Globalización neoliberal del planeta

Globalización neoliberal del planeta
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Concepto:Sometimiento del proceso de producción, distribución circulación y consumo al “fundamentalismo del libre mercado”, así como de la vida social a los valores del individualismo,el cual se impone mediante un proceso político dirigido por la clase dominante, o su fracción hegemónica.

Globalización neoliberal del planeta. Esta globalización tiene marcada influencia sobre la economía a nivel mundial y tiene repercusión directa en la anulación progresiva de los estados nacionales más vulnerables y de la identidad cultural de los pueblos; la homogeneización de los patrones de consumo; la degradación del medio ambiente, sobre todo en los países subdesarrollados, así como la despersonalización del individuo hasta convertirlo en una suerte de androide indiferente al dolor ajeno, incapaz de ejercer con autonomía su juicio crítico, privado de su derecho a elegir conscientemente.

La posibilidad de transformar la irracionalidad productiva que degrada la existencia plena del individuo en el planeta y especialmente en los países subdesarrollados depende de un conjunto de condiciones económicas y políticas. Revertir este estado de cosas conlleva a elaboración de estrategias conceptuales que posibiliten la gestión del desarrollo bajo condiciones de sustentabilidad y equidad lo que evidentemente no puede surgir de los paradigmas económicos dominantes y de las prácticas tradicionales de la planificación, haciendo evidente la necesidad de “eliminar de la agenda” la aplicación de políticas neoliberales en el mundo globalizado actual.

Repercusión para la humanidad

No hay cónclave, debate o publicación relevante que no dediquen al asunto un momento de reflexión y análisis. Sus efectos y consecuencias se han convertido en una constante para el hombre contemporáneo. Y no es para menos. Como ha expresara Fidel Castro en la XLL Cumbre del Movimiento de Países No Alineados, en nuestra época “se está jugando algo más que el desarrollo: nuestra propia sobrevivencia como especie”. (1)

Este llamado centra la atención en el problema principal de nuestros días: el peligro real de extinción del género humano como consecuencia de la globalización neoliberal. Meditar en la significación de esta y de otras ideas similares expresadas por el líder de la Revolución Cubana, trasladaría el debate a la verdadera esencia del fenómeno, sin que ello implique soslayar los asuntos determinantes de su repercusión económica.
Las reflexiones hechas por Fidel en su Conferencia Magistral en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, en agosto de 1998, enfatizan aún más en el carácter desnaturalizador de esta globalización y su incidencia en la espiritualidad humana cuando refiere: “Un problema terrible (…) que estamos padeciendo es el de la agresión a nuestras identidades nacionales, la agresión despiadada a nuestras culturas, como jamás ha ocurrido en la historia, la tendencia hacia una monocultura universal”. (2)

Es palpable que el mundo contemporáneo se encuentra notablemente marcado por dicho proceso. Aunque algunos autores lo asumen como un proceso novedoso, esta delimitación en espacios de tiempo tiene una gran influencia por los cambios provocados en el mundo como resultante de la revolución de las comunicaciones y la información que le han dado nuevas dimensiones a la globalización neoliberal. Pero es un hecho innegable que esta “no es la primera globalización, sino la tercera, que tiene por antecedentes la que consideran se experimentó en las primeras décadas del pasado siglo y una segunda alrededor de los años 50-60”(3); por lo tanto se coincide con que la globalización “es un término que se utiliza para denominar la nueva forma que reviste, en la contemporaneidad, la esencia internacionalizadora del capital”(4), y que tiene repercusiones no solo en el ámbito económico sino también a escala social y cultural; y por supuesto, en el orden ecológico, viéndose afectada la relación que se establece entre los factores sociedad-naturaleza.
Independientemente de disquisiciones terminológicas, que deben dar su contribución al esclarecimiento de la esencia de los procesos que enfrenta la humanidad en este cambio de milenio, en lo que sí parece haber consenso es que estamos ante una complejización del proceso de desarrollo social a extremos tales, que se halla en juego la existencia de la humanidad, por amenazas paradójicamente derivadas del propio progreso seguido hasta el presente.

La objetiva globalización neoliberal que tiene lugar en el mundo de hoy ocupa la atención de investigadores de las más diversas especialidades y escuelas de pensamiento, de políticos profesionales y activistas de todas las tendencias.
Ahora bien, desafortunadamente este proceso de globalización ha pasado a una versión neoliberal, que exacerba demencialmente las pasiones, cuya vileza contrasta con logros civilizadores impensables hace pocos decenios (computación, clonación, energía nuclear, Internet, etcétera).

Globalización vs economía real

La globalización neoliberal expresa el afán subjetivo de economías dominantes de reducirse en número y multiplicarse en superfortunas, transnacionalizando al máximo, privatizando todo lo que rinda ganancias y colocando las cotizaciones bursátiles y toda la economía ficticia y especulativa por encima de la economía real, que se traduce en bienes y servicios.
Existe un consenso creciente de que la lógica del mercado se está expandiendo en América Latina, desencadenando profundas transformaciones en sus matrices culturales y políticas. La mayor parte de los análisis de este proceso han enfocado aspectos macroeconómicos (como por ejemplo el déficit fiscal o la inflación), la privatización de empresas públicas y la reducción de las políticas sociales. Sin embargo, esta reorganización desde el punto de vista económico tiene muchos otros efectos, en tanto expresa una forma de concebir a la sociedad y la naturaleza.

La perspectiva neoliberal además de ser un modelo económico, es también una visión amplia de la vida en sociedad. Postula al mercado como el escenario social perfecto. Su funcionamiento tiene sus pilares en la aceptación voluntaria de los individuos, a partir de sus intereses particulares, sin atender a los fines colectivos. Las interacciones sociales quedan reducidas a relaciones de mercado. El centro se pone en el individuo, y la sociedad deja de ser una categoría con características propias, reflejando en cambio un mero agregado de personas distintas, cada una atendiendo sus propios fines.

Los derechos personales son reducidos a derechos del mercado, y la libertad es presentada negativamente, como ausencia de coerción, y en especial restringida a la libertad de comprar y vender. Es en el mercado donde se realiza la libertad personal. Para asegurar su correcto funcionamiento debe estar protegido de intervencionismos, y en especial, de los provenientes del Estado.

Neoliberalismo vs sociedad y la naturaleza

Algunas medidas que se han tomado en los terrenos social y ecológico, servirán de ejemplo. Las políticas sociales, en particular los servicios de seguridad social, y la educación, así como las políticas ecológicas de conservación de la naturaleza, quedan subordinados a criterios de mercado.

De la misma manera se considera que el mercado también puede solucionar por sí mismo los problemas ambientales. Los defensores del "ambientalismo del libre mercado"(5) sostienen que hay argumentos fuertes que sugieren una superioridad del mismo en relación con los gobiernos, sea ella medida en términos de calidad ambiental, equidad o eficacia económica. Paralelamente, las políticas ambientales pasan a basarse en asignación de derechos de propiedad a los recursos naturales, desembocando en la privatización de bienes comunes. Así como se habla del capital humano, en este terreno también se propone un "capital natural", de donde la conservación es una forma de "inversión". La CEPAL (1991) indica que "... es imprescindible reconocer que los recursos naturales y ambientales son formas de capital y que, como tales, son objeto de inversión." (6), o sea que cuando se conserva un área natural, en realidad no se están protegiendo ni las especies ni los procesos ecológicos, sino que se está invirtiendo. La conservación se convierte en un negocio. Las políticas ambientales pasan a depender cada vez más de mecanismos de mercado, como el pago de tasas o impuestos a la contaminación, donde aquellos que tengan el dinero suficiente podrán pagar para seguir contaminando.

El ambientalismo neoliberal puede alcanzar incluso posiciones ridículas. En su búsqueda obsesiva de optimizar los mercados, se ha llegado al extremo de plantear que el principio de contaminador-pagador se aplicaría a aquellos afectados por la contaminación, quienes deberían pagar esos impuestos (y no el contaminador), de manera de inhibir a las personas de escoger lugares de residencia próximos a industrias contaminantes.

En el caso de la gestión ambiental, lo que se busca es la privatización de los recursos naturales, en particular otorgando derechos de propiedad y patentes sobre variedades de plantas y animales, y transfiriendo la gestión ambiental a organismos por fuera del Estado y del control social.

Aquí se evidencia el terreno confuso donde se desenvuelven los análisis y propuestas alternativas. En especial varios movimientos sociales y partidos de izquierda, con su constante crítica al Estado, muchas veces justificada, terminan haciéndole el juego a una propuesta neoliberal. No se ha atendido con la misma rigurosidad como se da esa transferencia de potestades, ya que no es lo mismo la sociedad civil expresada en una cooperativa de campesinos, que aquella representada por una asamblea de accionistas de una empresa.
El sesgo mercantil avanza sobre todo en la cotidianidad. Allí se observa una avalancha de conceptos y términos mercantiles. Pero no menos relevante, es el hecho de cómo esos cambios están pasando inadvertidos o son tomados con toda naturalidad.

Gran parte de la sociedad se mueve al vaivén del mercado y piensa en términos de mercado: el auge de las tarjetas de crédito, la instalación de los shopping centers, la seguridad privada, la difusión y acumulación de bienes materiales, y cambios de este tipo, muestran en las ciudades latinoamericanas la irrupción cultural del consumismo. Hasta se llega a generar un "marketing ecológico" para atender a los ambientalistas.

No puede desarrollarse un programa de justicia en los puntos de partida o llegada en tanto ello contraviene los principios del mercado. Su funcionamiento ya lleva implícito la idea de ganadores y perdedores. Como no puede existir la justicia social, es mucho menos posible una "justicia ecológica" que proteja las demás formas de vida.

El ambientalismo del libre mercado reniega de discusiones ética tales como las que consideran si los animales y plantas pueden ser sujeto de derechos, y en cambio afirma que: el desarrollo de una ética ambiental puede ser deseable, pero difícilmente cambiará la naturaleza humana básica. En vez de intenciones, la correcta administración de los recursos depende de cómo buenas instituciones sociales controlan el interés personal a través de incentivos individuales.

Una advertencia que a pesar de ser obvia, todavía no ha suscitado la atención que merece, es que si no existe un escenario político donde discutir colectivamente, nunca podrá construirse ni una política social ni una ambiental.

La temática ambiental introduce un nuevo sesgo que está quedando solo en teorías. Mientras la racionalidad de apropiación, acumulación y competencia trabajaba en contra de la justicia social, en tanto su desaparición la favorecería, ello no puede ocurrir frente a los límites ecológicos. La crisis ambiental pone en riesgo a todos, hasta quienes sustentan un progresionismo destructor.

La atención a esos aspectos ambientales implica discutir valores, diseñar formas de desarrollo con algún tipo de planificación y rescatar la justicia social. Todo ello sirve al fortalecimiento de la política y la sociedad civil en tanto la justicia social y la ecológica van de la mano.

Hay factores como la deuda externa, los hábitos consumistas, la pobreza, el descenso de las ayudas al desarrollo y la distribución desigual de las inversiones, que se identifican como contribuyentes al deterioro continuo y agresivo del medio ambiente.

La población mundial tiende a incrementar el consumo de agua pero se va agravando la escasez por la pérdida de los ecosistemas, ya sea por la desertización o por la deforestación, que dificulta las posibilidades de retención de agua en el planeta. Por otro lado, se abusa de los fertilizantes, lo cual expone a muchas regiones a productos químicos peligrosos, que enfrentan a las poblaciones campesinas a riesgos de contraer enfermedades y envenenamientos.

Necesidad de una visión integral ante el neoliberalismo

La realidad nos muestra la necesidad de una visión integral que sepa mantener en armonía el crecimiento y la sostenibilidad. Para muchos de los líderes mundiales en la producción de fármacos, fertilizantes y otras industrias, la globalización económica o nueva economía significa crear valor y crecimiento, sin embargo, esto contrasta con una mirada más amplia, de futuro.

El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo dedica sus recursos al componente ambiental, sin embargo los responsables de economía no parecen demasiado sensibles al deterioro ecológico que genera este sistema. La construcción de una racionalidad alternativa no solo depende de la transformación de las condiciones económicas, tecnológicas y políticas que determinan las formas de producción. Las estrategias del desarrollo están sujetas también a ciertas ideologías teóricas y delimitadas por paradigmas científicos que obstaculizan las posibilidades de reorientar los paradigmas productivos hacia un desarrollo sustentable con el cual se plantea la necesidad de reorientar el modelo de desarrollo dominante, como condición para superar los grandes costos sociales y naturales que la sociedad esta pagando en estos momentos.

Este cambio de pensamiento podría lograr un proceso de cambio progresivo imponiendo la calidad de vida del ser humano, mediante el crecimiento económico con equidad social y la transformación de los métodos de producción y de los patrones de consumo en las diferentes regiones, lo que por supuesto implicaría la participación ciudadana, y un mejor equilibrio de la naturaleza garantizando así la calidad de vida de las futuras generaciones.

"La causa mayor del deterioro continuo del medio ambiente global es el insostenible modelo de producción y consumo, particularmente en los países industrializados. En tanto que en los países en desarrollo la pobreza y la degradación ambiental están estrechamente interrelacionados"(7). Si los modelos resultan ahora "insostenibles" es porque se evidencia la imposibilidad de seguir manteniendo unos estilos de desarrollo que se han basado históricamente en la explotación del medio ambiente, en general, del ser humano y de las regiones periféricas del sistema mundial, en particular.

Salvación de la naturaleza

Es un hecho irreversible el que la globalización neoliberal acelere la destrucción del medio ambiente. La salvación de la naturaleza pasa por la destrucción del capitalismo, pero evitar su aniquilamiento demanda la derrota más urgente del neoliberalismo.

Algunos autores defienden el criterio de que los humanos son la única especie que con fatal irresponsabilidad va serruchando la rama en que se apoya. Esto no es profecía catastrófica, sino una realidad tan precisa como una demostración matemática, a partir de la continuación de las actuales tendencias en materia de degradación del medio ambiente.

Los libros, los documentos, películas e, incluso conferencias de Naciones Unidas de carácter mundial, como la efectuada en Río de Janeiro en 1992, han alertado, hecho recomendaciones y tomado acuerdos para detener la fatal carrera hacia la destrucción de las condiciones de vida en el planeta, son abundantes, de excelente calidad podrían ser suficientes para explicar la suprema gravedad del problema y provocar su entendimiento.

Depredación del medio ambiente y globalización neoliberal marchan inexorablemente unidas, por razones que tiene que ver más con las cuentas bancarias que con el raciocinio. Desde siempre, la ley de la ganancia pasó por encima de la ecología en la historia del sistema capitalista, pero el capitalismo de la globalización tiene mucha mayor capacidad destructiva y la posibilidad de devastar el medio ambiente en cualquier lugar del mundo, universalizando tecnologías o exportando contaminación.

La protección del medio ambiente, incluida la protección del trabajador, es un elemento de costo que disminuye la ganancia y contra ese hecho esencial se estrellan las advertencias y alertas de los científicos. En el efecto invernadero, en la lluvia ácida y en la destrucción de la capa de ozono, pueden encontrarse causales básicas que identifican a la industrialización, la comercialización y el consumo, encuadrados en la búsqueda del máximo beneficio de mercado.

En la deforestación y la desertificación, se encuentra también lo anterior en compañía de las presiones que la pobreza y el subdesarrollo inducen sobre el medio, por vía de las precarias condiciones de vida de las poblaciones. Mientras el lucro capitalista sea el árbitro de la creación y la aplicación de tecnologías, de la distribución territorial de la producción, de la implantación y difusión de estilos de vida consumistas y desarrolladores, no habrá freno al deterioro ecológico y continuará globalizándose las vías y modos de destruir el planeta. En esas condiciones, el crecimiento y la expansión económica del sistema serán aceleradores de la crisis ecológica.

Más allá de la torrencial propaganda que postula las excelencias de la globalización como la victoriosa apoteosis del capitalismo, ella no es más que un nuevo peldaño en la acumulación de capital, en el que al sistema le estorba para algunas cosas la intervención del Estado, y dotado de los poderosos medios de movimiento e información que le ha entregado la revolución científico-técnica, ahora privilegia el “libre mercado” y la especulación financiera a escala global.

Al hacerlo no encuentra el tranquilo sueño de la victoria global, sino más bien la globalización de la inestabilidad, el crecimiento de las contradicciones y del malestar social que emana de la incapacidad del sistema para lograr que miles de millones de habitantes del planeta alcancen el humano derecho de vivir como seres humanos

Conclusiones

La globalización neoliberal constituye una anulación progresiva de los estados nacionales más vulnerables y de la identidad cultural de los pueblos; la homogeneización de los paradigmas y patrones de consumo; la degradación del medio ambiente, sobre todo en los países subdesarrollados, así como la despersonalización del individuo hasta convertirlo en una suerte de androide indiferente al dolor ajeno, incapaz de ejercer con autonomía su juicio crítico, privado de su derecho a elegir conscientemente. Esto es, ni más ni menos la anulación de su cultura. La domesticación total del individuo.

La globalización neoliberal es hoy un presupuesto fundamental de nuestro entorno y de la realidad de nuestras actividades. Estamos conscientes de vivir en una "aldea global" y de su relación con los procesos tecnológicos y socioeconómicos actuales donde se evidencia un creciente abuso y deterioro de la naturaleza unido al aumento de la pobreza y otros males sociales para la mayoría de los habitantes del planeta, fundamentalmente de los países pobres.

Los estudios e investigaciones han demostrado que la escasez y el agotamiento de los recursos se deben en particular a las formas de producción y patrones de consumo de los países industrializados y de los grupos privilegiados de la sociedad. Esto se une a la incapacidad de comprensión humana del ambiente, del mundo y de la vida en su compleja totalidad, para admitir la verdadera dimensión del hombre en la naturaleza.

Citas bibliográficas

1. Fidel Castro: “Discurso pronunciado en la XLL Cumbre del Movimiento de Países No Alineados”, en Granma, La Habana, 1ro de septiembre de 1998.

2. Fidel Castro: Conferencia Magistral en la Universidad Autónoma de Santo Domingo”, en Granma, La Habana, 28 de agosto, 1998

3. Osvaldo Martínez-Globalización: ¿alternativa o destino del sistema capitalista? Revista Cuba Socialista #8, 1997, Pág. 24<

4. Osvaldo Martínez-Globalización: ¿alternativa o destino del sistema capitalista? Revista Cuba Socialista #8, 1997, Pág. 26

5. Judith A. Cherni. Medio ambiente y Globalización: desarrollo sustentable Revista Bimestre Cubana enero-junio, 2001 Pág. 137

6. Judith A. Cherni. Medio ambiente y Globalización: desarrollo sustentable Revista Bimestre Cubana enero-junio, 2001, Pág 142

7. Jiménez Herrero, Luis M. Desarrollo sostenible y Economía Ecológica. Integración medio ambiente-desarrollo y economía-ecología. Editorial Síntesis. Madrid. España. 1996. p. 33


Bibliografía

1. Águila Cudeiro, Yudy y Yuvy Martínez Pérez. Globalizando el planeta apoyamos la apertura de un “hueco” neoliberal que nos destruye, ponencia. Universidad de Cienfuegos Carlos Rafael Rodríguez. 2010.

2. Castro Ruz, Fidel. Conferencia Magistral en la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Granma, La Habana, 28 de agosto, 1998.

3.Discurso pronunciado en la XLL Cumbre del Movimiento de Países No Alineados. Granma, La Habana, 1ro de septiembre de 1998.

4.Capitalismo actual. Características y contradicciones. Neoliberalismo y globalización. Selección temática 1991-1998. La Habana, Editora Política.

5. Colectivo de Autores. Lecciones de Economía Política de la Construcción del Socialismo. Dirección de Marxismo-Leninismo, Ministerio de Educación Superior, La Habana 1991.

6. Cherni, Judith A. Medio ambiente y Globalización: desarrollo sustentable (Revista Bimestre Cubana enero-junio, 2001.

7. Ferriol Muruaga, Angela. Apertura externa, mercado laboral y política social. Disponible: http://www.nodo50.org/cubasigloXXI/

8. González Jiménez, Omar. Paradojas de la globalización: aún estamos vivos. Cuba Socialista. , # 12, 1999.

9. Gónzález Arencibia, M. (2005) Estrategias alternativas frente a la globalización y al mercado. Edición a texto completo en: www.eumed.net/libros/2005/mga/

10. González Arencibia. Mario. Globalización, crisis del socialismo y alternativas de desarrollo. En: Santiago No. 81-82, Santiago de Cuba, julio 1996-abril 1997.

11. Martínez, Osvaldo. Globalización: ¿alternativa o destino del sistema capitalista? Revista Cuba Socialista #8, 1997.

12. Martínez Martínez, Osvaldo. Globalización de la economía mundial: la realidad y el mito. (Material impreso)Valdés Vivó, Raúl. Neoliberalismo contra humanismo. Cuba Socialista. , # 12, 1999.