Elíaz Teofilo Saldiba Álvarez

Plantilla:Personaje histórico

Elíaz Teofilo Saldiba Álvarez. Combatiente revolucionario de la ciudad de Manzanillo, que fue un ferviente colaborador de los expedicionarios del Yate Granma.

Síntesis biográfica

Inicios

Nació el 27 de julio de 1935 en la ciudad costera de Manzanillo, perteneciente a la oriental provincia Granma, Cuba. Era hijo del doctor Teofilo Saldiba Debs y de la doctora María Dolores Álvarez Valeriano.

Cursó los estudios primarios en su ciudad natal, que se limitaron al sexto grado, pues se negó a continuar los estudios, pese a la insistencia de sus padres que gozaban de una posición desahogada.

Creció mimado por los padres y hermanos mayores, su adolescencia transcurrió en juegos en las calles con otros muchachos, principalmente de las barriadas pobres. Le llamaban "el morito", tenía un carácter controvertido, era noble y sencillo, pero se violentaba cuando veía algún abuso. Por esta razón era muy querido y admirado por sus amigos más pequeños, pues a pesar de ser de baja estatura, por su fortaleza física y valor, lo respetaban.

Sus padres eran dueños de una farmacia y de otros negocios en Manzanillo, pertenecían a la alta sociedad, sin embargo, a él le gustaba corretear las calles descalzo y sin camisa, subido en el carretón de algún vendedor ambulante, lo que causaba admiración en los pobladores.

Pese a la posición social de su familia, fue renuente a compartir la misma, pues no comprendía la diferencia entre ricos y pobres, inclinándose por estos últimos, motivos por lo cuales sus amistades principales era la gente humilde del pueblo. En el año 1955 se trasladó a Media Luna donde residía una tía, la doctora Carmen Álvarez Valeriano, propietaria de una farmacia, al establecerse allí, el padre le transfirió la finca Cajobabo. Contaba, además con dos vehículos, un Pisscorre y un Yeep, que trasladó a Media Luna y en ellos se desplazaba en la zona.

En breve tiempo de su estancia en Media Luna, estableció relaciones de amistad con Jesús Núñez, su esposa Herminia Pérez y sus hijos Wilfredo y Wualfrido Núñez Pérez, además de otras personas, al conocer que estos pensaban igual que él y que luchaban por derrocar al gobierno bastitiano. Su amistad se profundiza luego de conocer a Raúl Podio a través de vínculos familiares.

Por su sensibilidad humana, se ganó el respeto y el cariño de los trabajadores, a los que nunca maltrató, ni permitió que ninguno se quedara sin trabajo. Regularmente efectuó viajes a Manzanillo para mantenerse informado acerca de los preparativos de la expedición que salía de México con destino a Cuba.

Incorporación a la lucha

Después del 2 de diciembre de 1956, fecha en que se produjo el desembarco de los expedicionarios del Yate Granma por  Los Cayuelos, próximo a Las Coloradas, en Niquero, intensificó los viajes a su ciudad natal, debido a las noticias confusas que circulaban. El día 5 cuando se encuentraron los expedicionarios y el ejército, a través de la radio y la prensa se informa de la situación, pues el gobierno batistiano anunciaba el aniquilamiento de los expedicionarios.

Estas noticias fueron para él de gran preocupación, la que comparte con los compañeros de lucha y recomienda guardar la calma hasta el esclarecimiento de los acontecimientos. Con la esperanza de que los hechos no fueran como lo informaba la tiranía, aguardó a las orientaciones de los dirigentes del Movimiento 26 de julio en Manzanillo. El rescate de Fidel y otros expedicionarios, para el constituyó un motivo de alegría.

Cuando el naciente Ejército Rebelde comenzó la lucha en la Sierra Maestra, el Movimiento 26 de julio le encomendó importantes y riesgosas misiones. Una de ellas fue llevar a la Sierra Maestra un medicamento para Cresencio Pérez y otros materiales para Ramiro Valdéz que adolecía de una vieja herida sufrida en el asalto al Cuartel Moncada. Acompañado de su inseparable amigo Wilfredo Núñez, cumplió esta peligrosa tarea.

Posteriormente, la dirección de la organización revolucionaria le confía la misión de trasladar desde Manzanillo, con igual destino, una camioneta cargada con leche condesada, embutidos, medicinas, ropas y zapatos, la que hace llegar a los combatientes a través de Carlos Rafael Díaz. Al llegar al lugar donde debía entregar la mercancía, escuchó que cerca de allí había un combatiente herido, el que tenía alojada una bala en el cuerpo, y pidió que lo llevaran hasta donde estaba el mismo. Con mucha decisión y serenidad lo examinó, y con una cuchilla que llevaba le extrajo el proyectil, luego le curó y vendó la herida. Era el combatiente, Parmenio Guerra, residente en San Francisco, Manzanillo, gracias a esa intervención salvó su vida.

Elíaz ganó prestigio entre los combatientes del Ejército Rebelde. Mantenía vínculos en la Sierra con Ignacio Pérez, Raúl Podio y Fernando Basante. A través de Carlos Rafael Díaz hace llegar a los combatientes todo lo que solicitaban, lo que es abalado con la firma de Fidel y Cresencio Pérez. Por los méritos acumulados en las luchas revolucionarias, fue uno de los primeros combatientes de la clandestinidad al que se le otorgaron grados militares por el Ejército Rebelde. Su persona era acreedora de estima en la comandancia y en los jefes de las tropas que operaban en la zona.

Muerte

El día 2 de enero de 1958, apareció el cuerpo sin vida en el lugar conocido como Mala Noche, a unos 4km de Media Luna y a corta distancia del lugar donde fue asesinado Juan Manuel Márquez Rodríguez, segundo jefe de la expedición del Yate Granma. El cadáver del Morito presentaba cinco impactos de balas y varios hematomas diseminados por todo el cuerpo. Al  morir ostentaba el grado de sargento de milicia.

Fuente

Archivo Histórico de Manzanillo