Diferencia entre revisiones de «Emilio Bacardí»

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Cuando se habla del fundador del la industria del Ron Bacardí se corre el riesgo de adular un poquito. Un hombre y una industria que han hecho tanto por la cultura cubana sólo merecen elogios. Como tal riesgo existe, y tratando de ser lo más honesto posible {{Personaje_artístico|nombre=Emilio Bacardí Moreau|seudonimo=|imagen=Emilio2.jpg|descripcion=|fecha_de_nacimiento=5 de junio de 1844|lugar_de_nacimiento=Cuba|fecha_de_fallecimiento=28 de agosto de 1922|lugar_de_fallecimiento=Cuba|area=Historiador y escritor|obras_destacadas=}}  
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Cuando se habla del fundador del la industria del Ron Bacardí se corre el riesgo de adular un poquito. Un hombre y una industria que han hecho tanto por la cultura cubana sólo merecen elogios. Como tal riesgo existe, y tratando de ser lo más honesto posible {{Personaje_artístico|nombre=Emilio Bacardí Moreau|seudonimo=|imagen=Emilio1.jpg|descripcion=|fecha_de_nacimiento=5 de junio de 1844|lugar_de_nacimiento=Cuba|fecha_de_fallecimiento=28 de agosto de 1922|lugar_de_fallecimiento=Cuba|area=Historiador y escritor|obras_destacadas=}}  
  
 
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En las calles Aguilera y Pío Rosado de Santiago de Cuba se levanta uno de los edificios que con más amor contemplan y con mayor orgullo mencionan los santiagueros: el ya centenario Museo Bacardí. La institución, monumento nacional, es cita frecuente como punto de referencia para indicar al viajero extraviado la dirección que busca.<br>El fundador de ese museo, Emilio Bacardí Moreau, fue un patriota integro, historiador, novelista, dramaturgo y ante todo, un divulgador de la cultura.<br>Aunque a temprana edad los padres lo enviaron a España, el joven Bacardí era un cubano de fervoroso espíritu revolucionario. Al punto de que en diciembre de 1868, todavía en los albores de la contienda de los Diez Años, estuvo involucrado en un fracasado intento de deponer al gobernador del Departamento Oriental para instaurar en su lugar una junta democrática de gobierno.<br>Conoció la dureza del presidio en Chafarinas, en el Mar Mediterráneo. Durante el proceso revolucionario del 95 de nuevo soportó los sinsabores de la cárcel, esta vez en Ceuta, como castigo impuesto por sus nexos con las fuerzas independentistas.<br>Justo prestigio gozó entre sus conciudadanos. De ahí que al cese de la dominación española fuera nombrado alcalde de Santiago de Cuba. En el desempeño de tales funciones creó e inauguró, el 12 de febrero de 1899, el Museo que hoy lleva su nombre y que tuvo por sede inicial los números 25 y 27 de la calle Santo Tomás (Félix Pena). Daba con ello un paso importantísimo en la preservación del legado histórico de los luchadores por Cuba Libre.
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En las calles [[Aguilera|Aguilera]] y Pío Rosado de [[Santiago de Cuba|Santiago de Cuba]] se levanta uno de los edificios que con más amor contemplan y con mayor orgullo mencionan los santiagueros:  
  
Un nombre justamente insertado en la historia<br>En 1902 ocupó de nuevo la alcaldía, ahora por votación popular, prosiguiendo su obra en favor de la cultura con la apertura de una biblioteca —anexa al museo— y de la Academia Municipal d Bellas Artes. Bacardí no medró, como tantos hicieron, en su relevante cargo. Tampoco cejó en su empeño de defender la soberanía: como senador de la República trató en vano de evitar la intervención norteamericana de 1906.<br>De espíritu liberal y progresista, este también se manifestó en la concesión de empleos en el Ayuntamiento a las mujeres, sobre todo a aquellas cuyos familiares murieron en la contienda por la independencia.<br>Como teatrista fue “autor de un drama realista, que no carece de escenas emotivas, algunas bien logradas, Al abismo, si bien Bacardí sólo se asomó una vez al teatro y no pretendió sentar plaza como dramaturgo.” (1)<br>En su arista de novelista “reconstruyó con brochazos firmes la gesta libertadora de los Diez Años en Vía Crucis (Barcelona, 1914), que ofrece un fiel trasunto de las costumbres de la época en la provincia de Santiago de Cuba, y se adentró en el campo de la novela histórica con Doña Guiomar (Barcelona, 1916), que se desarrolla en el primera mitad del siglo XVI.” (2)<br> Sin embargo, es como historiador que alcanza trascendencia. Sus diez tomos de Crónicas de Santiago de Cuba integran una recopilación insustituible de documentos e informaciones desde la fundación de la villa por Diego Velázquez en 1515.<br>Valioso igualmente es su libro Florencio Villanova y Pío Rosado (1920), por el tema biográfico. Postmortem se publicaron La condesa de Merlin (1924) y Cuentos de todas las noches (narraciones para niños, 1950).<br>  
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[[Image:Museo1.jpeg|left|Museo Bacardi]]&nbsp;el ya centenario [[Museo Bacardí|Museo Bacardí]]. La institución, monumento nacional, es cita frecuente como punto de referencia para indicar al viajero extraviado la dirección que busca.<br>El fundador de ese museo, Emilio Bacardí Moreau, fue un patriota integro, historiador, novelista, dramaturgo y ante todo, un divulgador de la cultura.<br>Aunque a temprana edad los padres lo enviaron a [[España|España]], el joven Bacardí era un cubano de fervoroso espíritu revolucionario. Al punto de que en diciembre de [[1868|1868]], todavía en los albores de la contienda de los Diez Años, estuvo involucrado en un fracasado intento de deponer al gobernador del Departamento Oriental para instaurar en su lugar una junta democrática de gobierno.<br>Conoció la dureza del presidio en Chafarinas, en el [[Mar Mediterráneo|Mar Mediterráneo]]. Durante el proceso revolucionario del 95 de nuevo soportó los sinsabores de la cárcel, esta vez en Ceuta, como castigo impuesto por sus nexos con las fuerzas independentistas.<br>Justo prestigio gozó entre sus conciudadanos. De ahí que al cese de la dominación española fuera nombrado alcalde de Santiago de Cuba. En el desempeño de tales funciones creó e inauguró, el [[12 de febrero de 1899|12 de febrero de 1899]], el Museo que hoy lleva su nombre y que tuvo por sede inicial los números 25 y 27 de la calle [[Santo Tomás|Santo Tomás ]]([[Félix Pena|Félix Pena]]). Daba con ello un paso importantísimo en la preservación del legado histórico de los luchadores por [[Cuba|Cuba]] Libre.
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Un nombre justamente insertado en la historia<br>En [[1902|1902]] ocupó de nuevo la alcaldía, ahora por votación popular, prosiguiendo su obra en favor de la cultura con la apertura de una biblioteca —anexa al museo— y de la [[Academia Municipal d Bellas Artes|Academia Municipal d Bellas Artes]]. Bacardí no medró, como tantos hicieron, en su relevante cargo. Tampoco cejó en su empeño de defender la soberanía: como senador de la República trató en vano de evitar la intervención norteamericana de 1906.<br>De espíritu liberal y progresista, este también se manifestó en la concesión de empleos en el Ayuntamiento a las mujeres, sobre todo a aquellas cuyos familiares murieron en la contienda por la independencia.<br>Como teatrista fue “autor de un drama realista, que no carece de escenas emotivas, algunas bien logradas, Al abismo, si bien Bacardí sólo se asomó una vez al teatro y no pretendió sentar plaza como dramaturgo.” (1)<br>En su arista de novelista “reconstruyó con brochazos firmes la gesta libertadora de [[Los Diez Años en Vía Crucis|''los Diez Años en Vía Crucis'']] ([[Barcelona|Barcelona,]] [[1914|1914]]), que ofrece un fiel trasunto de las costumbres de la época en la provincia de [[Santiago de Cuba|Santiago de Cuba,]] y se adentró en el campo de la novela histórica con [[Doña Guiomar|''Doña Guiomar'']](Barcelona, [[1916|1916]]), que se desarrolla en el primera mitad del siglo XVI.” (2)<br> Sin embargo, es como historiador que alcanza trascendencia. Sus diez tomos de [[Crónicas de Santiago de Cuba|''Crónicas de Santiago de Cuba'']] integran una recopilación insustituible de documentos e informaciones desde la fundación de la villa por [[Diego Velázquez|Diego Velázquez]] en [[1515|1515]].<br>Valioso igualmente es su libro [[Florencio Villanova|''Florencio Villanova'']] y [[Pío Rosado|''Pío Rosado'']] ([[1920|1920]]), por el tema biográfico. Postmortem se publicaron La condesa de [[Merlin|Merlin]] ([[1924|1924]]) y Cuentos de todas las noches (narraciones para niños, [[1950|1950]]).<br>
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La obra de promoción cultural iniciada por Emilio Bacardí la prosiguió su viuda [[Elvira Cape|Elvira Cape]], cuyo nombre lleva la biblioteca municipal. Fue ella quien hizo entrega oficial al Ayuntamiento de la ciudad del majestuoso edificio del Museo Emilio Bacardí, reinaugurado en su sede actual el [[20 de mayo de 1928|20 de mayo de 1928]].<br>No sólo gracias al museo que fundara es digna de recordación la obra de este santiaguero. Su quehacer patriótico, literario y de proyección social le merece la inserción en cualquier galería de cubanos ilustres.<br>  
  
 
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Tomado de Personalidades Cubanas. Siglo XX, por Leonardo Depestre Catony y Luis Úbeda Garrido, Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 2002. <br>  
 
Tomado de Personalidades Cubanas. Siglo XX, por Leonardo Depestre Catony y Luis Úbeda Garrido, Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 2002. <br>  
  
<br>La obra de promoción cultural iniciada por Emilio Bacardí la prosiguió su viuda Elvira Cape, cuyo nombre lleva la biblioteca municipal. Fue ella quien hizo entrega oficial al Ayuntamiento de la ciudad del majestuoso edificio del Museo Emilio Bacardí, reinaugurado en su sede actual el 20 de mayo de 1928.<br>No sólo gracias al museo que fundara es digna de recordación la obra de este santiaguero. Su quehacer patriótico, literario y de proyección social le merece la inserción en cualquier galería de cubanos ilustres.<br><br>
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Revisión del 08:01 29 sep 2009

Cuando se habla del fundador del la industria del Ron Bacardí se corre el riesgo de adular un poquito. Un hombre y una industria que han hecho tanto por la cultura cubana sólo merecen elogios. Como tal riesgo existe, y tratando de ser lo más honesto posible Plantilla:Personaje artístico

Emilio Bacardí

En las calles Aguilera y Pío Rosado de Santiago de Cuba se levanta uno de los edificios que con más amor contemplan y con mayor orgullo mencionan los santiagueros:

 el ya centenario Museo Bacardí. La institución, monumento nacional, es cita frecuente como punto de referencia para indicar al viajero extraviado la dirección que busca.
El fundador de ese museo, Emilio Bacardí Moreau, fue un patriota integro, historiador, novelista, dramaturgo y ante todo, un divulgador de la cultura.
Aunque a temprana edad los padres lo enviaron a España, el joven Bacardí era un cubano de fervoroso espíritu revolucionario. Al punto de que en diciembre de 1868, todavía en los albores de la contienda de los Diez Años, estuvo involucrado en un fracasado intento de deponer al gobernador del Departamento Oriental para instaurar en su lugar una junta democrática de gobierno.
Conoció la dureza del presidio en Chafarinas, en el Mar Mediterráneo. Durante el proceso revolucionario del 95 de nuevo soportó los sinsabores de la cárcel, esta vez en Ceuta, como castigo impuesto por sus nexos con las fuerzas independentistas.
Justo prestigio gozó entre sus conciudadanos. De ahí que al cese de la dominación española fuera nombrado alcalde de Santiago de Cuba. En el desempeño de tales funciones creó e inauguró, el 12 de febrero de 1899, el Museo que hoy lleva su nombre y que tuvo por sede inicial los números 25 y 27 de la calle Santo Tomás (Félix Pena). Daba con ello un paso importantísimo en la preservación del legado histórico de los luchadores por Cuba Libre.

Un nombre justamente insertado en la historia
En 1902 ocupó de nuevo la alcaldía, ahora por votación popular, prosiguiendo su obra en favor de la cultura con la apertura de una biblioteca —anexa al museo— y de la Academia Municipal d Bellas Artes. Bacardí no medró, como tantos hicieron, en su relevante cargo. Tampoco cejó en su empeño de defender la soberanía: como senador de la República trató en vano de evitar la intervención norteamericana de 1906.
De espíritu liberal y progresista, este también se manifestó en la concesión de empleos en el Ayuntamiento a las mujeres, sobre todo a aquellas cuyos familiares murieron en la contienda por la independencia.
Como teatrista fue “autor de un drama realista, que no carece de escenas emotivas, algunas bien logradas, Al abismo, si bien Bacardí sólo se asomó una vez al teatro y no pretendió sentar plaza como dramaturgo.” (1)
En su arista de novelista “reconstruyó con brochazos firmes la gesta libertadora de los Diez Años en Vía Crucis (Barcelona, 1914), que ofrece un fiel trasunto de las costumbres de la época en la provincia de Santiago de Cuba, y se adentró en el campo de la novela histórica con Doña Guiomar(Barcelona, 1916), que se desarrolla en el primera mitad del siglo XVI.” (2)
Sin embargo, es como historiador que alcanza trascendencia. Sus diez tomos de Crónicas de Santiago de Cuba integran una recopilación insustituible de documentos e informaciones desde la fundación de la villa por Diego Velázquez en 1515.
Valioso igualmente es su libro Florencio Villanova y Pío Rosado (1920), por el tema biográfico. Postmortem se publicaron La condesa de Merlin (1924) y Cuentos de todas las noches (narraciones para niños, 1950).

La obra de promoción cultural iniciada por Emilio Bacardí la prosiguió su viuda Elvira Cape, cuyo nombre lleva la biblioteca municipal. Fue ella quien hizo entrega oficial al Ayuntamiento de la ciudad del majestuoso edificio del Museo Emilio Bacardí, reinaugurado en su sede actual el 20 de mayo de 1928.
No sólo gracias al museo que fundara es digna de recordación la obra de este santiaguero. Su quehacer patriótico, literario y de proyección social le merece la inserción en cualquier galería de cubanos ilustres.


Notas
(1) Max Henríquez Ureña en Panorama Histórico de la Literatura Cubana, tomo II, Edición Revolucionaria, 1967, p. 347.
(2) Fuente anterior, p. 336.

Tomado de Personalidades Cubanas. Siglo XX, por Leonardo Depestre Catony y Luis Úbeda Garrido, Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 2002.