. El tercer grupo, Libri Rituales, era de ámbito más amplio: trataba de prácticas rituales así como de los niveles de la vida social y política etrusca. Un cuarto grupo, según el escritor latino Servio, trataba de los dioses animales. Los nombres de varias deidades han sobrevivido, pero las funciones exactas de esos dioses se desconocen. Según algunos escritores romanos tardíos, las deidades Júpiter, Juno y Minerva están representadas en la religión etrusca por Tinis, Uni y Menrva, respectivamente. Sethlans fue la réplica de Vulcano, Fuflans la de Baco y Turms la de Mercurio. Catha fue el dios del Sol, Tiv el dios de la Luna y Thesan el dios del amanecer, Turan fue Venus y Aplu fue Apolo. A estas deidades las presidía un grupo de poderes oscuros, personificaciones de las Parcas, tal vez relacionados con los antiguos dioses del submundo. Muchos elementos de la religión etrusca fueron adoptados por los romanos, incluidos los conceptos del regreso cíclico de la edad dorada y el rito de los sacrificios humanos, el cual pudo ocasionar los juegos de gladiadores.

Lengua

Después de la conquista romana de Etruria, la lengua etrusca cayó en desuso. Dionisio de Halicarnaso reconoció en el siglo I a.C. esa lengua como distinta a cualquier otra, notando una dificultad que desde entonces ha dificultado la traducción de los fragmentos sobrevivientes. Aunque el conocimiento de la lengua etrusca aún es muy limitado, los eruditos la han clasificado como lengua no relacionada con la familia de lenguas indoeuropeas. Los lingüistas han hecho algunos progresos descifrando las inscripciones de las tumbas, que representan la mayoría de las muestras existentes de la escritura etrusca. Tomando claves de los motivos importantes de las sepulturas y pinturas que decoran las tumbas, se han identificado muchos nombres propios de personajes históricos y religiosos. También han obtenido el posible significado de muchas otras palabras, usando el método criptográfico de probar la conveniencia de una interpretación particular de una palabra en todos los lugares en los que aparece. La lengua etrusca frecuentemente se cita como el ejemplo clásico de determinados problemas en el desciframiento. El alfabeto etrusco contenía 26 letras en la primera forma conocida, y 20 en su forma más tardía. En cierto modo se parece al alfabeto griego, pero el vocabulario y la gramática de las dos lenguas son diferentes. El alfabeto romano, con modificaciones, deriva del etrusco. Tres de las primeras inscripciones etruscas existentes son las de dos estatuas y una copa de barro negro, que datan aproximadamente del 700 a.C. Existen miles de inscripciones sepulcrales, pero en su mayoría son nombres. El único manuscrito existente, ahora en el museo de Zagreb (Croacia), es un texto litúrgico, escrito en doce tiras de tela blanca que fueron encontradas entre los envoltorios de una momia egipcia de la época grecorromana. No han sobrevivido obras literarias o referencias de la misma.

Arte y Arquitectura

El arte etrusco revela su relación con el griego (tanto en Grecia como en el sur de Italia), y con el de Egipto y Asia Menor. También muestra elementos itálicos y refleja de forma distintiva creencias religiosas etruscas. El arte etrusco tuvo gran influencia sobre posteriores estilos romanos. La mayoría de los conocimientos actuales proceden de tumbas etruscas.

Arquitectura

No quedan restos de los palacios etruscos, edificios públicos ni de los primeros templos, todos de madera y ladrillo. Modelos cerámicos votivos de templos, así como rastros de estructuras de piedra más tardías, indican que los templos fueron construidos en recintos y tenían tejados de dos aguas, apoyados en pilares, como los de sus contemporáneos griegos. Sin embargo, el templo griego se construía según un eje simétrico de orientación este-oeste sobre un terraplén bajo, al que se podía entrar desde una columnata en los cuatro lados; un templo etrusco, para satisfacer los requisitos religiosos, se situaba según un eje simétrico de orientación norte-sur y sobre un podio alto, con un pórtico de cuatro columnas, enfrente de las tres puertas que conducían a tres habitaciones paralelas para los tres dioses principales etruscos. El tejado se decoraba a lo largo de los aleros y parhilera, y al final de los gabletes con estatuas de terracota brillantemente pintadas, las cuales también servían para ocultar las uniones de las tejas y los finales del par. Placas con figuras de bajorrelieve adornaban el entablamento. Los templos romanos seguirían el modelo desarrollado por los etruscos. La mayoría de las ciudades etruscas se construían en forma cuadrangular, con fortificaciones, rodeadas por muros reforzados por puertas dobles y torres. Estos métodos de construcción también fueron usados fuera de Etruria. El muro que rodeaba la primera ciudad de Roma, según se dice construido durante la época del rey Servio Tulio (reinó entre el 578 a.C. y el 534 a.C.), era de construcción etrusca. No se han encontrado restos de casas etruscas, pero el interior de las tumbas y urnas funerarias en forma de casa, sugieren que tenían tejados planos o de dos aguas, de teja y de una a tres habitaciones. Las muestras más tardías tenían un atrio, con tejado abierto sobre un estanque para el agua de lluvia, y una logia (un esquema continuado por los romanos). Los etruscos también construyeron acueductos, puentes y alcantarillas. Fuera de las ciudades existían cementerios que contenían las tumbas familiares. Eran construidas bajo tierra, pero tenían grandes bóvedas de piedras superpuestas cubiertas por túmulos de tierra. Las primeras tumbas eran estructuras simples, no más que un pasillo estrecho dividido en dos habitaciones, con un nicho pequeño en cada lado de la habitación delantera. Las tumbas más tardías contenían varias habitaciones construidas de forma que parecían una casa. Tenían sarcófagos, urnas funerarias y ofrendas.

Escultura

Los etruscos, como la mayoría de los pueblos antiguos, no estimaban el arte por sí mismo, sino que construían objetos por razones utilitarias o religiosas. Como resultado, prácticamente no se conocen artistas por su nombre y existen pocas muestras de arte estrictamente público o civil, aparte de las grandes esculturas en piedra que han durado hasta nuestros días. Es más, el arte etrusco, aunque compartía características generales, se diferencia claramente de una ciudad a otra, reflejando la independencia política de cada una. Las obras etruscas más famosas son de terracota o arcilla cocida, y esto incluye esculturas en tapas de sarcófagos, como por ejemplo una pareja yacente de esposos (finales del siglo VI a.C., actualmente en la Villa Giulia, en Roma) de Caere (Cerveteri), obras de templos, como revestimientos para proteger la madera, los tejados y las esculturas frontales. Los artistas de Vulci sobresalieron esculpiendo imágenes de nenfro, una piedra caliza local, de la cual son representativas las esfinges y el León Alado de Roma. Como se suponía, los etruscos eran excepcionales trabajadores del bronce. La Loba (hacia el 500 a.C., actualmente conservada en el Museo Capitolino, en Roma) y la Quimera de Arezzo (siglos V-IV a.C., hoy en el Museo Arqueológico de Florencia) son muestras excelentes de la escultura zoomórfica en bronce; la estatua de tamaño natural del orador Aulo Metelo, conocida como el Arringatore (siglo I a.C., Museo Arqueológico de Florencia), figura como una de las estatuas de bronce más admirables de su época.

Pintura

Las pinturas etruscas que nos han llegado consisten principalmente en frescos sobre paredes de piedra y sobre techos de tumbas, en particular en las de Tarquinii (Tarquinia) y en los alrededores de Clusium (Chiusi). También existen algunas placas pintadas. En los frescos del primer periodo (siglos VI-V a.C.) el dibujo es fuerte, los colores brillantes y uniformes. Las figuras son estilizadas, pesadas y frecuentemente perfiladas en negro. Algunos frescos tienen temas religiosos, como es el caso de cuatro losas encontradas en Caere (hacia el 550 a.C., actualmente en el British Museum, Londres), o de la literatura griega, tales como las escenas de la vida de Aquiles en la llamada tumba de los Toros (530-520 a.C.) en Tarquinia. La mayoría de los frescos de Tarquinia son descripciones realistas de los juegos, bailes, música y banquetes que acompañaban a los funerales etruscos, como los de la tumba llamada de los Augures (520-510 a.C.) y los que aparecen en la denominada tumba de Triclinio (480-470 a.C.). Las tumbas más tardías del siglo IV a.C. en adelante, influidas por el arte helenístico y el declive del poder etrusco, fueron más realistas en estilo y notablemente pesimistas. Las escenas sangrientas de guerra son habituales, como en la tumba François (finales del siglo IV a.C.) en Vulci (cerca de Tarquinia), y también aparecen demonios espantosos de la tierra de la muerte, como en la tumba del Ogro (siglo II a.C.) en Tarquinia.

Artes decorativas

Los etruscos, en un principio, importaron o copiaron cerámica pintada griega. También desarrollaron una loza pulida y característica, el bucchero nero, vasos áticos con figuras negras, con adornos grabados o en relieve. Ello ocurrió en su momento de máximo esplendor, en los siglos VII y VI a.C. Trabajaron el bronce, realizaron carros, cuencos, candelabros, cofres circulares y especialmente los espejos pulidos, todos ellos ricamente grabados con escenas mitológicas. También tallaron joyas excelentes de oro, plata y marfil, con filigrana y granulación. La influencia del arte etrusco sobre los romanos fue evidente desde el siglo VI a.C. hasta la preeminencia de los estilos griegos en el siglo III a.C.

Fuente

  • Enciclopedia " Océano" Editorial " Libertad"
  • Historia de la filosofía Tomo III. Nicolás Abbadano
  • Diccionario filosófico. Nikittin