Gran Caverna de Constantino

Sistema cavernario Constantino
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Sistema Cavernario Constantino.
UbicaciónSierra de Galeras, Viñales, Pinar del Río
Fecha de descubrimiento1987Grupo Borras
Clasificación espeleológicaSistema Cavernario

Sistema cavernario Constantino. En 1987 un acontecimiento cambió la vida del grupo “Pedro Borrás” de la Sociedad Espeleológica de Cuba (SEC). el descubrimiento del Sistema de la Gran Caverna del río Constantino, el cual con una extensión total actual de 10 247 m, ocupa la mitad occidental del macizo cársico de la Sierra de Galeras, Municipio de Viñales, Pinar del Río, Cuba

Sinopsis

Este grandioso Sistema de cavernas, resultado del trabajo de exploración a su vez de un gran colectivo espeleológico, resume en sí mismo 20 años de paciente y perseverante labor de nuestro Grupo en aras de arrancarle muchos de los secretos que aún guarda este fascinante y en algunos aspectos excepcional aparato cársico subterráneo, coronado con el hallazgo de 2 importantes depósitos paleontológicos con más de 100 restos de monos fósiles endémicos (que constituye el récord de su tipo en el área de Las Antillas) así como 3 géneros y 3 especies de vertebrados extintos también nuevos para el Cuaternario cubano. Además, el descubrimiento en el Sistema Cavernario de Constantino de varias cuevas de valor arqueológico (ceremoniales y funerarias), entre ellas una importante estación de la grafica rupestre antillana; el hallazgo de espeleotemas no descritas antes para la Espeleología cubana (las denominadas por nosotros como miscelagmitas y anemopinulitas), la presencia aquí de una complicada y rica geología estructural resultante de una neotectónica relativamente fuerte que permanece activa, convierten en conjunto al Sistema de Constantino en un extraordinario escenario para el estudio de la Geología del Carso. Se presentan en este documento promocional, algunos resultados gráficos de los estudios realizados por nuestro Grupo en el Sistema, originado por la actividad reogénica (fluvial en el carso tropical de montañas bajas del occidente de Cuba) por un total de 9 corrientes fluviales alóctonas de diferente funcionamiento y caudal y al menos, 5 niveles de cavernamiento superpuestos e intercomunicados, con salidas a ambos lados del macizo carsificado. El Sistema Cavernario de Constantino de cara al siglo XXI ofrece a través de este documento, una valoración personal del Consejo Científico del Grupo Borrás de la SEC acerca no sólo de su actualidad, sino de las perspectivas para exploraciones futuras que aún deben realizarse.

Introducción

En este documento, se exponen los resultados de 20 años de estudio y exploración continua de este gran Sistema de cavernas fluviales actuales y pretéritas, con unas 32 vías de acceso intercomunicadas (bocas de la Gran Caverna de Constantino), la principal de las cuales puede ser localizada en el sumidero del undécimo arroyo que perfora la Sierra de Galeras por su vertiente sur (río de la antigua vega del Sr. Constantino.

Esta intrincada y compleja red de galerías y cavernas interconectadas, ha sido explorado por nuestro colectivo tras el incentivo de un estudio preliminar realizado a distancia (teledetección) a partir de la interpretación estereoscópica de fotografías aéreas, pancromáticas a escala 1:62 000, del vuelo americano de Cuba del año 1956, así como la fotointerpretación posterior de otros materiales aerocósmicos como son: fotos aéreas a escala 1: 31 200 del Proyecto 3,840 de 1983, el uso de imágenes espaciales espectrozonales a escala 1: 260 000, tomadas por un satélite soviético en el año 1988, así como imágenes multiespectrales en RGB a escala 1:110 000 del LANDSAT, todo lo cual posibilitó el montaje de un esquema fotogeológico de la fracturación neotectónica del macizo carsificado de la Sierra de Galeras y el desciframiento de otras posibles cuevas absorbentes (ponores) y transfluentes, en los extremos terminales de algunas fallas importantes.

El levantamiento topográfico del Sistema ha sido realizado mediante el uso de diferentes tipos de brújulas de geólogo con clinómetros acoplados, así como longímetros metálicos y de tejido, y el uso ocasional de un equialtímetro (nivel geodésico), utilizado para la nivelación de los diferentes pisos de cavernamiento.

En el caso de los estudios litogenéticos (espeleotemas), así como de algunos análisis de sedimentos subterráneos, se han realizado difractogramas de rayos X (por cortesía del Laboratorio Central de Mineralogía “José Isaac del Corral” y del Centro de Investigaciones y Proyectos de la Industria Básica, CIPINB). Para los estudios cronológicos de una parte del material paleontológico del Cuaternario de Cuba que ha sido hallado en la caverna, se contó con la colaboración especial del Museo Americano de Historia Natural y del laboratorio Beta Analytic Inc. del estado de Florida, USA.

Geoespeleología

El Sistema Cavernario de Constantino ocupa actualmente toda la mitad occidental del macizo carsificado de la Sierra de Galeras, Municipio Viñales, provincia de Pinar del Río, Cuba. Está formado por un total de 9 corrientes subterráneas de distinto funcionamiento hidrogeológico. Posee además un total general de 46 vías de acceso o entradas, de las cuales 32 de ellas se corresponden con ell Sistema directamente comunicado (la Gran Caverna del Constantino). Con una espeleometría lineal actual de poco más de 10 Km. de galerías subterráneas (10 247 m), este subyugante sistema cavernario podría llegar a duplicar su longitud total conocida, partiendo del presupuesto de que, de los 5 niveles de cavernamiento presentes en el aparato cársico, bien representados y estudiados en el sector del Constantino, solamente han sido completamente explorados hasta hoy en cambio a lo sumo dos niveles, en los restantes cauces subterráneos que conforman el Sistema.

Este Sistema posee una complicada espeleogénesis reogénica o fluvial de montaña, que de acuerdo a la Tipología Geólogo – Geomorfológica de las Cavidades Cársicas de Cuba (Jaimez y Gutiérrez, 1993; 2000) pertenece al grupo de cavidades del grupo tectónicas, subgrupo eutectónicas (participación de grietas y fallas neotectónicas activas como soluciones de continuidad), al tipo genético reógenas (por la corrosión acelerada de los arroyos de montaña), al subtipo eureógenas (del griego Eu que significa “buenas” o típicas reógenas). Desde el punto de vista de su funcionamiento hidrogeológico y de acuerdo con la tipología propuesta en este sentido por Molerio (1975) y Acevedo (1979), se trata de un Sistema mayormente transfluente (en sólo algunos casos formado por cauces absorbentes) mientras que de acuerdo a la Clasificación Genética de las Cuevas de Cuba de Núñez Jiménez (1967) y de Núñez Jiménez et. al (1984), se trata de un Sistema de cavidades de tipo fluvial, pertenecientes al subtipo Cuyaguateje.

El Sistema se ha desarrollado fundamentalmente entre rocas calizas pertenecientes a la Formación Guasasa (del Jurásico Superior (Oxfordiano superior) hasta el Cretácico Inferior (Cenomaniano o Turoniano), con un buzamiento estratigráfico en el sumidero del río Constantino de aproximadamente unos 70 º al sureste (70 º a 135). La constitución geológica de estas rocas en el área que ocupa el Sistema Cavernario es muy compacta (muy dura), recristalizada (criptocristalina, micrítica) y fuertemente tectonizada, siendo particularmente expresivo el agrietamiento y fallamiento neotectónico en muchos sectores interiores de la Gran Caverna, donde resulta posible apreciar claramente las improntas de fallas activas y sus espejos de fricción (planos de fallas), así como brechas tectónicas y “cataclastos” (bloques ciclópeos y cuadrangulares que suelen formar grandes conos de derrumbes, caídos por efecto del rechazo elástico y fricción en zonas de fallas activas o semiactivas de acuerdo con Jaimez (1991) y Jaimez & Gutiérrez (1992). La principal estructura neotectónica disyuntiva que controla este aparato cársico subterráneo fue denominada provisionalmente por los autores con el nombre de trabajo de falla “Bengala”, tratándose de una extensa falla de transformación, de orientación nordeste, y buzamiento aparente del plano de falla de unos 82 º al sureste. Su distribución espacial en relación al macizo carsificado Sierra de Galeras es transverso – diagonal, por lo que corta el mismo y se adentra luego en las Alturas de Pizarras del Norte donde gira gradualmente hacia el este y permite su comprobación sobre otras litologías en este caso no carsificables, por el afloramiento de verdaderas cataclasitas en ocasiones milonitizadas (brechas tectónicas, espejos de fricción, milonitas). Esta estructura parece estar aún activa o haberlo estado hasta hace poco, por cuanto ha sido la causante evidente de un brusco desplazamiento meandriforme de unos 200 m al este del río Ancón (principal corriente superficial de la zona a la que tributa el río Constantino y todos sus afluentes subterráneos) y que se expresa tanto a nivel de cauce como de la primera terraza aluvial). Considerando este desplazamiento y partiendo del presupuesto de que la morfología fluvial asociada es de edad a lo sumo del Pleistoceno, es razonable entonces suponer una velocidad aproximada de desplazamiento lateral de la falla de transformación de unos 0.13 mm/año, lo que viene a ser casi el doble de la velocidad promedio de los movimientos verticales hallados hasta el presente para el resto del grupo montañoso de la Sierra de los Órganos (0.07 mm/año), de acuerdo con datos de Iturralde – Vinent (1988). No obstante lo anterior hay que decir que, observaciones más recientes realizadas, sugieren una velocidad de desplazamiento lateral posiblemente superior a la cifra antes ofrecida, hipótesis que se encuentra actualmente en estudio y revisión.

La falla con el nombre de trabajo “Bengala” parece ser por tanto una estructura que permanece aún activa y es posible que la misma sea la principal responsable de un gran número de sectores y galerías derrumbadas e incluso colapsadas, incluidas zonas con derrumbes que se produjeron entre 1991 y 1998 (como en el nivel superior del sumidero del arroyo La Aguada conocido por Cueva de la Jutiona), donde se desplomó y desapareció completamente del escenario subterráneo, un corredor estrecho y alto de unos 10 m de largo, que anteriormente unía la boca de esta alta espelunca con el cauce subterráneo del arroyo La Aguada, hoy sólo salvable con el uso de cuerdas.

Litogénesis

El Sistema Cavernario de Constantino no constituye un palacio deslumbrante en cuanto a abundancia de espeleotemas; entre otras razones debido a la ya explicada deformación neotectónica que presenta. Por ello, los grandes procesos clásticos y microclásticos prevalecen imponiéndose sobre la morfología litoquímico – reconstructiva en buena parte del Sistema. No obstante, en los pocos “sectores estables” en donde se han podido conservar las formaciones secundarias, estas ofrecen espectáculos bellísimos y en algunos casos únicos en Cuba. Tal es el caso de 3 nuevos tipos de espeleotemas únicamente reportados y estudiados hasta el momento para esta caverna por el Grupo Borrás de la Sociedad Espeleológica de Cuba. Ellas son: las denominadas por nosotros como anemopinulitas (pinulitas distorsionadas al parecer por la acción del viento, al presentar todas sus ejes axiales desviados en una misma dirección:), y las “pinulita-antoditas” que no son otra cosa que formas pavimentarias tipo pinulitas, pero con el aspecto de flor o de rosas de varios pétalos.

Aún más llamativas y extrañas por su composición, génesis, y distribución, resultan ser las denominadas por nosotros como miscelagmitas (del latín “miscere” que significa mezclar, mezcla), y que son raras estalagmitas completamente deleznables, de color blanco grisáceo hasta gris claro, formadas por mezclas de carbonatos, cloruros, y sulfatos en su composición de sales, así como valores de hasta un 60 % de arcilla montmorillonita. Estas formaciones son hasta ahora únicas en Cuba del Sistema Cavernario de Constantino, en donde pueden observárseles en agrupaciones de hasta decenas de ellas, en sectores del cuarto y quinto nivel de cavernamiento (Galería de la Permanencia, Salón del Pequeño Michael, y Balcones de La Caneca). Su origen parece estar relacionado con migraciones geoquímicas desde zonas con lentes de esquistos y pizarras cuarcíticas en la parte superior de la Sierra de Galeras, como eventuales fuentes de aporte de cloruros, sulfatos, y arcilla montomorillonita.

Paleontología y Sedimentología

El Sistema Cavernario de Constantino ostenta el mayor registro de primates fósiles conocidos dentro del grupo insular de Las Antillas, asociados en su mayoría con la especie endémica y extinta Paralouatta varonai (Rivero y Arredondo, 1991), descubierto en esta caverna entre 1987 y 1996 por el Grupo Pedro Borrás de la SEC, así como también 6 órdenes, 9 familias, 17 géneros, y por lo menos 21 especies de otros vertebrados terrestres extintos del Cuaternario cubano.

Figura 4
Figura 4(a,b,c,d): Vistas frontal (A), lateral (B), superior (C), e inferior (D) del cráneo de una especie de mono endémico y extinto de Cuba (Paralouatta varonai), descubierto por el Grupo Borrás de la SEC en una cueva del Sistema Cavernario de Constantino. Este importante hallazgo puede decirse con certeza que marcó un hito en la historia de la Paleontología Cuaternaria de Cuba y marcó también la historia del colectivo de referencia.

Es de destacar la presencia aquí de 3 géneros y también 3 especies nuevas para la Paleontología cubana, descubiertas todas por el Grupo Pedro Borrás de la SEC en este Sistema Cavernario, las que además de la antes citada especie de mono fósil son: Bubo osvaldoi (Arredondo y Olson, 1994), especie de ave rapaz nocturna no reportada antes en Cuba (Fig 5) y Galerocnus jaimezi (Arredondo, 1997), nuevo género y especie de perezoso de mediano tamaño, conocido en su estado fósil únicamente hasta el presente en esta localidad (Figura 6 6).


Figura 5
Figura 5: Diferentes vistas del tarsometatarso de Bubo osvaldoi (B, C, y D) en comparación con sus congéneres del continente (E) y con la rapaz gigante del género Ornimegalonix (A), la mayor de su tipo conocida hasta hoy en Cuba.

La presencia de depósitos fosilíferos en varios sectores y galerías de esta Gran Caverna, parece estar relacionada con condiciones muy favorables para la mineralización de los restos de estos animales (entidades reelaboradas, tafonómicamente hablando), los que muestran una intensa tenacidad y coloración pardusca, pardo oscuro, hasta negro, y que parecen estar asociadas con una epidiagénesis a partir de mezclas de minerales de Calcita (CaCO3), Siderita (FeCO3) y Anquerita (Ca (Mg,Fe) [CO3]2). Lo anterior tiene como base, el descubrimiento del mineral secundario Nontronita (ferromontmorillonita), descifrable en los análisis de rayos X (pico 15.4), el cual es predominante en la matriz consolidada y en los sedimentos fosilíferos arcillosos de la Cueva Alta y de la Cueva del Mono Fósil, ambas del Sistema Cavernario de Constantino (recientemente ha sido descubierto el mineral secundario Nontronita (ferromontmorillonita) en su estado natural (físico) entre grava y sedimentos friables del fondo del Pozo No. 1 (pozo principal) de la Cueva de Mono Fósil, Sistema Cavernario de Constantino (Jaimez, 2006: inédito. Expedición “Constantino 20 Aniversario”. Febrero del 2006).

Betejtin (1970), señala que en el proceso de meteorización, la Nontronita se descompone paulatinamente formando hidróxidos de hierro, cuyos nódulos y concreciones ferruginosas se pueden observar claramente en el microscopio mineralógico, así como adosados en algunos huesos de primates (y en especial al hueso coxal) así como en el de otras especies de vertebrados terrestres hallados en los depósitos de ambas espeluncas. La presencia del mineral Nontronita en estos sedimentos, así como de cuarzo alfa (picos 3.339 – 3.34), de mica moscovita (pico 2.5683), y de hidromica (pico 4.46), constituyen un elemento que refuerza la hipótesis acerca de que estos depósitos han sido transportados y redepositados desde las elevaciones colinosas limítrofes, por la intervención de corrientes alóctonas al carso (paleocauces actualmente extintos), uno de los cuales podría ser probablemente la recién descubierta por nosotros Cueva de Quitacalzones (entrada del quinto nivel del Sistema), al parecer una antigua cueva absorbente ubicada a 30 m sobre el nivel del sumidero del río Constantino, casi directamente encima de la Cueva del Mono Fósil.

Figura 6
Figura 6: Vistas anterior y posterior del fémur de un nuevo género y especie de edentado (Megalonichidae) del Cuaternario de Cuba (Galerocnus jaimezi: Arredondo, 1997), hallado también por el Grupo Borrás de la SEC en el interior del Sistema Cavernario de Constantino. Nótese el escaso desarrollo del segundo y tercer trocánter (trocánter tertius), sólo ligeramente prominentes en este nuevo género.

Todo ello sugiere en resumen, que estos depósitos subterráneos y la rica fauna fósil ocasionalmente descubierta en ellos, no proceden probablemente de animales que murieron en las propias espeluncas donde aparecen, sino que en este caso perecieron posiblemente en el valle contiguo (polja marginal o de contacto de la vecindad del Sistema) y sus cadáveres fueron eventualmente arrastrados por una crecida fluvial hacia alguna de las cuevas citadas (Cueva de Quitacalzones con migración gravitacional lenta posterior hacia las cuevas Alta y del Mono Fósil) antes de su total descomposición orgánica.

Arqueología

El Sistema Cavernario de Constantino es un rico escenario para el estudio del arte rupestre y la prospección arqueológica. Hasta el presente, han sido descubiertas por nuestro Grupo en este singular Sistema, un total de 25 diseños pictóricos de la etapa precolombina cubana, los que pueden desglosarse en 15 dibujos en color negro y 10 petroglifos (de ellos 5 petroglifos rayados sobre la pátina de arcilla de la pared de la cueva y otros 5 petroglifos rayados sobre previo ahumado de la pared de la cueva

La Fig. 7 muestra un bello petroglifo de aspecto “rediforme” (o en estructura reticular) rayado por el artista primitivo sobre la pared de la cueva, previamente ahumada de manera intencional con una cuaba.

Figura 7
Figura 7: Petroglifo geométrico sobre ahumado, de aspecto reticular, en la Cueva de los Petroglifos, Sistema de la Gran Caverna del Constantino; espelunca única de su tipo en Cuba, donde coexisten las 4 técnicas conocidas de ejecución del arte rupestre (precolombino) en nuestro país.

Esta espelunca es en opinión del desaparecido fundador de la Espeleología cubana, Dr. Antonio Núñez Jiménez, la única cueva cubana donde coinciden las 4 técnicas conocidas de ejecución del arte primigenio. Ellas son: dibujo, ahumado, rayado, y rayado sobre ahumado (Núñez Jiménez et al, 1990).

Recientes estudios en este fascinante templo del arte rupestre cubano y mas específicamente de sus pictografías lineales, han demostrado que en la Cueva de los Petroglifos nuestros aborígenes tuvieron una intención bien marcada a la hora de ejecutar sus grafías: la de representar por algún motivo la presencia del número 10 y sus múltiplos en muchas de ellas. Este hecho al parecer estuvo sustentado en la antigua práctica primitiva de contar con los dedos de las manos y los pies, cuyo origen social tiene como argumento etiológico, el hecho de que estas comunidades se vieron en la necesidad de registrar y transmitir las estructuras cada vez más complejas del desarrollo de sus procesos técnicos, sociales, y psicológicos, tanto en el orden cualitativo como cuantitativo, desarrollando un simbolismo numérico basado en el simbolismo del hombre y el cosmos: el hombre en su nacimiento, pies, y manos, y el cosmos representado en sus fases lunares en su relación con el cómputo del tiempo, como un problema biólogo-social y de subsistencia. (Gutiérrez Calvache, 2002). Todo ello ha permitido reafirmar para esta localidad el criterio sostenido por un grupo importante de investigadores que consideran los números mágicos como el límite inicial del cálculo utilitario del hombre. (Gutiérrez Calvache, 2002).

El estudio de la gráfica rupestre encontrada en esta localidad, así como de los datos obtenidos de las evidencias materiales de otros sitios arqueológicos cercanos a la Cueva de los Petroglifos y el descubrimiento en la Solapa del 5to Centenario del Encuentro de Dos Mundos, de osamentas de tres individuos aborígenes: uno masculino, otro femenino de entre 18 y 24 años y un infante de 3 años de edad al momento de muerte (Rivero de la Calle, 1992), han permitido concluir que tanto las evidencias materiales encontradas en sitios arqueológicos del área objeto de estudio (Cueva del Sajanal, Cueva de los Petroglifos, Cueva de Arriero, Solapa V Centenario y otros), así como la morfología y motivos del arte rupestre y la información socioeconómica derivada de este conjunto de evidencias, indican la presencia en todo momento en esta área de comunidades en un estadio medio de la etapa económica de apropiación del período Arcaico de Cuba, organizada por núcleos económicos de carácter gentilicio. (Gutiérrez Calvache, 2002).

Ecología y Biogeografía

El clima de gran parte de la región en que se encuentra enclavado el Sistema Cavernario, se corresponde con la llamada variante climática zonal del trópico de cáncer (la más difundida en Cuba) y que es la de un “clima tropical estacional y medianamente húmedo” (Aw, de acuerdo con la clasificación climática del mundo establecida por Koeppen (tomado de Barranco y Cisneros 1988), con precipitaciones medias anuales que oscilan entre los 1400 y 1600 mm para la mayor parte del macizo. No obstante, algunas áreas menores distribuidas hacia la zona central de la región, suelen presentar variantes climáticas mucho más húmedas (tropical estacional húmedo), con valores de precipitaciones medias anuales superiores a los 1600 y en ocasiones a los 1800 mm. El coeficiente hidrotérmico es mayor que 1,2 durante la mayor parte del año (mayo a noviembre).

Los suelos formados sobre los mogotes cársicos de la región son muy pobres (Leptosoles líticos según el sistema de clasificación del Soils World Reference Bases (FAO-Unesco, 2000), caracterizados por una alta rocosidad y muy escasa profundidad efectiva para cualquier clase de actividad agrícola, por lo que su vocación fundamental está destinada a la protección y conservación ecológica. Sin embargo en los valles fluvio-cársicos que marginan la Sierra de los Órganos por sus límites norte y sur (poljas marginales o de contacto) así como en el algunas grandes poljas cársicas típicas como la del Valle de San Carlos, los suelos son mucho más desarrollados y han podido evolucionar aquí, dando lugar a potentes espesores de los grupos Fluvisoles, Arenosoles, Ferralsoles, Alisoles, y Acrisoles, todos con mejores aptitudes para su explotación agrícola y ganadera (en especial para el desarrollo del cultivo del tabaco cubano).

La fauna y la vegetación de la Sierra de Galeras, parte integrante del grupo montañoso de la Sierra de los Órganos, es destacada por la presencia de condiciones extremas sobre las sierras cársicas, lo que ha dado lugar a una elevada especialización de la biota con la presencia aquí del ecosistema cársico conocido como “complejo de vegetación de mogotes”. Este se caracteriza por la presencia de cactáceas (vegetación xerofítica), de plantas petrófilas, árboles deciduos, y también de especies de árboles perennifolios, que no pierden el follaje en ninguna época del año (Capote y Berazaín, 1984).

Entre las especies más sobresalientes podemos citar la palma corcho (Mycrocycas calocoma), especie de cycadaceae endémica de esta región, considerada como un verdadero fósil viviente (actualmente protegida por las leyes cubanas), el ceibón (Bombacopsis cubensis), árbol deciduo endémico de Cuba, utilizado para producir ciertos tipos de fibras y tejidos vegetales; el ébano carbonero (Diospyros crassinervis), verdadera joya maderable de la flora tropical cubana, hoy casi extinguida en nuestros bosques), la palma de sierra (Gaussia princeps), arecaceae de porte pequeño pero muy esbelta, que constituye uno de los elementos perennifolios de los paredones subverticales de gran parte de los mogotes de la Sierra de Galeras, y el protocán (Spathelia brittonii), árbol de la familia rutaceae considerado como uno de los representantes típicos de este singular paisaje (Fernández Zequeira, 1999).

La fauna de la región, se caracteriza por presentar también altos valores endémicos. Especialmente atractivos resultan algunos grupos de arácnidos (como amblypygidaes de los géneros Phrynus y Paraphrynus), de anfibios como Eleutherodactylus symingtoni, especie de ranita en peligro de extinción, reptiles y aves endémicas de bello canto o colorido de su plumaje.

Algunas especies de reptiles endémicos de importancia en el contexto de la región son: Anolis vermiculatus (conocido con el nombre vernáculo de “lagarto caimán”, especie endémica a nivel regional), Anolis bartschi (lagarto endémico que vive de forma exclusiva sobre las rocas del carso), Leiocephalus carinatus (perrito de mogotes) y Leiocephalus macropus (bayoya), ambos también endémicos.

Existe además y como ya señalamos antes, un gran número de aves de gran interés en el área y que deleitan a los visitantes de la misma con su melódico canto en unos casos o su bello plumaje en otros. Entre las más atractivas podemos citar el escaso y amenazado zunzuncito, también conocido en Cuba con el nombre de “pájaro mosca” (Mellisuga helenae), pequeñísima ave en peligro de extinción que es considerada la más pequeña del mundo; el ruiseñor cubano (Myadester elisabeth), especie endémica de alto valor por su hermoso y a la vez metálico canto que sólo vive en esta región del occidente cubano y en menor cuantía en las montañas de Cuba oriental; el tocororo (Priotelus temnurus), especie también endémica de vistosos colores, considerada el ave nacional de Cuba y que posee abundantes poblaciones en la región. También está representada entre las aves más vistosas e importantes del área (aunque más escasa) la hermosa paloma perdiz (Starnoenas cyanocephala), especie endémica de Cuba actualmente en peligro de extinción, cuyas poblaciones se han visto fuertemente reducidas en los últimos años (Garrido y Kirkconnell, 2000; Instituto de Ecología y Sistemática, 2002).

A pesar de que la zona del valle de contacto o polja marginal establecida entre las rocas carsificables (calizas jurásicas) y los esquistos, pizarras, y areniscas no solubles de las alturas vecinas (Alturas de Pizarras) posee significativas áreas donde los ecosistemas naturales han sido moderadamente degradados por el impacto humano (fundamentalmente ganadero), al punto de que como ya dijimos antes, algunas especies de la fauna endémica regional se encuentran hoy bajo peligro inminente de extinción (en cuyo caso se extinguirían no sólo de Cuba sino del mundo, por tratarse de especies exclusivas del país), hay que decir que el sector específico de la polja de contacto o marginal donde se abre el Sistema Cavernario de Constantino, presenta un mejor estado de conservación del ecosistema natural (seminatural) clasificado como “complejo de vegetación de mogotes” (Capote y Berazaín, op. cit) y en el que se conservan en la actualidad no sólo elementos petrófilos y xerofíticos típicos de mogote, asociados a las esbeltas torres y conos cársicos, sino también “cayos – reliquias” de la vegetación de tipo bosque siempreverde mesófilo de baja altitud, con estratos de elevados árboles y abundancia de epifitas, orquídeas, y ocasionalmente grandes y vistosos helechos.

A modo de resumen podemos decir que, por los valores antes expuestos en este documento y otros que seguramente atesora aún en sus alrededores y profundidades este monumental Sistema Cavernario del río Constantino, los autores del mismo consideran que este deberá seguir siendo explorado y estudiado sistemáticamente en el futuro por parte de nuestro colectivo geoespeleológico, conjuntamente con otras instituciones u organizaciones extranjeras dedicadas al estudio y exploración del carso, las cavernas, y su medio ambiente y que se encuentren interesadas en la colaboración con nuestra ONG (Sociedad Espeleológica de Cuba), como una vía más efectiva de financiamiento foráneo que posibilite continuar develando los secretos ambientales y subterráneos de este complejo aparato cársico y como parte del proyecto de lograr en un plazo breve, la posible declaración de Monumento Nacional a favor del mismo, en reconocimiento a los valores ya referidos y como un paso loable y altamente deseable para su oportuna protección y preservación a favor de las futuras generaciones de espeleólogos y ecologistas cubanos.

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Fuente

Referencias

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