Diferencia entre revisiones de «Epligotitis Aguda»

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'''Epiglotitis Aguda''' es una infección e inflamación rápidamente   progresivas de la epiglotis y de los tejidos adyacentes que puede provocar una  obstrucción respiratoria brusca y la muerte.   
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Su incidencia ha disminuido drásticamente  en el último decenio. La infección se debe en la mayoría de los casos a  bacterias encapsuladas y antes de que se generalizara la vacunación frente a  H. influenzae tipo b, éste era su causa más frecuente.  
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'''Epiglotitis Aguda''' Infección e inflamación rápidamente progresivas de la epiglotis y de los tejidos adyacentes que puede provocar una  obstrucción respiratoria brusca y la muerte.   
 
Su incidencia ha disminuido drásticamente  en el último decenio. La infección se debe en la mayoría de los casos a  bacterias encapsuladas y antes de que se generalizara la vacunación frente a  H. influenzae tipo b, éste era su causa más frecuente. En la actualidad,  los microorganismos causales son S. pneumoniae, S. aureus, H. influenzae  no tipificable, H. parainfluenzae y los estreptococos b-hemolíticos.  
 
  
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En la actualidad,  los microorganismos causales son S. pneumoniae, S. aureus, H. influenzae  no tipificable, H. parainfluenzae y los estreptococos b-hemolíticos.
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== Fisiopatología  ==
 
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La infección, adquirida a través del  aparato respiratorio, puede producir una nasofaringitis inicial. La posterior  propagación descendente del proceso provoca una celulitis supraglótica, con  notable inflamación de la epiglotis, así como de la valécula epiglótica, los  pliegues aritenoepiglóticos, los aritenoides y las bandas ventriculares. En la  infección por H. influenzae tipo b, la bacteriemia es frecuente.   
 
La infección, adquirida a través del  aparato respiratorio, puede producir una nasofaringitis inicial. La posterior  propagación descendente del proceso provoca una celulitis supraglótica, con  notable inflamación de la epiglotis, así como de la valécula epiglótica, los  pliegues aritenoepiglóticos, los aritenoides y las bandas ventriculares. En la  infección por H. influenzae tipo b, la bacteriemia es frecuente.   
La epiglotis inflamada obstruye  mecánicamente la vía aérea, incrementando el trabajo respiratorio, con las  consiguientes retención de CO2 e [[hipoxia]]. También se altera la  eliminación de las secreciones inflamatorias. La combinación de estos factores  puede ocasionar una [[asfixia]] mortal en el curso de pocas horas.
 
  
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La epiglotis inflamada obstruye  mecánicamente la vía aérea, incrementando el trabajo respiratorio, con las  consiguientes retención de CO2 e hipoxia. También se altera la  eliminación de las secreciones inflamatorias. La combinación de estos factores  puede ocasionar una asfixia mortal en el curso de pocas horas.
 
   
 
   
== Síntomas y Signos ==
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== Síntomas y signos ==
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En general, el proceso comienza de forma  aguda y fulminante. De forma repentina, un niño previamente sano desarrolla  dolor de garganta, ronquera y a menudo, [[fiebre]] elevada. La disfagia y un cuadro  de sufrimiento respiratorio caracterizado por babeo, disnea, taquicardia y  estridor inspiratorio aparecen con rapidez, haciendo que el niño se incline  hacia delante con el cuello hiperextendido para favorecer el intercambio de  gases.
  
En general, el proceso comienza de forma  aguda y fulminante. De forma repentina, un niño previamente sano desarrolla  dolor de garganta, ronquera y, a menudo, fiebre elevada. La disfagia y un cuadro  de sufrimiento respiratorio caracterizado por babeo, disnea, taquicardia y  estridor inspiratorio aparecen con rapidez, haciendo que el niño se incline  hacia delante con el cuello hiperextendido para favorecer el intercambio de  gases. En la exploración física, el paciente puede parecer moribundo o inquieto  y con un sufrimiento respiratorio grave. Se observan profundas retracciones  inspiratorias supraesternales, supraclaviculares, intercostales y subcostales.  Los ruidos respiratorios pueden estar disminuidos en ambos lados y a menudo se  auscultan estertores roncos. La faringe suele estar inflamada.   
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En la exploración física, el paciente puede parecer moribundo o inquieto  y con un sufrimiento respiratorio grave. Se observan profundas retracciones  inspiratorias supraesternales, supraclaviculares, intercostales y subcostales.  Los ruidos respiratorios pueden estar disminuidos en ambos lados y a menudo se  auscultan estertores roncos. La faringe suele estar inflamada.   
Al mismo tiempo que la epiglotitis, puede  aparecer una neumonía por H. influenzae tipo b, a veces con empiema.  Puede producirse una infección metastásica en articulaciones, [[meninges]],  pericardio o tejidos subcutáneos, originando abscesos o [[celulitis]], aunque ello  es poco frecuente.  
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Al mismo tiempo que la epiglotitis, puede  aparecer una [[neumonía]] por H. influenzae tipo b, a veces con empiema.  Puede producirse una infección metastásica en articulaciones, [[meninges]],  pericardio o tejidos subcutáneos, originando abscesos o [[celulitis]], aunque ello  es poco frecuente.  
  
 
== Diágnostico  ==
 
== Diágnostico  ==
  
Siempre que existe una sospecha clínica  de epiglotitis, deberá hospitalizarse de inmediato al paciente. La visualización  directa de la epiglotis permite establecer el diagnóstico, pero la manipulación  necesaria para ello puede desencadenar una obstrucción brusca y mortal de la vía  aérea. Por tanto, sólo el personal experto debe intentar este tipo de  exploración utilizando, además, el equipo necesario para mantener la vía aérea  en caso necesario. La laringoscopia directa puede confirmar el diagnóstico  mostrando una epiglotis de color rojo carne, rígida y edematosa; en estos casos,  deberá colocarse de inmediato una vía aérea artificial (v. Tratamiento, más  adelante). A continuación, puede intentarse el cultivo del agente causal en  muestras de la vía respiratoria superior y, generalmente, de sangre.   
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Siempre que existe una sospecha clínica  de epiglotitis, deberá hospitalizarse de inmediato al paciente. La visualización  directa de la epiglotis permite establecer el diagnóstico, pero la manipulación  necesaria para ello puede desencadenar una obstrucción brusca y mortal de la vía  aérea. Por tanto, sólo el personal experto debe intentar este tipo de  exploración utilizando, además, el equipo necesario para mantener la vía aérea  en caso necesario.  
El diagnóstico diferencial debe hacerse  con el crup (v. tabla 265-7  y en  Infecciones víricas, más adelante) y con la traqueítis bacteriana (v. más  adelante). En los pacientes no vacunados, deberá tenerse en cuenta la  posibilidad de la [[difteria]].  
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La laringoscopia directa puede confirmar el diagnóstico  mostrando una epiglotis de color rojo carne, rígida y edematosa; en estos casos,  deberá colocarse de inmediato una vía aérea artificial.  
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A continuación, puede intentarse el cultivo del agente causal en  muestras de la vía respiratoria superior y, generalmente, de [[sangre]].   
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El diagnóstico diferencial debe hacerse  con el crup y con la traqueítis bacteriana. En los pacientes no vacunados, deberá tenerse en cuenta la  posibilidad de la [[difteria]].  
  
== Profilaxis y Tratamiento ==
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== Profilaxis y tratamiento ==
  
 
La epiglotitis causada por H.  influenzae tipo b puede prevenirse con la vacuna conjugada frente al mismo  (Hib), muy eficaz, que se administra a lactantes a partir de los 2 meses de  edad.   
 
La epiglotitis causada por H.  influenzae tipo b puede prevenirse con la vacuna conjugada frente al mismo  (Hib), muy eficaz, que se administra a lactantes a partir de los 2 meses de  edad.   
Dado que la obstrucción completa de la  vía aérea es imprevisible, es necesario asegurar de forma inmediata y continua  la permeabilidad de la vía aérea, preferiblemente mediante una intubación  nasotraqueal; además, se administrarán los antibióticos parenterales adecuados.  La rapidez es vital. En general, la sonda nasotraqueal es siempre necesaria  hasta que los pacientes hayan permanecido estables durante un período de 24 a 48  h (el tiempo total de intubación suele ser menor de 60 h). Como alternativa,  puede practicarse una traqueostomía. Para la asistencia urgente de los niños con  epiglotitis, todas las instituciones deben tener un protocolo previamente  establecido en el que se especifiquen las intervenciones del pediatra, el  otorrinolaringólogo y el anestesiólogo. Como las secreciones pueden provocar  obstrucción, incluso después de que se hayan practicado la intubación o la  [[traqueostomía]], es esencial que los cuidados de enfermería queden en manos de  personal experto.   
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La inflamación se controla eficazmente  con antibióticos parenterales. Al principio, debe administrarse un antibiótico  resistente a la b-lactamasa, dada la frecuencia de H. influenzae  tipo b resistente a la ampicilina. Puede optarse por una cefalosporina de  tercera generación o por cloranfenicol en dosis de 75 a 100 mg/kg/d i.v. Es raro  aislar una cepa de H. influenzae tipo b resistente al cloranfenicol, pero  si esto sucede se recurrirá a una cefalosporina de tercera generación. Si el  microorganismo es sensible a la ampicilina, se administrarán 200 mg/kg/d i.v.,  fraccionados en 4 inyecciones. Deben evitarse los sedantes, aunque en un primer  momento puede ser necesario instaurar una parálisis muscular con ayuda de  bloqueantes neuromusculares para proteger la sonda nasotraqueal; esta maniobra  debe ser realizada por un [[médico]] experto en [[intubación traqueal]].  
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Dado que la obstrucción completa de la  vía aérea es imprevisible, es necesario asegurar de forma inmediata y continua  la permeabilidad de la vía aérea, preferiblemente mediante una intubación  nasotraqueal; además, se administrarán los antibióticos parenterales adecuados.  La rapidez es vital.  
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En general, la sonda nasotraqueal es siempre necesaria  hasta que los pacientes hayan permanecido estables durante un período de 24 a 48  h (el tiempo total de intubación suele ser menor de 60 h). Como alternativa,  puede practicarse una traqueostomía. Para la asistencia urgente de los niños con  epiglotitis, todas las instituciones deben tener un protocolo previamente  establecido en el que se especifiquen las intervenciones del pediatra, el  otorrinolaringólogo y el anestesiólogo.  
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Como las secreciones pueden provocar  obstrucción, incluso después de que se hayan practicado la intubación o la  traqueostomía, es esencial que los cuidados de enfermería queden en manos de  personal experto.  
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La inflamación se controla eficazmente  con antibióticos parenterales. Al principio, debe administrarse un antibiótico  resistente a la b-lactamasa, dada la frecuencia de H. influenzae  tipo b resistente a la ampicilina. Puede optarse por una cefalosporina de  tercera generación o por cloranfenicol en dosis de 75 a 100 mg/kg/d i.v. Es raro  aislar una cepa de H. influenzae tipo b resistente al cloranfenicol, pero  si esto sucede se recurrirá a una cefalosporina de tercera generación. Si el  microorganismo es sensible a la ampicilina, se administrarán 200 mg/kg/d i.v.,  fraccionados en 4 inyecciones. Deben evitarse los sedantes, aunque en un primer  momento puede ser necesario instaurar una parálisis muscular con ayuda de  bloqueantes neuromusculares para proteger la sonda nasotraqueal; esta maniobra  debe ser realizada por un médico experto en intubación traqueal.  
  
 
== Fuente  ==
 
== Fuente  ==

Revisión del 15:28 18 jul 2011

Epiglotitis Aguda es una infección e inflamación rápidamente progresivas de la epiglotis y de los tejidos adyacentes que puede provocar una obstrucción respiratoria brusca y la muerte.

Su incidencia ha disminuido drásticamente en el último decenio. La infección se debe en la mayoría de los casos a bacterias encapsuladas y antes de que se generalizara la vacunación frente a H. influenzae tipo b, éste era su causa más frecuente.

En la actualidad, los microorganismos causales son S. pneumoniae, S. aureus, H. influenzae no tipificable, H. parainfluenzae y los estreptococos b-hemolíticos.

Epiglotitis Aguda
Información sobre la plantilla
Laringe1.jpg
Infección e inflamación rápidamente progresivas de la epiglotis y de los tejidos adyacentes que puede provocar una obstrucción respiratoria brusca y la muerte.
Agente transmisor:S. pneumoniae, S. aureus, H. influenzae no tipificable, H. parainfluenzae y los estreptococos b-hemolíticos

Fisiopatología

La infección, adquirida a través del aparato respiratorio, puede producir una nasofaringitis inicial. La posterior propagación descendente del proceso provoca una celulitis supraglótica, con notable inflamación de la epiglotis, así como de la valécula epiglótica, los pliegues aritenoepiglóticos, los aritenoides y las bandas ventriculares. En la infección por H. influenzae tipo b, la bacteriemia es frecuente.

La epiglotis inflamada obstruye mecánicamente la vía aérea, incrementando el trabajo respiratorio, con las consiguientes retención de CO2 e hipoxia. También se altera la eliminación de las secreciones inflamatorias. La combinación de estos factores puede ocasionar una asfixia mortal en el curso de pocas horas.

Síntomas y signos

En general, el proceso comienza de forma aguda y fulminante. De forma repentina, un niño previamente sano desarrolla dolor de garganta, ronquera y a menudo, fiebre elevada. La disfagia y un cuadro de sufrimiento respiratorio caracterizado por babeo, disnea, taquicardia y estridor inspiratorio aparecen con rapidez, haciendo que el niño se incline hacia delante con el cuello hiperextendido para favorecer el intercambio de gases.

En la exploración física, el paciente puede parecer moribundo o inquieto y con un sufrimiento respiratorio grave. Se observan profundas retracciones inspiratorias supraesternales, supraclaviculares, intercostales y subcostales. Los ruidos respiratorios pueden estar disminuidos en ambos lados y a menudo se auscultan estertores roncos. La faringe suele estar inflamada.

Al mismo tiempo que la epiglotitis, puede aparecer una neumonía por H. influenzae tipo b, a veces con empiema. Puede producirse una infección metastásica en articulaciones, meninges, pericardio o tejidos subcutáneos, originando abscesos o celulitis, aunque ello es poco frecuente.

Diágnostico

Siempre que existe una sospecha clínica de epiglotitis, deberá hospitalizarse de inmediato al paciente. La visualización directa de la epiglotis permite establecer el diagnóstico, pero la manipulación necesaria para ello puede desencadenar una obstrucción brusca y mortal de la vía aérea. Por tanto, sólo el personal experto debe intentar este tipo de exploración utilizando, además, el equipo necesario para mantener la vía aérea en caso necesario.

La laringoscopia directa puede confirmar el diagnóstico mostrando una epiglotis de color rojo carne, rígida y edematosa; en estos casos, deberá colocarse de inmediato una vía aérea artificial.

A continuación, puede intentarse el cultivo del agente causal en muestras de la vía respiratoria superior y, generalmente, de sangre. El diagnóstico diferencial debe hacerse con el crup y con la traqueítis bacteriana. En los pacientes no vacunados, deberá tenerse en cuenta la posibilidad de la difteria.

Profilaxis y tratamiento

La epiglotitis causada por H. influenzae tipo b puede prevenirse con la vacuna conjugada frente al mismo (Hib), muy eficaz, que se administra a lactantes a partir de los 2 meses de edad.

Dado que la obstrucción completa de la vía aérea es imprevisible, es necesario asegurar de forma inmediata y continua la permeabilidad de la vía aérea, preferiblemente mediante una intubación nasotraqueal; además, se administrarán los antibióticos parenterales adecuados. La rapidez es vital.

En general, la sonda nasotraqueal es siempre necesaria hasta que los pacientes hayan permanecido estables durante un período de 24 a 48 h (el tiempo total de intubación suele ser menor de 60 h). Como alternativa, puede practicarse una traqueostomía. Para la asistencia urgente de los niños con epiglotitis, todas las instituciones deben tener un protocolo previamente establecido en el que se especifiquen las intervenciones del pediatra, el otorrinolaringólogo y el anestesiólogo.

Como las secreciones pueden provocar obstrucción, incluso después de que se hayan practicado la intubación o la traqueostomía, es esencial que los cuidados de enfermería queden en manos de personal experto.


La inflamación se controla eficazmente con antibióticos parenterales. Al principio, debe administrarse un antibiótico resistente a la b-lactamasa, dada la frecuencia de H. influenzae tipo b resistente a la ampicilina. Puede optarse por una cefalosporina de tercera generación o por cloranfenicol en dosis de 75 a 100 mg/kg/d i.v. Es raro aislar una cepa de H. influenzae tipo b resistente al cloranfenicol, pero si esto sucede se recurrirá a una cefalosporina de tercera generación. Si el microorganismo es sensible a la ampicilina, se administrarán 200 mg/kg/d i.v., fraccionados en 4 inyecciones. Deben evitarse los sedantes, aunque en un primer momento puede ser necesario instaurar una parálisis muscular con ayuda de bloqueantes neuromusculares para proteger la sonda nasotraqueal; esta maniobra debe ser realizada por un médico experto en intubación traqueal.

Fuente

  • Colectivo de autores.Compendio de Pediatría, Editorial Ciencias Médicas, Ciudad de la Habana, 2006
  • Manual MERCK