Etruscos (etnia de Italia)

Etruscos (etnia de Italia)
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Concepto:Civilización desarrollada en la península itálica durante el I milenio a. n. e., cuyo centro fundamental fue la antigua región de Etruria.

La cultura etrusca fue una civilización de la antigüedad, cuyo núcleo geográfico fue la región toscana, a la cual dieron su nombre.

Ellos se denominaban a sí mismos «rasena» o «rašna». Los griegos los llamaban «tyrsenoi» o «tyrrhenoi», y los romanos, «tusci» [túski] y luego «etrusci» [etrúski].

Historia

Desde tiempos remotos, la sociedad etrusca estuvo dominada por una aristocracia sólidamente aferrada que ejerció un estricto control político, militar, económico y religioso. Hacia el siglo VI a. n. e., varias ciudades-estado ―incluidas Tarquinia y Veyes― dominaban sus regiones geográficas respectivas y enviaban sus colonos a las áreas adyacentes.

Algunos de sus líderes, incluidos los semilegendarios reyes etruscos de Roma, como los Tarquinos (Lucio Tarquino Prisco y Lucio Tarquino el Soberbio), quizá alcanzaran su posición porque eran expertos guerreros. Continuamente aliaban sus ciudades independientes con cualquier otra para obtener ganancias económicas y políticas. Los reyes guerreros también fraguaban lazos económicos a través del matrimonio.

En respuesta a la amenaza que estas alianzas planteaban a sus propios intereses, es probable que los romanos, griegos y cartagineses también se unieran contra los etruscos. Hacia el siglo V a. n. e., el poder etrusco fue desafiado y severamente reducido. La armada de la ciudad de Siracusa derrotó a una flota aliada etrusca en una batalla naval a la altura de la costa de Cumas en el 474 a. n. e.

En un esfuerzo por recuperar los mares, una federación etrusca se alió con Atenas en el desafortunado asalto de Siracusa en el 413 a. n. e. Tras estar sitiada durante diez años, la ciudad de Veyes fue derrotada en el 396 a. n. e. por Roma en su lucha por controlar las rutas terrestres del norte. Esta victoria marcó el comienzo de la conquista gradual de Etruria a cargo de Roma, la cual hasta el 283 a. n. e. no se completó.

El siglo siglo III a. n. e. fue un período particularmente oscuro para los etruscos, ya que los romanos, tras someter la mayor parte del centro y sur de la península Itálica, dirigieron su atención hacia el norte. A su vez, las ciudades etruscas de Caere (Cerveteri), Tarquinia y Vulci se vieron obligadas a pagar tributo y a ceder parte de sus territorios a Roma. Apareció la discordia entre la aristocracia y las insurrecciones de las clases bajas, que condujo al derrumbamiento total de la estructura social de ciudades como Volsinii (Bolsena). Al darse cuenta de su situación, varias ciudades etruscas formaron una alianza con Roma.

Dichas alianzas vincularon a muchas ciudades etruscas con Roma, de tal manera que las leyes romanas solían tener repercusiones sobre el pueblo etrusco. Los intentos de rebelarse contra el poder romano, en un momento en que estaban aliados con los umbros y los galos, fracasaron. Los lazos entre Roma y Etruria se fortalecieron en el siglo I a. n. e., cuando los etruscos aceptaron la oferta de ciudadanía romana. Sin embargo, su nueva situación pronto se erosionó tras apoyar a la parte perdedora en las guerras civiles romanas (88-86, y 83 a. n. e.).

El vencedor, Lucio Cornelio Sila, se vengó de forma extrema, arrasando ciudades, tomando posesión de tierras e imponiendo limitaciones sobre los derechos civiles etruscos. La brutalidad de Sila asoló de tal forma a los etruscos que sus posteriores intentos de sublevación fueron insignificantes. Un siglo después, el emperador Augusto envió nuevos colonos a Etruria. Éstos trabajaron con los etruscos y aceleraron la romanización de la región.

Líderes etruscos conocidos

  • Osiniu (en Clusium) probablemente a principios del siglo XI a. n. e.
  • Mezentius 1100 a. n. e.
  • Lausus (en Caere).
  • Tyrsenos
  • Velsu, siglo VIII a. n. e.
  • Larthia (en Caere).
  • Arimnestos (en Arimnus).
  • Lars Porsena (en Clusium) finales del siglo VI a. n. e.
  • Thefarie Velianas (en Caere) siglo V-IV a. n. e.
  • Aruns (en Clusium) hacia el 500 a. n. e.
  • Volumnius (en Veii) a mediados del siglo IV-437 a. n. e.
  • Lars Tolumnius (en Veii) finales del siglo IV-428 a. n. e.
  • Tarquinius (siglo IV a. n. e.).

Características

En la época de su mayor poder, entre los siglos VII y V a. n. e., Etruria probablemente abarcaba toda Italia, desde los Alpes hasta el río Tíber. Su nombre es la versión latina del nombre griego Tirreno (Tyrrhenos) o Tyrsenia; los antiguos romanos llamaron a sus pobladores «tusci» [túski] y luego «etrusci» [etrúski], de los cuales se deriva el nombre de la actual región italiana de Toscana, cuyos límites coincidieron aproximadamente con los de la original región de Etruria.

Orígenes

Los intentos de identificar los orígenes de los etruscos han sido poco concluyentes. Existen muchas especulaciones sobre esto desde la antigüedad hasta la actualidad. El historiador griego Heródoto mantenía que los etruscos procedían de Lidia, una antigua región situada en el oeste de Asia Menor. El historiador romano Tito Livio y el historiador griego Polibio estaban de acuerdo con Heródoto, al igual que los poetas romanos Publio Papinio Estacio y Tiberio Catio Silio Itálico.

Dionisio de Halicarnaso, antiguo historiador griego de la época del emperador Augusto, tenía una opinión diferente: mantenía que los etruscos eran una raza indígena itálica.

Se pueden destacar cuatro hipótesis al respecto:

  • La teoría orientalista, propuesta por Heródoto, que cree que los etruscos llegaron desde Lidia hacia el siglo XIII a. n. e. Para demostrarlo se basa en las supuestas características orientales de su religión y costumbres, así como en que se trataba de una civilización muy original y evolucionada, comparada con sus vecinos.
  • La teoría de autoctonía, propuesta por Dionisio de Halicarnaso, que consideraba a los etruscos como oriundos de la península itálica. Para argumentarlo, esta teoría explica que no hay indicios de que se haya desarrollado la civilización etrusca en otros lugares y que el estrato lingüístico es mediterráneo y no oriental.
  • Teoría de un origen "nórdico", defendida por muchos a finales del siglo XIX y primera mitad del siglo XX; se basa sólo en la similitud de su autodenominación (rasena) con la denominación que los romanos dieron a ciertos pueblos celtas que habitaban al norte de los Alpes, en lo que actualmente es el Este de Suiza y Oeste de Austria: los ræthii o réticos, tal origen supuesto sólo en parofonías está ya descartado.
  • La teoría actualmente más fundamentada viene a ser, en cierto modo, una mezcla de la de Heródoto y la de Dionisio de Halicarnaso: habla de emigrantes orientales influidos por los nativos, o nativos influidos por comerciantes del este. Se considera, por varios rasgos culturales (por ejemplo, el alfabeto), un fuerte influjo cultural derivado de alguna migración procedente desde el suroeste de Anatolia. Tal influjo cultural se habría extendido sobre pueblos autóctonos ubicados en lo que actualmente es la Toscana.

Algunos descubrimientos arqueológicos han vertido mucha luz sobre los primeros tiempos de la historia etrusca. Ahora se está de acuerdo en que los primeros asentamientos de Etruria se hallaban a lo largo de las tierras bajas y pantanosas en la costa de Toscana. Los primeros asentamientos permanentes, Vetulonia y Tarquinii (Tarquinia), probablemente datan de finales del siglo IX a. n. e.

En aquel nivel de las excavaciones, se encontraron nuevos tipos de sepulcros, muy diferentes de las primeras estructuras sepulcrales de la región, que contenían grandes cantidades de artículos de otras regiones (ámbar, plata, oro y trabajos egipcios de gemas) no encontrados en las tumbas más antiguas. El carácter de su arte y muchos rasgos distintivos de su religión aclaran que los primeros etruscos eran un pueblo oriental o de Oriente Próximo.

La conclusión de la mayoría de los arqueólogos es que los etruscos emigraron desde una región de Asia Menor, aunque no precisamente de Lidia, como supuso Heródoto, sino probablemente de algún lugar entre Siria y Helesponto (Dardanelos).

Estructura política y militar

Debido a que los orígenes de los etruscos son discutibles, tan sólo se puede sugerir que las cabezas guerreras de las familias aristocráticas conquistaron esas zonas que finalmente fueron ciudades etruscas independientes, cada una dirigida por su propio rey.

Como resultado, los etruscos nunca lograron una verdadera unidad nacional, aunque ciudades individuales enviaron colonos a regiones vecinas y frecuentemente establecieron alianzas diplomáticas, no sólo entre ellas, sino también con estados extranjeros. Es obvio, según el curso de la historia de la región, que cada ciudad etrusca respondía a las crisis en términos que eran considerados beneficiosos para su propia supervivencia, sin tener en cuenta los intereses de sus vecinos.

La forma característica de organización gubernamental en Etruria era la confederación de ciudades. En cierto momento, parece ser que hubo tres confederaciones etruscas distintas —la del norte, la del sur y la central—, cada una formada por doce ciudades.

La única confederación de importancia histórica fue la confederación central, una organización política y religiosa que se reunía cada año en el santuario de la deidad Voltumna, dominando el lacus Volsiniensis (el actual lago Bolsena) en el Lacio. Sin embargo, su desarrollo fue mediocre, ya que probablemente les preocupaba más la religión que los asuntos políticos.

No existe una lista cierta de doce ciudades miembros de la confederación central; sus nombres, deducidos de alusiones realizadas por Tito Livio, Dionisio de Halicarnaso y también por el historiador de origen griego Diodoro Sículo, eran: Arretium (Arezzo), Caere (Cerveteri), Clusium (Chiusi), Cortona, Perusia (Perugia), Populonia, Rusellae (Roselle), Tarquinii (Tarquinia), Veii (Veyes), Vetulonia, Volaterrae (Volterra) y Vulci. Magistrados nobles elegidos anualmente, al parecer llamados lucumones, gobernaban cada ciudad etrusca.

Los etruscos, en el periodo de mayor poder, poseían una fuerza militar impresionante, aunque probablemente no existía coordinación entre las ciudades-estado. La infantería parece haber sido el pilar de su Ejército. Las armas principales eran la lanza y el hacha, que se usaba tanto para arrojarla como para golpear. El arco y la jabalina también eran usadas; frecuentemente se encuentran flechas y jabalinas en excavaciones de tumbas etruscas.

Los cascos y escudos de varios estilos fueron adaptados de los griegos y de las tribus que habitaban la zona este de los Alpes. Las espadas parece que eran escasas y muy apreciadas. Se cree posible que la caballería formara una parte importante del Ejército etrusco; se han descubierto carros en cada gran sepulcro. Su flota era extraordinariamente poderosa y prácticamente dominó el Mediterráneo durante casi dos siglos.

Economía

Los etruscos fueron influidos por los comerciantes del este del Mediterráneo que se dirigían hacia la península Itálica. Hay pruebas de que los fenicios fueron los primeros en llegar, posiblemente en el siglo VIII a. n. e.

Buscaban materias primas, tales como metales no refinados y quizá madera y cuero, los cuales intercambiaban por productos elaborados de Oriente Próximo.

Con el tiempo, los comerciantes griegos, establecidos en Pithekoussai, comenzaron a desafiar la supremacía mercantil fenicia. Hacia el 625 a. n. e. vasijas fabricadas en Corinto llenaron los mercados etruscos. A finales de los siglos VI y V a. n. e. las vasijas áticas eclipsaron los artículos de Corinto, lo que incluye obras maestras reconocidas de vasijas pintadas griegas, posiblemente intercambiadas por utensilios etruscos de bronce que los atenienses creían valiosos.

En el siglo VI a. n. e., la red mercantil etrusca incluía intercambios con la Galia, así como con la región de Tartessos y con Ampurias, en la península Ibérica. Muchas de las guerras y alianzas llevadas a cabo por las ciudades etruscas después del siglo V a. n. e. se realizaron por razones económicas.

Religión

La falta de documentos hace que el estudio de la religión etrusca sea muy difícil. Las leyes religiosas del pueblo, según Tito Livio y Cicerón, parecen haber sido codificadas en tres grupos de libros que tienen el título genérico de Disciplina etrusca. El primero, Libri haruspicini, trata de la adivinación a través de las entrañas de un animal sacrificado. Los etruscos eran conocidos no sólo por su habilidad para distinguir los deseos divinos mediante el examen de entrañas, sino también por interpretar presagios de todo tipo, en particular los basados en el vuelo de los pájaros.

El segundo grupo de libros, Libri fulgurales, explica el arte de la adivinación por los relámpagos. El tercer grupo, Libri rituales, era de ámbito más amplio: trataba de prácticas rituales así como de los niveles de la vida social y política etrusca. Un cuarto grupo, según el escritor latino Servio, trataba de los dioses animales.

Los nombres de varias deidades han sobrevivido, pero las funciones exactas de esos dioses se desconocen. Según algunos escritores romanos tardíos, las deidades Júpiter, Juno y Minerva están representadas en la religión etrusca por Tinis, Uni y Menrva, respectivamente. Sethlans fue la réplica de Vulcano, Fuflans la de Baco y Turms la de Mercurio.

Catha fue el dios del Sol, Tiv el dios de la Luna y Thesan el dios del amanecer, Turan fue Venus y Aplu fue Apolo. A estas deidades las presidía un grupo de poderes oscuros, personificaciones de las Parcas, tal vez relacionados con los antiguos dioses del submundo. Muchos elementos de la religión etrusca fueron adoptados por los romanos, incluidos los conceptos del regreso cíclico de la edad dorada y el rito de los sacrificios humanos, el cual pudo ocasionar los juegos de gladiadores.

Lengua

Después de la conquista romana de Etruria, la lengua etrusca cayó en desuso. Dionisio de Halicarnaso reconoció en el siglo I a. n. e. esa lengua como distinta a cualquier otra, notando una dificultad que desde entonces ha dificultado la traducción de los fragmentos sobrevivientes. Aunque el conocimiento de la lengua etrusca aún es muy limitado, los eruditos la han clasificado como lengua no relacionada con la familia de lenguas indoeuropeas. Los lingüistas han hecho algunos progresos descifrando las inscripciones de las tumbas, que representan la mayoría de las muestras existentes de la escritura etrusca.

Tomando claves de los motivos importantes de las sepulturas y pinturas que decoran las tumbas, se han identificado muchos nombres propios de personajes históricos y religiosos. También han obtenido el posible significado de muchas otras palabras, usando el método criptográfico de probar la conveniencia de una interpretación particular de una palabra en todos los lugares en los que aparece. La lengua etrusca frecuentemente se cita como el ejemplo clásico de determinados problemas en el desciframiento.

El alfabeto etrusco contenía 26 letras en la primera forma conocida, y 20 en su forma más tardía. En cierto modo se parece al alfabeto griego, pero el vocabulario y la gramática de las dos lenguas son diferentes. El alfabeto romano, con modificaciones, deriva del etrusco. Tres de las primeras inscripciones etruscas existentes son las de dos estatuas y una copa de barro negro, que datan aproximadamente del 700 a. n. e. Existen miles de inscripciones sepulcrales, pero en su mayoría son nombres. El único manuscrito existente, ahora en el museo de Zagreb (Croacia), es un texto litúrgico, escrito en doce tiras de tela blanca que fueron encontradas entre los envoltorios de una momia egipcia de la época grecorromana. No han sobrevivido obras literarias o referencias de la misma.

Lengua

El etrusco es una lengua aparentemente no emparentada con las lenguas indoeuropeas. Es de destacar que la fonética es completamente diferente de la del griego o del latín, aunque influyó en éste en varios aspectos fonéticos y léxicos. Se caracteriza por tener cuatro vocales que representamos como /a/,/e/, /i/, /o/, reducción de los diptongos, tratamiento especial de las semivocales. En las consonantes carecía de la oposición entre sordas y sonoras, aunque en las oclusivas tenía contraste entre aspiradas y no aspirada.

Alfabeto

El etrusco utilizaba la variante calcídica del alfabeto griego, por lo que puede ser leído sin dificultad, aunque no comprendido. De este alfabeto griego básico algunas de las letras no son utilizadas en etrusco (oclusivas sonoras) y además se le añade un grafema para /f/ y la digamma griega se utiliza para el fonema /v/ inexistente en griego.

Inscripciones

Las principales evidencias de la lengua etrusca son epigráficas, que van desde el siglo VII a. n. e. (se dice que los etruscos empezaron a escribir en el siglo VII a. n. e. pero su gramática y su vocabulario difieren de cualquier otro del mundo antiguo) hasta principios de la era cristiana. Conocemos unas 10000 de estas inscripciones, que son sobre todo breves y repetitivos epitafios o fórmulas votivas o que señalan el nombre del propietario de ciertos objetos. Aparte de este material contamos con algunos otros testimonios más valiosos:

  • El Liber Linteus o texto de Agram es el texto etrusco más largo con 281 líneas y unas 1300 palabras. Escrito en un rollo de lino, posteriormente fue cortado a tiras y utilizado en Egipto para envolver el cadáver momificado de una joven mujer; se conserva actualmente en el museo arqueológico de Zagreb (probablemente cuando esto sucedió se consideraba que tenía más valor el rollo de lino que el propio texto, que paradójicamente hoy es nuestro mejor testimonio de la lengua; tal vez si no hubiera sido conservado como envoltura ni siquiera habría llegado hasta nosotros).
  • Algunos textos sobre materiales no perecederos como una tablilla de arcilla encontrada cerca de Capua de unas 250 palabras, el cipo de Perugia, escrito por dos caras y con 46 líneas y unas 125 palabras, un modelo de bronce de un hígado encontrado en Piacenza (unas 45 palabras).
  • Aparte de estos testimonios tenemos dos inscripciones interesantísimas más: la primera de ellas es la inscripción de Pyrgi, encontrada en 1964, sobre láminas de oro que presenta la peculiaridad de ser un texto bilingüe en etrusco y púnico-fenicio y que ha ampliado considerablemente nuestro conocimiento de la lengua.

La segunda de las inscripciones, resulta algo intrigante, ya que fue encontrada en la isla de Lemnos (N. del mar Egeo, Grecia) de unas 34 palabras, y que parece escrita en un dialecto diferente de los encontrados en Italia, tal vez esto sea sintomático de la presencia de colonias etruscas en otros puntos del mediterráneo o bien se trate como otros autores sostienen de una lengua hermana del etrusco, el lemnio, aunque se considera que la presencia de una sola inscripción no nos aclara gran cosa.

Seguramente la inscripción de Pyrgi es la única inscripción etrusca razonablemente larga que podemos traducir o interpretar convenientemente gracias a que el texto púnico que parece ser una traducción casi exacta del texto etrusco es perfectamente traducible. Con respecto al acceso a las inscripciones: la mayoría de inscripciones etruscas conocidas y publicadas se hallan recogidas en el corpus inscriptionum etruscarum (CIE).

Ciudades y sus necrópolis

Las vastas necrópolis situadas en las antiguas ciudades son testimonio de la riqueza y poder que alcanzó la civilización etrusca a partir del siglo VIII a. n. e.

Populonia

La antigua Pupluna era la única ciudad etrusca situada junto al mar. El puerto, ubicado en el golfo de Baratti, debajo del promontorio de la ciudad, fue un centro de intercambio y comercio ya en la época villanoviana. Posteriormente, con la explotación de las minas de hierro de la isla de Elba, la economía de la ciudad alcanzó un considerable bienestar. Estaba rodeada por un cinturón de murallas de unos 2500 metros. Todavía se pueden apreciar algunos tramos construidos con bloques escuadrados que se remontan a la fase arcaica (siglos VI a V a. n. e.), cuando Populonia era una ciudad rica y poderosa.

Las necrópolis más antiguas de Populonia están ubicadas en los dos extremos del golfo, en Poggio delle Granate y San Cerbone, lo que podría indicar la existencia de dos aldeas que más tarde se reunieron dando origen al núcleo de la ciudad etrusca. Las tumbas de ese periodo (IX-VIII) son del clásico tipo "de pozo"; al correr del tiempo las sepulturas evolucionaron tanto en la estructura arquitectónica como en la riqueza y abundancia de sus ajuares. En el periodo orientalizante (siglo VII a. n. e.) se produce un cambio radical en las construcciones funerarias, que son cada vez más monumentales, como testimonian las tumbas de cámara de Costone della Fredda y Porcareccia, pero sobre todo los grandiosos túmulos de San Cerbone, entre los que sobresale la Tumba de los Carros, delimitada por un amplio tambor cilíndrico en bloques, con lastras de piedra para facilitar el escurrimiento del agua de lluvia y cubierta por un montículo de tierra. De ella proceden los restos de dos carros de guerra con revestimiento de hierro y bronce, objetos de orfebrería, marfiles y armas de hierro y bronce que han hecho datar el sepulcro a mediados del VII a. C.

En la necrópolis de San Cerbone se encuentran las tumbas de las Píxides Cilíndricas, del Balsamario y del Aríbalos Periforme, que datan entre mediados del VII y comienzos del VI a. C. La tumba del Bronce del Oferente, de finales del siglo VI a. n. e., corresponde al tipo llamado "de edículo", con cubierta a dos vertientes y rodeada de una serie de sarcófagos al aire libre datables en el siglo V a. n. e.

En el Poggio della Porcareccia, entre la ciudad y San Cerbone, se encuentran la Tumba de la Orfebrería, con objetos personales de oro y plata y la Tumba de los Flabelos, con joyas, abanicos de bronce repujado, armas, yelmos y una gran cantidad de vajilla de bronce, así como cerámicas griegas y locales. Cerca de estas tumbas, se ha descubierto un edificio de varios locales, que se supone estuviera destinado a la elaboración de los metales, actividad llevada a cabo por los etruscos a partir del VI a. C.

Vetulonia

Todavía se perciben los restos de las imponentes murallas construidas con bloques de grandes dimensiones. El centro histórico urbano de la época helenística romana, ubicado en las inmediaciones de la actual Vetulonia, conserva las calles empedradas, casas y tiendas construidas siguiendo un plan de desarrollo urbano bien preciso, cloacas, pavimentación, pilas y pozos datables en el periodo etrusco romano.

Las tumbas de la fase arcaica, situadas en las alturas que rodean la ciudad (Poggio alla Guardia, Colle Baroncio, Poggio alle Birbe), han devuelto objetos de bronce trabajado y joyas de oro y plata fabricadas en la zona, junto a valiosas piezas importadas del Mediterráneo oriental, Fenicia, Egipto y Cerdeña. En la segunda mitad del siglo VII a. n. e. aparecen las monumentales tumbas gentilicias de túmulo, con cámara de planta cuadrangular y cubierta con falsa cúpula sostenida por un pilar central.

A lo largo de la Vía de los Sepulcros se encuentras las tumbas de Pietrera y del Diavolino. El Túmulo della Pietrera tiene un diámetro de más de 60 metros y un larguísimo pasillo de acceso a la cámara central, donde se encontraban algunas estatuas hechas de caliza que representan plañideras y personajes masculinos. El Túmulo de Diavolino recibe su nombre de la figura de un diablillo grabada en una piedra contigua a la jamba izquierda de la puerta. Esta tumba de grandes dimensiones, delimitada por un tambor de bloques de piedra, presenta una cubierta con falsa cúpula que arranca de los rincones de la cámara y está sostenida por el pilar central, del que solo se conserva la base.

Arte

El arte etrusco revela su relación con el griego (tanto en Grecia como en el sur de Italia), y con el de Egipto y Asia Menor. También muestra elementos itálicos y refleja de forma distintiva creencias religiosas etruscas. El arte etrusco tuvo gran influencia sobre posteriores estilos romanos. La mayoría de los conocimientos actuales proceden de tumbas etruscas.

Entre las obras más destacables se encuentran:

  • El Apolo de Veio escultura del dios Apolo del siglo VI a. n. e. encontrada en el templo/santuario en honor a la diosa Minerva de Portonaccio.
  • La Quimera de Arezzo: fechada entre el 380 y 360 a. n. e. La quimera, según la mitología romana, fue abatida por Belerofonte, a lomos de su caballo Pegaso. Tras su descubrimiento en 1553, se convirtió en símbolo del nacionalismo toscano.
  • Loba Capitolina o Lupa Capitolina: esta célebre escultura ha llegado en cierto modo a ser un símbolo de Roma, sin embargo todo indica que es una obra etrusca del siglo IV a. n. e., en cuanto a los dos niños que representan a Rómulo y Remo, téngase en cuenta que fueron forjados y añadidos en el siglo XVI.
  • El Marte de Todi: escultura de un guerrero armado de un modo semejante al de los hoplitas griegos, aunque el armamento (tipo de coraza etc.) es en lo real, etrusco.
  • L'Arringatore (el orador): fechada entre el siglo II y el I a. n. e. Al parecer representa a un noble llamado Aule Meteli, pero se desconoce quién era.
  • El sarcófago de los esposos: fechada hacia el 520 a. C. Fue encontrada en una necrópolis en Cerveteri. Construido en terracota, la tapa del sarcófago representa una pareja recostada en un triclinio.
  • El Frontón de Talamone: frontón con relieves de terracota de un templo etrusco del siglo II a. n. e.

Arte y arquitectura

Músico etrusco de la Tumba del Triclino, en Tarquinia.

El arte etrusco revela su relación con el griego (tanto en Grecia como en el sur de Italia), y con el de Egipto y Asia Menor. También muestra elementos itálicos y refleja de forma distintiva creencias religiosas etruscas. El arte etrusco tuvo gran influencia sobre posteriores estilos romanos. La mayoría de los conocimientos actuales proceden de tumbas etruscas.

Arquitectura

No quedan restos de los palacios etruscos, edificios públicos ni de los primeros templos, todos de madera y ladrillo. Modelos cerámicos votivos de templos, así como rastros de estructuras de piedra más tardías, indican que los templos fueron construidos en recintos y tenían tejados de dos aguas, apoyados en pilares, como los de sus contemporáneos griegos. Sin embargo, el templo griego se construía según un eje simétrico de orientación este-oeste sobre un terraplén bajo, al que se podía entrar desde una columnata en los cuatro lados; un templo etrusco, para satisfacer los requisitos religiosos, se situaba según un eje simétrico de orientación norte-sur y sobre un podio alto, con un pórtico de cuatro columnas, enfrente de las tres puertas que conducían a tres habitaciones paralelas para los tres dioses principales etruscos.

El tejado se decoraba a lo largo de los aleros y parhilera, y al final de los gabletes con estatuas de terracota brillantemente pintadas, las cuales también servían para ocultar las uniones de las tejas y los finales del par. Placas con figuras de bajorrelieve adornaban el entablamento. Los templos romanos seguirían el modelo desarrollado por los etruscos.

La mayoría de las ciudades etruscas se construían en forma cuadrangular, con fortificaciones, rodeadas por muros reforzados por puertas dobles y torres. Estos métodos de construcción también fueron usados fuera de Etruria. El muro que rodeaba la primera ciudad de Roma, según se dice construido durante la época del rey Servio Tulio (reinó entre el 578 y el 534 a. n. e.), era de construcción etrusca.

No se han encontrado restos de casas etruscas, pero el interior de las tumbas y urnas funerarias en forma de casa, sugieren que tenían tejados planos o de dos aguas, de teja y de una a tres habitaciones. Las muestras más tardías tenían un atrio, con tejado abierto sobre un estanque para el agua de lluvia, y una logia (un esquema continuado por los romanos). Los etruscos también construyeron acueductos, puentes y alcantarillas.

Fuera de las ciudades existían cementerios que contenían las tumbas familiares. Eran construidas bajo tierra, pero tenían grandes bóvedas de piedras superpuestas cubiertas por túmulos de tierra. Las primeras tumbas eran estructuras simples, no más que un pasillo estrecho dividido en dos habitaciones, con un nicho pequeño en cada lado de la habitación delantera. Las tumbas más tardías contenían varias habitaciones construidas de forma que parecían una casa. Tenían sarcófagos, urnas funerarias y ofrendas.

Escultura

Los etruscos, como la mayoría de los pueblos antiguos, no estimaban el arte por sí mismo, sino que construían objetos por razones utilitarias o religiosas. Como resultado, prácticamente no se conocen artistas por su nombre y existen pocas muestras de arte estrictamente público o civil, aparte de las grandes esculturas en piedra que han durado hasta la actualidad. Es más, el arte etrusco, aunque compartía características generales, se diferencia claramente de una ciudad a otra, reflejando la independencia política de cada una.

Las obras etruscas más famosas son de terracota o arcilla cocida, y esto incluye esculturas en tapas de sarcófagos, como por ejemplo una pareja yacente de esposos (finales del siglo VI a. n. e., actualmente en la Villa Giulia, en Roma) de Caere (Cerveteri), obras de templos, como revestimientos para proteger la madera, los tejados y las esculturas frontales. Los artistas de Vulci sobresalieron esculpiendo imágenes de nenfro, una piedra caliza local, de la cual son representativas las esfinges y el León Alado de Roma.

Como se suponía, los etruscos eran excepcionales trabajadores del bronce. La Loba (hacia el 500 a. n. e., actualmente conservada en el Museo Capitolino, en Roma) y la Quimera de Arezzo (siglos V-IV a. n. e., hoy en el Museo Arqueológico de Florencia) son muestras excelentes de la escultura zoomórfica en bronce; la estatua de tamaño natural del orador Aulo Metelo, conocida como el Arringatore (siglo I a. n. e., Museo Arqueológico de Florencia), figura como una de las estatuas de bronce más admirables de su época.

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La Quimera de Arezzo: fechada entre el 380 y el 360 a. n. e. La quimera, según la mitología romana, fue abatida por Belerofonte, a lomos de su caballo Pegaso. Tras su descubrimiento en 1553, se convirtió en símbolo del nacionalismo toscano.

Pintura

Las pinturas etruscas que nos han llegado consisten principalmente en frescos sobre paredes de piedra y sobre techos de tumbas, en particular en las de Tarquinii (Tarquinia) y en los alrededores de Clusium (Chiusi). También existen algunas placas pintadas. En los frescos del primer periodo (siglos VI-V a. n. e.) el dibujo es fuerte, los colores brillantes y uniformes. Las figuras son estilizadas, pesadas y frecuentemente perfiladas en negro. Algunos frescos tienen temas religiosos, como es el caso de cuatro losas encontradas en Caere (hacia el 550 a. n. e., actualmente en el British Museum, Londres), o de la literatura griega, tales como las escenas de la vida de Aquiles en la llamada tumba de los Toros (530-520 a. n. e.) en Tarquinia.

La mayoría de los frescos de Tarquinia son descripciones realistas de los juegos, bailes, música y banquetes que acompañaban a los funerales etruscos, como los de la tumba llamada de los Augures (520-510 a. n. e.) y los que aparecen en la denominada tumba de Triclinio (480-470 a. n. e.).

Las tumbas más tardías del siglo IV a. n. e. en adelante, influidas por el arte helenístico y el declive del poder etrusco, fueron más realistas en estilo y notablemente pesimistas. Las escenas sangrientas de guerra son habituales, como en la tumba François (finales del siglo IV a. n. e.) en Vulci (cerca de Tarquinia), y también aparecen demonios espantosos de la tierra de la muerte, como en la tumba del Ogro (siglo II a. n. e.) en Tarquinia.

Artes decorativas

Los etruscos, en un principio, importaron o copiaron cerámica pintada griega. También desarrollaron una loza pulida y característica, el bucchero nero, vasos áticos con figuras negras, con adornos grabados o en relieve. Ello ocurrió en su momento de máximo esplendor, en los siglos VII y VI a. n. e.

Trabajaron el bronce, realizaron carros, cuencos, candelabros, cofres circulares y especialmente los espejos pulidos, todos ellos ricamente grabados con escenas mitológicas. También tallaron joyas excelentes de oro, plata y marfil, con filigrana y granulación.

La influencia del arte etrusco sobre los romanos fue evidente desde el siglo VI a. n. e. hasta la preeminencia de los estilos griegos en el siglo III a. n. e.

Fuente

  • Abbadano, Nicolás: Historia de la filosofía (tomo III).
  • Bloch, Raymond (1981): Los etruscos. Buenos Aires: Eudeba, sexta edición, 1981.
  • Nikittin: Diccionario filosófico.
  • Enciclopedia Océano. Editorial Libertad.
  • «Etruria», artículo en el sitio web That Quiz.
  • «Etruscan civilization», artículo en la enciclopedia Wikipedia en inglés.
  • «Etruscos», artículo en la enciclopedia Wikipedia en castellano.
  • «Etruscos», artículo en el sitio web Amanza.
  • «Los etruscos», artículo en el sitio web Alipso.
  • «Los etruscos», artículo en el sitio web Cultura Clásica.