Displasia de cadera felina

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Displasia de cadera felina
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La displasia de cadera en los gatos es un trastorno poco común y en gran parte genético, que ocasiona un desarrollo anormal y la posterior degeneración de una o ambas articulaciones de la cadera. Se cree que las articulaciones de las caderas todavía inmaduras de los gatos afectados tienen una predisposición hereditaria para dislocarse parcialmente, causando fuerzas contranaturales a través de las caderas, huesos de forma irregular, cartílago dañado, microfracturas y, en casos graves, artrosis con cojera y dolor paralizante.

La displasia de cadera es uno de los trastornos del esqueleto más comunes observados en los perros, pero es mucho menos común en los gatos. Cuando ocurre, los gatos de raza y las hembras son los más comúnmente afectados; los gatos de raza Maine Coons parecen especialmente susceptibles.

Causas

  • La genética

La causa mayor. Algunas razas están predispuestas a desarrollar la condición, como por ejemplo el Maine Coon y el gato persa. Quizás es por su tamaño, como ocurre con los perros, mientras más grande el animal, más peso carga en sus caderas.

  • Obesidad:

El gato por naturaleza es pequeño en tamaño y debe mantenerse esbelto para poder moverse con facilidad. Un gato obeso carga más peso en sus huesos lo que le impide el movimiento mientras facilita el desarrollo de la displacía de cadera.

  • Osteoartritis:

Falta de cartílago en las articulaciones causa pérdida de elasticidad. Los huesos no tienen soporte y chocan unos con otros.

  • La edad:

Como cualquier ser viviente, entrar en años trae consigo efectos degenerativos en los huesos causando a su vez menos habilidad de movimiento.

Síntomas

Es importante que, como dueño de un gato, conozcas los signos clínicos de la displasia de cadera, para que las opciones de tratamiento más eficaces puedan llevarse a cabo lo antes posible. Sin embargo, esto puede ser difícil debido a que los signos de la displasia de cadera a menudo son similares a los de otros trastornos degenerativos.

Los signos clínicos suelen aparecer temprano, generalmente entre los 4 y 12 meses de edad. Los primeros síntomas de esta enfermedad son causados por la flojera en las articulaciones, mientras que los síntomas tardíos se relacionan con la degeneración de la articulación.

Los principales síntomas de la displasia de cadera en gatos son:

  • Cojera trasera
  • Dolor o debilidad en una o ambas patas traseras
  • Dificultad para levantarse
  • Intolerancia al ejercicio
  • Renuncia a correr o saltar (por las escaleras, los muebles, etc.)
  • En ocasiones, un chasquido audible procedente de las caderas cuando el gato se levanta o camina (llamado “crepitación”).

Otros signos incluyen:

  • Una estrecha postura de la nalgas
  • Una mala conformación del miembro pélvico y de la musculatura
  • Hipertrofia (agrandamiento) de los músculos de los hombros por el uso excesivo
  • En ocasiones, un aspecto de arco de la columna vertebral, causado por el desplazamiento del peso de los miembros anteriores, porque le duele la parte trasera.

Estos signos pueden ser sutiles, pueden ser intermitentes o persistentes y tienden a empeorar con la actividad. Los gatos afectados pueden encontrarse bien la mayor parte del tiempo, pero tener rigidez por la mañana o después de una siesta. La obesidad o el aumento de peso rápido pueden exacerbar la cojera y el dolor asociado con esta enfermedad.

Si no se trata, la displasia de cadera progresará, y los síntomas se harán más evidentes. Los dueños de los gatos deben estar especialmente atentos a los síntomas en los gatitos cuando se acercan a la madurez, y no simplemente atribuirlos a los gatos mayores, achacándolos al declive natural debido al envejecimiento. El tratamiento adecuado puede reducir el malestar causado por la displasia de cadera y permitir que el gato se mantenga activo y feliz.

Diagnóstico

El diagnóstico de este trastorno puede ser difícil, debido a que existen otras enfermedades que causan signos clínicos similares y que deben descartarse antes de diagnosticar displasia de cadera de manera definitiva. Si un gato presenta una cojera posterior extrema (unilateral o bilateral), especialmente si es un gatito joven o un gato mayor, las pruebas iniciales llevadas a cabo por el veterinario normalmente incluirán:

  • análisis de sangre (conteo sanguíneo completo y perfil químico)
  • análisis de orina
  • palpación de las articulaciones de la cadera (esto puede requerir sedación o incluso anestesia general debido al dolor)
  • radiografías pélvicas (rayos X).

Básicamente, tu veterinario, tal vez consultando con un radiólogo veterinario, podrá diagnosticar si tu gato está afectado por displasia de cadera. Ya se trate de un gato adulto con síntomas significativos, o un gatito joven sin signos clínicos, hay varias opciones médicas y posiblemente quirúrgicas disponibles para tratar, o al menos controlar, esta enfermedad en los gatos de compañía.

Tratamiento

Aunque no existe una cura para la displasia de cadera en los gatos, hay cosas que se pueden hacer para ayudar a aliviar el malestar y mejorar la calidad de vida del animal. Los objetivos del tratamiento son aliviar el dolor y estabilizar las articulaciones de la cadera para devolver al gato la función normal o casi normal de la cadera. Dependiendo de la severidad de la enfermedad, el veterinario recomendará un plan de tratamiento que puede contener opciones quirúrgicas y no quirúrgicas:

  • Opciones no quirúrgicas para el tratamiento de la displasia de cadera en gatos

Los gatos con displasia leve con frecuencia responden bien a un tratamiento médico conservador de forma ambulatoria, es decir, desde casa. Por supuesto, el tratamiento a adoptar depende de la edad del gato, de su salud, de su nivel de actividad, de la gravedad de la flojedad articular, de la existencia de artrosis y su grado, de las preferencias personales de tratamiento por parte del veterinario. Las opciones no quirúrgicas incluyen:

  1. terapia física
  2. gestión de la dieta
  3. control de peso
  4. restricción de la actividad
  5. uso de anti-inflamatorios por vía oral y medicamentos contra el dolor.

Los corticosteroides generalmente no se recomiendan como parte de un plan de tratamiento para la displasia de cadera en los gatos, porque a pesar de sus beneficiosos efectos anti-inflamatorios, también pueden causar daños en el cartílago con el uso a largo plazo. También existen varios suplementos orales para ayudar a proteger y lubricar las articulaciones.

En muchos casos, la pérdida de peso puede reducir drásticamente el dolor y los signos clínicos asociados a la displasia de cadera en los gatos con sobrepeso.

  • Opciones quirúrgicas para el tratamiento de la displasia de cadera en gatos

Existen varias opciones quirúrgicas para el tratamiento de la displasia de cadera si los métodos menos intrusivos no logran resultados aceptables. Dependiendo de la severidad de la condición en el gato, el veterinario puede intentar modificar la articulación de la cadera quirúrgicamente, o incluso puede optar por un reemplazo total de la cadera. Estas técnicas quirúrgicas suelen ser realizadas en perros, aunque no está claro si están habitualmente disponibles en todas las clínicas para gatos afectados.

Un cirujano ortopédico veterinario es a quien mejor puedes consultar acerca de las opciones de tratamiento quirúrgico disponibles para la displasia de cadera felina.

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