Desalojo de la finca Garro (Bauta)

Desalojo de la finca Garro (Bauta)
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El desalojo de la finca "Garro". Comenzó a gestarse en el año 1939, consumándose en el 1943. Durante esos años, los campesinos, apoyados por el Partido “Socialista Popular” (PSP) al frente del que se encontraba José Pego Barranco (“Pepe” Pego), llevaron una lucha judicial y política contra un Senador que se apropió de la finca donde ellos vivían. La historia de este desalojo fue reconstruida con testimonios de personas que estuvieron relacionadas con aquellos hechos y con los autos judiciales.

El desalojo de la finca "Garro"

La Finca “Garro” estaba ubicada en lo que hoy constituye al barrio de “La Faustina”, entreCorralillo y San Pedro en el Municipio de Bauta. Esta finca, desde principios del siglo XX (que a finales del siglo XIX fue escenario de muchos combates del Ejército Libertador) fue ocupada por unas 22 familias campesinas que habían llegado allí por diferentes motivos, y contaban con unos 180 miembros en su totalidad.

Testimonios de los campesinos.

Según refiere Petrona Cribeiro, una de las campesinas desalojadas:- “...los dueños de esta finca eran españoles y al terminar la guerra se fueron para España. Uno de los arrendatarios principales era Olayo Alpizar (mi suegro), que sirvió en la finca durante 57 años... Había vivido allí desde 1886 y fue reconcentrando durante la etapa de Weyler, que regresó en el 1898 y continuó pagando la renta hasta el 1930 a los Duquesne, que eran los herederos de la finca. En el 30 ya habían muerto todos los herederos, pero los campesinos continuaban pagando las rentas a unos aprovechadores que les cobraban a nombre de “los difuntos”... Ni siquiera recibo daban, y si los daban, venían firmados por diferentes gentes... Como casi todos los campesinos eran analfabetos, no se imaginaban que los estaban engañando”.

Es decir, las 22 familias eran arrendatarias de un heredero que no existía, y esto fue del conocimiento del Senador Santiago Verdeja, que había comprado una pequeña finca aledaña a la “Garro”. Este Verdeja, buen conocedor de las leyes burguesas, amparadas por la jerarquía política, comprendió que con presiones judiciales (y de fuerza si era necesario) podría adueñarse fácilmente de todo.

Nos dijo Gumersindo Alpizar, campesino también desalojado: -“...este Senador (que igualmente era médico) había operado a Panchín Batista, quien como regalo le había prometido una finca, y parece que era esta la que le convenía”.

Es quizás por eso que el Senador comenzó desde el 1939 a intimidar a los campesinos con la amenaza de desalojo, sobre lo que nos contó Petrona: -“Un día el Senador Verdeja llegó a caballo y se puso a conversar con mi suegro... Yo estaba en los trajines de la cocina, pero los veía y oía todo lo que hablaban... El Senador le dijo a mi suegro que había comprado la finca y le propuso simular un desalojo con los otros colonos, y que después podían regresar a sus casas... Mi suegro era muy ingenuo, además de analfabeto, y a todo asentía con la cabeza, aturdido con la palabrería del Senador. Yo comprendí que lo que quería era utilizarnos para expulsar a los demás campesinos y salí de la cocina y le dije a mi suegro que él no podía estar de acuerdo con eso, que no se dejara engatusar, que lo que quería Verdeja era echar al camino a todos los arrendatarios... El viejo reaccionó y le dijo: - “¡Primero muerto que hacerle eso a mis compañeros, carajo!”. Y como el Senador temía que el Instituto Azucarero le pusiera un pleito contra él, que tendría que moler las cañas a nombre de nosotros... en definitiva así lo hizo... las molió y las cobró”.
Después de este primer intento Verdeja puso la demanda de desalojo, iniciando el expediente del caso, por lo que los campesinos se dirigieron al Secretario del PSP, José Pego Barranco, quien nombró como abogado al Dr. Pedro Oliva Acosta (también militante de su Partido).

Al ser presentada la demanda por el abogado del senador ante el Juez de Bauta, José Antonio Caballero Gainza, este, al percatarse de la injusticia que se quería cometer, declaró “NO HA LUGAR” dicha demanda.

A sabiendas de que el Senador persistiría, comenzó entonces una tarea de apoyo y propaganda a los campesinos por parte de los comunistas.

El 17 de noviembre del 1941, Verdeja estableció nuevamente la demanda de desahucio contra el arrendatario Víctor Pérez y sus herederos, declarándose al Senador cesionario de los derechos de Doña Ana Duquesne y propietario de la finca Garro de nueve caballerías de tierra, según se expone en esta demanda, iniciándose así el expediente del Juicio de Desahucio No 79 del 1941.
En cuanto a la extensión de la finca hay contradicciones, pues el 28 de Octubre del 1941 se certificó, por el Registrador de Propiedades del Sur de Marianao, que Santiago Verdeja es copropietario de la finca Garro (dos sextas partes) de trece caballerías. Parece que no conocía bien la extensión de “sus propiedades”, o le daba lo mismo que fueran 9 ó 13 las caballerías, porque en definitiva: “A caballo robado no se le mira el colmillo”. Sin embargo, algunos campesinos, como Gumersindo Alpizar, aseguran que la finca tenía unas 23 caballerías de extensión, las que fueron medidas por los peritos al producirse el desalojo. De ellas, 9 las tenía arrendada Olayo Alpizar y 14 Víctor Pérez, quien ya había fallecido al iniciarse el pleito.

Se considera oportuno aclarar que el arrendatario Víctor Pérez, que aparecía como demandado, era el que, con otros miembros de su familia, cobraba las rentas de los demás a comisión de los abogados de los herederos, de apellido Mendoza.

El Juicio

Fue fijado el juicio para el 28 de Noviembre del 1941, que se celebró en ausencia de los demandados, los cuales fueron condenados a “... desalojar la finca que ocupan dentro del término de 20 días... apercibidos de lanzamiento si no lo verifican”.
Se intensificó entonces la labor del Partido y de las “Federaciones Campesinas”, por lo que Verdeja solicitó al juzgado el día 5 de Diciembre la ejecución de la sentencia haciendo constar que “... dado el estado de rebeldía en que se encuentra el demandado, procede se le haga saber a la providencia ordenando la ejecución de la sentencia y el lanzamiento”. El día 13 de Diciembre fue publicado en la Gaceta Oficial el apercibimiento de lanzamiento.

El 19 de enero de 1942 el abogado Dr. Pedro Oliva Acosta presentó Recurso de Amparo a nombre de Olayo Alpizar Quijano y otros campesinos, pero es declarado “SIN LUGAR”.

Se incrementaron aún más las labores de agitación logrando aplazar la ejecución de la sentencia, por lo que el 18 de Mayo Verdeja solicitó de nuevo su ejecución, y fue cuando el Juez Municipal José A. Caballero Gainza se abstiene de continuar este juicio poniendo como argumento “el incidente ocurrido entre el abogado de los campesinos, Pedro Oliva, y el de Verdeja, Luís César Valdespino, según consta en las Actas... Sin embargo, este Juez ya se había declarado contra el desalojo desde el primer momento, y al parecer no estaba dispuesto a aceptar aquella injusticia.

La arbitrariedad del juicio que se seguía se reflejó en una demanda de indemnización presentada por el defensor de Ladislao Pérez el 25 de mayo del 1942, donde se planteaba: “...se ha seguido un juicio de desahucio por el señor Santiago Verdeja sin ser dueño de la finca, contra personas que tampoco son inquilinos, sin más títulos a favor del señor Verdeja que una mínima participación hereditaria y pro indiviso de la totalidad de la finca, demanda que prosperó porque nadie pudo defenderla...” De más está decir que esta demanda también fue declarada “NO HA LUGAR”.

A partir del 30 de mayo del 1942 se hizo cargo del juicio la Dra. Herminia de Zalba Fernández, juez suplente del juzgado de Bauta, quien estuvo muy dispuesta a defender los intereses del Senador; dos días después de tomar el caso a su cargo, decretó el lanzamiento para el 13 de junio a la 1 p.m. “... sin prórroga ni consideración de ningún género, pudiendo emplear la Fuerza Pública para ello si fuera necesario…”

Pero no llegó a efectuarse, pues según los autos de este juicio, “... los ocupantes se negaron a ser desalojados, observándose la presencia de más de 200 personas en actitud hostil a la diligencia dispuesta...”, razones por las cuales fue suspendido el desalojo.

Entrevista a José Pego.

Esta “actitud hostil de más de 200 personas” a que se refiere el Acta, se logró gracias a la tarea movilizativa que desplegó el Partido desde que se decretó el lanzamiento. Sobre esta situación José Pego, en entrevista realizada a finales de la década del 70, dijo:

“Aquí existía un Movimiento muy bien organizado; había una “Delegación de la Asociación de Colonos del Central Toledo” que radicaba en “La Ernestina”; había otras en Guanajay, Quivicán y otros poblados que agrupaban a unos 6000 colonos. Desde su comienzo en el Municipio, el Partido trató de controlar estas delegaciones lográndolo solamente en “La Ernestina”, porque en las otras era patronal. También se creó por el Partido la “Federación Campesina” en el Municipio, que tenía Comités en diferentes zonas de Bauta, como San Pedro, Punta Brava, Baracoa y Corralillo, y otras más débiles en Guatao y Anafe. Los dirigentes de la Federación fueron los compañeros Miguel Valdés, Antonio Perdigón, Adalberto Álvarez, Víctor Domínguez y otros muchos que ya han muerto. Estos compañeros mantenían la lucha campesina en la zona, lo que permitió organizar la defensa de los campesinos que quería desalojar el Senador Verdeja”.

Junto al Partido intervinieron también las “Federaciones Campesinas” cuando el intento de desalojo de la finca Maurín, cuyo pleito fue ganado por los campesinos defendidos por el abogado Dr. Pérez Lamé. También estas Federaciones apoyaron las demandas de los colonos contra Manuel Aspuro, dueño del Central “Toledo”. Era en Bauta donde más organizado estaba este Movimiento, que fue dirigido por unos 40 campesinos que trabajaban a través de las Federaciones, lo que permitió que la influencia y el empuje del Partido fueran fuertes entre el campesinado.

En cuanto al desalojo de la finca “Garro”, el Partido comenzó desde el principio a hacer labores de apoyo, mítines, se publicaron artículos en la prensa; labor que duró unos tres años. Por último se organizó una manifestación gigantesca en Bauta en la que hicieron uso de la palabra el dirigente campesino Romárico Cordero de la “Asociación Nacional Campesina”, y Salvador García Agüero, entonces “Senador por el Partido Comunista”, así como otros dirigentes de la zona.

Carecemos de la fecha exacta de la fundación de aquellas “Federaciones Campesinas” en el Municipio, no obstante hemos podido constatar por lo manifestado por otros prestigiosos compañeros que fue en los primeros meses del año 1941, fecha temprana si consideramos que la “Asociación Nacional Campesina” fue constituida en Agosto de ese mismo año.

Al fallarle el primer intento de desalojo, Verdeja trata de dividir la unidad de los campesinos ofreciéndoles tierras a algunos si no apoyaban. El 4 de diciembre del 1942 solicita de nuevo la ejecución del desahucio, logrando que dos campesinos apoyaran sus planes, lo que le permitió lograr su propósito. Se celebró el juicio y el desalojo fue fijado para el día 13 de enero del 1943 a la 1 de la tarde, “... pudiendo emplear la fuerza pública si fuera necesario”.

De aquel desalojo Petrona Cribeiro contaba que: “...se cortó mucha leña para defendernos, palos que guardamos en una casa de uno de los campesinos... En la víspera del desalojo se efectuó una manifestación muy grande en Bauta organizada por los comunistas... La gente coreaban ¡Abajo Verdeja! Y hablaron varios dirigentes a favor nuestro... Después de la manifestación fuimos al Cuartel a decirle al Teniente que no hiciera el desalojo porque los campesinos ofrecerían resistencia, a lo que nos contestó que Batista le había facilitado 2000 Guardias para efectuar el desalojo... Aquello nos desalentó, porque comprendimos que nuestros palos no podrían contra los fusiles de la Guardia Rural...”

Según constaba en el Acta de Desalojo, el 11 de Enero del 1943, a la 1:00 p.m., se presentaron en la finca Garro el Alguacil del Juzgado, un representante de Verdeja y el Teniente de la Guardia Rural “... asistido por numerosos guardias a sus órdenes requeridos al efecto...”. También el Acta describía fríamente el desalojo de cada familia: “...se dio comienzo al desalojo por una casa de tabla de palma y guano de Manuel Méndez, arrojándose a la vía pública dichos muebles y pertenencias del mismo y su familia...”. En forma similar se describió el lanzamiento de todas las familias que allí habitaban.

Gumersindo Alpizar recuerda que “... la mayoría de los guardias estaban tomados desde la mañana... Había muchos de una “Guardia Especial del Senado” que se distinguían por los uniformes militares que eran distintos... Nos vejaron de palabra y nos ofendieron y hasta golpearon a algunos con las culatas de los fusiles... Los pocos muebles que teníamos los tiraban al camino y rompieron todos los espejos...”

Contaba Petrona que mientras se efectuaba el desalojo “... la Guardia Rural había colocado a 6 guardias en cada casa... tenían controladas todas las salidas de Bauta para impedir que nos llegara ayuda...”

Del trabajo de las “Federaciones Campesinas” Gumersindo Alpizar nos dijo: -“Varios campesinos de la finca Garro militábamos en la Federación, donde se nos alertaba sobre la situación del campesinado y de los desalojos que se habían producido en otras Provincias... Uno de los propósitos fundamentales de esas Federaciones era crear la conciencia en el campesinado, que desgraciadamente en aquella época era analfabeto”.

Otra desalojada, Primitiva Miranda, recordaba que “... cuando se efectuó el desalojo yo tenía unos 10 años de edad... Como un año antes nos pidieron que participáramos en una película de un desalojo campesino para que los campesinos pudieran ver aquello; se hizo en casa de Petrona... Nunca pensamos que viviríamos aquella tragedia en la realidad... De los compañeros del Partido con el que más relación teníamos era con uno al que le decían “Nano el comunista”... Se preocupaba mucho por ayudar a los pobres... Después del desalojo oímos decir que tomaron represalias contra él y otros comunistas”.

Según investigaciones, “Nano el comunista” fue el compañero en quien el Partido confió para el trabajo directo con los campesinos. Su patronímico: Salustiano Luna, ya fallecido, quien fuera muy respetado y querido por el campesinado bautense de aquella época, en particular por los de la finca Garro.

Muchos años después, al triunfar la Revolución, algunos militantes del PSP (entre los que se encontraba Pepe Pego) y del “Movimiento 26 de Julio”, se dieron a la tarea de buscar a aquellos campesinos que fueron desalojados por el Senador Verdeja, logrando dar con un gran grupo de ellos, a los que se entregaron aquellas tierras, siendo los fundadores de la primera cooperativa revolucionaria del Municipio. Se creó entonces una nueva comunidad nombrada: “La Faustina”. En su inicio, aquella cooperativa se dedicó al cultivo de frutos menores y a la cría de ganado porcino.

Como dato interesante relativo a esa época, el 7 de marzo del 1942, Dayton Hedges solicitó la ciudadanía cubana, de la que hay constancia en el Registro Civil de San Antonio de los Baños. Su esposa también la solicitó ese mismo día, pero en el Registro Civil de Bauta (Ver: Nuestras raíces bautenses: arcoiris de nacionalidades).

En el año 1943, la situación de los campesinos se tornó sumamente precaria, al igual que en todo el país, pues las tierras estaban en manos de los ricachones y terratenientes. De las 866 fincas que existían en el Municipio en aquella época, solo 293 eran propias, estando la mayoría de estas, por supuesto, en manos de poderosos politiqueros. De las restantes fincas había 6 hipotecadas y 567 alquiladas.

En ese año, debido a la Segunda Guerra Mundial, se duplicó la fábrica textil bautense, duplicándose también la cifra de obreros, llegando a alcanzar la producción de tejidos de 170 mil yardas, así como la confección de sacos de hilaza para envasar azúcar que superó el millón de unidades. Hasta finales del año 1943 todo marchaba a pedir de boca en la Textilera, no obstante, a finales de año la producción es verticalmente interrumpida por la vuelta a la paz de los países beligerantes, lo que provocó graves y grandes afectaciones a la Industria Textil de la zona, pues la mercancía yanqui se volcó otra vez sobre el mercado cubano, entrando al país clandestinamente, sin barreras arancelarias, lo que hizo languidecer la producción de tejidos “nacionales” por estar los precios de los productos “traídos del Norte” por debajo de los precios de las mercancías locales. Otras industrias también fueron afectadas, pero la que más sufrió fue, sin dudas, la Textilera “Ariguanabo”, lo que motivó a su patrón Dayton Hedges, a tomar medidas de contingencia, que afectaban -por supuesto -a los obreros.

Jesús Orta Ruiz, “El indio Naborí”, escribía en relación con nuestro terruño en el 1943:

... “En él no hay acciones malas,
     todo es ternura y amor.
     Un lucero encubridor
     lo satura con su manto
     mientras de Bauta en su campo
     canta ledo un labrador”...
Durante esta década también surgieron otras industrias, como la “Fábrica de Chapapote” de Juan Ulloa y Cia., ubicada donde actualmente se encuentra el caserío conocido como “El Basurero” en la Cubalina, según nos refiere Ángel Murgado López:-“...tenía sus hornos, pero no dio mucho por lo que se convirtió en un “depósito de autos” del mismo propietario, que estuvo hasta los primeros años de la Revolución a cargo de mi padre conocido por Mundo”. Ulloa entregó toda esa propiedad sin necesidad de ser intervenida, pues era un hombre de muy buena posición económica. Murió en su casa, cerca de “Radio Centro”, hoy Cine “Yara”, en el Vedado, dejando a su esposa e hijos.

Fuentes

  • Tomado del Catauro bautense 2008. Autores:

Ing. Ríos González, Omar.

Dr. Ordaz Callejón, Eduardo.