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última versión al 12:12 5 sep 2023

Gestores bibliográficos
Información sobre la plantilla
Gestores bibliográficos.jpg
Concepto:Es un software que permite crear, almacenar, organizar, compartir e insertar referencias bibliográficas, las cuales recoge de las fuentes de información.

Gestores bibliográficos . Es un software que permite crear, almacenar, organizar, compartir e insertar referencias bibliográficas, las cuales recoge de las fuentes de información.

Su uso ha cambiado la organización del trabajo intelectual, permite una mejor gestión de la información, ahorra tiempo, ayuda a evitar errores, y facilita la cita y la creación de las referencias en múltiples estilos.

Sumario

Reseña histórica

Han sido utilizados desde la década de los 80 por los investigadores, desde la aparición de los programas ProCite (1983), Reference Manager (1984) y EndNote (1988). Al principio se creaban "ad hoc", pero en poco tiempo se estableció un mercado de gestores de referencias. Su desarrollo ha ido en aumento debido a la rápida expansión de la literatura científica.

Primera generación (1983) “PC o pre-Web” Gestores de bibliográficos tradicionales o clásicos

Los primeros gestores bibliográficos, creados como aplicaciones aisladas que se instalaban en los computadores de los usuarios, surgieron a principios de la década de 1980 para atender la necesidad de los investigadores de contar con una base de datos personal de colecciones de documentos impresos. ProCite y Reference Manager, lanzados en 1983 y 1984, fueron los primeros gestores de venta comercial. El segundo, por su parte, nació como una aplicación con un fuerte énfasis en el hay muchos gestores, pero los principales son los desarrollados por Thomson ResearchSoft (la misma empresa que desarrolla otros productos como Web of Science) entre los que se encuentran Reference Manager, Endnote y Procite (actualmente discontinuado) Fueron los primeros gestores de venta comercial. Forman parte de lo que podíamos denominar como gestores de referencias clásicos.

Son las clásicas aplicaciones de instalación en disco duro, ya con bastantes años de experiencia. Permiten el procesamiento de referencias bibliográficas y en algunos casos posibilita la relación con procesadores de texto. — Otros gestores que entran dentro de las aplicaciones clásicas que creo de interés, son: Bibus, Jabref. Si bien es necesario apuntar que, aunque hayamos establecido esta clasificación, ya no existen gestores de referencia puramente de escritorio, y que todos ellos ya funcionan desde la web, y la mayoría disponen de una red social. Si bien algunas de estas funciones son más evidentes en unas herramientas que en otras.

En general puede decirse que son programas muy buenos en cuanto a funcionalidad, aunque para el investigador resultan ciertamente complejos por la cantidad de posibilidades que brindan, y por los mecanismos de importación de datos que a veces no son sencillos, si bien han mejorado en los últimos años con el desarrollo de mecanismos web. Estos gestores solamente estaban disponibles en lengua inglesa, lo que los hacía un poco más complejos. Eran pocas y muy especializadas las fuentes que tenían formatos de salida a estos gestores

Segunda generación (2001) “Web de gestión bibliográfica”

Con la generalización de las revistas y recursos digitales accesible a través de Internet, el navegador se ha convertido en la herramienta natural para compilar información, por ello es lógico que los gestores de referencias hayan incorporado el acceso a través de Internet. Algunos de ellos disponen de versiones locales y otros no, también es distinta la manera en la que se integran en el navegador. Esto ha supuesto la llegada de nuevas herramientas que han diversificado la situación de monopolio que tenía Thompson.

Se las denomina aplicaciones Web de gestión bibliográfica. Son aquellos que se encuentran íntegramente en línea. Se trata de gestores alojados en la Web y que permiten el trabajo remoto sin la necesidad de instalar el software. También es posible relacionarlos con un procesador de texto y facilitan la exportación de referencias desde bases de datos, catálogos web y páginas. Algunos de los Gestores sociales que es posible encontrar son Refworks o Endnote Web and EndNote Basic.

Tercera generación (2004) Gestores sociales

Gestores bibliográficos sociales: estos gestores unen a las funciones tradicionales las capacidades de las redes sociales para descubrir y compartir información bibliográfica. Junto con el etiquetado social o folksonomias Por ejemplo: Bibsonomy, Mendeley, Connotea (discontinuado) o Citeulike (discontinuado).

Cuarta generación (2006) Gestores bibliográficos Híbridos

Este tipo de gestores son los que están teniendo mayor auge en este momento, ya que incluyen las características de los dos grupos antes mencionados. Permite tanto el trabajo remoto a partir de una aplicación en la red, así como también la instalación local y el trabajo sin necesidad de una conexión a la web. Estos gestores unen a las funciones tradicionales las capacidades de las redes sociales para descubrir y compartir información bibliográfica. Algunos de ellos son: Mendeley, Zotero, Papers o Biblioscape.

Quinta generación (2009) Gestores con organización del conocimiento

Estos gestores añaden el "método de las fichas" al gestor bibliográfico. Permiten guardar no solamente los datos bibliográficos (y poco más), sino el texto de citas extraídas, los comentarios sobre los textos o partes de textos, y a veces las ideas propias. Estos elementos pueden ser enriquecidos de palabras clave independientemente de las referencias. (Bibliographix, Citavi, Docear) Por ejemplo Citavi o Docear.

Características de los gestores bibliográficos

Los gestores bibliográficos comparten una serie de características comunes a todos ellos.

  • Incorporar y almacenar referencias . La entrada de datos en los gestores bibliográficos puede darse de distintas maneras: automática, directa e indirecta. Mediante el método directo el gestor bibliográfico es capaz de extraer la información desde la propia fuente de información, para esto en la actualidad un gran número de revistas electrónicas, bases de datos, catálogos y repositorios disponen de formatos de salida a gestores de referencias. Mediante el método directo los datos se incluyen desde el propio gestor de manera manual rellenando cada uno de los campos de descripción habituales (autor, título, etc.). Mediante el método indirecto en las webs que así lo disponen es posible generar un formato RIS que posteriormente es importado por el propio gestor bibliográfico.
  • Organizar y describir listados bibliográficos . Este tipo de gestores permiten organizar toda su información mediante un sistema de carpetas y subcarpetas generadas por el propio usuario “ad hoc” además de un exhaustivo control de autoridades para permitir una adecuada recuperación de la información junto con un control de duplicados. Las referencias pueden ser descritas de manera individual o colectiva para su posterior recuperación.
  • Salida de datos . Los gestores bibliográficos permiten citar y la creación de bibliografías exportando las referencias bibliográficas individualmente o en listados, en distintos formatos (.rif, .txt, .html, .bib, .ris, .xml, etc.) integrándose en procesadores de textos y mediante envío de ficheros.

Funciones de los gestores bibliográficos

La mayoría de gestores bibliográficos reúnen las siguientes funciones:

  • Extraer metadatos de las páginas web.
  • Permiten importar artículos de bases de datos, revistas científicas o catálogos bibliográficos.
  • Editar, almacenar, organizar y dar formato de salida a distintos tipos de información.
  • Desarrollo automático de una lista de referencias bibliográficas, de citas bibliográficas y de notas a pie de página en múltiples estilos de cita.
  • Elaborar bibliografías y listas de lecturas recomendadas.
  • Permite agrupar los artículos y referencias documentales por grupos temáticos.
  • Interaccionar y colaborar con los usuarios a través de grupos públicos o privados, redes sociales o feedback.
  • Algunos poseen complementos para aplicaciones adicionales (como procesadores de texto).
  • Permite comentar y añadir notas sobre los artículos revisados.
  • Permite almacenar material adjunto para cada uno de los artículos listados.

Clasificación de los gestores bibliográficos

Según su uso

  • Gestores clásicos . Este tipo de gestores necesitan forzosamente ser instalados en el ordenador desde el que se vaya a trabajar. (Citavi, EndNote)
  • Gestores Web . Estos gestores permiten el acceso a las bases de datos de referencia de manera remota y permiten la sindicación de contenidos, trabajos en entornos compartidos, etc., pero en el trabajo sin instalación necesitan una conexión a internet continua (EndNote basic, Mendeley, RefWorks, Zotero)
  • Gestores de referencias sociales . Estos gestores añaden la función de generar muy variados formatos de salida para insertar citas bibliográficas en los trabajos de investigación (2collab, citeulike, Connotea, BibSonomy, Mendeley)
  • Gestores con organización del conocimiento . Estos gestores añaden el "método de las fichas" al gestor bibliográfico. Permiten guardar no solamente los datos bibliográficos (y poco más), sino el texto de citas extraídas, los comentarios sobre los textos o partes de textos, y a veces las ideas propias. Estos elementos pueden ser enriquecidos de palabras clave independientemente de las referencias. (Bibliographix, Citavi, Docear)

Según licencia

  • Software propietario : (Bibliographix, Biblioscape, Citavi, EndNote, Papers, RefWorks, Paperpile)
    • Freeware : De uso gratuito (CiteUlike, Mendeley,)
    • Freemium (servicios básicos gratuitos y se cobra dinero por servicios avanzados o especiales). Por ejemplo Qiqqa.
  • Software libre : (Bibus, Docear, JabRef, Zotero)

Evaluación

Existen muchos gestores bibliográficos, y aunque todos coinciden en sus características básicas y funciones, cada cual tiene sus particularidades. Las reglas comunes y estándares para la evaluación de la calidad del software están establecidas por las normas ISO/IEC 9126, 14598 y 25010.

Algunos de los factores que se analizan para la evaluación de los gestores de referencias son:

  • Curva de aprendizaje.
  • Interfaz.
  • Coste.
  • Compatibilidad con procesadores de texto.
  • Espacio de almacenamiento.
  • Si es una aplicación colaborativa.
  • Velocidad de captura.
  • Filtrado de referencias.
  • Si permite crear anotaciones y comentarios.
  • Soporte.
  • Si permite añadir PDFs u otros archivos.
  • Estilos de cita disponibles.
  • Capacidad de editar/ crear estilos.
  • Opciones de importación y exportación.
  • Capacidad de compartir información con otros gestores bibliográficos.
  • Lenguajes de la interfaz.

Beneficios del uso de gestores bibliográficos

En concordancia sus funciones básicas, los gestores modernos pueden reportar beneficios en tres frentes de trabajo: la búsqueda de información, la gestión de las fuentes y la visibilidad del conocimiento producido.

  • Búsqueda de información
    • Hacen posible acopiar información referida exclusivamente a necesidades o intereses del usuario, con lo cual se reducen los tiempos de búsqueda y se obtienen resultados más precisos y relevantes.
    • Algunos gestores, además de recopilar la referencia, guardan copias de los documentos consultados en su base de datos (alojada en el equipo de cómputo del usuario); esto permite acceder a ellos de forma eficiente, sin preocuparse por recordar el lugar en el que se almacenarán.
    • Abren la posibilidad de integrar fuentes que antaño no habrían tenido la misma relevancia que los artículos científicos, tales como repositorios de contenidos y blogs.
  • Gestión de fuentes
    • Al encontrarse en una colección personal, es posible modificar los metadatos de las referencias para que reflejen necesidades particulares; por ejemplo, añadir palabras clave específicas y hacer anotaciones. Además de optimizar la colección, esto puede permitir que otras personas interesadas en la misma temática accedan con más facilidad a los contenidos.
    • Permiten que grupos de personas trabajen sobre colecciones comunes desde lugares distantes, lo cual puede ser beneficioso para el desarrollo de proyectos de investigación colectivos.
  • Visibilidad del conocimiento
    • Liberan tiempo de las labores de citación y referenciación que puede asignarse en tareas relacionadas con la escritura, mucho más importantes para la calidad global de los escritos.
    • Ayudan a evitar situaciones de plagio, en tanto se asegura que las fuentes (cuando menos aquellas que se han recopilado con el gestor) serán citadas de forma adecuada.
    • Además de hacer posible que el usuario comparta sus propios escritos, algunos gestores permiten extraer estadísticas básicas sobre los mismos: con qué frecuencia se leen y se descargan los textos, por ejemplo.

Usuarios de los gestores bibliográficos

Investigadores o auxiliares de investigación

Pueden…

  • Gestionar las fuentes que utilizarán como soporte para el desarrollo de sus proyectos individuales o colectivos.
  • Componer las citaciones y las listas de referencias de sus escritos de forma ágil y eficiente.
  • Cumplir con facilidad los requisitos de publicación de las revistas en lo que respecta a estilos de citación.

Estudiantes universitarios

Pueden…

  • Crear colecciones de referencias con base en sus intereses académicos.
  • Citar de forma adecuada las fuentes que utilicen en sus trabajos escritos.

Profesores universitarios

Pueden…

  • Organizar la bibliografía que emplearán en sus cursos.
  • Crear listas de referencias que puedan nutrirse con los aportes de sus estudiantes.

Bibliotecas

Pueden…

  • Establecer servicios de información respecto de la disponibilidad de recursos bibliográficos específicos (mediante la creación de colecciones propias en los gestores).
  • Educar a sus usuarios respecto de la citación y referenciación de fuentes en trabajos escritos.

Problemas actuales en la búsqueda y gestión de fuentes documentales

La escritura de textos en el ámbito académico es un ejercicio en cuyo desarrollo se generan diálogos entre posiciones de orígenes diversos, en procura de emplearlas como sustento para encontrar una voz propia. En este sentido, la calidad de un escrito de tal naturaleza deviene, en buena parte, del rigor con el que se aborde la tarea de gestionar las fuentes que compondrán dichos intercambios.

Ahora bien, aunque se tome la decisión de emplear un gestor para agilizar los procesos de recuperación, almacenamiento y exportación de colecciones de referencias, es claro que la aplicación por sí sola no garantiza que la búsqueda y sus resultados tengan un efecto positivo en el desarrollo de un trabajo de investigación que derivará en un documento escrito. Sumado a esto, la llegada de nuevos recursos de información que trascienden las nociones de libros o artículos de revistas obligan a adquirir conocimientos para valorar su calidad y pertinencia. García (2007) agrupa esto último bajo el concepto competencia para manejar información: esto es, un conjunto de saberes, actitudes y habilidades que permiten recabar información de manera eficiente, en procura de “convertirla en conocimiento útil aplicable en contextos variados y reales”.

Así entonces, el embarcarse en un proceso de escritura que exija contar con fuentes documentales requiere, en palabras de Bundy (2000), de la “capacidad de reconocer la existencia de una necesidad de información, identificar cuál es necesaria, acceder a ella, valorarla y emplearla cuando se requiera” (p. 1, traducción propia).

Acceso a las fuentes de consulta especializadas

El número de espacios de internet en los cuales es posible consultar información de índole académica son innumerables y de muy diverso orden. No obstante, su utilidad como fuentes de información puede verse disminuida por asuntos relacionados con el acceso —justamente uno de los criterios expuestos—; ciertos contenidos pueden estar disponibles solo de forma parcial, o bien requerir de suscripciones pagas para ser consultados. Es conveniente, por lo tanto, dar un repaso a una tipología general sobre dichos servicios, con miras a generar competencias que permitan orientar mejor el proceso de búsqueda de información relevante.

Definición de alcance de la búsqueda

Una de las razones que motivan la ineficacia de las búsquedas en internet corresponde a la falta de criterio para establecer las metas y límites de las mismas. Esto es, definir lo siguiente (Cordón García et al., 2010, p. 44)

  • Tipo de labor para la que se adelantará la búsqueda
  • Tipo de materiales que serán tenidos en cuenta al desarrollarla
  • Idiomas de consulta

¿En dónde buscar?

La pregunta da lugar a múltiples respuestas, dará la pauta para establecer los lugares de donde se partirá para recabar información. A continuación mostraremos algunos aspectos relevantes de los más utilizados: los buscadores y las bases de datos.

Bases de datos

De más está reiterar que, especialmente en el desarrollo de trabajos de investigación que devendrán en artículos científicos, las bases de datos especializadas constituirán una valiosa fuente de consulta, en tanto contienen información cuya calidad ha sido evaluada por los equipos editoriales de las revistas en las que se ha publicado. No obstante, es justamente la enorme cantidad de información alojada en ellas lo que hace que las búsquedas se tornen complejas. A este respecto, es conveniente conocer el funcionamiento y uso de los operadores booleanos (“and”, “or” y “not”), así como el uso de truncamiento de términos (p. ej. auto* recuperaría automóvil, autobús, etc.)

Buscadores

Los buscadores permiten acceder a recursos de innumerables variedades y orígenes. No obstante, hay algunos especializados en recuperar información de documentos científicos, de los cuales se destaca Google Académico (http://scholar.google.com). Este motor de búsqueda, surgido en 2004, sirve para tres propósitos: buscar el texto completo de un trabajo; buscar la producción bibliográfica de un autor; de una revista o sobre un tema; [y] buscar las citas que recibe un trabajo (libro, artículo de revista, tesis, informe…) (Torres-Salinas, Ruiz Pérez, & Delgado-López-Cózar, 2009, p. 502). No obstante, tal como sucede con la versión "generalista" de Google, las búsquedas suelen verse afectadas negativamente por la manera como se escriben las frases de búsqueda. Se recomienda, por lo tanto, utilizar la función de búsqueda avanzada, cualquiera sea la versión del buscador que se utilice; con esta es posible depurar los resultados de la búsqueda mediante acciones como recabar información de fechas específicas, definir el idioma de los resultados y buscar archivos de tipologías particulares (e. g. solo archivos PDF), entre otras. Problemas en el desarrollo de la búsqueda.

Problemas en el desarrollo de la búsqueda

Criterios de selección de fuentes

En el ejercicio de cualquier proceso que radique en componer una lista de fuentes es importante disponer de criterios mínimos de selección, de tal forma que la información recabada resulte verdaderamente útil para el trabajo. Ahora bien, la proliferación de nuevas fuentes de información alojadas en páginas web como blogs y repositorios de contenidos, aunque positiva en tanto sustento teórico adicional, puede traer dificultades si no se tiene criterio alguno para valorar la idoneidad de la información, en especial aquella que proviene de documentos electrónicos por cuanto puede obedecer a “propósitos personales, comerciales y no académicos” (Martínez, 2013, p. 45).

Con lo anterior, al embarcarse en la tarea de recabar fuentes es importante realizar dos tareas básicas: primero, establecer el alcance y el objeto de la búsqueda (Cordón-García et al., 2010, p. 42); y segundo, plantearse ciertos cuestionamientos respecto de la fiabilidad de dichas fuentes, de modo tal que las listas de referencias acopiadas manualmente o a través de un gestor sean verdaderamente útiles para el trabajo a realizar, o bien para iniciativas futuras.

Fragmentación de los resultados de las búsquedas

En ocasiones —y en el caso que nos ocupa, cuando se decide confiar en un gestor para recopilar fuentes documentales—, bien sea por la cantidad de referencias, o porque estas no serán utilizadas en un tiempo prudencial, pueden pasarse por alto detalles importantes respecto de las mismas que, dado el caso, podrían servir como insumo de consulta en ejercicios de investigación o escritura posteriores.

Ante esto, diversos materiales educativos recomiendan adquirir el hábito de elaborar fichas de lectura; esto es, documentos cuyo objeto es acopiar la información más relevante sobre el material que se ha leído (Universidad Nacional de Colombia, 2013, p. 1), de tal forma que pueda ser ubicada y consultada posteriormente.

Ahora bien, ¿cómo hacer compatible la elaboración de guías de lectura con el uso de gestores bibliográficos? Zotero y Mendeley, disponen de funcionalidades que podrían funcionar a este respecto: radican en la posibilidad de agregar notas a las referencias consultadas. El punto fuerte de esta alternativa radica en que se tiene la posibilidad de utilizar texto enriquecido (es decir, cambiar el tipo de letra, insertar cuadros, usar colores, subrayar y usar cursivas, entre otras acciones).

Falencias en citación y referenciación

Aun cuando el uso de gestores automatiza el proceso de exportación de citas a procesadores de texto, es importante tener presentes dos cuestiones: primera, aun con la automatización mencionada, el usuario es responsable absoluto de disponer de forma adecuada las citas y referencias en su escrito; y segunda, aun los gestores modernos distan de arrojar resultados perfectos en lo que respecta a la exportación, en particular con citas provenientes de recursos disponibles en la web, como entradas en blogs y archivos audiovisuales.

Citas textuales inadecuadas que pueden devenir en situaciones de plagio involuntario

No aludiremos aquí a los casos en los que de manera intencional se copia el trabajo de otros sin darles crédito. En lugar de ello, nos referiremos a aquellas situaciones en las que, por descuido o desconocimiento de las nociones básicas de citación, se incurre de forma involuntaria en situaciones que podrían ser consideradas como casos de plagio.

Comparación entre un texto original (izquierda) y una cita inapropiada del mismo (derecha)

Si no conociésemos el original, tenderíamos a pensar que el fragmento de la derecha corresponde a una elaboración propia respecto del texto citado; por el contrario, se trata de una cita textual, apenas con unas pocas alteraciones (adición del apellido “Nieto” y cambio del mismo por el pronombre personal “él”), la cual no se introduce de forma adecuada en el texto, hecho que deriva en la confusión mencionada.

Lo anterior deviene de la carencia de una distinción clara entre las nociones de paráfrasis y cita textual, dos acciones que corresponden al mismo campo, pero cuyas formas y objetivos no son siempre los mismos. Mientras que la primera es una estrategia por medio de la cual se expresa lo dicho en el texto original en palabras distintas —cita indirecta—, la segunda es una transcripción literal del escrito de otro autor (aun cuando se omitan o añadan pequeñas aclaraciones o comentarios), esto es, una cita directa, y debe identificarse como tal.

Dado que provienen de la interpretación personal del autor sobre los trabajos que cita en su escrito, las formas que pueden adquirir las paráfrasis son múltiples y numerosas. A manera de ejemplo, mostramos aquí lo que podría ser una de varias paráfrasis del texto. Nótese que la oración se introduce con una alusión directa al autor del escrito original, a la vez que se emplean términos distintos para expresar la misma idea.

Ejemplo de lo que podría ser una de varias paráfrasis del texto

Las diversas formas de alusión directa o indirecta a las voces de otros, llamadas en su conjunto discurso referido, son tema de numerosos trabajos; destacamos aquí algunos que podrían consultarse en caso de que se quiera profundizar en esta temática. De un lado, si se desea consultar una descripción lingüística de este tipo de discursos se encuentra lo contemplado al respecto en la Nueva gramática de la lengua española (Real Academia Española, 2009), así como un artículo de Maldonado dedicado al tema en la Gramática descriptiva de la Lengua Española (1999). De otro lado, para una explicación más sucinta y esquemática respecto de las formas adecuadas de citación, es posible remitirse al texto “Citas y tipos de citas” de Planas, Aragón y Aportela (2013, pp. 98-100); adicionalmente, si no es posible tener acceso al material anterior, Sabaj y Páez (2011) presentan un ejercicio de investigación relacionado con este tema.

Referencias con datos incompletos

Este inconveniente, común y muy recurrente, carece de una solución automática e inmediata; corresponde al investigador verificar que las referencias contengan todos los datos requeridos. A este respecto, la búsqueda de artículos o recursos específicos en buscadores y bases de datos puede ayudar a recuperar la información faltante. En el caso de los libros, sugerimos acudir al catálogo en línea Worldcat (http://www.worldcat.org): a la vez que constituye una valiosa fuente de consulta referencial (i. e. enlista los materiales, pero no permite consultarlos), es compatible con la función de captura de varios gestores bibliográficos.

Uso de normativas de citación mal adaptadas a lenguas distintas del español

Es común encontrar casos como el siguiente en listas de referencias elaboradas o bien manualmente, o bien con la asistencia de gestores bibliográficos:

Uso de normativas de citación mal adaptadas a lenguas distintas del español

La frase señalada (retrieved from, “recuperado de”) es solo uno de numerosos ejemplos que involucran la presencia de elementos propios de la normativa de citación escritos en lenguas distintas del español. Lo mismo ocurre con nombres de ciudades (lugar de edición, en el caso de las publicaciones), por citar otro ejemplo.

Este tipo de dificultades tiene dos causas: o bien los metadatos de la referencia recabados por el gestor —en caso de haberlo utilizado— están escritos en otra lengua, o bien la configuración de idioma en las opciones de exportación del gestor utilizado es incorrecta.

Gestores en comunidades de investigación

La producción científica que está representada en publicaciones como ponencias, artículos y libros deviene, en gran medida, del trabajo de los grupos de investigación. La generación de estos materiales está mediada por procesos de revisión y gestión de fuentes documentales, encargados tanto a los investigadores como a los asistentes de investigación.

No obstante, solo con la aparición de los gestores de referencias que también son redes sociales, como Mendeley, ha sido posible pensar en que este proceso no sea desarrollado por sus actores de forma aislada sino integrada, mediante la creación de colecciones de referencias compartidas que permitan disponer de las fuentes de forma organizada y unificada, para facilitar la construcción de las publicaciones mencionadas. Aún más, los componentes sociales abren las posibilidades de compartir estos productos en espacios que franquean los límites de los medios tradicionales, lo cual trae beneficios para tanto para los grupos que los producen como para la comunidad científica en que se inscriben.

Visibilidad e impacto

En tanto es mayormente pública, la ciencia tiene por objeto difundirse; esto es, los proyectos de investigación suelen validarse cuando sus resultados son comunicados a la comunidad científica. Así entonces, “existe una simbiosis (…) entre investigación científica y publicación-comunicación de la misma, de tal manera que la literatura de una materia es tan fundamental como la propia labor de investigación que contiene” (Cordón-García et al., 2010, p. 30). Así entonces, el resultado de la difusión en el ámbito científico se ve reflejado en dos factores que se describirán a continuación: la visibilidad y el impacto.

¿Qué significa “ser visible” en el contexto académico? En palabras simples, la visibilidad científica se traduce en el reconocimiento que se da a los investigadores en virtud de las menciones que sus pares hacen de sus proyectos en otros trabajos (Cordón García et al., 2010). Dicho reconocimiento es beneficioso tanto para los grupos que desarrollan estas iniciativas como para las instituciones que suelen apoyarlas, toda vez que representa un indicador de calidad. Con lo anterior, se tiene que las iniciativas o proyectos de investigación emprendidos por un grupo puede dar lugar a varios materiales comunicativos cuyo objeto radica en dar a conocer los pormenores de su desarrollo: entre otros, se encuentran aquí las ponencias; los informes; las tesis; las monografías; y los artículos publicados en revistas científicas, que proporcionan más visibilidad en tanto han pasado por un proceso editorial que incluye una fase de evaluación, lo cual les confiere un nivel superior a los demás tipos de documentos.

La noción de impacto, por su parte, cobija el efecto que tiene la comunicación científica en los ámbitos académico y social, como lo explican Ramírez Martínez et al. (2012, p. 34). Así entonces, para los autores citados el impacto académico (tradicionalmente valorado en función del número de citas que de otros trabajos se realizan en los artículos científicos) corresponde a la manera en que los investigadores se apropian de los conocimientos generados por sus pares y los utilizan como fuente para iniciativas o proyectos nuevos, hecho que trae beneficios notables:

  • Impacto académico . Reflejaría idealmente la formación de investigadores que ofrezcan sintonía y empatía con la sociedad, y tengan la posibilidad de generar nuevas oportunidades basadas en lo que sucede a su alrededor, en forma creativa, estableciendo equipos de trabajo con colegas y expertos pares de otras instituciones o universidades, buscando financiación y apoyo, y desarrollando proyectos interdisciplinarios. Así, la comunicación de conocimientos permite, por ejemplo, que un investigador común, el docente universitario, vaya más allá del ámbito de experticia de su asignatura y de su unidad académica y traspase las fronteras de su institución. (Ramírez Martínez et al., 2012, p. 36)
  • Impacto social , a su turno, corresponde a los efectos que pueden tener las investigaciones en ámbitos que traspasan las fronteras de la academia y, en consecuencia, generan beneficios en la sociedad:
    • El grado de efectividad, articulación y esfuerzo conjunto con el que se promueve la investigación como estrategia para generar impactos sociales desde la academia, favorece el progreso de cada disciplina, motivado en gran medida por las innovaciones que surjan desde sus investigaciones, progreso que además también debe ser sustentado con el apoyo y desarrollo desde otros ámbitos no académicos. (Ramírez Martínez et al., 2012, pp. 37–38).

Con lo dicho, y en relación directa con el tema central de esta cartilla, asegurar que la difusión científica sea efectiva implica para los grupos adquirir competencias en materia de gestión de la información documental que fundamentará sus trabajos, de tal forma que sean capaces de tomar decisiones que redunden en más proyección y reconocimiento para los mismos (Cordón García et al., 2010).

Trabajo colaborativo y sus desafíos en la academia

La estrategia de implementación de gestores en comunidades de investigación que se propone en este capítulo tiene sustento en el concepto de trabajo colaborativo; esto es, una forma de cooperación facilitada por la masificación de internet, por medio de la cual se logra que grupos de personas trabajen de forma mancomunada a fin de generar productos culturales, información o conocimientos nuevos sin preocuparse por jerarquías ni beneficios económicos (Benkler & Nissenbaum, 2006).

Resulta entonces natural que se piense en esta forma de trabajo como deseable para los grupos de investigación —y dentro de estos, para labores como la gestión de las fuentes documentales—aunque su adopción no está exenta de retos, de los cuales se destacan los tres siguientes:

  • Apatía ante los cambios : está dada tanto por el hecho de adoptar una nueva forma de trabajo como por el desconocimiento de las herramientas y aplicaciones digitales a las que se recurre en su implementación.
  • Cambio de visión respecto de las jerarquías : como se estableció, y dado que todos los miembros del grupo pueden contribuir a la consolidación de una base de datos compartida de fuentes documentales, las jerarquías se hacen poco útiles; no así las responsabilidades, que se describirán más adelante.
  • Descentralización del trabajo : dado que todos los miembros del grupo pueden hacer aportes al desarrollo de la labor desde cualquier lugar, los espacios y soportes físicos se hacen poco necesarios, hecho que podría ser traumático para personas no acostumbradas a ello.

Trabajar en comunidades de investigación con gestores

A continuación, se presenta un modelo de aquello que podría constituir una estrategia para la implementación de un gestor bibliográfico en grupos de investigación, con miras a motivarla. Se ha dividido en tres fases: primero, la definición de los roles y las responsabilidades que tendrán los integrantes del grupo en dicha implementación; segundo, la elección del gestor a utilizar; y tercero, el desarrollo del trabajo propiamente dicho.

Definición de roles y responsabilidades

Como se expresó anteriormente, resulta innecesario detenerse en discutir asuntos relacionados con las jerarquías para los efectos de una estrategia como la que presentamos; sin embargo, ello no quiere decir que no existan responsabilidades puntuales que deban asignarse a roles específicos. En concreto, existen dos roles principales, investigador y auxiliar de investigación, cuyas funciones se describen en el siguiente esquema.

Roles principales

Elección de una plataforma

El uso compartido de estas herramientas requiere que en el grupo se formulen preguntas adicionales relacionadas con tres factores principales.

Criterios de selección para el uso de gestores bibliográficos en grupos de investigación

Desarrollo del trabajo

El diagrama de flujo que presentamos a continuación constituye una estrategia de implementación de un gestor de referencias en las labores de un grupo de investigación, cualquiera sea su área de conocimiento, con miras a agilizar la producción de los materiales comunicativos que le brindan visibilidad (e. g. artículos, ponencias, libros, etc.).

Diagrama de flujo, una estrategia de implementación de un gestor de referencias en las labores de un grupo de investigación

Beneficios de adoptar una estrategia grupal de gestión de fuentes basada en gestores

Un plan de acción como el presentado puede tener efectos positivos en la labor de superar los desafíos planteados anteriormente. De modo específico, presentamos aquí cuatro hechos que representan beneficios del desarrollo de la estrategia:

  • Unificación de criterios y mejora en el desarrollo de la investigación : el hecho de que todos los miembros del grupo compartan una colección de fuentes debidamente sistematizada —e incluso complementada por herramientas como las fichas de lectura— facilita la revisión de las fuentes, hecho que redunda en un desarrollo más fluido y riguroso de esta fase de los procesos de investigación.
  • Facilidad de comunicación : unidos a recursos como el correo electrónico, las redes sociales y los sistemas de mensajería, las colecciones de referencias compartidas permiten que los miembros de los grupos de investigación entren en contacto de manera más eficiente y rápida, motivados por un interés común.
  • Aumento de la visibilidad : la exportación adecuada de las referencias permite que tanto los productos generados desde el grupo como los documentos citados en los mismos sean más fácilmente ubicables en el universo de la comunicación científica.
  • Optimización de los procesos de creación de materiales de comunicación científica : disponer en todo momento de una base de datos completa y normalizada permite que la labor de citación y referenciación pase de ser una tarea dispendiosa y extenuante a convertirse en una procedimiento sencillo y rápido.

Redes sociales científicas de libre acceso que pueden complementar el uso colaborativo de los gestores bibliográficos

Para aquellas personas o grupos de investigación interesados en potenciar la visibilidad de sus publicaciones en medios diseñados especialmente para tal fin, existen redes sociales específicas que permiten encontrar a personas que compartan intereses académicos, disponer los trabajos propios y buscar posibilidades de colaboración. Describimos a continuación tres de las más destacadas:

  • Academia.edu : lanzada al público en 2008, esta red social científica cuenta actualmente con más de 42 millones de investigadores abonados y cerca de 830.000 visitas mensuales. Permite establecer vínculos entre colegas, a la vez que dispone de una enorme colección de artículos, ponencias y demás productos de investigaciones, y permite revisar datos relacionados con la visibilidad y el impacto de los documentos publicados por el usuario (e. g. número y frecuencia de visitas).
  • ResearchGate : fue lanzada en 2008. Tal como sus congéneres, permite al usuario disponer de un perfil por medio del cual puede hacer públicos sus trabajos, así como buscar a otros académicos con intereses similares. Igualmente, permite observar datos en relación con la visibilidad y el impacto de los mismos (Thelwall & Kousha, 2016).
  • Mendeley : como se dijo anteriormente, quizá el hecho que distingue a Mendeley de las otras plataformas nombradas aquí es su doble función de gestor bibliográfico y red social, hecho que le confiere una gran versatilidad. Cuenta con más de 2,5 millones de usuarios y un elevado número de documentos y referencias, y dispone de las mismas funciones de sus competidores: disponer de un perfil, ubicar a contactos, publicar documentos y crear grupos con base en intereses académicos.

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Fuentes