Doma

Doma
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Concepto:Convertir en dócil a un animal cerrero.

Doma. Proceso mediante el cual se hace dócil a un animal cerrero para que realice determinadas labores respondiendo a las indicaciones de su amo. Comúnmente se le denomina cerrero al animal que aún no ha sido domado.

Antecedentes

El comienzo de la domesticación de animales salvajes tuvo lugar hace unos 10 000 años, primeramente entre los pueblos de Mesopotamia y Egipto. El hombre aprendió que algunos animales salvajes podían convertirse en dóciles para utilizarlos para el transporte o labores agrícolas, para facilitar su cría como fuente de alimentación, o incluso con fines decorativos, afectivos o de protección.

Selección para la doma

Aspectos a tener en cuenta en la selección de bueyes para el trabajo.

Por lo general los bueyes comienzan a adiestrarse cuando tienen un año y medio o dos años de edad. Los toretes destinados a doma deben acostumbrarse a la cercanía de personas. La doma se realiza por parejas (yuntas). Al conformar las parejas de bueyes, debe tenerse en cuenta que ambos animales sean aproximadamente del mismo tamaño y fortaleza física: si uno de los bueyes es mayor que el otro, el yugo no se acopla bien, y si uno es mas fuerte se desaprovecha, pues el resultado de la yunta se medirá por el mas débil. Se prefiere que la pareja sea de la misma edad, para que puedan trabajar juntos muchos años. Generalmente se doman bueyes ya castrados, para que sean más dóciles.

La selección de los toros para ser utilizados en el trabajo se hace teniendo en cuenta las siguientes características: Deben ser grandes y pesados (tener un peso entre 700 y 900 lb.). Cuanto mayor es el animal, mayor es su fuerza. Se escogen animales sanos, con huesos y músculos bien desarrollados, sin deformidades. Los cuernos deben ser duros y bien plantados, superior a 5 pulgadas. La tarramenta debe estar bien formada, ni muy ovalada ni muy recta, no puede ser en forma de corona. Deben tener la frente plana, el cuello corto y robusto, el lomo recto y ancho, las patas rectas y fuertes. Es conveniente que tengan las pezuñas sólidas y lisas y los cascos bien formados, lisos, de buena calidad, preferentemente negros, con buen aplomo y cerrados (sin estrías). El prepucio (pizajo) debe ser corto, los testículos parejos y la cola larga y fina. El buey no debe ser ni demasiado manso ni demasiado rebelde.

Doma de los bueyes

Papel del domador. El domador es el obrero especializado que realiza la doma. Es preferible que el adiestrador sea el mismo boyero que va a utilizarlos, para que los animales se acostumbren a él y a obedecerlo, pero si la doma se realiza por un domador especializado en esta tarea, durante el proceso debe existir un vínculo entre él y el boyero que después va a utilizar la yunta, ya que los bueyes tienen sus características particulares en cuanto a obedecimiento, nombre y posición que ocupan en el yugo, y así el boyero va conociendo estas particularidades para cuando reciba su yunta domada.

Proceso de doma. El proceso de doma se inicia enseñando a cabrestear a los dos bueyes juntos, unidos por el narigón. Entre los procedimientos utilizados para el proceso de doma se destacan la presencia de yuntas o bueyes maestros con los no domados. La guía del buey se realiza por el narigón, por lo cual se hace un orificio en el cartílago de la nariz y se coloca una argolla a la que se amarra el narigón. Cuando se acostumbran a cabrestear, se procede al enyugue, colocando un yugo corto y ligero, que debe estar calzado adecuadamente para que no se dañe la cornamenta del animal. Cuando los animales se acostumbran al yugo se le ponen cargas ligeras que se van aumentando progresivamente.

Duración de la doma. El tiempo de duración de la doma está en dependencia del trabajo a realizar por los bueyes, o sea, si la yunta va a realizar una actividad específica o varias actividades. Se considera que la yunta está domada cuando no se opone a que se agarre por el narigón, hace los giros a derecha e izquierda, se deja enyugar, reconoce las voces de mando y sabe realizar trabajos de tracción.

Doma de équidos

El primer paso para la doma de un équido cerrero (caballo o mulo) es acostumbrarlo a tener colocada una soga al cuello, lo cual generalmente se hace cuando es joven, en cuyo caso se ata junto a un animal ya domado para que se acostumbre a ver cómo éste es utilizado para trabajos de monta o de carga. Después se le adapta a la jáquima. Cuando ya está listo para la monta se le coloca en un espacio reducido (cepo), en el cual se le coloca la montura. El paso siguiente es montarlo y controlarlo hasta que se acostumbre. Esto debe realizarlo un jinete experimentado, pues al inicio el animal brincará con toda energía para lanzar al suelo su jinete. La doma de animales para tracción se realiza de forma similar, colocándole cargas al lomo o adaptándolo a tirar de un coche u otro medio remolcado.

Fuentes