Harpócrates

Harpócrates
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Deidad
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Religión o MitologíaMitologia egipcia
País o región de origenAntiguo Egipto

Harpócrates Era el dios del silencio, los secretos y la confidencialidad. Su culto llegó a Roma desde Grecia, a donde a su vez llegó procedente de Egipto. Es el nombre griego con el que es conocida la deidad egipcia Horpajard o Harpajered, nombre del dios Horusen Alejandría. Los griegos lo adoptaron como dios del silencio.

Iconografía

De Harpócrates, la iconografía es variada. Quedó figurado como un niño desnudo con un dedo de la mano derecha colocado en su boca. Su cabeza lleva la coleta distintiva de la pubertad y puede portar un disco solar adornado con plumas y también una cabeza del dios Bes, protector de la infancia. En numerosas estelas aparece de pie sobre dos cocodrilos, llevando en sus manos serpientes, escorpiones y otros animales dañinos, en recuerdo de su propio episodio personal. Estas estelas portan textos de tipo mágico y sobre ellas se hacía resbalar agua que luego era dada a beber a personas atacadas por animales venenosos. Harpócrates fue originario de Heliópolis, pero recibió culto en muchos lugares, como en el caso de Edfú, Coptos, Tebas, Mendes, [[Harmontisv. Desde Egipto, gracias a los cultos isíacos, pasó a toda la cuenca mediterránea. Harpócrates era hijo de Isis y Osiris.

Se le representaba como un joven desnudo con el cráneo afeitado salvo la coleta trenzada que cuelga a un lado propia de los príncipes egipcios y llevándose el dedo a la boca. Muchas veces aparece sentado sobre una flor de loto. Su aspecto más conocido es el de Horus sobre los cocodrilos, una forma tardía que representa al niño Horus de pie sobre dos cocodrilos mientras su madre busca a Osiris desaparecido. También, como un niño desnudo con el dedo de su mano derecha en la boca, portando corona real y ureus, y una coleta a un lado de su cabeza. Como símbolo del sol naciente, le representan como un niño saliendo de un loto, en la época grecorromana. En otras ocasiones se le puede encontrar sentado sobre las rodillas de su madre Isis que lo amamanta.

Algunos faraones se hicieron representar intentando asemejarse a las imágenes de Harpócrates. Tutankhamon, un joven que administró Egipto muy poco tiempo (1347-1338 a.C.), pero que es famoso porque su tumba es la única que se encontró intacta, con todos sus tesoros, se hizo representar saliendo de una flor de loto. Y [[Ramsés II (1289-1222 a. C.) fué plasmado como Harpajered al menos en dos ocasiones: en una estela del Museo del Louvre en la que aparece como un niño sentado llevándose el dedo a la boca, y en el Museo de El Cairo en una escultura de basalto que lo muestra con los mismos gestos protegido por un dios procedente de Israel llamado Hurun, muy similar al Horus egipcio por su forma de halcón.

Cuando Isis fue transformada en la diosa [[Afrodita por los griegos, Harpócrates fue asimilado a Eros, que lo consideraron hijo de Serapis e Isis y le vieron como el dios del secreto y la discreción. También se le identificó con [[Harsomtus. El niño divino que se menciona en el Libro de los Muertos, es con cierta seguridad Harpócates, al que se solía representar desnudo, con el dedo en la boca, interpretado a veces como pidiendo silencio, y en otras como el sol invernal o del amanecer, débil, desnudo y desprotegido, esperando crecer y fortalecerse.

Advierte en este caso Plutarco que: "No hay que imaginar que Harpócrates sea un dios imperfecto en estado de infancia ni grano que germina. Mejor le sienta considerarlo como aquel que rectifica y corrige las opiniones irreflexivas, imperfectas y parciales tan extendidas entre los hombres en lo que concierne a los dioses. Por eso, y como símbolo de discreción y silencio, aplica ese dios el dedo sobre sus labios" Y de ahí su atributo inconfundible, el Signum harpocraticum. De este modo, el signum harpocraticum es a la vez signo del silencio y también del secreto, del secreto que se debe guardar sobre el saber que nos es confiado y la sabiduría que no se debe revelar a quienes pueden hacer mal uso de ella, o a quienes no son capaces de guardarla con prudencia y discreción.

Así, Harpócrates, "encarnaba el secreto que, se fortalece por el silencio pero se debilita y desvanece por la revelación". Por ello se emplazaba a la entrada de los templos, para recordar a los sacerdotes y aquellos que conocían los misterios de los dioses, la prudencia y el sigilo que debían observar para cumplir esa ley.

Sincretismo

Cuando Isis fue transformada en la diosa Afrodita por los griegos, Harpócrates fue asimilado a Eros, que lo consideraron hijo de Serapis e Isis y le vieron como el dios del secreto y la discreción. También se le identificó con Harsomtus.

Culto

Su culto se desarrolla en el Imperio Nuevo y los griegos le adoran en el templo de Coptos junto a Isis y en El Mahamud, al norte de Luxor, donde aparece como hijo de Montu y Raettauy. En Edfu se muestra como hijo de Hathor y de Harsomtus. El Horus sobre los cocodrilos aparece en unos amuletos llamados cippis, del periodo tardío, que se hacen muy populares contra los animales peligrosos.

Mitología

El niño Horus aparece en los Textos de las Pirámides, en el mito osiríaco, en el cual espera a su madre mientras ésta parte en busca de Osiris, que ha sido asesinado por Seth y arrojado al río. Harpócrates permanece en Buto, cerca de una de las bocas del Nilo, al cuidado de una divinidad local.

Es el sol débil del amanecer, o el Sol invernal, desnudo y desprotegido. Pero como este Sol, se transforma en un Sol poderoso, y de débil niño se transforma en un Horus poderoso y vengador de la muerte de su padre Osiris, en el Horus guerrero, Hartomes, que vence a Seth. Formaba parte de la Enéada Heliopolitana.

Según Plutarco, Harpócrates fue engendrado por Isis y Osiris, en relaciones póstumas, naciendo antes de tiempo como un niño débil de piernas.

El niño divino que se menciona en el Libro de los Muertos no es otro que Harpócrates, al que se solía representar desnudo, cubriéndose con una mano los órganos sexuales, mientras que con los dedos índice y corazón de la otra se tapaba la boca, como instando al silencio. Esto es lo que dicen los mitólogos, y es la opinión secularmente aceptada. Exotéricamente es cierto. Este gesto siempre ha sido visto como una invitación algo admonitoria al secreto -que de tanto predicamento goza en el esoterismo-, cuando en verdad, más que prohibir, indica dónde debemos fijarnos. Nos insta a reparar en el objeto que lleva en la frente, para que establezcamos una relación entre lo visible y lo escondido. Por lo que atañe al simbolismo subyacente en la ocultación de los genitales, el mensaje es más claro y directo: la abstinencia de placer sexual, parece decirnos, pero no engendrar para engendrar o comprender, ya que la otra mano así lo indica.

Fuentes