Enfermedad por reflujo gastroesofágico

Enfermedad por reflujo gastroesofágico
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Región de origen:Esofógo
Región más común:Estómago

Enfermedad por reflujo gastroesofágico. Se produce cuando el reflujo gastroesofágico (RGE) ocasiona síntomas molestos, que deterioran la calidad de vida de los pacientes, o complicaciones. El RGE se define como el tránsito de contenido del estómago al esófago. Es una afección en los contenidos estomacales (alimento o líquido) se devuelven desde el estómago hacia el esófago, el conducto que va desde la boca hasta el estómago. Esta acción puede irritar el esófago, causando acidez y otros síntomas.

Definición

La enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE) se caracteriza por ser muy prevalente, tener una expresión clínica muy heterogénea y ser crónica, así como por su impacto negativo sobre la calidad de vida. Se incluyen en la definición de ERGE pacientes sintomáticos y/o con lesiones esofágicas o con riesgo de desarrollar complicaciones debidas al reflujo gastroesofágico.

Las manifestaciones clínicas de la ERGE son muy diversas, tanto por las características del cuadro clínico (síntomas, lesiones, complicaciones), como por la forma de presentación (típica, atípica). Cursa con síntomas en la mayoría de pacientes, pero no en todos; es decir, existe una forma asintomática en la que hay lesiones esofágicas e incluso puede aparecer con una complicación, cuyo paradigma es el esófago de Barrett. Se estima que en menos de la mitad de los pacientes con ERGE la mucosa esofágica muestra cambios inflamatorios (esofagitis) visibles con la endoscopía, en un amplio espectro que se extiende desde lesiones de esofagitis leves hasta ulceración, estenosis y metaplasia (esófago de Barrett).

Criterios diagnósticos

La ERGE se sospecha ante un síndrome clínico compatible. Pirosis y regurgitación son los síntomas capitales, aunque inespecíficos. Disfagia y odinofagia son síntomas de alarma que sugieren estenosis péptica o esofagitis grave, al tiempo que obligan a descartar lesiones malignas del esófago. La sospecha diagnóstica es más difícil cuando se manifiesta de manera atípica. El diagnóstico de ERGE es formal cuando existen datos objetivos de la enfermedad; son la esofagitis (en ausencia de otras causas de ésta) y/o la evidencia de reflujo gastroesofágico patológico, lo que convierte a la endoscopia y a la pH-metría esofágica en las mejores pruebas diagnósticas cuando resultan positivas; en cambio, su negatividad no excluye el diagnóstico de ERGE. También es aceptable el diagnóstico de ERGE ante un síndrome clínico típico (pirosis, regurgitación) que remite con el tratamiento antisecretor.

Existen múltiples clasificaciones de la ERGE basadas en criterios endoscópicos, como la de Los Angeles, la más aplicada hoy día. En síntesis, estratifican la gravedad de la ERGE en función de que no exista esofagitis (ERGE no erosiva), la esofagitis sea leve (erosiones en la porción distal poco extensas), moderada (erosiones más extensas en sentido circunferencial y/o longitudinal) y grave (complicaciones).

No obstante, está categorización no tiene gran valor para decidir el tratamiento inicial, ya que la ausencia de esofagitis no se corresponde con que los síntomas sean más leves o se alivien con más facilidad. De hecho, la ERGE no erosiva debe ser tratada inicialmente igual que la ERGE con esofagitis. La pre-sencia de esófago de Barrett, coexista o no esofagitis, es un elemento diferencial que categoriza a los pacientes por la necesidad de seguimiento endoscópico con biopsias seriadas, dado el riesgo de malignización (véase el Capítulo 4).

Hay relación directa relativa entre la existencia y gravedad de la esofagitis, valorada por endoscopía, y el tiempo de exposición ácida del esófago, determinado por pH-metría. Los pacientes que cursan sin esofagitis presentan menor tiempo, mientras que el mayor se da en los pacientes con esofagitis grave y esófago de Barrett. Pero la magnitud del reflujo ácido no tiene utilidad para establecer criterios de selección del tratamiento. El mayor rendimiento de la pH-metría se da en pacientes con ERGE no erosiva, especialmente cuando no responden a un tratamiento adecuado y en las formas atípicas.

Tratamiento

Existe un amplio arsenal terapéutico para la ERGE que incluye recomendaciones generales (hábitos de vida y alimentación, supresión de sustancias que favorecen el reflujo gastroesofágico, evitar el sobrepeso), tratamiento farmacológico, terapéutica instrumental (técnicas endoscópicas antirreflujo, dilatación de estenosis, ablación de metaplasia mucosa) y tratamiento quirúrgico. Disponer de tantas opciones hace que la ERGE sea una enfermedad tratable de manera efectiva en la práctica totalidad de los casos, a la vez que permite al clínico seleccionar el modelo terapéutico más adecuado para cada paciente, pudiendo ofrecer en muchos casos más de una alternativa, o aplicar una o más asociadas o consecutivas en función de las condiciones del paciente o del momento evolutivo. Todo ello da versatilidad al tratamiento para alcanzar sus objetivos: remisión de síntomas con el impacto favorable que tiene sobre la calidad de vida, curación de lesiones cuando existen y evitar la recidiva y el desarrollo de complicaciones.

Fuentes

  • Enfermedad por Reflujo Gastroesofágico ERGE [1] . Consultado. 22 de mayo de 2017
  • Reflujo gastroesofágico [2] . Consultado. 22 de mayo de 2017