Gregory La Cava

Gregory La Cava
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Gregory La Cava en la década del 30.
Nacimiento10 de marzo de 1892
Towanda, Pennsylvania, Bandera de los Estados Unidos de América
Fallecimiento1 de marzo 1952,
Los Ángeles, CaliforniaBandera de los Estados Unidos de América Estados Unidos
NacionalidadNorteamericano
OcupaciónDirector de cine
PremiosNominado al Oscar 1936 y 1937

Gregory La Cava. Fue un director de cine estadounidense, muy popular por las películas que filmó en la década del 30 del pasado siglo, en sus comienzos trabajó como animador. Fue nominado dos veces a los premios Óscar al mejor director: en el año 1936 por My Man Godfrey y en el año 1937 por Damas del teatro.

Vida

La vida de este cineasta puede definirse como la de un artista con capacidad para llegar a las más altas cúspides de su disciplina. A diferencia de otros ilustres ejemplos aquejados de una megalomanía que les llevó a la ruina, La Cava fuerza la suerte en numerosas ocasiones y casi siempre por motivos tan sorprendentes como el deseo de viajar en una tardía luna de miel. Así, en 1921 renuncia a su extraordinariamente bien remunerado trabajo como dibujante para empezar desde cero en el mundo de la dirección cinematográfica; poco después, ya asentado como realizador, se marcha por sorpresa en alocado viaje de novios y no regresa hasta que su nombre ha quedado en el olvido y debe reciclarse en simple suministrador de ocurrencias para guionistas. Acumula durante los años treinta una serie de desplantes hacia las convenciones de la industria cinematográfica (rodar sin guión, rebasar en mucho las previsiones financieras de la productora, desaparecer de la ciudad en medio de un rodaje sin mayores explicaciones, trabajar borracho...) que le son aguantadas mientras sus películas aportan inmejorables rendimientos en taquilla. Al primer fracaso (en 1942 con Una dama en apuros, que rueda en pleno delirium tremens alcohólico) esa misma industria le pasa factura y aprovecha para quitárselo de en medio condenándole al ostracismo profesional. Es por eso también que abundan las lagunas y omisiones en torno a La Cava. Olvidado durante lustros pese a que durante la década de los treinta fue uno de los más importantes realizadores de Hollywood, gran parte de sus películas iniciales como dibujante han desaparecido e incluso se duda de la paternidad de este creador sobre otras que sí se conservan como la insólita Buried treasure. Hijo de un zapatero que un buen día decidió abandonar a la familia para irse a Alaska en busca de oro, La Cava acaricia la posibilidad de convertirse en boxeador hasta que una lesión en su mano derecha le conduce hacia la pintura. Estudia en el Art Institute de Chicago y en la Art Students League and National Academy of Design de Nueva York, pero acaba trabajando como dibujante de comics para la prestigiosa American Press Association. Harto de celebridades de papel que contribuye a crear (Krazy Kat, Torchy, Happy Hooligan, etc.) encuentra nuevo acomodo en la industria cinematográfica, donde ingresa como creador de gags y va ascendiendo hasta convertirse en exitoso director. Su instintivo sentido para la comedia, maestría en la dirección de actores y capacidad para transferir técnicas narrativas procedentes del dibujo animado a largometrajes con intérpretes de carne y hueso hicieron de este cineasta uno de los máximos exponentes de la llamada 'screwball comedy', un subgénero que se caracterizaría por argumentos en el límite de lo imposible y brillantes diálogos satíricos. Con todo, La Cava lleva al primer plano un elemento apenas presente con anterioridad como es la lucha de clases a través del contraste entre ricos y pobres. En esta línea destacan la fantasía política El despertar de una nación y Al servicio de las damas, realizada esta última durante la crisis provocada por el crack de la Bolsa de Nueva York en 1929. Pero es sin duda Damas del teatro su filme más emblemático al tiempo que marca un punto de inflexión en su filmografía: las comedias ligeras dejan paso a dramas cotidianos observados con un prisma de amabilidad y ligereza. Además, se trasluce una comprensión por los emergentes movimientos feministas que chocan curiosamente con el propio pensamiento intelectual de La Cava, firmante de incendiarios artículos periodísticos sobre las que califica como 'golfas modernas' y capaz de dirigir rotundos largometrajes antimachistas como Damas del teatro.

No obstante, su complicado carácter y el cansancio de los grandes empresarios de la industria cinematográfica impidieron que esta carrera de aciertos pudiera prolongarse en el tiempo.

Filmografía