El Cristo de La Habana

El Cristo de La Habana
Información sobre la plantilla
Obra Arquitectónica  |  (Escultura)
El Cristo.jpg
Escultura colosal ubicada en La Habana
Descripción
Tipo:Escultura
Localización:A la entrada del Puerto de La Habana, Bandera de Cuba Cuba
Datos de su construcción
Inauguración:25 de diciembre de 1958
Otros datos
Arquitecto(s):Jilma Madera

El Cristo de La Habana. Majestuosa y colosal estatua que se encuentra a la entrada del puerto de La Habana, a la izquierda, entre la vetusta fortaleza de San Carlos de la Cabaña y el pueblo de Casablanca.

Historia

Con sólo cuatro décadas de existencia, el monumento es parte de todo un conjunto arquitectónico que caracteriza la entrada del antiguo puerto de Carenas, descubierto por Sebastián de Ocampo entre 1508 y 1509.

Su blanco mármol de Carrara contrasta con las grises piedras de un entorno cuatricentenario: las fortalezas de los Tres Reyes del Morro, San Salvador de la Punta, la Real Punta y San Carlos de la Cabaña, baluartes que durante siglos defendieron a La Habana.

El Cristo de La Habana fue inaugurado el 25 de diciembre de 1958, siete días antes de la caída de la dictadura de Fulgencio Batista ante el impetuoso avance del Ejército Rebelde.

El monumento fue construido en Italia y es obra de la escultora cubana Jilma Madera, recientemente fallecida. Para esculpirlo no empleó ningún modelo, sino que se inspiró en su ideal de belleza masculina: ojos oblicuos, labios pulpusos, en sintonía con el mestizaje racial en este pedazo del mundo.

Jorge del Valle González, investigador de la Unión de Historiadores, define a esta escultora como una mujer enamorada de la vida, quien el día de la inauguración del Cristo, el 25 de diciembre de 1958 dijo: "Lo hice para que lo recuerden, no para que lo adoren: es mármol".

La figura de Jesús aparece de pie, con una mano en el pecho y la otra en alto, en actitud de bendecir, mira hacia la ciudad y tiene una altura de veinte metros sobre la base de tres metros. Pesa 320 toneladas y está compuesta por 67 piezas.

Tomando en consideración la explanada sobre la colina donde está situada, su altura se eleva a 51 metros sobre el nivel del mar, lo que posibilita ver el Cristo de La Habana desde diferentes puntos de la ciudad. Desde allí se puede disfrutar de una de las más hermosas e imponentes vistas de la Ciudad de La Habana, sobre todo de su parte más vieja, así como el paso de buques de gran porte pero también de las pequeñas lanchas de pasajeros que transportan a los vecinos a ambos lados de la bahía.

Actualmente a sus pies se encuentra un parque que mira a la bahía y a la ciudad, un sitio de esparcimiento y también una atracción turística que visitan cada año miles de extranjeros. Reportes de prensa indicaron que el Cristo ya había sido impactado por rayos en al menos otras tres ocasiones a lo largo de estas cinco décadas. Las fisuras provocadas en esta ocasión -no se informó exactamente cuándo cayeron estas últimas descargas- no se divisan a simple vista.

Detalles curiosos

A la majestuosa escultura le dejó los ojos vacíos, para que diera la impresión de mirar a todos desde cualquier lugar.

Los pies de la figura calzan unas chancletas de meter el dedo pues Jilma tomó las que usaba ella como modelo.

En una de las dos oportunidades que un rayo se impactó contra la escultura, su autora tuvo la visita del Che en este también excelente mirador. Le explicó al guerrillero numerosos aspectos sobre El Cristo.

Fuentes