Graffiti

(Redirigido desde «Grafitis»)
Graffiti
Información sobre la plantilla
Graffiti.jpg
Concepto:Formas de inscripción o pintura, generalmente sobre propiedades públicas o privadas.

Se llama graffiti, grafito o pintada (del inglés graffiti o graff) a varias formas de inscripción o pintura, generalmente sobre propiedades públicas o privadas ajenas (como paredes, vehículos, puertas y mobiliario urbano, especialmente pistas de skate).

Los grafiteros suelen estar agrupados en «crews» (grupos; literalmente ‘tripulaciones’).

El grafiti es un arte, uno de los cuatro elementos de la cultura hip hop. Es una manifestación cultural común a toda la humanidad, y es posible encontrarlo en prácticamente toda la faz del planeta, en forma de pintura, dibujos y grabados, en variadas técnicas utilizadas por el hombre cuando sintió la necesidad de expresión.

Historia

Origen

Muestra de pinturas rupestres de antiguas civilizaciones

El término graffiti es de procedencia italiana, acuñado por los romanos que plasmaban en las paredes y sitios públicos sus profecías y protestas, llevados por el incontenible deseo de compartirlas con sus ciudadanos. Pero sus orígenes se remontan a civilizaciones aún más antiguas. Los macedonios, los griegos, los antiguos egipcios con sus herméticos jeroglíficos e incluso los hombres de las cavernas con sus celebradas y tan visitadas pinturas rupestres, utilizaban las paredes de tumbas, viviendas y edificios en general para satisfacer a conciencia uno de los más ancestrales instintos del hombre: el de comunicarse.

El estilete o punzón, era el medio utilizado por los antiguos, con los cuales escribían sobre tablas, siendo esta una modalidad de pintura libre, estas se destacaban por su ilegalidad, generalmente realizadas en espacios urbanos.

Desde los primeros pasos de la civilización, los graffiti han sido utilizados por el hombre, sus gérmenes están presentes en las marcas realizadas como tatuajes en las rocas, paredes de las cuevas, tronco de árboles, el cuerpo humano, entre otros elementos. Estos tenían como función principal, servir de puente de intercambio y transmisión de ideas, permitiéndole al hombre dejar una huella de su acción sobre el medio y que la misma lo sobreviviera en el tiempo.

Este lenguaje gráfico fue sufriendo múltiples mutaciones en la dinámica evolutiva de la humanidad, dando como resultado dos lenguajes gráficos que iban a desarrollarse y coexistir paralelamente; uno, el de la vida cotidiana y otro, más marginal. Este último creó nuevos códigos, conformando un sistema simbólico que se correspondiera con las nuevas ideas que se querían expresar y se impregnó de una gran carga estética, que le permitió abrir la puerta a un nuevo universo de sensaciones y sentimientos ocultos que abandonaron el claustro materno del lenguaje que los engendró y salieron a la luz, como una expresión artística independiente, dando lugar al graffiti.

Los graffiti, desde sus primeras representaciones van a tener una instintiva preocupación por la forma y lo estético de la representación, lo que demuestra una innegable relación entre ellos y el arte, pro­bado además por diversos ejemplos; paredes de cuevas, templos, casas de antiguas civilizaciones (mayas, aztecas, incas, Grecia, India, Roma, Egipto y Mesopotamia) hasta los más actuales realizados en las paredes las ciudades, ómnibus, cabinas telefónicas, baños públicos, entre otras locaciones. Son además universales e independientemente de que tengan un ghetto lingüístico inherente a ellos, esto les permitió invadir las ciudades, cubriéndolas con un amotinamiento de signos e imágenes y de todo aquello que permitiera reforzar el mensaje, creando un abigarrado criterio silencioso, pero omnipresente.

Desarrollo

Muestra de bombing graffiti

A finales de los sesenta se dan las condiciones para el desarrollo de esta forma de la cultura. Un movimiento político creciente en los Estados Unidos pone en las manos de activistas políticos este instrumento primitivo, permitiéndoles hacer públicas sus protestas. En este tiempo aparecen también las llamadas gangs (bandas), que le dan un uso diferente, como en la selva el futuro arte sería usado para marcar territorios de bandas.

Los primeros antecedentes del graffiti actual se manifies­tan a través de una técnica muy famosa de la época llamada «bombing». Muy fiel a su significado, no era más que la acción de bombardear todas las paredes de la ciudad con el propósito de llamar la atención de la prensa y la comunidad. Mientras una nación avanzaba por el camino de la carrera armamentista, el auge económico y otras tantas banalidades, una generación de las clases más bajas, víctimas de la sociedad que los rodeaba, dejaba sus mensajes dondequiera que encontraba un espacio. Era una manera de decir: «¿Aquí estamos, no nos ven?».

El bombing comenzó en la ciudad de Filadelfia (Estados Unidos). Luego se trasladó al sur del barrio del Bronx (en la ciudad de Nueva York). Aún no está muy claro como sucedió este traslado, no se conoce si esto sucedió espontánea o voluntariamente, pero la cuestión es que llegó al sitio que el tiempo y la constancia de sus artistas urbanos convertiría luego en la meca del graffiti. No se puede pasar por alto el trabajo que habían estado realizando los artistas del distrito neoyorkino del Bronx. Sería injusto decir que el bombing inició la corriente del «writing» (‘escritura’, el arte de los escritores profesionales), término con el que se conoce el acto de escribir en los vagones y paredes. El bombing reafirmó la postura que hasta entonces existía y en gran medida consolidó el camino a seguir. La «escritura» a su vez tomó su forma definitiva de diálogo abierto con la sociedad en general y con sus mismos compañeros de expresión.

El arte del «writing» (la ‘escritura’) necesita de los «writers» (‘escritores’). Precisamente fue uno de estos primitivos «escritores», el pionero de los Motion Tags, nombre con el que se bauti­zó al arte de marcar los vagones de metro con la firma en forma de garabato. Su apodo: Taxi 183, profesión: mensajero de a pie. Además, acaparó el honor de ser el primero en llamar la atención de los todopoderosos Mass Media. De esa manera es que se convierten los vagones de trenes del metro, en el elemento unificador y centro del graffiti, mostrándole a muchos que no solo eran marcas de territorios o protestas. Había un mensaje encasillado en el cliché del revolucionario mesías que es superior a los demás y deja su enseñanza en las paredes de esos vagones, un mensaje que viajaba por toda la ciudad como signo de desprecio a los trabajadores que viajaban diariamente a sus lugares de trabajo.

Se llega entonces, entre mediados y finales de los setenta, a la cumbre en lo que la innovación estilística se refiere cuando se habla de esta técnica del tag o tagging, que consistía en la firma del artista con forma de garabato, evoluciona hacia letras más estilizadas y grandes. Además, para escribir el nombre, empiezan a utilizarse para expresar ideas o declaraciones, dando lugar, primero a las bubble letters, letras redondeadas con relleno y filete, y, más adelante, a lo que hoy se conoce como throw up. Esta técnica, a su vez impulsada por el afán competitivo de los «escritores» y su deseo de ganar mayor popularidad y respeto, llega a una complejidad estilística tal, que las letras empiezan incluso a ser difíciles de entender, culminando así en lo que es la forma más notable del graffiti del Bronx, el wildstyle.

A finales de la década de los sesenta, la «escritura» alcanza sus cotas más altas con la incorporación de imágenes de la iconografía popular tales como personajes de historieta o de dibujos animados, e incluso en muchos casos de autorretratos en forma de caricatura. Con ellas, aparecen en escena piezas más complejas, que además de servir para distinguir a los grandes maestros de los participantes, se generalizan y amplían su tamaño hasta llegar a ocupar vagones completos.

Géneros

  • Art graffiti: Extraído de la música hip-hop de las calles estadounidenses de los años 1970 y 1980. Los que trabajan en este género se llaman a sí mismos «escritores». Consiste en que el nombre del artista puede estar plasmado en tres distintas formas:

1) Tag: Escrito en un estilo único y personalizado utilizando un color, también puede entenderse como la firma del «escritor». 2) Throw-up: Comprende de letras, palabras o un listado de nombres, y se utilizan generalmente dos colores. 3) Piece o Pieza: Que es el más elaborado, mínimo se utilizan tres colores y a veces se necesitan de varios días para poder terminarlo completamente.

  • Lemas: También llamado «grafiti público», Halsey and Youg dicen que los eslóganes parten de la opinión personal a través de la gama de los problemas políticos (preocupaciones ambientales, feminismo, políticas estatales, relaciones internacionales, etc.), pero todos comparten el hecho de querer expresar hacia la audiencia de forma natural, su manera de ver las cosas.
  • Latrinalia: También llamado «grafiti privado». Es el tipo de grafiti que es hecho en los baños, es decir, en las paredes, puertas, espejos que se encuentran en los baños. Hay ocasiones que contiene dibujos, palabras, incluyendo poesía o reflexiones personales.

Crisis del Graffiti

Muestra de Graffitis en vagones de tren

El inicio de los años 1980 marcó un viraje pero en sentido negativo para el arte del graffiti. La MTA (Metropolitan Transit Authority: autoridad del tránsito metropolitano), de New York comienza su encarnizada batalla contra el graffiti. Dicha entidad es bautizada por los «escritores» acertadamente con el nombre de buff, y sus métodos restrictivos van desde instalar nuevas vallas más sofisticadas en las cocheras de los vagones de metro, o recubrir los vagones con pintura resistente, enter otras, dan a la «escritura» el primer empujón hacia la cuesta abajo. Un gran número de artistas busca desesperadamente nuevas alternativas, y algunos de ellos «cruzan el charco» para dar a conocer la hasta entonces semioculta filosofía y actitud de la juventud neoyorquina, con lo que el nuevo arte se extiende rápidamente por el viejo continente.

Se promulgan leyes restringiendo la venta de pintura a los jóvenes, se obliga a los vendedores de esta materia prima a tener guardados los sprays bajo llave, y se endurecen las penas (multas, cárcel) contra los «escritores». La consecuencia más inmediata de esta larga suma de elementos, es la escasez de «lienzos» para los artistas, lo que les hace más territoriales y agresivos, hasta el punto de que presentarse en las cocheras del metro desarmado, se convierte en una empresa solo accesible para pocos.

Supervivencia

Graffiti Mural en Brooklyn

La década siguiente se puede denominar como la fase de supervivencia, hay una señal de tregua cuando el incansable y todopoderoso buff pone en servicio vagones de deshecho. Pero lo que parecía ser más luz al final del camino, finalmente se queda en un espejismo, y a constante falta de pintura, sus regulaciones y la casi nula seguridad en las cocheras, desembocan en la proliferación de tags artísticamente muy pobres, hechos con marcadores.

Cuando todo parece ya perdido con la MTA como dueña y señora de la situación, y la Transit Police en plenitud de fuerzas, cuando los tags, throw ups y compañía empiezan o bien a escasear de manera alarmante, o bien están tan escondidos que ya nadie puede verlos, aparece la explosión popular del hip hop a finales de los ochenta, y reaviva la llama de la street culture neoyorquina. Todos los chicos quieren ser B-Boys, y ade­más resulta que los protagonistas no habían muerto. Los MCs y a su rebufo los «escritores», están otra vez en el disparadero. Alguien en la costa oeste informa de la mayor accesibilidad y menores medidas de seguridad en los trenes de mercancías, por lo que todos los artistas acarician sus sprays. En menor medida, también contribuye, por supuesto de manera inconsciente, la MTA empieza a retirar los vagones averiados de cocheras para chatarra en Brooklyn, lo que hace que muchos apasionados del acero vuelvan a la carga impulsados por la esperanza de revivir los viejos y siempre mejores tiempos, o simplemente por el deseo de conseguir una foto con su nombre en un vagón del metro.

Por su parte, el movimiento europeo se consolida, y empiezan las giras de «escritores» estadounidenses por Europa, y las peregrinaciones de «escritores» europeos a la meca del graffiti, difundiéndose con rapidez la cultura de la «escritura» por el viejo mundo. No es solo el Bronx la galería viviente de expresiones tan francas y creativas del graffiti, Europa ha bebido también de la misma fuente y sacia­do su sed de wild style. Las calles de muchas ciudades del mundo muestran la fuerza que tiene la expresión del graffiti, convertido hoy en una cultura universal.

Con el tiempo empezó a aumentar tanto la cantidad de tags como la cantidad de escritores. Con esto se generó una particularidad entre quienes pintaban. Las ideas de los escritores fueron cambiando, la estructura formal de las firmas comenzaron a tener variaciones, el plano estético fue trascendiendo en tanto los escritores procuraban darle más atractivo y belleza a sus firmas, con el objetivo de resaltar entre las atiborradas superficies que frecuentaban los que pintaban, como los vagones o los muros de la ciudad. Con esta particularidad que se dio en esta época, se comenzó a dar una diferenciación de formas, generando singularidades en cada tag y en cada escritor, que derivó en la base de lo que serían los estilos posteriormente.

Características

Graffiti en Defensa por la Paz

Estos mensajes son el producto de un mecanismo colectivo de la imaginación creadora, sean artísticos o no, que van a romper con los límites geográficos de una ciudad o país y que serán capaces de diferenciarse de otras expresiones artísticas, construyendo una atmósfera sui géneris entre el espectador y el creador, al darse una ambivalencia en el acto casi mágico de la comunicación, porque el emisor no escribe para nadie y a la vez escribe para todos; aparentemente, él solo plasma en estos grafismos su lenguaje interno, pero una vez realizados estos, las ideas son liberadas y toman vida propia generando, de forma consciente o no, una serie de imágenes oníricas, que permitirán que ese mensaje no quede atrapado en el marco estrecho de unos simples trazos gráficos, evitando que se pierda su valor intrínse­co y el que el mismo perdure como un lenguaje más puro, a pesar de la desaparición física del creador y sus lectores.

Poseen, además, una gran capacidad camaleónica, que les ha permitido sobrevivir en el tiempo, pues pueden adaptarse sin grandes contradicciones a los más diversos contextos histórico - sociales, así como permiten la utilización de los más versátiles materiales. Todo esto le ha permitido al graffiti ir ganando con todo derecho un lugar en el espectro de las artes plásticas, siendo además muy probable que logren pasar a la posteridad, aunque algunos lo pongan en tela de juicio, ya que tienen a favor el no depender de capacidades específicas para su ejecución, como sí sucede con los textos publicitarios, el periodismo o la literatura, porque su creador puede ser cualquier persona que esté dispuesta a soltar el grafitómano que tenemos agazapado dentro, dispuesto a decorar la superficie que tenga a su alcance.

Patrones estéticos asociados al rap

Vinculación del rap al graffiti

Todas estas características convirtieron al graffiti en un fenómeno transgresor ya en la década del setenta, lo cual lo ubica en el mismo espacio y tiempo de otro no menos polémico: el rap. Esto ocurre en EE.UU. en cuyo contexto surge este género musical como el último eslabón de una larga cadena, y sería el instrumento utilizado por los afroestadounidenses y latinos para expresar su rechazo por la sociedad que los venía explotando y humillando durante siglos. Se reconocen e identifican por poseer sus patrones estéticos en varios puntos de contacto:

  • Ambos poseían un fuerte espíritu de lucha por la supervivencia en un medio hostil y frío como las calles de New York.
  • Usaron como contrapartida al vacío ―que sentían el ritmo y el color que expresaron a través de los textos e imágenes de canciones, bailes y graffitis―.
  • Desarrollaron un código específico con un sistema simbólico característico, que conformaba un ghetto lingüístico inherente a ellos.
  • Tenían un carácter universal, porque ninguno estaba atado a una ciudad, país o idioma, ya que su lenguaje, a pesar de corresponderse con determinado estrato social no dejaba de ser comprensible para cualquier lector u oyente.
  • Poseen la capacidad de mutar y adaptarse al contexto sociocultural en el que se desarrollan.
  • Son versátiles en el uso de los recursos expresivos tanto en textos como en imágenes.
  • Tienen autonomía y renovación constante.
  • Sus propósitos eran la crítica y la censura social a toda manifestación negativa del contexto socioeconómico en que se encontraban.
  • Sus valores estéticos son muy específicos y a pesar de ser un arte marginal, eso no les impidió ubicarse al mismo nivel de otras manifestaciones artísticas.
  • Cada uno luchaba con sus medios para mantener la identidad de los latinos y negros, evitando que esta fuera absorbida por la cultura estadounidense. Por todo esto es que se unen y el graffiti se convierte en la expresión gráfica del rap, como antes lo fue del rock.

Graffiti asociado al rap en Cuba

Este fuerte género musical que es el rap, entra en Cuba aproximadamente a finales de la década del ochenta y fue estimulado por varios jóvenes, quienes de forma dispersa inicialmente y después más orgánicamente, empezaron a difundirlo, dándole promoción, logrando captar adeptos, lo que les permitió, al cabo del tiempo, que se creara todo un fenómeno cultural que coadyuvó en el surgimiento de un evento de carácter anual que los representara. Los festivales de rap, que han estado celebrándose en el municipio de Habana del Este desde 1995 hasta la fecha, con la participación no solo de agrupaciones vocales cubanas, sino también internacionales (Brasil, Canadá, España, Estados Unidos y México, entre otros).

Esto permitió que el género se enraizara y fructificara, además de que sus expectativas no se vieran cumplidas, en sus inicios ―donde tuvieron que enfrentar cierto rechazo―, pero sí posteriormente, cuando pudieron contar con el apoyo de la Asociación Hermanos Saíz y el Ministerio de Cultura, por lo que no tuvieron la necesidad de apoyarse en otros elementos para reforzar su imagen textual y fonética, como fue el caso del rap en Estados Unidos.[1]

En el caso de Cuba, el graffiti no tuvo un ambiente propicio, esto se puede apreciar si se realiza un breve y sintético análisis de su evolución en las diferentes épocas históricas.

Grafitis primitivos en Cuba

Se observan algunas huellas en las pictografías de las cuevas de Punta del Este y el Indio.

Colonia

Es posible apreciarlos en esas preciosas firmas de los diferentes cabildos, que se formaron con los esclavos libertos que pertenecían a las etnias traídas a tierras cubanas desde África; y también los efímeros realizados sobre los muros de algunos locales de comercio de la zona intramuros en La Habana Vieja, en los que se combinaban los textos con imágenes que recibieron el epíteto de «mamarrachos». En esta etapa se van a desarrollar dos vertientes:

  • Como instrumento de las clases oprimidas para criticar la situación político social en el país (consignas contra la dictadura).
  • Como medio de expresión del paroxismo de una angustia oculta e irreprimible de eternizarse en una huella gráfica de algunas figuras y personajes de la época, que escribían sus nombres en las paredes de algunos locales de recreo de La Habana de entonces, entre los más conocidos la Bodeguita del Medio (cuya práctica se mantiene hoy en día).[2]
Revolución
Graffitis en el Callejón de Hamel, La Habana.

Con la caída de la dictadura y la toma del poder revolucionario, los graffiti sufren una transformación al adoptar por vez primera una aptitud de apoyo al contexto socioeconómico en el que van a desenvolverse, pues sirvieron de expresión a las nuevas ideas generadas en todo el país, utilizándose para plasmar consignas revolucionarias en todas las ciudades. También serán utilizados por algunos artistas que los emplearán mezclándolos con variadas formas plásticas (pintura, instalación, performance, entre otros), en algunos casos le darán un lugar preponderante, en otros será mero telón de fondo, pero no menos importante para la lectura completa de la obra plástica a la que sirven de soporte; en algunos proyectos ambientales, como el del Callejón de Hamell, serán la expresión plástica fundamental de proyectos culturales como Arte Calle y es hoy OMNI.[3]

Este último grupo desde su formación en 1999, se ha mantenido utilizando los graffiti, como parte interactiva de su creación plástica de conjunto con la instalación y la poesía performática logrando inyectarle nuevas energías a esta expresión plástica. Entre sus aportes al graffiti se encuentran: la decoración que de forma escalonada vienen realizando en el escena­rio del Anfiteatro de Alamar, sede de los festivales de rap, en el marco del espectáculo, en las paredes bajo el puente de la entrada de Alamar y el más reciente que realizarán como decoración de un parque ecológico en Alamar Este (Habana del Este). A la par, siguieron manteniéndose los realizados en los más disímiles lugares y soportes físicos en paredes de escuelas, ómnibus, cárceles, baños públicos, monumentos (G y 29) entre otros sitios y aunque su aporte desde el punto de vista estético no es grande, el mensaje intrínseco que poseen algunos les dan jerarquía estética y valor comunicativo. Factores subjetivos motivan que estos graffitis sean frecuentemente destruidos.[4]

En Cuba, el graffiti no tuvo una tradición pictórica que le sirviera de soporte por ser una expresión plástica que solo tuvo aislados destellos en el panorama plástico y no haber sido utilizado por el género musical, que quizás pudo darle el punto de apoyo necesario para proyectarse, razones por las cuales no ha logrado consagrarse como la expresión plástica del rap en la Isla.[5]

Filosofía

Para de la filosofía del graffiti, hay que empezar por establecer sus objetivos, los que impulsan a aquellos que deciden hacer de la escritura en los trenes o paredes, su vehículo de expresión. La principal de las razones que pone en marcha a la mayoría de estos artistas urbanos, no es otra que la necesidad tan común a cualquier tipo de arte, de expresar y comunicar a los demás el propio mensaje, unida a la muy extendida entre los componentes de la raza humana, búsqueda de la fama. Precisamente esta búsqueda de fama y de reconocimiento entre la comunidad del graffiti, es el motivo que explica la proliferación de los tags y throw-ups (realizados para conseguir atención para sus trabajos más grandes llamados «piezas»), y el hecho de que se hagan en sitios como trenes y autopistas, en los que pueda verlos el mayor número de gente posible. De igual manera que la frecuencia de los trabajos es una forma de ganar respeto entre los demás «escritores», la creatividad en el estilo a la hora de realizarlos es otro factor importante para labrarse una reputación entre aquellos.[6]

Las «piezas» más representativas son las que distinguen a los grandes maestros de los principiantes, ya que estos últimos deben empezar inundando la ciudad con sus tags, para una vez iniciados en las técnicas de la «escritura» comenzar a hacer las mencionadas y las «piezas». Hay que señalar que lejos de ser un arte eminentemente individual, gran parte de los «escritores» trabajan en equipo en lo que debido a la influencia del idioma inglés se conoce con el nombre de «crews» (‘tripulación’). Estas crews se rigen por unos principios aproximados a los de cualquier otro club secreto, pero no exigen ninguna iniciación especial para ingresar en sus filas, sino que un «escritor» es admitido en ellas sobre la base de su destreza, al considerar que su participación puede ser beneficiosa para el resto del grupo.

Además de establecer que el graffiti es un arte multicultural y no sexista, las crews se rigen por un desarrollado sentido del honor y del respeto, que establece que una pieza de otro «escritor» no puede ser borrada hasta que la pintura empieza a deteriorarse, y que no se debe utilizar el nombre de otro artista para firmar el propio trabajo. Incurrir en cualquiera de estas dos faltas, se considera una imperdonable falta de respeto hacia el otro, y puede suponer la inmediata expulsión de la crew. La competencia que existe entre las diferentes crews es enorme, pero siempre entendida desde una perspectiva de honorabilidad y respeto.

Aunque el graffiti desde el mismo momento de su gestación, nace como un arte ilegal por estar realizado en propiedades privadas y sin permiso, el verdadero «escritor» no es un delincuente, ni distribuye drogas, ni pertenece a ninguna gong, y pese a los peligros en forma de fuertes multas y cortas sentencias de encarcelamiento que amenaza la realización de las grandes piezas, continú­an fieles a la llamada del arte y a la necesidad de expresarse. La mayoría de estos «escritores» son además artistas de gran integridad que no están en ello por dinero, razón por la que muchos de ellos se niegan a la explotación comercial de su trabajo, e incluso los más puristas se niegan a pintar en las cada vez más extendidas paredes «legales».

El graffiti es un arte temporal, ya que las piezas tienen una vida limitada (lo que tarda alguien en borrarlas, o lo que tarda en empezar a deteriorarse la pintura), y este carácter provisional es el que lleva a los «escritores» a intentar perpetuarlo por medio de fotos de sus trabajos, y también el principal motivo que ha llevado a la actual proliferación de revistas tanto impresas como online sobre este peculiar arte urbano.

Formas de representación

Firma (tag: etiqueta)

Tags. Nueva York. Años 1970.

Este término se refiere al elemento más bajo en esta escala de complejidad debido a la relativa sencillez y al escaso tiempo empleado en su ejecución. Los tags son la base del graffiti y nacen con él a finales de los años 1960, perdurando aún hasta la actualidad. En los principios del graffiti, los escritores además de no conocer otras formas de expresarse, no buscaban la complejidad ni el estilo, todavía no había llegado la «guerra de estilos», lo que llevó a los escritores a simplemente escribir su nombre con letras legibles y el mayor número de veces posible. Esta fase de máxima proliferación se da a mediados de los años 1980 y de aquí hasta los tiempos actuales en los que todavía pervive el afán por plasmar la firma en el mayor número de sitios posibles.

Formalmente todos los tags no son iguales y se puede marcar una evolución en su estilo. En un principio eran sencillos y muy legibles, su composición solía ser el apodo o nombre del escritor acompañado del número de su calle. Representantes de este método fueron Fran 207, Chew 127, Bárbara 62, Julio 204 y, principalmente, Taki 183 pionero de los «motion tags» (término inglés que significa ‘etiquetas móviles’) nombre con el que se bautizó a marcar los vagones (superficies en movimiento).

Los tags comenzaron a proliferar muchísimo así como el incremento de gente que pintaba. Esto hizo a los escritores tomar un cambio de mentalidad en cuanto a la composición formal de sus firmas, se dedicaron a embellecerlas para que estas no pasaran desapercibidas entre el revoltijo de pintadas que en esas fechas llenaban los vagones del metro y las paredes de la ciudad. Se puede decir que esta etapa es el antecedente de lo que más tarde se conocería con el nombre de «guerra de estilos». Se añadían elementos originales a las firmas, como por ejemplo Kool Jeff que convirtió la «J» en el rabo de un demonio o Lee 163 unió las dos «E», Cay 161 y Snake 131 ponía coronas sobre sus nombres, entre otros. A pesar de estos toques de originalidad, las firmas siguieron siendo bastante claras y legibles. Todo esto cambió con la llegada de un escritor de Phildelphia llamado Top Cat, quien introdujo un estilo de tag alargado y con la base más ancha conocido como Broadway Elegant. A partir de este acontecimiento se produce una revolución estética en las firmas, surgiendo así tres nuevos estilos.

Brogway Elegant

Raid en Broadway Elegant, en la ciudad de Nueva York. Años 1970.

Este es el estilo característico de la zona de Manhattan y marcado por la influencia de TOP CAP al llegar a esta zona de New York. Escribía su nombre con letras alargadas, finas y muy juntas. El pie de letra era bastante ancho como si las letras estuvieran levantadas sobre pequeñas plataformas, estas firmas eran difíciles de entender pero eso hizo que destacasen más. Todos estos factores hicieron que muchos escritores de la zona de Manhattan adoptaran este estilo.

Brooklyn

Wane en estilo Brooklyn. Nueva York. Años 1990.

Este cambio de estilo hizo reaccionar a los escritores de Brooklyn, los cuales adoptaron también su propio estilo basado en el uso de letras separadas y mucho más decorativas, adornadas con corazones, flechas y espirales. Estos adornos serían el anticipo de lo que más tarde se utilizaría en estilos más complejos.

Bronx

El estilo de esta zona tuvo un período de popularidad y consistía básicamente en una fusión de los dos anteriores. No conformes, los escritores prefirieron desarrollar su propio estilo para destacar más. Esto, junto con las innovaciones técnicas de los materiales que usaban, les proporcionó más libertad y facilidad de movimientos, concentrándose así en otros aspectos que no fuesen sólo el estilo de su pintada, sino en el tamaño y los colores de la misma. Hay una nueva etapa de transición, en la que escritores como Stay High 149, entre otros, empezaron a escribir sus nombres en color blanco y con letras finas aunque de tamaño mayor que las firmas corrientes, lo que les hizo destacar y permitió a los primeros tags evolucionar en la escala del tamaño.

Tag con outline

El descubrimiento de la válvula ancha permitió a los escritores realizar obras de mayor tamaño y darle a los tags un elemento jamás antes utilizado llamado outline (borde o filete), que consistía en una línea más fina a un color que bordeaba la forma de las letras gruesas de una firma a otro color distinto. El primero en realizarlas fue Super Kool en 1972 en el apartadero de la calle 221.

Bubble Letters

Este tipo de letras se basan principalmente en el diseño básico de Super Kool con la diferencia de que son letras más gruesas, redondeadas y relativamente sencillas que constan de color de relleno y borde. Su precursor original fue Phase 2, que decidió explotar este estilo creando un amplio número de variantes del mismo:

  • Phasemagotical fantástica: Letras pompa rodeadas por estrella.
  • Pompa nublado: Letras pompa envueltas en una forma a modo de nubes.
  • Tablero de ajedrez: Letras pompa sombreadas.
  • Pompa gigante: Letras pompa desproporcionadamente más grandes en su parte superior.
  • El chorro exquisito: Letras pompa torcidas y rayadas.

Throw UPS

Quik y Sach. Throw ups. Nueva York. 1982.

El término «throw-up» (‘vomitado’ o ‘pota’), se refiere a una versión chapucera en principio de la letra pompa. Son letras con poco diseño, ya que su finalidad era cantidad y no calidad, de ahí que se intenten rellenar las letras con la menor cantidad de pintura posible, generando normalmente un relleno «rayado» en el cual se notan los trazos del aerosol. Al ser tan versátil a la hora del bombardeo, fue ganando adeptos entre los escritores de graffiti. Algunos los perfeccionaron llegando a conseguir diseños impactantes con un tiempo de ejecución mínimo, incluso usándolos a modo de «ícono» y perfeccionándolos.

Un buen ejemplo de throw-up convertido en marca del escritor es el de Seen o Cope 2, que llegaron a unir calidad y cantidad, aunque sin duda el ícono por excelencia de los vomitados (no tanto por su calidad, sino por su cantidad y emplazamiento) fue Cap. El throw-up fue el estilo más utilizado en los años 1980 en el metro neoyorkino, donde la tensión del momento obligaba a realizar piezas de gran rapidez.

Block Letters

Este tipo de letras prescinde de un diseño complejo y original. Son letras muy simples, generalmente gruesas y con rellenos sencillos, legibles y de gran tamaño. Su principal función es la legibilidad, generalmente estan pensadas para ser leídas fácilmente a distancia o el cortos espacios de tiempo, por ejemplo una pieza pintada en un lugar o gran altura o una pieza en una pared de cara a una carretera transitada. No hay ningún escritor a priori que desarrolle este estilo, ya que muchos escritores maestros de otros estilos alguna vez lo han podido utilizar dependiendo del emplazamiento de su obra.

Wild Style

Se llega en esta escala de complejidad a un grado bastante alto dentro del graffiti y quizás el más popular y extendido, el wild style, el estilo genuino de la parte sur del Bronx. Surgió como resultado de una búsqueda de unas cada vez más complejas letras, donde aparte de las mismas, se pueden apreciar adornos y formas puramente estilísticas que no forman en realidad parte de la letra: Conexiones, círculos]], semicírculos, espirales, picos y, sobre todo, el elemento más caracterísico y el ícono universal del graffiti: las flechas (con todad sus variantes), que si bien no aparecen como símbolo de arma o violencia, sí le proporcionan un dinamismo muy característico a toda pieza que posea alguna.

Con la llegada del estilo salvaje, se produce una auténtica «guerra de estilos», provocando diferentes piezas, unas más legibles y otras más barrocas, en ocasiones la legibilidad es nula y la única manera de identificar a su autor es el estilo. Dentro del wild style también se pueden encontrar con diferentes grados de complejidad, se pueden diferenciar (de manera arbitraria para poder entenderlo) en dos categorías con subdivisiones a su vez en ellas:

Composición

Swet. Wild style dinámico. Dinamarca. Años 1990.
  • Estático: Se puede denominmar así por su carácter más geométrico, con ángulos más marcados, líneas más rectas y pocas curvas. Estos elementos pueden ser aplicables a las propias letras o a sus adornos y conexiones.
  • Dinámico: En el que las formas de las letras y las conexiones son más redondeadas, estilizadas y suavizadas. Tienen, en conjunto, más movimientos y son, por decirlo de alguna forma, más desenfadadas.

Morfología

  • Semi wild style: El menos complejo en su construcción aunque no por ello menos estilizado. Suele constar de unas letras por lo general legibles y algún complemento puntual que no resta visibilidad al nombre del escritor. Se podría destacar aquí a Dero, un escritor neoyorkino.
  • Wild style: Algo más complejo que el anterior, la forma de las letras se pierde más entre los abundantes complementos y adornos, aparte de la propia forma de las letras, que suele ser más compleja. Es quizás el estilo más común de graffiti y el estilo por excelencia, aunque hay muchos buenos escritores que lo desarrollan, hay muchos otros escritores de calidad que no lo practican. Como pioneros de este estilo o escritores que lo han popularizado se pueden nombrar a algunos del Bronx como: T-Kid, Seen, Ces, Cope 2, TAT’s Crew y muchos otros, aunque se considera al inventor de este estilo a Kase 2, un escritor neoyorkino de los años 70. En Europa hay multitud de escritores que lo han desarrollado, se pueden citar algunos como Bates o Swet (en Dinamarca), Dare (en Suiza), Can 2 o Phos 4 (en Alemania) o Fasim (en España), aunque la lista sería interminable.
  • Estilo California: Sería el «hiper wild style», es un grado de complejidad tal, que no llega incluso a distinguirse las letras de los complementos y adornos, roza la abstracción de no ser por que se reconocen elemento como el relleno, el borde, el 3D.

Estilo 3D

Daim. Model pastel. Alemania. Años 1990.

De la misma manera que el wild style busca crear estilo y llamar la atención mediante su complejidad de formas y combinación de colores, el model pastel busca crear un efecto de tridimensionalidad en las letras, es por lo tanto un estilo muy efectista, donde incluso a veces el diseño de las letras pasa a un segundo plano y cobra más importancia el relleno de las mismas. Los efectos de trideminsionalidad se consiguen de muchas maneras, tanto por el uso del color, como por la forma en las letras creando perspectiva o cambiando el ángulo de visión de las mismas. Generalmente este estilo prescinde de elementos formales del graffiti convencional, como por ejemplo el trazo o los brillos, y adopta otros recursos como degradados o planos de color. Generalmente necesita más dedicación y su carácter es menos espontáneo y más artístico. De hecho, suele ser el estilo de graffiti que más suele gustar a la gente ajena al movimiento.

A diferencia del wild style genuino de Nueva York, este estilo nace en Europa, aunque posteriormente también llegó a Estados Unidos, llegando a usarlo escritores genuinos de otros estilos como Seen o Ces. También se puede dividir este estilo en dos categorías arbitrarias, aunque las combinaciones son en realidad infinitas:

3D con diseño wild style

Se trata de la fusión de dos estilos, una pieza con diseño wild style, pero sin bordes y con cierto carácter volumétrico y juegos de luz y sombra. Se pueden mencionar a dos escritores (entre muchos otros), inicialmente de wild style, que han desarrollado piezas con su estilo genuino pero en carácter tridimensional: Ces de Nueva York y Dare de Basilea.

Model pastel

Es estilo tridimensional propiamente dicho, donde desaparece la línea exterior dando paso a juegos de color, a veces en la misma gama cromática y otras con simple planos de color y formas determinadas. También hay distintos grados de acabado, unos más pulidos y realistas, con un trabajo minucioso y mucha limpieza, y otros más efectistas, con trazos sueltos pero eficaces generando dobleces en las letras. Se pueden destacar en este estilo a Daim y Loomit en Alemania. El primero trabajando a partir de unas letras más legibles y con un acabado muy pulido y el segundo letras menos legibles y desproporcionadas con un acabado más efectista.

Entre estas dos clasificaciones se puede mencionar un estilo intermedio. Consiste en letras de carácter tridimensional por su forma, estructura y tratamiento del color en cuanto a luces y sombras pero con rasgos propios del graffiti convencional como contorno exterior en las mismas perfilando su forma. Dos escritores que desarrollan un estilo a caballo entre el graffiti convencional y el tridimensional son Kelzo en Inglaterra y Delta en Holanda.

Estilo basura

Inupié. Estilo basura. Barcelona. Años 1990.

Un estilo más reciente basado en la trasgresión de los elemento formales y estéticos del graffiti, es decir, desdibujándolo, creando formas «incorrectas», deformidades, colores repelentes a priori y, en definitiva, generando un estilo sucio. El riesgo que conlleva este estilo es saber si realmente el escritor lo realiza por intencionalidad propia o bien por incapacidad a hacerlo bien, por lo que algunos escritores de este estilo también pintan piezas más convencionales para demostrar que realmente saben pintar. Este estilo es originario de Francia y uno de sus máximos exponente fue Honet por la antigüedad de sus obras. En España se puede destacar en este estilo a Inupié (Pie), quien añade unos elementos y colores a sus letras de formes que puedan dar a pensar que es un escritor novato, cosa que ha desterrado varias veces con piezas de un estilo más convencional.

Graffiti orgánico

Este es un nombre arbitrario para desugnar un estilo de graffiti relativamente novedoso. Es de los primeros indicios que muestran la posterior fusión de todos los estilos, donde en una misma pieza, unos conviven con otros. En este estilo las letras cobran un carácter propio adoptando formas de objetos, fusionando así el dibujo de letras tradicionales en el graffiti con complementos como personajes u objetos. Así tenemos que una calavera se convierte en una «O» en una pieza del escritor neoyorkino Sento, o quelas letras tienen actitudes humanas como una «E» llevando una gorra de Dume. También se podría encasillar aquí las piezas que están compuestas por formas reconocibles formando parte de las mismas y dándoles un aspecto orgánico y de objetos. Es el ejemplo de Sender en Holanda u otros elemento que le dan un aspecto cibernético a las letras en el caso de Seak en Alemania.

Personajes

Personajes por Mode 2. París. Años 1990.

Los personajes surgieron principalmente para acompañar a las letras, auque hoy en día son muchos los escritores que basan su obra íntegramente en la creación de personajes. Algunos provienen del graffiti genuino, empezaron pintando letras en las calles y lo han derivado a personajes. Otros provienen del mundo del arte, les gustaba dibujar personajes, cómics o lo que fuese y han acabado plasmándolos en la pared. Hay quien se atreve incluso a practicar las dos disciplinas, letra y personajes.

Los personajes surgen en el metro de Nueva York. Los escritores los plasmaban influenciados por personajes mediáticos de dibujos animados o del cómic. Como ya se vió en un apartado anterior tuvo especial influencia la obra de Vaughn Bode, aunque también unos cuantos personajes de otros cómics o de series televisivas. Estos personajes daban más riqueza a las obras y permitían expresar mejor una idea, un mensaje o un estado ánimo del escritor. La inclusión de personajes populares dió paso a que algunos escritores crearan los suyos propios, permitiéndoles crear auténticos «murales» (aún siendo sobre vagones de metro) como por ejemplo a Lee, quién lo usó en ocasiones para transmitir mensajes con trasfondo social, permitiendo que el graffiti no fuese sólo un nombre, sino también una idea y transmitiese mensajes.

También hay diferentes grados de representación en los personajes. Pueden encontrarse algunos de carácter pictográfico (Inupié, Hask), caricaturas, animales u objetos, con estilo cómic o ilustrativo (Mode 2, Rostro, Toast, Can 2 o incluso de carácter realista (Sip, Alex, Sex 69), etc. La lista sería una vez más infinita.

Íconos

Podrían considerarse los íconos una derivación de los personajes. Como rasgo esencial, un ícono suele ser más esquemático y fácil en su ejecución. Su función es la de llamar la atención y crear una mayor pregnancia en el ojo del espectador. Es más fácil de recordar un ícono que un nombre. Algunos escritores llegaron casi a sustituirlos por su firma. Se busca sobre todo en los íconos la originalidad y el impacto. Sus formas de presentación son muy variadas, desde un color a varios y de objetos simples a algunos más complejos: un chupete, una pluma, una rodaja de limón, un rollo de papel. Algunos utilizan objetos pictóricos como un rodillo de pintor, una mancha de pintura, entre otros.

Uno de los íconos más conocidos es el del escritor madrileño Suso33 y su famosa plasta de pintura, representando una mancha de pintura personalizada con ojos y boca adoptando diferentes formas y colores. Otro representativo es la mano de Nami en Barcelona, realizada casi siempre en dos colores, negro y crema. También destacaba en Barcelona El Xupet Negré, un dibujo simple de un chupete de color negro. Yendo un poco más lejos hay quien usa su tag a modo de insignia, llegando un momento en que no se lee, simplemente se ve ve y se reconoce. Es el caso del anteriormente mencionado Muelle o más actualmente el caso de Buni (ambos en Madrid). Otros han convertido un throw-up en un ícono, como Seen (en Nueva York) o Jon 1 (en París).

Graffiti abstracto

Se podría considerar como el grado extremo de la escala donde el graffiti pierde ya su identidad. Si bien sigue realizándose con aerosol, el único rasgo que le liga al graffiti es su ubicación o que el autor sea un escritor de graffiti. En ocasiones sólo pierde la forma de las letras y, lo que en una pieza convencional sería un relleno de colores, degradados y pompas, pasaría a ocupar la superficie entera del soporte pero sin ninguna forma de letra definida. Se podría destacar como pionero en este estilo al neoyorkino Futura 2000, quien ya en los años de 1980 llenaba vagones enteros con pinturas abstractas. Lo mismo ocurrió con Phase 2 (el inventor de las letras pompa) quien acabó pintando murales enteros con formas de graffiti pero sin referente alguno a ninguna letra.

Rasgos comunes

Toda obra de graffiti convencional, independientemente de su estilo o grado de complejidad, tiene por norma general una serie de componentes comunes. En rasgos generales, estos son algunos de los componentes de toda pieza de graffiti, aunque pueden prescindir de ella. Partiendo de la base que una pieza de graffiti es la forma de unas letras se encuentran:

  • La forma propia de la pieza (por decirlo de alguna manera su alma o para materializarlo más, su esqueleto).
  • El relleno (visible o no), es decir un borde de unas letras en color en una pared blanca tendría como relleno de la letra el propio blanco.
  • El borde, que es lo que define la forma de la letra. A veces visible (en un wild style) o a veces invisible (en un estilo 3D).
  • El fondo, que a veces será la propia pared (se puede decir que no tiene fondo) y otras tendrá uno o varios colores.
  • La nube, que es un plano de color detrás de las letras pero que no rodea toda la superficie alrededor (pueden ser formas circulares, cuadrados, estrellas y un sinfín de formas).
  • Power Line, una línea exterior al contorno que, generalmente sive para separar la pieza del fondo.
  • Brillo, líneas que dentro del relleno de la letra van pegadas o semipegadas al borde exterior de la misma.
  • Destello, que puede formar parte o no de los brillos e intenta emular un destello de luz.
  • 3D, que puede ser de muchas clases: a un color o a varios, con colores planos o degradados, con puntos, opacos, del mismo color que el borde, pueden ser también a modo de sombra paralela, llegar hasta el suelo.
  • Remates, como los serif en las tipografías románicas, son pequeños adornos que no definen la forma de la letra pero si la estilizan, la compensan o la hacen más estable.
  • Conexiones, son formas que unen unas partes de la letra con otras pero no forman parte de las letras (a veces si). Su finalidad es entrelazar las letras.
  • Flechas, que las puede haber de muchos tipos. A veces forman parte de la propia letra y otras solo como elementos aislados o a modo de adorno, a veces salen de las conexiones y otras de los remates. Otras veces forman parte del fondo.
  • Firma del autor, ya que a veces lo que pone en la pieza no es el nombre del autor, sino una frase o palabra, por lo que este estampa su firma para dar a conocer su autoría.
  • Inscripciones que complementan la pieza, como grupos a los que pertenece, dedicatorias, año, etc. Pueden ir a modo de tag o bien formar un subconjunto de letras más modesto que el principal.

Técnicas

Rotuladores y aerosoles han sido siempre los medios por excelencia del arte del graffiti. Desde los mítico Pilot, pasando por los Edding y otros rotuladores de tinta, estos evolucionan en cuanto a grosores y carga. También sufren gran proliferación los aerosoles, y dentro de ellos, sobre todo las boquillas con diferentes fines. Aparte de estas dos herramientas se han venido usando todo tipo de utensilios: tizas, velas, piedras e incluso ácido han sido usado para dejar marcas. Se sabe que los primeros utensilios para dibujar en los vagones de metro eran en principio pinceles y pintura hasta el descubrimiento del spray (aerosol).

Rotuladores

En un principio valía cualquier cosa. Por ejemplo, en el Nueva York antiguo, Pray utilizaba una llave con la que rasgaba su nombre en los metales pintados (más tarde se descubriría que Pray era una venerable anciana que se dedicaba a poner su nombre al más puro estilo «escritor»). Los primeros marcadores eran de un tamaño pequeño, el tradicional Edding 2000 de unos pocos milímetros de grosor y punta redonda es un buen ejemplo hasta que se instaló con éxito el Pilot de punta cuadrada de 1 × 1 cm. Fue muy utilizado por los escritores. Algunos querían ir más allá e incluso se fabricaban sus propios rotuladores utilizando envases de pegamento con sistema de muelle (lo que hoy se conoce como camaleones), botes de pegamento de barra vaciados y con una punta casera acoplada.

Generalmente se usaba la esponja de los borradores de las pizarras del colegio (eso sí, sin estrenar, puesto que si estuvieran usados, las partículas de tiza podrían obstruir el paso de la tinta). Incluso se llegaban a rellenar recipientes de Canfort para zapatos. El repuesto preferido solía ser laca de bombilla, un material bastante económico y viable además de disponer varios colores. El inconveniente es su poca resistencia al sol, dejando los tags prácticamente invisibles después de varios días.

Con el tiempo los rotuladores caseros han dado paso a otros más sofisticados. Aparte de rotuladores de tinta aparecen rotuladores de témpera, con lo que ahora, aparte de haber más colores, los que hay son cubrientes, es decir, existen colores claros aptos para escribir en superficies oscuras, lo que hizo que se ampliasen el número de superficies susceptibles de ser atacadas. Generalmente se los llama Posca, debido a que la marca más extendida se llama así. Llevan un sistema de muelle y bola mezcladora debido a que los materiales que contiene son más espesos que la tinta y hay que asegurar la fluidez.

No sólo varió la tinta sino también el grosor de los rotuladores. Desde el camaleón de 1,5 × 1 cm de punta, pasando por el 20 mm de 2 × 1cm y llegando hasta un linterna de 3 × 1 cm, lo que da más vistosidad y mayor tamaño a las firmas. Pero la escala sigue subiendo y nos encontramos con el Ultra Wide o espátula, que aumenta el ancho a 4 cm (aunque es más fino y más estrecho, de ahí el nombre de espátula y que parezca un desodorante).

Haze, un viejo escritor noyorkino, se especializó en su uso. Por si esto fuera poco el último invento del mercado ha desencadenado en el Biggie, llevando la punta a un grosor de 5 × 1 cm, casi el doble que la revolucionaria linterna. Desde el punto de vista comercial la cosa acaba aquí, pero en ansia de los escritores en su búsqueda del «todavía más» les lleva a sacarse a la calle una esponja y humedecerla con tinta. El resultado es de imaginar: Trazos tan grandes como el tamaño de la esponja. Y, sin duda, el último grito: derramar directamente la tinta del bote sobre la superficie ¿Es este el grado extremo? No, por si fuera poco ya no basta con el tamaño o la cantidad de tinta derramada sino que ahora se busca que esta sea indeleble. Hacia el 98 llega desde Italia la temeraria tinta Inferno originaria para tintar zapatos y pieles que pasa a sustituir a la tradicional Industrial (más negra pero más fácil de eliminar) que hasta el momento se había estado usando en España.

Los escritores cargan sus rotuladores con esta tinta, cuya principal característica es la de su poder de penetración en los poros de las superficies más pulidas, haciendo en algunos casos imposible la eliminación total de la pintada, tornando su original color negro en un gris de un tono bastante oscuro después de un duro frotado incluso con los más fuertes disolventes. No contentos con el ya debastador poder de la tinta milanesa, los escritores le añaden «pluses» a la sustancia, como por ejemplo el aceite negro residual de los motores de coche, o una especie de bolas que se desacen convirtiéndose en un polvo negro que fomenta el agarre de la tinta a la superficie. Todo esto, especialmente la tinta Inferno, trae de cabeza, por un lado a los dueños de los comercios que demandan una solución al problema, y por otro pone en jaque a las autoridades, una vez más.

Aerosoles

La técnica por excelencia del graffiti es el aerosol, el spray. Las razones son su convencionalismo, sus abundantes colores ya mezclados, su relativa limpieza, su fácil uso. Aunque todas estas ventajas de las que hoy gozan sus usuarios no son otra cosa que el fruto de la evolución de los primeros propelentes técnicamente muy pobres. Cabe mencionar algunas de las marcas que se usaban en los inicios de la «escritura» en Nueva York por su importancia: Los genuinos Krylon, los Rust-Oleum o los Red-Devil son los más destacados entre muchos otros (Lucas, Broma, Utilac, etc).

En España a mediados de los ochenta destacaba la marca Novelty, que podían encontrarse en tiendas de barrio, droguerías, etc. Los botes se presentaban en envases de 200 ml y 400 ml. A pesar de su gran capacidad cubriente la gama de colores era muy escasa, por lo que también se comenzó a utilizar la marca Duplix, pintura especial para coche, que ya se encontraba en grandes almacenes y tiendas especializadas, aunque esta pintura era más acuosa y cubría peor, puesto que estaba pensada para retoques y no para grandes superficies. Otra marca a destacar era Pictex, una pintura muy cubriente, tanto que se obstruían con facilidad. Su precio era muy económico lo que provocaba grandes colas en el Rastro de Madrid los Domingos por la mañana (desde las 6:30-7:00) puesto que era el único sitio donde se vendían.

A principios de los noventa la mítica Spray Color era mejorada por Felton Spray, llegando a ampliarse aún más la gama, pero todavía era insuficiente. Esto, una vez más, tocó la fibra sensible de los escritores sacando a relucir su ingenio creativo. Se inventó la manera de mezclar los colores pasando la pintura de un spray a otro ¿El método? El gas de uno de los botes se calentaba y el del otro se enfriaba. Luego se le quitaba a los dos difusores el punto por el que salía la pintura y en los nuevos orificios se introducían los dos extremos de un tubo de tinta gastado de un bolígrafo Bic. Se insertaban cada boquilla en el correspondiente bote, se presionaba a la vez y el bote con aire caliente llevaba la pintura al otro consiguiendo que se mezclasen los dos y obteniendo un tercero. Había una manera similar que consistía en inyectar pintura directamente a un bote, habiendo sido este previamente congelado para evitar que se escapase el gas o la transfusión directa de un bote a otro mediante un trozo de tubo de Bic.

Hacia el 92 surge en Barcelona un cambio importante cuando dos escritores (Moockie y Kapi) abren Game Over, tienda especializada en graffiti. Se dedicaron a la venta de Felton Spray y posteriormente se empezó a oír la marca Montana, que es la líder actual. En cuanto a los difusores se encuentran con dos tipos de boquillas o caps: macho y hembra. Las primeras en la parte inferior tienen un tubito que entra en la válvula del bote hembra. Las segundas al contrario, tienen en la parte inferior un hueco en el que entra el tubo del bote macho. A su vez las boquillas, independientemente de que sean macho o hembra, tienen diferentes características en cuanto al tipo de trazo que realicen (finos o gruesos, limpios o difusos, redondos o direccionables)

También se encuentran los Fat cap (boquillas de trazo grueso) que sueltan más cantidad de pintura, son capaces de hacer un trazo con un grosor de 20 cm, por lo que son idóneos para rellenar grandes superficies. Por otro lado están los Skinny cap (boquillas de trazo fino) que sueltan menos cantidad de pintura permitiendo trazos de varios milímetros, ideales para detalles. Las skinny han pasado a sustituir el viejo truco de meter una aguja en el punto difusor para obstruirlo y reducir el grosor del trazo. Otro elemento diferenciador de boquillas es el hecho de que tengan falda (siendo más ancha y cómoda para el dedo) o no. Actualmente existen las llamadas crestas (boquillas con falda pero de cabeza estrecha) con una forma hergonómica que se adapta perfectamente al dedo de su usuario.

Hoy en día los botes más destacados y utilizados a nivel mundial son los de la marca española Montana. La razón es que está concienciada de que los consumidores más habituales de spray son los escritores de graffiti y esto le ha llevado a hacer mejoras tanto en la calidad de la pintura, como en el diseño de los botes, accesorios, productos. Siempre encaminándolos en este campo. Podrían destacarse otras marcas a nivel europeo como Felton, CRC, Sparvar, Belton, Molotov.

Otros métodos

Por último mencionar otros elementos alternativos a estos dos como los rayadores (piedras o bujías) para cristales, destornilladores para chapas, rodillo y brochas con pintura plástica, ácidos que corroen el cristal de manera permanente o incluso tizas, velas. Llegando hasta la más tolerante de las nuevas tendencias: las pegatinas, carteles y demás intervenciones urbanas.

Fuentes