Erinias

Erinias
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Personaje de Ficción
220px-Klytaimnestra Erinyes Louvre Cp710.jpg
CreadorMitología griega

En la mitología griega, las Erinias (en griego antiguo Έρινύες Erinýes, de etimología desconocida) son personificaciones femeninas de la venganza que perseguían a los culpables de ciertos crímenes. También se las llamaba Euménides (en griego antiguo Εύμενίδες, ‘benévolas’), antífrasis utilizada para evitar su ira cuando se pronunciaba su verdadero nombre. Según la tradición, este nombre se habría empleado por primera vez tras la absolución de Orestes por el Areópago (descrita más adelante), y más tarde se usó para aludir al lado benigno de las Erinias.

Ascendencia

Se dice que surgieron de la sangre de Urano que brotó al ser castrado por su propio hijo Cronos (ver Cronos). En cierto sentido, esta es la primera gran injusticia cometida desde la creación. La sangre de Urano fue a parar a Gaya, la tierra madre, y allí germinaron las Erinias con su aspecto terrorífico por sus rostros maliciosos y las serpientes sobre sus cabezas. En sus manos sostenían cayados ardiendo y látigos. No queda claro cuántas eran al principio, pero la tradición más conocida señala que había tres Erinias o Furias: Alecto (Άληκτώ, ‘la implacable’), que castiga los delitos morales. Megera (Μέγαιρα, ‘la celosa’), que castiga los delitos de infidelidad. Tisífone (Τισιφόνη, ‘la vengadora del asesinato’), que castiga los delitos de sangre.

Características

Las Erinias son fuerzas primitivas anteriores a los dioses olímpicos, por lo que no se someten a la autoridad de Zeus. Estas tres hechiceras tenían una misión temible: vengar el mal cometido por los seres humanos. Son representadas en muchas ocasiones en compañía de serpientes (incluso en iconografía posterior, como la aparecida en grabados dantescos). Actúan con justicia, pero resultan crueles e implacables. Se arman con látigos y antorchas; hay que destacar que, además de perseguir a los malhechores, atormentan a los condenados en el Tártaro.

Las Erinias persiguen a los convictos de muy diversos crímenes (vinculados con la religión y la hospitalidad, por ejemplo) mas, en general, se dedican a atormentar a culpable de delitos de sangre, en especial los relacionados con la propia familia o el clan. Los acosan sin descanso, hasta hacerlos enloquecer.

Las Erinias solían ser comparadas con las Gorgonas, las Grayas y las Arpías debido a su espantosa y oscura apariencia y al poco contacto que mantenían con los dioses olímpicos. Atormentan a los que hacen el mal, persiguiéndolos incansablemente hasta volverlos locos. En un sentido más amplio, las Erinias representan la rectitud de las cosas dentro del orden establecido, protectoras del cosmos frente al caos. En la Ilíada privan de la palabra a Janto, el caballo de Aquiles, por culpar a los dioses de la muerte de Patroclo y privan de descendencia a Fénix. El filósofo Heráclito decía que si Helios decidiera cambiar el curso del Sol a través del cielo, ellas se lo impedirían.

Un mito cuenta que Tisífone se enamoró de Citerón. Furiosa de sus desprecios, le lanzó una serpiente de su cabeza que, tras oprimirle el pecho, le mató

Tragedia de Esquilo

En Las Euménides, tragedia de Esquilo, la tercera parte de la Orestíada, las Erinias persiguen a Orestes. Éste había matado a su madre, Clitemnestra, en venganza por el asesinato de su padre, Agamenón. En su primera representación esta tragedia provocó verdadero terror entre los espectadores, siendo las Erinias las integrantes del coro.

Lo único que interesa a las Erinias es el acto de asesinato cometido por Orestes, sin sopesar las circunstancias que podrían explicarlo. El propio Apolo debe oponerse a su venganza implacable concediéndole protección a Orestes, a quien había incitado a vengarse del asesino de su padre, que resultó ser Clitemnestra. Las Erinias, nos cuenta Esquilo, persiguen a Orestes hasta Delfos, el más importante santuario de Apolo. No le liberan hasta que los dioses les convencen para que acepten el veredicto del tribunal de Atenas, el Areópago.

Allí, Atenea interviene como patrona de la ciudad y equilibra el fallo. Orestes es absuelto, pero debe traer de la Táuride una estatua consagrada a Artemisa. Las Erinias son referidas desde entonces en Atenas bajo las formas más clementes antes citadas: Euménides (‘benévolas’) o Semnaí Theaí (‘venerables diosas’). A pesar del precedente anterior, las Erinias persiguieron igualmente a Alcmeón, que había matado a su madre. Como Orestes, Apolo le había incitado a vengar a su padre. Alcmeón es perseguido por las Erinias a través de Grecia, hasta que halla refugio en una tierra que no existía aún en el momento del asesinato de su padre, escapando así al poder de su perseguidoras.

Culto

A las Erinias se les sacrificaban ovejas negras y libaciones de νηφάλια nêphália, mezcla de miel y agua. Hay en la Arcadia un lugar que posee dos santuarios consagrados a las Erinias. En uno de ellos, llevan el nombre de Μανίαι (Maniai, ‘las que vuelven loco’). Fue en este lugar donde, vestidas de negro, sitiaron a Orestes por primera vez. No lejos de allí, cuenta Pausanias, se encuentra otro santuario donde su culto se asocia al de las Cárites (‘diosas del perdón’). En este lugar, vestidas de blanco, purificaron a Orestes y éste tras su curación ofreció un sacrificio expiatorio a las Maniai.

Fuentes