Gabriel Beltrán de Santa Cruz y Aranda

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Gabriel Beltrán de Santa Cruz y Aranda
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Conde de Jaruco, una de las personalidades más distinguidas de La Habana
Nacimiento4 de junio de 1719
TítuloConde de Jaruco

Gabriel Beltrán de Santa Cruz y Aranda. Distinguida personalidad habanera, que ostentó diferentes cargos y títulos, entre ellos el de Conde, por la fundación de la Ciudad Condal de San Juan de Jaruco.

Síntesis biográfica

Primeros años

Nació en La Habana el 4 de junio de 1719 y fue el primogénito del matrimonio formado por Don Gabriel Beltrán de Santa Cruz y Valdespino y Doña Antonia Aranda y Avellaneda (hija del alcalde de la Fortaleza de San Salvador de la Punta). De esta unión nacieron dos hijos más, uno de ellos, Don Pedro de Santa Cruz y Aranda, quien fue regidor perpetuo y alcalde ordinario.

En 1732, Don Gabriel Beltrán adquirió unos terrenos en la Plaza Vieja (Habana Vieja), firmando el contrato para la construcción de una casona colonial, pero murió en los inicios de la obra; entonces Doña Antonio Aranda le pidió al contratista ampliar el proyecto para construir en el lugar del traspatio de la casa principal -una interpretación de la misma-, a pequeña escala, llamada desde entonces La Casa Chica. Esta pequeña réplica de la casona que su esposo pensó construir, se hizo con acceso independiente, con entrada desde la calle San Ignacio y con el objetivo de obtener rentas.

La obra constructora de la casona o Palacio de Santa Cruz Beltrán, como también se le conoce, estuvo a cargo del hijo mayor, a la muerte del padre, y duró cuatro años, concluyéndose en 1739 e instalándose en ella toda la familia. En este palacio se agasajó y acogió a las más distinguidas personalidades que visitaron la ciudad habanera de aquella época, entre ellas: el Barón Alejandro de Humboldt (eminente científico alemán) y a tres príncipes franceses: el Conde de Beaujolais, y los Duques de Montpensier y de Orleáns. Este último se convirtió posteriormente en el Rey Luis Felipe de Francia. Posteriormente, la casona perteneció a otras de las familias encumbradas de La Habana de entonces, como los Peñalver y Cárdenas; pero su frecuente cambio de dueños y uso indiscriminado la condujeron al deterioro y al olvido.

El Palacio de los Condes de Jaruco fue rehabilitado por la Oficina del Historiador (La Habana) y la casona fue convertida en el Fondo Cubano de Bienes Culturales (La Habana), mientras que la casa chica, se convirtió en el Hotel Beltrán de Santa Cruz, en honor a esta ilustre familia habanera y al patrimonio arquitectónico que representa.

Lazos conyugales

Don Gabriel Beltrán de Santa Cruz y Aranda contrajo matrimonio con Doña Teresa Montalvo y O’Farril, nacida en La Habana en 1771, hija del primer Conde de Casa Montalvo, nieta del primer Conde de Macuriges y del IV Marqués de Villalta, perteneciente a los progenitores de los Condes de Casa Bayona. Esta mujer heredó el título de Condesa de Jaruco a la muerte de su esposo y tuvo a su cargo la conclusión de la construcción de la Iglesia de San Juan Bautista, obra que dejó inconclusa su esposo; así como la fundación del Colegio San Francisco de Sales, y la fundación de la ciudad de Nueva Paz, también ubicada en la provincia Mayabeque.

Dicha ciudad, se fundó de conjunto con su sobrino nieto Joaquín Beltrán de Santa Cruz. Años más tardes esa señora abandonó Cuba y radicó en España, siendo la dama de honor de la Reina Doña María Luisa y ayudando con fuertes sumas de dinero al Rey de España, en la guerra contra Francia. De la unión entre Gabriel Beltrán de Santa Cruz y Aranda y Doña Teresa Montalvo, nació su única hija, María de las Mercedes Santa Cruz y Montalvo, más conocida como la Condesa de Merlín, quien fue una bella dama criolla que ocupó un lugar destacado en las letras cubanas; la cual se relacionó con figuras de la talla de Honoré de Balzac, Franz Lisz, Gioachino Rossini, Alfred de Musset, la escritora George Sand, entre otros en su estancia en España y Francia.

Título nobiliario

Don Gabriel Beltrán de Santa Cruz y Aranda concertó con el gobierno del Rey de España Carlos III, la fundación de una ciudad en el corral de su propiedad, ubicado a 8 leguas de la capital cubana; por el cumplimiento de lo convenido y sus grandes méritos y servicios a la corona, le fue concedido el título de Conde de San Juan de Jaruco en 1770. Por ello, fue el primero en llevar este señorío y también se le otorgó al pueblo que él fundó, el título de Ciudad Condal de San Juan de Jaruco.

Vida pública

Este ilustre habanero tuvo una intensa vida política y reunió en su persona varios títulos y cargos. Fue abogado de los Reales Consejos, fiscal de la Real Hacienda y alcalde ordinario de la villa, en dos ocasiones.

En septiembre de 1746 y mientras ocupaba por primera vez el sillón de la alcaldía, fue destituido de tal cargo y privado de sus funciones sin que hasta hoy se conozca el motivo. Ciertas versiones dicen que en realidad renunció voluntariamente, aunque al parecer obligado por alguna razón de causa mayor.

Se supone que tiene que haber sido muy grave la razón que lo llevó a abandonar este cargo, ya que el mismo acudió al Real Tribunal de Madrid, el que pasó la causa al Tribunal del Virrey de la Nueva España (México) y hasta allá marchó el Conde de Jaruco; quedándose por cuatro largos años, supuestamente para resolver su diferendo con la justicia. Desconocidas son las causas, lo cierto es que la razón que fuera no lo mantuvo alejado de la luz pública, por lo que se considera que no fue un motivo altamente deshonroso, ya que el señor Conde fue reelegido para el mismo puesto de alcalde, en enero de 1767, veintiún años después. Se cree que de su estancia en México proviene el curiosísimo bocallave que aparece en la puerta principal del Palacio de los Condes de Jaruco; que según investigaciones hechas por historiadores de la La Habana, se trata de una figura que representa a los caballeros Aguilas, una de las más antiguas y distinguidas órdenes de guerreros aztecas, anteriores a la conquista de México por Hernán Cortés en 1531.

Fundación del periódico “El Pensador”

En 1964 con anuencia del Capitán General Ricla (restaurador de la Isla, después de la evacuación de las tropas inglesas) vio la luz el Periódico El Pensador, publicación ilustrada, de la cual aún no se ha encontrado rastro material alguno, pero sí se sabe con acierto, que sus autores fueron los ilustres abogados licenciado Ignacio José de Urrutia y Montoya, uno de los primeros historiadores de Cuba, y el doctor Gabriel Beltrán de Santa Cruz y Aranda, Conde de Jaruco. Se considera que este periódico está relacionado con la llegada a la Isla del pensamiento ilustrado, el despertar de la vida cultural isleña, a través de sus acciones transformadoras, las que encontraron una resonancia natural en la burguesía esclavista habanera y dentro de ella, en el grupo más encumbrado, los nobles beneficiados con títulos de Castilla, criollos o peninsulares, ligados con el desarrollo económico-social de la isla.

Muerte

En el año 1772, con 53 años de edad murió esta distinguida personalidad que le dio vida a la Ciudad Condal de San Juan de Jaruco, con una bella historia rica en tradiciones culturales; donde se encuentra enclavado uno de los centros turísticos más hermosos de la provincia Mayabeque: las Escaleras de Jaruco. Al morir dejó inconclusa la obra de construcción de la Iglesia de San Juan Bautista, pero gracias a su heredera y esposa los jaruqueños pudieron contar con una hermosa casa para Dios, ubicada en lo más alto de las lomas del poblado; la cual fue bendecida el l6 de enero de 1804 por el Obispo de Cuba, Juan José Díaz de Espada, acompañado de Fray Hipólito Sánchez Rangel, quien dos años más tarde ocupó igual cargo en Maynas, Perú.

Fuentes