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<div xmlns="http://www.w3.org/1999/xhtml"><p>{{Normalizar}}</p><p>{{Ficha Libro</p><p>|nombre=El pensador silvestre</p><p>|nombre original= Martí a flor de labios</p><p>|portada=</p><p>|tamaño=</p><p>|descripción= </p><p>|autor(es)=Samuel Feijóo</p><p>|editorial=Letras Cubanas</p><p>|coleccion=</p><p>|genero=Poesía</p><p>|imprenta=Federico Engels</p><p>|edicion=2007</p><p>|diseño de cubierta=Jorge Luis Pérez Martínez</p><p>|ilustraciones=</p><p>|primera edicion=</p><p>|ejemplares=</p><p>|isbn=</p><p>|pais=</p><p>|distribuidor(es)=</p><p>|premios=</p><p>|web=</p><p>|notas=</p><p>}}</p><p> </p><p>==El pensador silvestre==</p><p>El pensador silvestre, libro de poemas de [[Samuel Feijóo]], cuya selección y prólogo están a cargo del poeta, ensayista e investigador [[Virgilio López Lemus]], es un volumen compuesto por siete cuadernos que, entre [[1978]] y [[1979. Algunos de estos poemas se encuentran en otros libros de Feijóo, pero como conjunto, nos indica el autor del prólogo, no habían sido editados en forma de libro. Agradecemos a la [[Editorial Letras Cubanas]] esta magnífica entrega que nos permite acercarnos a uno de los poetas más originales de nuestro país. El aparente caos temático y formal, las calidades diversas de estos textos, los variados matices espirituales que llenan sus páginas, dan testimonio del modo de hacer que caracterizó a este incansable peregrino del paisaje y la palabra, para quien ningún elemento de la naturaleza y del hombre resultaba intrascendente.</p><p>[[Cintio Vitier]], profundo conocedor de la obra de Samuel Feijóo, recuerda que el tema dominante en la poesía inicial de este autor es «la relación entre el yo y el paisaje»; ese vínculo evolucionará, hasta convertirse en «identificación» entre el poeta y la naturaleza. Si antes ve el paisaje, ahora los arroyos corren dentro de su pecho y, desde él, salen a mojar la hierba. Es innegable que esta relación y vínculo con el paisaje son imprescindibles para entender la primera etapa de su poesía y su evolución posterior hacia una poética donde el yo se confunde en la búsqueda de una trascendencia espiritual en que el ser es el depositario de todas las esencias.</p><p>Ninguna de estas preocupaciones está ausente en los libros que integran El pensador silvestre. Aquí anda la naturaleza, vista desde del ojo entrañable del campesino, asumida como una expresión de la voluntad divina, espacio para escondernos de la soledad, escenario para que canten los pájaros, corran las aguas originales, nos anuncien las hojas el rumbo definitivo del viento, trote cantando su décima picaresca o nostálgica el guajiro y pase, como un soplo helado, el carro de la muerte.</p><p>Precisamente la soledad y la muerte tienen una presencia casi permanente a lo largo de estos siete cuadernos. El polvo como destino final, germinativo, está disperso en estos versos. Hay una relación muy especial con la hierba, ese silvestre retoño, anuncio de la primavera, eslabón en la cadena alimenticia de las bestias, sitio para el descanso, está llenando muchos poemas suyos, como si el poeta quisiera recordarnos que Dios está en lo simple, en lo originario.</p><p>Hay un recurso en toda la obra de Feijóo que no está ausente en esta nueva entrega, me refiero a su manera reiterada de abordar un tema hasta considerar que ya no queda nada por decir. A veces la repetición del mismo asunto se expresa formalmente con recursos estilísticos distintos, otras lo que interesa al autor es darnos los diversos ángulos del tema y así nos ofrece una visión lírica, un acercamiento ingenuo o tierno, para luego demostrarnos, con mordacidad o sarcasmo, otras aristas.</p><p>En este libro, el autor de Faz demuestra, una vez más, su versatilidad. Aquí encontrará el lector esa diversidad formal y temática que son el signo distintivo de toda su obra. Así aparecen desde textos de acendrado lirismo y cuidada forma, hasta poemas donde lo coloquial o exterior nos revelan ese espacio de lo común, mal llamado vulgar, que tanto le atrajo y del que se valió más de una vez para recordarnos de donde veníamos y el destino final de todas las cosas. La parábola, la ironía, y la sátira mordaz contra burócratas, mediocres y falsos ídolos, sustentan estos poemas.</p><p>Leer El pensador silvestre es una aventura del espíritu; es constatar que la palabra poética no necesita un espacio privilegiado para atrapar esa sombra de la memoria que es la poesía. Feijóo nos dice, con [[Santa Teresa]], que Dios también está en los pucheros.</p><p>==Samuel Feijóo y El pensador silvestre== </p><p> </p><p>De tanto escribir sobre leyendas, mitos y proverbios de los campos cubanos, la vida de Samuel  Feijóo se nos antoja, también, un poco de todo ello. Su obra, fecunda, variada y exhaustiva, nos revela a un hombre laborioso, de talento ramificado y, en ocasiones, silvestre.</p><p>Nacido en [[San Juan de los Yeras]], en [[1914]], este autor es un caso de vocación temprana por las letras y por la publicación. Como siempre sucede, escribir es un ejercicio que cada vez se hace mejor cuando existe la constancia y el talento —ambos presentes en Feijóo.</p><p>Fue poeta, narrador, ensayista, editor, dibujante, pintor… maestro, en una palabra. Investigó, compiló, prologó varias antologías líricas, conoció y trabajó el folclor, lo llevó a lugar de preeminencia. En cualquiera de las facetas citadas dejó profundas huellas y quien se adentra después en ese campo, agradece y profundiza. Tuvo una voz y un pulso propios, como quien se nutre de la raíz misma de las cosas.</p><p>El pensador silvestre puede considerarse una muestra del quehacer poético de los últimos años del multifacético autor, quien muriera en 1992. La Editorial Letras Cubanas publicó en [[2007]] esta recopilación de versos suyos, correspondientes a los años 1978 y 1979, o sea, a los tiempos en que Feijóo rondaba los 65 años, y su imaginación y sabiduría irradiaban un intenso esplendor.</p><p>La selección de los poemas y el prólogo del libro estuvieron a cargo de Virgilio López Lemus, sapiente crítico e investigador, quien nos ha acostumbrado a este tipo de entregas. El prólogo es breve, pero de una utilidad extraordinaria para quien emprenda algún día la necesaria tarea de editar las obras completas de Samuel Feijóo.</p><p>Confieso que, personalmente, estaba más vinculado al trabajo investigativo de Feijóo que a su poesía. Quizá por ello el libro me resulte tan novedoso, fresco y alumbrador. Otros calificativos pueden sumarse además a esta obra, portadora de la filosofía feijóseana, de gracia y estilo en el decir y el hacer.</p><p>“Samuel Feijóo —apunta López Lemus— sigue siendo, aún, uno de los poetas menos comprendidos, menos analizados, y hasta se halla entre los más subestimados de nuestra tradición poética nacional. Sin embargo, su obra se alza como un valor propio del idioma español, con algunos de los momentos poéticos más intensos de la poesía de nuestra lengua...”1 </p><p>El libro incluye varios conjuntos de poemas que Feijóo solía trabajar como lo haría un artista de la plástica (algo que también él fue), y que, por tanto, muestran inequívoca unidad. Los que aquí se reúnen no habían sido nunca editados como libros (aunque sí vieron la luz en la revista Signos), lo cual no es poco mérito, pues el autor era dado a no dejar nada para mañana, al punto que de la enumeración de los títulos de sus libros, folletos, cuadernos y demás publicaciones, pueden llenarse varias páginas. Menuda tarea espera a quien pretenda reunir su obra, o hacer una selección de parte de ella, por cuanto mucho habrá de hurgar en publicaciones para encontrar al Feijóo ingenioso de cada día. </p><p>López Lemus integra en esta obra siete conjuntos de poemas o cuadernos: [[El pan del bobo]], [[El pensador silvestre]], [[La macana en flor]], [[Rayo en yegua]], [[Sonetinos, Epigramas y letrillas]], y [[Haikus libres]]. Cada uno puede leerse independientemente,  aunque recomendamos al lector el comienzo por la primera página, con la seguridad de que el disfrute será mayor y también mejor la percepción de la filosofía y personalidad de Samuel Feijóo.</p><p>Me complace en particular el poema titulado “Valores fieles”, que guarda mucho de autobiografía, como distinguirá el lector conocedor de la vida sencilla y generosa de este hombre:</p><p>Mi Bolsa de Valores</p><p>siempre anda bien:</p><p>ahí tengo la mente</p><p>llena de pájaros;</p><p>ahí tengo el monte</p><p>lleno de arroyos;</p><p>ahí tengo los mares,</p><p>islas, distancias;</p><p>ahí tengo las noches</p><p>de estrellas misteriosas.</p><p>¿Cómo puede quebrar? 2</p><p>Al cabo de seis décadas de vida, Feijóo era ya un maestro en el arte de engarzar versos y pensamientos, en  engranar lo lírico con lo filosófico, en sacudir el árbol del humor y esparcir sus frutos por el conglomerado de su huerta poética.</p><p>Leer El pensador silvestre, con  ilustración de cubierta del propio Samuel Feijóo, es una manera de adentrarnos en una lírica, cuya música se enraíza en la cubanidad y entronca con lo más auténtico y popular. </p><p>==Fuente==</p><p> </p><p>www.cubaliteraria.com</p><p>www.juventudrebelde.cu</p><p> </p><p>[[Category: Literatura]]</p><p><br></p>
{{Ficha Libro
 
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==El pensador silvestre==
 
El pensador silvestre, libro de poemas de [[Samuel Feijóo]], cuya selección y prólogo están a cargo del poeta, ensayista e investigador [[Virgilio López Lemus]], es un volumen compuesto por siete cuadernos que, entre [[1978]] y [[1979. Algunos de estos poemas se encuentran en otros libros de Feijóo, pero como conjunto, nos indica el autor del prólogo, no habían sido editados en forma de libro. Agradecemos a la [[Editorial Letras Cubanas]] esta magnífica entrega que nos permite acercarnos a uno de los poetas más originales de nuestro país. El aparente caos temático y formal, las calidades diversas de estos textos, los variados matices espirituales que llenan sus páginas, dan testimonio del modo de hacer que caracterizó a este incansable peregrino del paisaje y la palabra, para quien ningún elemento de la naturaleza y del hombre resultaba intrascendente.
 
[[Cintio Vitier]], profundo conocedor de la obra de Samuel Feijóo, recuerda que el tema dominante en la poesía inicial de este autor es «la relación entre el yo y el paisaje»; ese vínculo evolucionará, hasta convertirse en «identificación» entre el poeta y la naturaleza. Si antes ve el paisaje, ahora los arroyos corren dentro de su pecho y, desde él, salen a mojar la hierba. Es innegable que esta relación y vínculo con el paisaje son imprescindibles para entender la primera etapa de su poesía y su evolución posterior hacia una poética donde el yo se confunde en la búsqueda de una trascendencia espiritual en que el ser es el depositario de todas las esencias.
 
Ninguna de estas preocupaciones está ausente en los libros que integran El pensador silvestre. Aquí anda la naturaleza, vista desde del ojo entrañable del campesino, asumida como una expresión de la voluntad divina, espacio para escondernos de la soledad, escenario para que canten los pájaros, corran las aguas originales, nos anuncien las hojas el rumbo definitivo del viento, trote cantando su décima picaresca o nostálgica el guajiro y pase, como un soplo helado, el carro de la muerte.
 
Precisamente la soledad y la muerte tienen una presencia casi permanente a lo largo de estos siete cuadernos. El polvo como destino final, germinativo, está disperso en estos versos. Hay una relación muy especial con la hierba, ese silvestre retoño, anuncio de la primavera, eslabón en la cadena alimenticia de las bestias, sitio para el descanso, está llenando muchos poemas suyos, como si el poeta quisiera recordarnos que Dios está en lo simple, en lo originario.
 
Hay un recurso en toda la obra de Feijóo que no está ausente en esta nueva entrega, me refiero a su manera reiterada de abordar un tema hasta considerar que ya no queda nada por decir. A veces la repetición del mismo asunto se expresa formalmente con recursos estilísticos distintos, otras lo que interesa al autor es darnos los diversos ángulos del tema y así nos ofrece una visión lírica, un acercamiento ingenuo o tierno, para luego demostrarnos, con mordacidad o sarcasmo, otras aristas.
 
En este libro, el autor de Faz demuestra, una vez más, su versatilidad. Aquí encontrará el lector esa diversidad formal y temática que son el signo distintivo de toda su obra. Así aparecen desde textos de acendrado lirismo y cuidada forma, hasta poemas donde lo coloquial o exterior nos revelan ese espacio de lo común, mal llamado vulgar, que tanto le atrajo y del que se valió más de una vez para recordarnos de donde veníamos y el destino final de todas las cosas. La parábola, la ironía, y la sátira mordaz contra burócratas, mediocres y falsos ídolos, sustentan estos poemas.
 
Leer El pensador silvestre es una aventura del espíritu; es constatar que la palabra poética no necesita un espacio privilegiado para atrapar esa sombra de la memoria que es la poesía. Feijóo nos dice, con [[Santa Teresa]], que Dios también está en los pucheros.
 
==Samuel Feijóo y El pensador silvestre==  
 
 
De tanto escribir sobre leyendas, mitos y proverbios de los campos cubanos, la vida de Samuel  Feijóo se nos antoja, también, un poco de todo ello. Su obra, fecunda, variada y exhaustiva, nos revela a un hombre laborioso, de talento ramificado y, en ocasiones, silvestre.
 
Nacido en [[San Juan de los Yeras]], en [[1914]], este autor es un caso de vocación temprana por las letras y por la publicación. Como siempre sucede, escribir es un ejercicio que cada vez se hace mejor cuando existe la constancia y el talento —ambos presentes en Feijóo.
 
Fue poeta, narrador, ensayista, editor, dibujante, pintor… maestro, en una palabra. Investigó, compiló, prologó varias antologías líricas, conoció y trabajó el folclor, lo llevó a lugar de preeminencia. En cualquiera de las facetas citadas dejó profundas huellas y quien se adentra después en ese campo, agradece y profundiza. Tuvo una voz y un pulso propios, como quien se nutre de la raíz misma de las cosas.
 
El pensador silvestre puede considerarse una muestra del quehacer poético de los últimos años del multifacético autor, quien muriera en 1992. La Editorial Letras Cubanas publicó en [[2007]] esta recopilación de versos suyos, correspondientes a los años 1978 y 1979, o sea, a los tiempos en que Feijóo rondaba los 65 años, y su imaginación y sabiduría irradiaban un intenso esplendor.
 
La selección de los poemas y el prólogo del libro estuvieron a cargo de Virgilio López Lemus, sapiente crítico e investigador, quien nos ha acostumbrado a este tipo de entregas. El prólogo es breve, pero de una utilidad extraordinaria para quien emprenda algún día la necesaria tarea de editar las obras completas de Samuel Feijóo.
 
Confieso que, personalmente, estaba más vinculado al trabajo investigativo de Feijóo que a su poesía. Quizá por ello el libro me resulte tan novedoso, fresco y alumbrador. Otros calificativos pueden sumarse además a esta obra, portadora de la filosofía feijóseana, de gracia y estilo en el decir y el hacer.
 
“Samuel Feijóo —apunta López Lemus— sigue siendo, aún, uno de los poetas menos comprendidos, menos analizados, y hasta se halla entre los más subestimados de nuestra tradición poética nacional. Sin embargo, su obra se alza como un valor propio del idioma español, con algunos de los momentos poéticos más intensos de la poesía de nuestra lengua...”1  
 
El libro incluye varios conjuntos de poemas que Feijóo solía trabajar como lo haría un artista de la plástica (algo que también él fue), y que, por tanto, muestran inequívoca unidad. Los que aquí se reúnen no habían sido nunca editados como libros (aunque sí vieron la luz en la revista Signos), lo cual no es poco mérito, pues el autor era dado a no dejar nada para mañana, al punto que de la enumeración de los títulos de sus libros, folletos, cuadernos y demás publicaciones, pueden llenarse varias páginas. Menuda tarea espera a quien pretenda reunir su obra, o hacer una selección de parte de ella, por cuanto mucho habrá de hurgar en publicaciones para encontrar al Feijóo ingenioso de cada día.  
 
López Lemus integra en esta obra siete conjuntos de poemas o cuadernos: [[El pan del bobo]], [[El pensador silvestre]], [[La macana en flor]], [[Rayo en yegua]], [[Sonetinos, Epigramas y letrillas]], y [[Haikus libres]]. Cada uno puede leerse independientemente,  aunque recomendamos al lector el comienzo por la primera página, con la seguridad de que el disfrute será mayor y también mejor la percepción de la filosofía y personalidad de Samuel Feijóo.
 
Me complace en particular el poema titulado “Valores fieles”, que guarda mucho de autobiografía, como distinguirá el lector conocedor de la vida sencilla y generosa de este hombre:
 
Mi Bolsa de Valores
 
siempre anda bien:
 
ahí tengo la mente
 
llena de pájaros;
 
ahí tengo el monte
 
lleno de arroyos;
 
ahí tengo los mares,
 
islas, distancias;
 
ahí tengo las noches
 
de estrellas misteriosas.
 
¿Cómo puede quebrar? 2
 
Al cabo de seis décadas de vida, Feijóo era ya un maestro en el arte de engarzar versos y pensamientos, en  engranar lo lírico con lo filosófico, en sacudir el árbol del humor y esparcir sus frutos por el conglomerado de su huerta poética.
 
Leer El pensador silvestre, con  ilustración de cubierta del propio Samuel Feijóo, es una manera de adentrarnos en una lírica, cuya música se enraíza en la cubanidad y entronca con lo más auténtico y popular.  
 
==Fuente==
 
 
www.cubaliteraria.com
 
www.juventudrebelde.cu
 
 
[[Category: Literatura]]
 

Revisión del 12:24 27 oct 2011

{{Ficha Libro

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|autor(es)=Samuel Feijóo

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==El pensador silvestre==

El pensador silvestre, libro de poemas de Samuel Feijóo, cuya selección y prólogo están a cargo del poeta, ensayista e investigador Virgilio López Lemus, es un volumen compuesto por siete cuadernos que, entre 1978 y [[1979. Algunos de estos poemas se encuentran en otros libros de Feijóo, pero como conjunto, nos indica el autor del prólogo, no habían sido editados en forma de libro. Agradecemos a la Editorial Letras Cubanas esta magnífica entrega que nos permite acercarnos a uno de los poetas más originales de nuestro país. El aparente caos temático y formal, las calidades diversas de estos textos, los variados matices espirituales que llenan sus páginas, dan testimonio del modo de hacer que caracterizó a este incansable peregrino del paisaje y la palabra, para quien ningún elemento de la naturaleza y del hombre resultaba intrascendente.

Cintio Vitier, profundo conocedor de la obra de Samuel Feijóo, recuerda que el tema dominante en la poesía inicial de este autor es «la relación entre el yo y el paisaje»; ese vínculo evolucionará, hasta convertirse en «identificación» entre el poeta y la naturaleza. Si antes ve el paisaje, ahora los arroyos corren dentro de su pecho y, desde él, salen a mojar la hierba. Es innegable que esta relación y vínculo con el paisaje son imprescindibles para entender la primera etapa de su poesía y su evolución posterior hacia una poética donde el yo se confunde en la búsqueda de una trascendencia espiritual en que el ser es el depositario de todas las esencias.

Ninguna de estas preocupaciones está ausente en los libros que integran El pensador silvestre. Aquí anda la naturaleza, vista desde del ojo entrañable del campesino, asumida como una expresión de la voluntad divina, espacio para escondernos de la soledad, escenario para que canten los pájaros, corran las aguas originales, nos anuncien las hojas el rumbo definitivo del viento, trote cantando su décima picaresca o nostálgica el guajiro y pase, como un soplo helado, el carro de la muerte.

Precisamente la soledad y la muerte tienen una presencia casi permanente a lo largo de estos siete cuadernos. El polvo como destino final, germinativo, está disperso en estos versos. Hay una relación muy especial con la hierba, ese silvestre retoño, anuncio de la primavera, eslabón en la cadena alimenticia de las bestias, sitio para el descanso, está llenando muchos poemas suyos, como si el poeta quisiera recordarnos que Dios está en lo simple, en lo originario.

Hay un recurso en toda la obra de Feijóo que no está ausente en esta nueva entrega, me refiero a su manera reiterada de abordar un tema hasta considerar que ya no queda nada por decir. A veces la repetición del mismo asunto se expresa formalmente con recursos estilísticos distintos, otras lo que interesa al autor es darnos los diversos ángulos del tema y así nos ofrece una visión lírica, un acercamiento ingenuo o tierno, para luego demostrarnos, con mordacidad o sarcasmo, otras aristas.

En este libro, el autor de Faz demuestra, una vez más, su versatilidad. Aquí encontrará el lector esa diversidad formal y temática que son el signo distintivo de toda su obra. Así aparecen desde textos de acendrado lirismo y cuidada forma, hasta poemas donde lo coloquial o exterior nos revelan ese espacio de lo común, mal llamado vulgar, que tanto le atrajo y del que se valió más de una vez para recordarnos de donde veníamos y el destino final de todas las cosas. La parábola, la ironía, y la sátira mordaz contra burócratas, mediocres y falsos ídolos, sustentan estos poemas.

Leer El pensador silvestre es una aventura del espíritu; es constatar que la palabra poética no necesita un espacio privilegiado para atrapar esa sombra de la memoria que es la poesía. Feijóo nos dice, con Santa Teresa, que Dios también está en los pucheros.

==Samuel Feijóo y El pensador silvestre==

De tanto escribir sobre leyendas, mitos y proverbios de los campos cubanos, la vida de Samuel Feijóo se nos antoja, también, un poco de todo ello. Su obra, fecunda, variada y exhaustiva, nos revela a un hombre laborioso, de talento ramificado y, en ocasiones, silvestre.

Nacido en San Juan de los Yeras, en 1914, este autor es un caso de vocación temprana por las letras y por la publicación. Como siempre sucede, escribir es un ejercicio que cada vez se hace mejor cuando existe la constancia y el talento —ambos presentes en Feijóo.

Fue poeta, narrador, ensayista, editor, dibujante, pintor… maestro, en una palabra. Investigó, compiló, prologó varias antologías líricas, conoció y trabajó el folclor, lo llevó a lugar de preeminencia. En cualquiera de las facetas citadas dejó profundas huellas y quien se adentra después en ese campo, agradece y profundiza. Tuvo una voz y un pulso propios, como quien se nutre de la raíz misma de las cosas.

El pensador silvestre puede considerarse una muestra del quehacer poético de los últimos años del multifacético autor, quien muriera en 1992. La Editorial Letras Cubanas publicó en 2007 esta recopilación de versos suyos, correspondientes a los años 1978 y 1979, o sea, a los tiempos en que Feijóo rondaba los 65 años, y su imaginación y sabiduría irradiaban un intenso esplendor.

La selección de los poemas y el prólogo del libro estuvieron a cargo de Virgilio López Lemus, sapiente crítico e investigador, quien nos ha acostumbrado a este tipo de entregas. El prólogo es breve, pero de una utilidad extraordinaria para quien emprenda algún día la necesaria tarea de editar las obras completas de Samuel Feijóo.

Confieso que, personalmente, estaba más vinculado al trabajo investigativo de Feijóo que a su poesía. Quizá por ello el libro me resulte tan novedoso, fresco y alumbrador. Otros calificativos pueden sumarse además a esta obra, portadora de la filosofía feijóseana, de gracia y estilo en el decir y el hacer.

“Samuel Feijóo —apunta López Lemus— sigue siendo, aún, uno de los poetas menos comprendidos, menos analizados, y hasta se halla entre los más subestimados de nuestra tradición poética nacional. Sin embargo, su obra se alza como un valor propio del idioma español, con algunos de los momentos poéticos más intensos de la poesía de nuestra lengua...”1

El libro incluye varios conjuntos de poemas que Feijóo solía trabajar como lo haría un artista de la plástica (algo que también él fue), y que, por tanto, muestran inequívoca unidad. Los que aquí se reúnen no habían sido nunca editados como libros (aunque sí vieron la luz en la revista Signos), lo cual no es poco mérito, pues el autor era dado a no dejar nada para mañana, al punto que de la enumeración de los títulos de sus libros, folletos, cuadernos y demás publicaciones, pueden llenarse varias páginas. Menuda tarea espera a quien pretenda reunir su obra, o hacer una selección de parte de ella, por cuanto mucho habrá de hurgar en publicaciones para encontrar al Feijóo ingenioso de cada día.

López Lemus integra en esta obra siete conjuntos de poemas o cuadernos: El pan del bobo, El pensador silvestre, La macana en flor, Rayo en yegua, Sonetinos, Epigramas y letrillas, y Haikus libres. Cada uno puede leerse independientemente, aunque recomendamos al lector el comienzo por la primera página, con la seguridad de que el disfrute será mayor y también mejor la percepción de la filosofía y personalidad de Samuel Feijóo.

Me complace en particular el poema titulado “Valores fieles”, que guarda mucho de autobiografía, como distinguirá el lector conocedor de la vida sencilla y generosa de este hombre:

Mi Bolsa de Valores

siempre anda bien:

ahí tengo la mente

llena de pájaros;

ahí tengo el monte

lleno de arroyos;

ahí tengo los mares,

islas, distancias;

ahí tengo las noches

de estrellas misteriosas.

¿Cómo puede quebrar? 2

Al cabo de seis décadas de vida, Feijóo era ya un maestro en el arte de engarzar versos y pensamientos, en engranar lo lírico con lo filosófico, en sacudir el árbol del humor y esparcir sus frutos por el conglomerado de su huerta poética.

Leer El pensador silvestre, con ilustración de cubierta del propio Samuel Feijóo, es una manera de adentrarnos en una lírica, cuya música se enraíza en la cubanidad y entronca con lo más auténtico y popular.

==Fuente==

www.cubaliteraria.com

www.juventudrebelde.cu