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Artiodáctilo de la familia de los cérvidos; mide 1,60 de longitud, incluidos los 16 ó 19 cm de cola, y de 80 a 100 cm de altura. Tiene las cuernas en forma de pala ancha y el manto cambia de color según las estaciones; el estival es rojizo en la parte superior y blanco en la inferior, y el de invierno es más largo, oscurísimo en el dorso y ceniciento en el vientre. Los jóvenes lo tienen moteado. Por su aspecto el gamo recuerda a la cabra, a la que se parece incluso en sus movimientos, y se diferencia del ciervo por las patas, más cortas y menos fuertes; por el cuerpo, bastante más proporcionado; el cuello y las orejas, más cortas; la cola, más larga, y, finalmente, por el color del manto, que varía bastante según las estaciones y la edad. En verano los gamos son castaños rojizos, con las partes inferiores del cuerpo y el interior de las patas blancas, y con anillos negruzcos alrededor de la boca y ojos. En cambio, en invierno, la parte superior del cuerpo es gris oscuro y la inferior gris ceniciento, con reflejos rojizos. A veces se encuentran algunos individuos completamente blancos, en tanto que, por el contrario, son rarísimos los negros.
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Artiodáctilo de la familia de los cérvidos; mide 1,60 de longitud, incluidos los 16 ó 19 cm de cola, y de 80 a 100 cm de altura. Tiene las cuernas en forma de pala ancha y el manto cambia de color según las estaciones; el estival es rojizo en la parte superior y blanco en la inferior, y el de invierno es más largo, oscurísimo en el dorso y ceniciento en el vientre. Los jóvenes lo tienen moteado. Por su aspecto el gamo recuerda a la cabra, a la que se parece incluso en sus movimientos, y se diferencia del ciervo por las patas, más cortas y menos fuertes; por el cuerpo, bastante más proporcionado; el cuello y las orejas, más cortas; la cola, más larga, y, finalmente, por el color del manto, que varía bastante según las estaciones y la edad. En verano los gamos son castaños rojizos, con las partes inferiores del cuerpo y el interior de las patas blancas, y con anillos negruzcos alrededor de la boca y ojos. En cambio, en invierno, la parte superior del cuerpo es gris oscuro y la inferior gris ceniciento, con reflejos rojizos. A veces se encuentran algunos individuos completamente blancos, en tanto que, por el contrario, son rarísimos los negros.  
  
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El gamo prefiere las regiones templadas a los países fríos, y por eso abunda principalmente en la cuenca del [[Mediterráneo|Mediterráneo]]. Actualmente, este gracioso animal ha sido introducido con profusión en parques y reservas de toda [[Europa|Europa]], de modo especial en [[Inglaterra|Inglaterra]]. <br>
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El gamo prefiere las regiones templadas a los países fríos, y por eso abunda principalmente en la cuenca del [[Mediterráneo|Mediterráneo]]. Actualmente, este gracioso animal ha sido introducido con profusión en parques y reservas de toda [[Europa|Europa]], de modo especial en [[Inglaterra|Inglaterra]]. <br>  
  
== <br>Comportamiento<br> ==
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Por su género de vida se parece al ciervo, y también los sentidos, así como las facultades intelectivas, son muy similares, aunque se puede afirmar que el gamo es menos prudente y tímido. En los días soleados permanece, confiado, en los claros del bosque. Cuando huye, se comporta como la cabra, en el sentido de que corre a saltos, elevando a la vez las cuatro patas y llevando levantada la cola. Puede saltar, sin ninguna dificultad, un obstáculo de dos metros y, si es necesario, nada muy bien. Se tiende siempre sobre las cuatro patas y nunca de costado. Come los mismos alimentos que el ciervo, pero, como tiene la costumbre de arrancar la corteza de los árboles, resulta mucho más dañino.<br>En verano, los machos adultos viven aislados o se reúnen en pequeños rebaños: los más jóvenes, los pequeños y las hembras permanecen juntos. El reclamo de los machos en celo resuena en el bosque en las primeras horas de la tarde: no es muy estridente, pero tampoco es agradable, pues es ronco y profundo, como el lamento de un animal que agoniza.<br>
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Por su género de vida se parece al ciervo, y también los sentidos, así como las facultades intelectivas, son muy similares, aunque se puede afirmar que el gamo es menos prudente y tímido. En los días soleados permanece, confiado, en los claros del bosque. Cuando huye, se comporta como la cabra, en el sentido de que corre a saltos, elevando a la vez las cuatro patas y llevando levantada la cola. Puede saltar, sin ninguna dificultad, un obstáculo de dos metros y, si es necesario, nada muy bien. Se tiende siempre sobre las cuatro patas y nunca de costado. Come los mismos alimentos que el ciervo, pero, como tiene la costumbre de arrancar la corteza de los árboles, resulta mucho más dañino.<br>En verano, los machos adultos viven aislados o se reúnen en pequeños rebaños: los más jóvenes, los pequeños y las hembras permanecen juntos. El reclamo de los machos en celo resuena en el bosque en las primeras horas de la tarde: no es muy estridente, pero tampoco es agradable, pues es ronco y profundo, como el lamento de un animal que agoniza.<br>  
  
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Después de una gestación de ocho meses, la hembra pare uno o dos pequeños, que en los primeros días son muy torpes, y a los que la madre atiende y defiende con amor. A los seis meses empiezan a despuntar en el macho las protuberancias de las que, hacia fines del mes de febrero siguiente, saldrán las cuernas, que en los machos adultos pueden llegar a alcanzar un peso de hasta 57 kg.<br>
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Después de una gestación de ocho meses, la hembra pare uno o dos pequeños, que en los primeros días son muy torpes, y a los que la madre atiende y defiende con amor. A los seis meses empiezan a despuntar en el macho las protuberancias de las que, hacia fines del mes de febrero siguiente, saldrán las cuernas, que en los machos adultos pueden llegar a alcanzar un peso de hasta 57 kg.<br>  
  
== <br>El gamo y el hombre ==
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== <br>El gamo y el hombre ==
  
 
Salvo rarísimas excepciones, en nuestros días no existen ya gamos salvajes. Como casi todos sus congéneres, donde son objeto de la protección adecuada y disfrutan de una libertad prácticamente total. Este animal se adapta mejor que cualquier otro cérvido a vivir en los parques, ya que su carácter confiado le hace simpático a todos; es alegre y propenso a jugar vivazmente. Presiente con cierta seguridad los cambios atmosféricos: si se le ve inquieto es casi seguro que se aproxima alguna borrasca. Cuando se halla en cautividad, el gamo conserva su temperamento vivaz, y aunque se encuentre en un recinto pequeño y estrecho se habitúa a él fácilmente. Capturados jóvenes y criados con leche de cabra o de vaca se hacen muy domésticos y hasta siguen a su dueño a todas partes. Pero los machos adultos mantenidos en cautividad, durante la época del celo (como, por lo general, todos los ciervos que viven en un espacio demasiado restringido), pueden volverse peligrosos hasta para el hombre. Parece ser que el gamo siente una verdadera pasión por la música; pues el sonido de un cuerno atrae incluso a los individuos salvajes.  
 
Salvo rarísimas excepciones, en nuestros días no existen ya gamos salvajes. Como casi todos sus congéneres, donde son objeto de la protección adecuada y disfrutan de una libertad prácticamente total. Este animal se adapta mejor que cualquier otro cérvido a vivir en los parques, ya que su carácter confiado le hace simpático a todos; es alegre y propenso a jugar vivazmente. Presiente con cierta seguridad los cambios atmosféricos: si se le ve inquieto es casi seguro que se aproxima alguna borrasca. Cuando se halla en cautividad, el gamo conserva su temperamento vivaz, y aunque se encuentre en un recinto pequeño y estrecho se habitúa a él fácilmente. Capturados jóvenes y criados con leche de cabra o de vaca se hacen muy domésticos y hasta siguen a su dueño a todas partes. Pero los machos adultos mantenidos en cautividad, durante la época del celo (como, por lo general, todos los ciervos que viven en un espacio demasiado restringido), pueden volverse peligrosos hasta para el hombre. Parece ser que el gamo siente una verdadera pasión por la música; pues el sonido de un cuerno atrae incluso a los individuos salvajes.  
  
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Revisión del 13:53 15 abr 2011

Gamo
Información sobre la plantilla
Gamo.jpg
Clasificación Científica
Reino:Animalia
Familia:Cervidos

Gamo


Descripción:

Artiodáctilo de la familia de los cérvidos; mide 1,60 de longitud, incluidos los 16 ó 19 cm de cola, y de 80 a 100 cm de altura. Tiene las cuernas en forma de pala ancha y el manto cambia de color según las estaciones; el estival es rojizo en la parte superior y blanco en la inferior, y el de invierno es más largo, oscurísimo en el dorso y ceniciento en el vientre. Los jóvenes lo tienen moteado. Por su aspecto el gamo recuerda a la cabra, a la que se parece incluso en sus movimientos, y se diferencia del ciervo por las patas, más cortas y menos fuertes; por el cuerpo, bastante más proporcionado; el cuello y las orejas, más cortas; la cola, más larga, y, finalmente, por el color del manto, que varía bastante según las estaciones y la edad. En verano los gamos son castaños rojizos, con las partes inferiores del cuerpo y el interior de las patas blancas, y con anillos negruzcos alrededor de la boca y ojos. En cambio, en invierno, la parte superior del cuerpo es gris oscuro y la inferior gris ceniciento, con reflejos rojizos. A veces se encuentran algunos individuos completamente blancos, en tanto que, por el contrario, son rarísimos los negros.


Hábitat

El gamo prefiere las regiones templadas a los países fríos, y por eso abunda principalmente en la cuenca del Mediterráneo. Actualmente, este gracioso animal ha sido introducido con profusión en parques y reservas de toda Europa, de modo especial en Inglaterra.


Comportamiento

Por su género de vida se parece al ciervo, y también los sentidos, así como las facultades intelectivas, son muy similares, aunque se puede afirmar que el gamo es menos prudente y tímido. En los días soleados permanece, confiado, en los claros del bosque. Cuando huye, se comporta como la cabra, en el sentido de que corre a saltos, elevando a la vez las cuatro patas y llevando levantada la cola. Puede saltar, sin ninguna dificultad, un obstáculo de dos metros y, si es necesario, nada muy bien. Se tiende siempre sobre las cuatro patas y nunca de costado. Come los mismos alimentos que el ciervo, pero, como tiene la costumbre de arrancar la corteza de los árboles, resulta mucho más dañino.
En verano, los machos adultos viven aislados o se reúnen en pequeños rebaños: los más jóvenes, los pequeños y las hembras permanecen juntos. El reclamo de los machos en celo resuena en el bosque en las primeras horas de la tarde: no es muy estridente, pero tampoco es agradable, pues es ronco y profundo, como el lamento de un animal que agoniza.


Reproducción

Después de una gestación de ocho meses, la hembra pare uno o dos pequeños, que en los primeros días son muy torpes, y a los que la madre atiende y defiende con amor. A los seis meses empiezan a despuntar en el macho las protuberancias de las que, hacia fines del mes de febrero siguiente, saldrán las cuernas, que en los machos adultos pueden llegar a alcanzar un peso de hasta 57 kg.


El gamo y el hombre

Salvo rarísimas excepciones, en nuestros días no existen ya gamos salvajes. Como casi todos sus congéneres, donde son objeto de la protección adecuada y disfrutan de una libertad prácticamente total. Este animal se adapta mejor que cualquier otro cérvido a vivir en los parques, ya que su carácter confiado le hace simpático a todos; es alegre y propenso a jugar vivazmente. Presiente con cierta seguridad los cambios atmosféricos: si se le ve inquieto es casi seguro que se aproxima alguna borrasca. Cuando se halla en cautividad, el gamo conserva su temperamento vivaz, y aunque se encuentre en un recinto pequeño y estrecho se habitúa a él fácilmente. Capturados jóvenes y criados con leche de cabra o de vaca se hacen muy domésticos y hasta siguen a su dueño a todas partes. Pero los machos adultos mantenidos en cautividad, durante la época del celo (como, por lo general, todos los ciervos que viven en un espacio demasiado restringido), pueden volverse peligrosos hasta para el hombre. Parece ser que el gamo siente una verdadera pasión por la música; pues el sonido de un cuerno atrae incluso a los individuos salvajes.


Fuente

Investigacion realizada a través de www.google.com