Diferencia entre revisiones de «El Cristo de La Habana»

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}}<div align="justify">'''Cristo de La Habana.''' Majestuosa y colosal estatua que se encuentra a la entrada del puerto de La Habana, a la izquierda, entre la vetusta fortaleza de [[San Carlos de la Cabaña]] y el pueblo de [[Casablanca_(Regla)|Casablanca]]. Los valores del monumento, icono de [[La Habana]],  lo convierten en patrimonio de obligada conservación y cuidado. En el año [[2013]] la Comisión Nacional de Monumentos le confirió al equipo de trabajo encargado de su reconstrucción, el [[Premio Nacional de Conservación y Restauración|Premio Nacional de Restauración]] 2013. Declarado Monumento Nacional el 6 de noviembre de 2017.
  
 
==Historia==
 
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Revisión del 13:35 6 nov 2017

El Cristo de La Habana
Información sobre la plantilla
Obra Arquitectónica  |  (Escultura)
El Cristo.jpg
Escultura colosal ubicada en La Habana
Descripción
Tipo:Escultura
Localización:A la entrada del Puerto de La Habana, Bandera de Cuba Cuba
Datos de su construcción
Inauguración:25 de diciembre de 1958
Otros datos
Arquitecto(s):Jilma Madera
Cristo de La Habana. Majestuosa y colosal estatua que se encuentra a la entrada del puerto de La Habana, a la izquierda, entre la vetusta fortaleza de San Carlos de la Cabaña y el pueblo de Casablanca. Los valores del monumento, icono de La Habana, lo convierten en patrimonio de obligada conservación y cuidado. En el año 2013 la Comisión Nacional de Monumentos le confirió al equipo de trabajo encargado de su reconstrucción, el Premio Nacional de Restauración 2013. Declarado Monumento Nacional el 6 de noviembre de 2017.

Historia

Una curiosa promesa promovió la creación y emplazamiento del Cristo en una colina en La Cabaña: luego del asalto al Palacio Presidencial el 13 de marzo de 1957 para ajusticiar al dictador Fulgencio Batista, la primera dama, en un acto de desesperación, prometió erigir una imagen de Cristo que pudiera ser divisada desde cualquier rincón de la ciudad si su esposo escapaba con vida[1].

Entonces fue lanzada la convocatoria al concurso El Cristo de La Habana, y en la capital se creó un Patronato con el propósito de recaudar fondos para sufragar la ejecución del proyecto que resultara ganador. La entonces Primera Dama, Martha Fernández Miranda, encabezó la colecta que finalmente pudo reunir 200 000 pesos.

Jilma Madera, escultora cubana, presentó su boceto al certamen y, sin esperarlo, triunfó. Para esculpirlo no empleó ningún modelo, sino que se inspiró en su ideal de belleza masculina: ojos oblicuos, labios pulpusos, en sintonía con el mestizaje racial en este pedazo del mundo.

Existe la creencia, de que la escultora, más que en su prototipo de hombre, se inspiró en aquel con quien estuvo ligada sentimentalmente y que dejó una huella.

" Seguí mis principios y traté de lograr una estatua llena de vigor y firmeza humana. Al rostro le imprimí serenidad y entereza como para dar alguien que tiene la certidumbre de sus ideas; no lo vi como un angelito entre nubes, sino con los pies firmes en la tierra."
Jilma Madera

Comenzaron largas discusiones sobre la altura que debía tener la figura, pretendían hacerlo de 35 metros de alto; es decir, tres más que el Cristo Redentor, de Río de Janeiro, Brasil, emplazado en la cima del Corcovado, que tiene 710 metros de altura, a ello se opuso abiertamente la escultora a pesar de que iba en detrimento de sus honorarios porque, desde el punto de vista artístico, habría sido un desastre teniendo en cuenta la poca elevación de la colina de La Cabaña. Por último, luego de varios debates, fue aceptada la propuesta de 20 metros de alto.

Su modelo en yeso, de tres metros, estaba bien proporcionado para poder agrandarlo oportunamente y llevarlo a las dimensiones definitivas.

Construcción

Jilma marchó a Italia, donde permaneció cerca de dos años, para atender cada detalle del proceso de construcción.

Bastó un año de trabajo intensivo, en el que Jilma dirigió a los obreros «técnica y artísticamente», para que la obra quedara terminada.

Después de que recibiera la bendición del Papa Pío XII, comenzó la travesía. El barco que condujo las piezas, debidamente ordenadas y acomodadas, zarpó del puerto de Marina, en Carrara, a mediados de 1958.

Características

  • Tiene una altura de veinte metros sobre la base de tres metros, tomando en consideración la explanada sobre la colina donde está situada, su altura se eleva a 51 metros sobre el nivel del mar.
  • Fueron utilizadas 600 toneladas de mármol blanco de Carrara.
  • La estatua está formada por 12 estratos horizontales con 67 piezas que se imbrican en el interior.
  • Una vez concluido, su peso se calculó en unas 320 toneladas.

Montaje

El montaje se inició a principios de septiembre de 1958, y para ello se necesitó la fuerza de trabajo de 17 hombres, auxiliados por una grúa.

La estatua se montó sobre una base de tres metros de profundidad, en cuyo centro se le construyó una armazón de cabillas que van afinando en el torso, donde se le insertó una viga de acero que llega hasta la cabeza. Cada fracción de mármol fue atada con tensores de acero a la estructura central, y luego, a ese espacio vacío, se le echó concreto tras haber sido chequeado el nivel y ajuste de cada estrato horizontal.

Resultó curioso que en momentos de colocar la obra en la loma, no se le instaló un pararrayos, puesto que su tamaño, y la armazón ferrosa del centro, hacían de la figura un punto extremadamente vulnerable.

A su regreso de Italia, Jilma trajo consigo un bloque adicional de mármol, por si algún día hacía falta, lo que en efecto sucedió poco después.

En 1961, se anunciaba en el noticiero de televisión, que, como consecuencia de las prolongadas tormentas eléctricas de esa tarde, un rayo había impactado y perforado la cabeza del Cristo.

El impacto ocurrió en la pieza número 67, exactamente en la parte posterior de la cabeza. Jilma, conjuntamente con los bomberos de la calle Corrales, quienes le facilitaron un carro con escalera alta, subió y reconstruyó el segmento dañado, temiendo que la lluvia penetrara y oxidara la armazón interior de hierro. Aunque trabajó con premura, la reparación tardó unos cinco meses.

Al año siguiente, una segunda descarga estremeció nuevamente la cabeza, y luego, en 1986, sobrevino la tercera. Fue reparado y ubicado un pararrayos.

La figura de Jesús aparece de pie, mirando hacia la ciudad, con una mano en el pecho y la otra en alto, en actitud de bendecir.

Por su altura, el Cristo puede ser visto desde diferentes puntos de la ciudad. Desde allí se puede disfrutar de una de las más hermosas e imponentes vistas La Habana, sobre todo de su parte más vieja, así como el paso de buques de gran porte pero también de las pequeñas lanchas de pasajeros que transportan a los vecinos a ambos lados de la bahía.

Inauguración

Fue inaugurado el 25 de diciembre de 1958, con la presencia del mandatario Fulgencio Batista.

La devota esposa del presidente no imaginó que una vez cumplida su promesa, el gobierno de Batista solo se prolongó por una semana más y cayó ante el impetuoso avance del Ejército Rebelde y el triunfo revolucionario del 1 de enero de 1959.

El monumento es parte de todo un conjunto arquitectónico que caracteriza la entrada del antiguo puerto de Carenas, descubierto por Sebastián de Ocampo entre 1508 y 1509.

Restauración

La primera restauración la hizo la propia escultora en el año 1961.

La segunda restauración se hizo a finales de los años 80 y estuvo guiada por la colecta de varias instituciones religiosas que asumieron todo el proceso, desde la inversión hasta la ejecución. No fue avalada por ningún criterio técnico, y tuvo como desacierto el no utilizar los materiales compatibles.

En el año 2012, teniendo en cuenta el peligro de derrumbe, motivó la nueva restauración y a solicitud de la Dirección del Complejo Museo Morro-Cabaña, el MINFAR y la Defensa Civil, el Grupo de Inversiones de la OHC comenzó, a partir de la segunda mitad del año 2010, las visitas y estudios preliminares al Cristo con una concepción muy general para idear el proyecto de restauración del monumento[2].

El ingeniero químico Carlos Bauta, fue propuesto por la Comisión Nacional de Patrimonio como Jefe de Restauración dentro del amplio proceso de renovación del Cristo de La Habana.

La arquitecta Nitzy García, inversionista de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana (OHC), se concentró en guiar cada una de las etapas, desde las defectaciones preliminares, la contratación de las entidades que intervinieron en las investigaciones y los diagnósticos, hasta la dirección del proyecto y la ejecución final.

Ambos se encargaron de dirigir la etapa de prueba y diagnóstico, así como de la metodología y ejecución de la restauración integral, junto a un equipo de biólogos e ingenieros civiles y químicos.

Las entidades convocadas para la realización de los trabajos de investigación, diagnóstico, proyecto y reparación fueron:

  • Grupo de Diagnóstico de la Dirección de Proyectos de la Oficina del Historiador (investigaciones y diagnóstico).
  • Taller de Proyecto Urbanismo de la Dirección de Proyectos de la Oficina del Historiador (proyecto del nuevo pararrayos, proyecto de rehabilitación urbana del parque donde se encuentra enclavada la escultura y proyecto general de restauración de la escultura).
  • Centro de Servicios Técnicos de Ingeniería y Tecnología de la Construcción (Citec) (investigaciones y diagnósticos).
  • Centro Nacional de Conservación, Restauración y Museología (Cncrm) (informe técnico preliminar de la escultura).
  • Lic. Carlos Bauta y su equipo de trabajo (Atrio) (limpieza, consolidación y restauración de la escultura).

Esta restauración ha sido el proceso de este tipo más profundo realizado a la escultura, desde su inauguración en 1958.

Diagnóstico

Toda la superficie del monumento había sido atacada por el intemperismo y la contaminación atmosférica que provocó incrustaciones salinas, manchas rojizas y pérdida de mortero entre las juntas de bloques de mármol. Este proceso se acentúo en el codo, los pliegues de la ropa y el rostro de la escultura[3].

Una de las causas fundamentales de deterioro en la escultura fue la ineficiencia del pararrayos con que contaba. Existen registros de tres impactos sobre la escultura en los años 1961, 1962 y 1986 con daños físicos evidentes. Las mayores afectaciones se localizaron en la cabeza y el codo derecho de la escultura.

Premio Nacional Restauración 2013

El 18 de abril de 2013, el Jurado de la undécima edición del Premio Nacional en Conservación y Restauración de Monumentos, otorgó al equipo de trabajo encargado de su reconstrucción, el Premio Nacional de Restauración 2013 por el excepcional y riguroso trabajo de investigación científica que lo señala como pauta ejemplar; por el diagnóstico certero y la intervención restauradora integral de un monumento escultórico de dimensiones excepcionales que implicó múltiples y complejas tareas técnicas y artísticas llevadas a cabo por un equipo multidisciplinario, y por haber rescatado con absoluta rigurosidad un hito importante de la ciudad y su panorama, además, de que el expediente asume, de forma excepcional normas y recomendaciones para garantizar su mantenimiento y conservación en el tiempo, teniendo en cuenta la agresividad permanente del medio ambiente marítimo portuario[4].

Recibió además los premios ICOMOS-Cuba y DOCOMOMO-Cuba 2013.

Monumento Nacional

Teniendo en cuenta los excepcionales valores artísticos, y que la pieza devino en un hito del paisaje de la bahía e icono de alto arraigo popular en la identidad capitalina, fue declarado el 6 de noviembre de 2017 Monumento Nacional[5].

Curiosidades

  • En la base del monumento la autora enterró diversos objetos de la época, como periódicos y monedas.
  • A la majestuosa escultura le dejó los ojos vacíos, para que diera la impresión de mirar a todos desde cualquier lugar.
  • Los pies de la figura calzan unas chancletas de meter el dedo pues Jilma usó las que calzaba ella como modelo.
  • En una de las dos oportunidades que un rayo se impactó contra la escultura, su autora tuvo la visita del Che. Le explicó al guerrillero numerosos aspectos sobre El Cristo.

Referencias

Fuentes