Everardo Velarde Jaén

Everado Velarde Jaén
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Humanista y político panameño.
NombreEverado Velarde Jaén
Nacimiento1878
Bandera de Panamá Panamá
Fallecimiento1925
OcupaciónPolítico
PadresManuel Velarde de la Barrera y Clementina Antonia Jaén Villarreal

Everado Velarde Jaén. 1878-1925. Humanista y político panameño. Diputado a la Asamblea Nacional y Gobernador de la provincia de Los Santos en los primeros veinticinco años del Siglo XX. Tradujo, del francés al español, varias obras de Juan Jacobo Rousseau y de otros autores.

Síntisis biográfica

Niñez

Por haber nacido el 8 de octubre de 1878, en época en que el Istmo era parte de Colombia,Everardo Velarde Jaén fue testigo en las dos últimas décadas del Siglo XIX años de infancia, adolescencia y primera juventud de las turbulencias políticas, las guerras civiles, el inicio y el fracaso del canal francés, el centralismo político bogotano, que convirtió al Istmo en un territorio sujeto al control directo del Presidente de Colombia; las ansias autonomistas de los panameños, los golpes de estado colombianos, la gravitación de la presencia estadounidense y los prolegómenos de la Guerra de los Mil Días. Sus familias paterna y materna eran de La Villa de Los Santos y de Las Tablas. Fueron sus padres Manuel Velardede la Barrera y Clementina Antonia Jaén Villarreal.

Trayectoria Política

En 1903, Everardo Velarde apoyó el movimiento secesionista, urdido por los conservadores y patrocinado por los liberales con la complicidad de Estados Unidos. Con solo veinticinco años de edad acudió en compañía de cientos de panameños, el 4 de noviembre de 1903, a la Plaza de la Catedral de la ciudad de Panamá; en cabildo abierto, celebrado en horas de esa tarde, testimonió su adhesión al acto separatista del día anterior y prestó juramento de luchar a favor del estado naciente. La proclama capitalina fue respaldada por todas las poblaciones del Istmo de Panamá. Diógenes de la Rosa, uno de los intelectuales más lúcidos de la historia panameña en el Siglo XX, delimitó el significado del cabildo cuando expresó que el pueblo estaba allí no como testigo, sino como actor. Everardo Velarde decidió dedicar todos sus empeños a la consolidación de las bases de la República que, aunque mediatizada por un carácter extranjero, surgía en la concepción de sus dirigentes como tabla para salvar a la nación panameña del régimen centralista, del abandono y de la ignorancia en que estaba sumida; aunque ligada indisolublemente a la construcción y la operación, por parte de los Estados Unidos de América, del Canal de Panamá, obra que, conjuntamente con su zona adyacente, la Zona del Canal transformada en enclave colonial, se convirtió inmediatamente en fuente inagotable de graves conflictos entre ambas naciones. A punto de alcanzar los treinta años, Everardo Velarde se enroló en la diplomacia. Su primer intento en 1907, como aspirante al puesto de Secretario de la Misión de la República de Panamá en el Brasil, resultó frustrado. En 1908 pretendió otro cargo, esta vez en la Legación en Francia, y el Gobierno Nacional procedió a su nombramiento como Secretario Adjunto de la Legación de Primera Clase, a cargo del general Domingo Díaz. Durante su estadía en Francia tradujo al español, como una contribución vigorosa a la divulgación de las ideas políticas en su patria, las obras cardinales de Juan Jacobo Rousseau. Todo parece indicar que entre 1908 y 1909, Velarde se dedicó a la traducción de El contrato social o Principios de derecho político, que constituye referencia obligada en el estudio de la Ciencia Política. Además tradujo el Discurso sobre las Ciencias y las Artes, ensayo de Rousseau premiado por la Academia de Dijon en 1750.

Fundamento de la desigualdad

También vertió al español el Discurso sobre el origen y los fundamentos de la desigualdad entre los hombres. En París elaboró también una Advertencia del traductor, que completó el 31 de diciembre de 1909.

En esta misma ciudad, su compatriota Cristóbal Rodríguez, becario del gobierno panameño en Francia, preparó el Prólogo, fechado en enero de 1910. La publicación, en la que los Discursos preceden al Contrato, no tiene fecha; sin embargo, se cree que data de 1910.

La edición corrió a cargo de Garnier Hermanos, Libreros Editores, con dirección en 6, Rue Des Saints Peres, 6, París. Con respecto a las dificultades de la traducción del pensamiento de Rousseau, Velarde se escudó en el criterio de Jules Lemaitre, quien enjuicia severamente la personalidad y las obras del ginebrino. Pero Cristóbal Rodríguez no se limitó a exponer el valor literario de la traducción de Velarde, sino que hizo un análisis concienzudo de la producción y las contradicciones del filósofo, además de referirse a la preparación cultural del traductor, que dominaba por igual ambos idiomas. El prologuista sostiene que la traducción de Velarde tiene también la característica de interpretar textualmente el original, pues el diplomático istmeño había seguido, paso a paso, el movimiento y el ritmo de la frase francesa, dándole al propio tiempo un giro adecuado en lengua española. Por todo ello, concluye Rodríguez, hay que leer la traducción de Velarde con detenimiento para poder juzgarla.

Filacion Liberal

Everardo Velarde, de filiación liberal, militó en las toldas políticas del doctor Belisario Porras Barahona, a quien lo unían sentimientos de aprecio mutuo. La estima de Porras a Velarde ha quedado registrada en dos comunicaciones dirigidas al general Santiago de la Guardia Fábrega, Secretario de Hacienda y Tesoro, al notificarle la elección de Velarde para ocupar la jefatura de la Sección de Fiscalización Municipal, dependencia entonces en proyecto, que quedaría bajo la supervisión del norteamericano Adisson T. Ruan, Agente Fiscal de la República. Porras expresó en una nota que Everardo Velarde había sido el mejor Visitador Fiscal de la República y que era un contable experto por su larga práctica en casas comerciales; que su energía y honradez eran harto conocidas, y que no había qué objetarle por el lado de la integridad ni por el de sus capacidades e inteligencia. Finalmente, reconocía su conocimiento de idiomas extranjeros y de fiscalización municipal. Velarde se mantuvo activo en la política, y fue elegido para altos puestos partidistas, pues llegó a dirigir el Partido Liberal en la provincia de Panamá, en su calidad de integrante del Directorio Liberal Provincial. Las fuentes históricas registran su participación en la pugna entre Carlos Antonio Mendoza y Belisario Porras por el control del Partido Liberal. El ala porrista lo postuló en la lista de los suplentes de diputado por la provincia de Panamá en los comicios destinados a renovar la Asamblea Nacional, y resultó vencedor. En esa época los suplentes se elegían por mayoría de votos y no en función de un diputado principal, como ocurre hoy; por lo tanto, ante las ausencias de cualquier principal, se llamaban a ejercer la curul en el orden de votos obtenidos. En 1916, ocupó la Vicepresidencia de la Asamblea Legislativa. Fue miembro de diversas comisiones reglamentarias de la Asamblea: Comisión de Presupuesto, en 1914; Comisión de Elecciones y Comisión de Relaciones Exteriores, en1916. Estos parlamentarios expidieron leyes de suma relevancia para la marcha de los asuntos públicos y particulares, y para la modernización del país. A esta legislación se debió la recaudación de enorme cantidad de fondos para obras públicas, la creación de instituciones y medidas en el ramo de la educación. En materia de garantías penales y de codificación, expidieron la Ley 8 de 1914 sobre el recurso de hábeas corpus; la Ley 1ª de 1916, por la cual se aprobó el Código Administrativo, y la Ley 2, mediante la cual se aprobaron los Códigos Penal, de Comercio, de Minas, Fiscal, Civil y Judicial. En materia social, expidieron la Ley 6ª de 1914, primera ley laboral panameña, por medio de la cual se reglamentó el trabajo de los obreros y los empleados del comercio, estableciendo la jornada diaria de ocho horas. En las actas de las sesiones se registraron sus puntos de vista, que, aún hoy, proyectan su visión de avanzada y su ideología liberal. Aunque aceptó ser católico por nacimiento y por convicción, Velarde se declaró “partidario del Estado libre y la Iglesia también libre” –como expresó en el debate sobre los temas del matrimonio y del divorcio incluidos en el proyecto de Código Civil, lo cual significa que, como todo liberal doctrinal, estaba convencido de la separación del Estado y de la Iglesia.

Como Gobernador

A menos de un lustro de la fundación de la provincia de Los Santos, Everardo Velarde tomó posesión del cargo de Gobernador. Su nombramiento había tenido lugar el 3 de abril de 1919, mediante el Decreto Nº72, suscrito por el doctor Porras, Primer Designado Encargado del Poder Ejecutivo en razón del repentino fallecimiento de Ramón Maximiliano Valdés, Presidente titular elegido para el período 1916-1920. A petición del propio Velarde, el primer mandatario sugirió al recién estrenado funcionario -en carta que le remitió el 7 de abril de ese mismo año, con veintiséis recomendaciones-, que realizara la necesaria obra de reconstrucción material y moral de la provincia, en el marco de la acción gubernamental dirigida a obtener ese propósito colosal en todo el territorio nacional. La obra del Gobernador Velarde fue desarrollista, emprendedora, fiscalizadora y moralizadora. En tal sentido, cabe destacar el impulso que brindó al funcionamiento de los despachos públicos y al desarrollo de las poblaciones bajo su jurisdicción. La confrontación que envenenaba la atmósfera provincial, la dubitativa actitud presidencial en la búsqueda de una solución que preservara el principio de autoridad para refrenar a los caciques políticos, el temperamento y la voluntad inflexible del funcionario y la cercanía de la campaña política con vista a las elecciones nacionales de 1920 -en las que el presidente aspiraba a reelegirse-, fueron las causas que forzaron la renuncia de Velarde, en decisión que mantuvo hasta que aquel la aceptó .

La renuncia

Al dejar la gobernación, numerosos amigos le ofrecieron el empleo de Secretario de la Asamblea Nacional, así como el de Jefe de la Fiscalización de los Municipios, pero declinó esos honores. Posteriormente prestó su concurso en el cargo de Primer Avaluador de la Provincia de Los Santos, en 1921 y en el de Inspector General de los Almacenes de Depósito en la República, desde 1922.

Muerte

Everardo Velarde falleció el 14 de julio de 1925, dejando huellas imborrables en la diplomacia, el Parlamento y la Administración Pública; pero particularmente en la historia de la provincia de Los Santos, cuando se desempeñó en el cargo de Gobernador. Su traducción de Rousseau mantiene su vigencia, porque se considera la primera en nuestra lengua que no tiene mutilaciones.

Fuente